Abusada en la biblioteca me drogan y gozo

Abusada en la biblioteca me drogan y gozo

Abusada en la biblioteca me drogan y gozo

Abusada en la biblioteca me drogan y gozo

Hola, primero de todo es de educación presentarse, me llamo Patricia y soy una chica muy educada, servicial y estudiosa.

Mi cuerpo es normal, aniñada, delgadita, unos pechos pequeñitos pero duros y un culo respingón que hace a más de uno girarse para mirarlo dos veces.

Pelo largo moreno, ojos claros y labios gruesos, los chicos me miran mucho a ellos cuando habón conmigo cosa que me pone nerviosa.

Pero les cuento… habían llegado los examenes finales y estaba agotada de tanto estudiar, los días pasaban demasiado deprisa, y la cantidad de materia de cara a los examenes finales era enorme. Pasaba los días en la biblioteca estudiando hasta que literalmente me echaban de allí apagando las luces.

Era muy amiga de Sergio, el chico alemán de Erasmus de la biblioteca que estaba en la recepción y que amablemente me buscaba la información que necesitaba en cuanto se la pedía, ahorrandome así mucho tiempo.

Yo sabía que volvía loco a Sergio, mi cuerpo de niña mala, mis minifaldas siempre cortas enseñando mi cinturita estrecha, y mis sugerentes escotes que dejaban ver, pese a no tener mucho pecho, un par de pelotitas siempre apretadas por mis sujetadores que parecía que se me iban a salir de la camiseta.

Sergio no se quedaba atrás, aunque no era el típico guapito de cara, su cuerpo era grande y fuerte, como a mi me gustaban. No descartaba ronronearle un poquito cuando acabaran los exámenes, pero ahora debía estar por mis temas.

Ese día fue como todos los demás, todo el día en la biblioteca de la Universidad, comiendo a deshoras y estudiando hasta el agotamiento, tan agotada estaba que ese día me quedé literalmente dormida sobre los apuntes.

Cuando me desperté molesta por la posición, pude comprobar que alguien me había atado a la mesa con unas cuerdas que me apretaban las muñecas muy fuerte. La verdad es que la broma no tenía ninguna gracia. Además parecía que se había hecho muy tarde y yo estaba sola, no veía a nadie más en ninguna de las mesas contiguas.

Empecé a intentar soltarme pero comprobé al instante que mis músculos no respondían a mi cabeza.

Sentía perfectamente todo a mi alrededor pero era incapaz de mandar ninguna orden a mi cuerpo,

Afortunadamente escuché ruido y vi que Sergio se acercaba a mi junto a otro chico, igual de musculado y alto que Sergio, quien me miraba con los ojos muy abiertos.

Intente pedirles ayuda, pero me era totalmente imposible articular palabra.

Ellos empezaron a hablar pero la voz de ambos sonaba como lejana, aunque estaban ya muy cerca de mi. El acento de ambos era extranjero, debían de ser los dos alemanes, y cuando empece a entender lo que decían me di cuenta de que lo que iban a hacer no era  precisamente a ayudarme.

– Sergio, esta es tu amiga? Esta súper buena.

– Ya te lo dije Bern llevo días mirándole el culo cuando se levanta a coger libros para estudiar.

– Si si, coger es lo que vamos a hacerle hoy…

Ambos reían a boca plena y hasta un hilillo de baba resbalaba por la comisura de sus labios.

Sergio empezó a acariciarme mirando mi reacción, que aunque tenía los ojos abiertos y les veía perfectamente, era incapaz ni de chillar ni de resistirme.

– Ves Bern? Lo que me dijo aquel tipo es verdad, aunque parezca que nos mira, está completamente drogada. Ni siente ni recordará nada, nos vamos a poner morados con su cuerpo.

– No me lo creo, la chica está fingiendo y te quieres reír de mi.

– No no, tócala si quieres, es como la muñeca de plástico que tenemos en el piso pero de carne y hueso, y está mucho más buena.

Bern no tardó ni un momento y con una mano pellizcó uno de mis pelones fuerte, para posteriormente retorcerlo como si quisiera sacármelo del sitio. Ese día iba sin sujetador pues mis pechos pequeñitos se aguantan perfectamente con un top ajustado.

Sentí perfectamente el dolor, pero apenas pude soltar un pequeño gemido de dolor.

– Tio es verdad Sergio, ni se ha quejado, y le debe haber dolido. Esto es de verdad.

Sergio me levantó el top por encima de las tetas y agarro mi otro pezon y empezó a retorcerlo a la vez que Bern.

Los retorcían a un lado y hacia otro, y los empujaban hacia arriba y yo sentía que mis tetas se tensaban y se iban a salir del sitio.

– Que buena está la niña estudiosa, mira como se le ponen duros los pezones Bern, debe de sentir nuestras caricias.

– Sergio, yo no pienso parar de retorcer estas peritas, que morbo me da. No se queja y hasta parece que le guste, mira que ojos más abiertos y como suelta aulliditos.

– Que zorra, ni lleva sujetador y como tiene de empinadas y duras las tetas. Da gusto pillar unas tetas así.

Cada uno a su ritmo, me estrujaban las tetas, me las pellizcaban y me retorcían los pezones. El dolor era terrible pero mi cuerpo empezaba a excitarse y mucho, nunca me habían tratado de esa manera, con tan poca educación y avisando así de mi cuerpo.

Bern fue el primero el golpearme una teta, como el que abofetea una cara, de lado a lado, con su mano plana. Mirando mi expresión.

– Has visto Sergio, la ostia que le he metido y ni se ha quejado. Mira la marca, tiene marcada toda mi mano en su pecho. Lo blanquito que era y de pronto se ha puesto rojo.

Bern se reía y no tardó nada en imitar a su amigo, golpeándome el otro pecho aún más fuerte.

– Así Patricia, que ganas tenia de golpear esas tetas tan bonitas que tienes y ponerlas rojas.

Siguieron así tiempo, alternando cachetes, con bofetadas más fuertes y sobretodo amasando y apretando mis pechos.

Igual uno me apretaba un pecho hasta prácticamente hacerlo reventar que el otro alternaba cachetadas con una mano y otra, disfrutando al ver como se bamboleaba mi pecho de un lado al otro.

Pronto mi cuerpo dejó de recibir dolor y mi interior empezó a humedecerse.

El tratamiento de mis pechos, que de inicio era duro, empezó a gustarme y excitarme. Pese a que los apretaban, pellizcaban y golpeaban, aquella mezcla de dolor, excitación y toqueteó por aquello dos chicos que realmente no estaban nada mal me estaba empezando a gustar demasiado.

Digamos que me estaba sintiendo “muy perra”.

Imaginaba que después de meterme mano se irían, cuando yo estaba deseando que realmente me penetraran allí mismo los dos, de forma salvaje hasta romperme enterita.

Después de tanto examen y días de estudio llevaba bastante tiempo sin sexo y mi cuerpo necesitaba una buena ración de salchicha alemana.

– Sergio, te la vas a follar? Yo no me atrevo, ya me lo estoy pasando bien metiéndole mano.

– Venga Bern, esto hay que aprovecharlo, no se está enterando de nada, mira como tiene de marcadas las tetitas y ni se mueve. No va a poder ponerse sujetador en días.

– No me atrevo, follatela tu mientras yo le como las tetas.

Bern agarro mis pechos con ambas manazas y empezó a chuparme los pezones, empezó besándolos pero rápidamente su lengua empezó a trabajarme la punta de los pezones.

Dios mío como chupaba aquel tipo, yo ya estaba chorreando.

Me chupaba los pezones, me aplastaba las tetas e incluso me las mordía sin piedad.

No me di ni cuenta de cómo Sergio me iba quitando la ropa interior y acomodando encima de la mesa para levantarme la falda y quedarse contemplando mi barriguita y mi rajita.

– Has visto Bern, ese coñito fresquito, yo creo que la niña está chorreando. Su cuerpo debe sentir nuestras caricias y responde, la pienso partir por la mitad.

– Sergio, haz lo que quieras, yo hasta que no le arranque las tetas a bocados no pienso parar, estoy disfrutando mucho.

– Mira que ombliguito más lindo, pienso meterle polla hasta que sienta que le llega al ombligo, que para eso tengo esta buena polla.

Y si, realmente tumbada boca arriba como estaba pude ver que el bibliotecario tenía la mayor polla que jamás hubiera visto.

Se la movía con la mano arriba y abajo y vi como sacaba un condon y se lo ponía lentamente.

Por mi podría habérmela clavado allí mismo a pelo, pero la verdad es que estaba tomando sus medidas, los alemanes deben de ser así de meticulosos.

Sentí perfectamente como entraba, de forma fácil pero hasta el fondo, llenándome completamente, como una mano que utiliza un guante apretado y se lo coloca bien ajustado.

Yo me moría de placer y sentía como su palo duro avanzaba dentro de mi desgarrándome y haciéndome sentir cosas que nunca había sentido.

– Bufffff, que apretada y que mojada está, me voy a correr al instante, estoy por explotar.

Bern no solo me penetraba, sino que con ambas manos me tenia apretada de la cintura y con ambos pulgares presionaba contra mi ombligo.

Era real que quería sentir la punta de su capullo dentro de mi barriga, y el ombligo era la parte más cercana en ese momento, sin duda, a la punta de su monstruosa polla.

Con movimientos salvajes me penetraba, golpeando a cada embestida mi cuerpo y con él,la mesa de la biblioteca, sin dejar de apretarme fuerte la cintura y hundiendo sus pulgares en mi cuerpo hasta dejarme prácticamente sin respiración.

Yo estaba en el séptimo cielo, sin saber si me moría allí ahogada, empalada o de placer.

En ese momento sentí como me mojaban la cara, el amigo Bern se estaba pajeando y se corría abundantemente sobre mi, pero estaba tan drogada que no pude ni cerrar los ojos.

Sergio no tardó mucho más, afortunadamente para mi que tenía ya el cuerpo, la espalda, la barriga y mi apretado ombligo insensibles de tanta acometida.

Gritando en alemán se corrió como una bestia dejando caer su cuerpo sobre mi.

– Has visto Sergio? Es como nuestra muñeca pero en tía buena y con un cuerpo perfecto. Mira como le he dejado la cara de semen.

– De verdad, la hemos dejado hecho unos zorros a la zorra, tenemos que desatarla y dejarla como estaba. Que no se note nada.

La verdad es que debía de estar para una foto, toda la cara llena de leche, los ojos abiertos, el top subido hasta el cuello y las tetas rojas y destrozadas de tanto golpe y pellizco.

Y para rematar la minifalda levantada y abierta de piernas, afortunadamente se habían puesto un condon, sino estaría también chorreando leche por la entrepierna.

– Sergio, si la dejamos así mañana se la folla toda la Universidad, reía Bern.

Sergio sin embargo estaba por faena, me limpio la cara con una toallita mojada, me puso la ropa interior, y me vistió como si no hubiera pasado nada.

Desatándome y dejándome apoyada sobre la mesa en posición como si me hubiera quedado dormida.

Al ponerme la cabeza entre los brazos sobre la mesa me quede sin visión, y escuche como se alejaban entre risas y piropos.

– Que pajote me he hecho Sergio, que buena estaba tu amiga, ya me lo decías pero te quedabas corto.

– Anda tonto que podrías habértela cogido, vaya coñito te has perdido, no ves otro así en tu vida.

Y al rato… todo fue silencio y oscuridad.

Supongo que pasaron horas y fui zarandeada por el guardia de noche de la Universidad, supongo que avisado horas después por ambos amigos.

– Despierta chica, te debes haber quedado dormida estudiando, a casa que aquí no puedes estar.

Me dolía todo el cuerpo, especialmente las tetas y la barriga, pero ya notaba que podía moverme y al levantarme comprobé que podía andar hasta casa.

Al llegar a casa dormí de bien como nunca, después de comprobar al verme las tetas en el lavabo que aquello no había sido un sueño.

Las tenía totalmente rojas e incluso moradas en algún lado, con alguna señal de dientes sobre uno de mis pechos.

Tarde unos días en ir a la biblioteca pero ni pensaba denunciar los hechos (pasaba de líos y la verdad que había disfrutado mucho) ni pensaba dejar de estudiar allí pues sitio en casa no tenía.

Lo mejor fue la cara de lujuria que vi perfectamente en Sergio al verme entrar.

– Hola Patricia, cuanto tiempo sin verte, y eso?

– Nada, me dormí un día en la biblioteca y debí coger frío pues he estado resfriada.

– Si Patricia, que mal me sabe, me alegra verte.

Si, ese alemán tan educado y atlético me había reventado en la mesa de al lado y su amigo se había corrido en mi cara, todo ello después de darse un homenaje con mis tetas.

Me despedí y ande a una mesa, no sin volverme y ver como Sergio me estaba mirando el culo como sospechaba.

Si Sergio … perdiste la oportunidad de partirme también este culito tan lindo que gasto.

Espero que les guste mi primer relato y no duden de comentarme y escribirme sus sugerencias o gustos por email.

Soy una chica inquieta que le gusta tener fantasías… como a todos!!!

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