Casada cogida vecino joven ella es infiel por primera vez
Casada cogida vecino joven ella es infiel por primera vez
Casada cogida vecino joven ella es infiel por primera vez
Soy una mujer de 41 años, casada, con dos hijos adolescentes, uno de 12 y otro de 17 años, mi matrimonio ha sido muy feliz y quitando alguna pequeña crisis mí esposo y yo siempre nos hemos querido y respetado en estos 19 años de matrimonio.
Mi nombre es Norma y desde muchos años trabajo junto con mi esposo en una agencia inmobiliaria que el ya poseía cuando nos conocimos y gracias a la cual siempre nos ha ido bastante bien económicamente hablando, soy rubia, de estatura media y aunque los años pasan factura puedo decir que aun mantengo unos pechos mas o menos firmes y un culo bonito, nunca he tenido que pasar por el quirófano pero mi trabajo me ha costado mantener una figura atractiva a mi edad y sobre todo bastantes horas de gimnasio.
Aunque yo siempre he sido una mujer muy activa sexualmente hablando mi marido no se parece en nada a mi en ese aspecto, cuando nos casamos el solo había tenido otra pareja mientras que yo había tenido algunas mas, nunca fue un hombre muy pasional pero se desenvolvía con soltura en la cama y eso me bastaba, pero desde hace unos 5 años su físico ha experimentado un fuerte bajón, mi esposo tiene 8 años mas que yo y desde hace ya bastante tiempo prácticamente no se cuida, eso y su ya de por si falta de ímpetu sexual a echo que en los últimos años mi vida sexual haya estado mas bien apagadilla.
Lo que les voy a contar ocurrió hace tan solo una semana y jamás pensé que algo así podría llegar a ocurrirme y mucho menos que yo fuera capaz de actuar como lo hice, desde que nos casamos vivimos en la misma casa, un chalet a las afueras de la ciudad en una pequeña urbanización clase media- alta donde todos los vecinos nos conocemos desde siempre, mis vecinos han visto crecer a mis hijos y yo he visto crecer a los suyos, sobre todo a Carlitos, un jovencito de 18 años que tan solo contaba con 3 años cuando el y sus padres llegaron como nuestros vecinos de enfrente.
Aunque yo siempre me había llevado muy bien con Carlitos y sus padres, al igual que mi esposo y mi hijo pequeño, mi hijo Eduardo a pesar de contar con una edad casi idéntica a la del vecino nunca se había llevado muy bien con el, mi hijo Eduardo es mas bien solitario y tiene una vida social mas bien escasa, todo lo contrario que Carlitos, un joven con una estética de esas que llaman bakalas y que no paraba en casa quieto, su madre siempre me contaba que estaba bastante preocupada por las altas horas a las que volvía de noche y por las compañías que frecuentaba, problemas que yo no tenia con mi hijo Edu que rara vez salía de casa por la noche.
Pero bueno, vamos a ir al grano, hace una semana mi esposo decidió llevar a mis 2 hijos a Madrid para ver el partido entre el Barcelona y el Real Madrid así que aquel fin de semana iba a estar sola en casa, era la noche del viernes a eso de la 1 de la madrugada cuando me iba a dormir cuando escuche el timbre de la puerta, pensé en no abrir la puerta ya que no esperaba a nadie y mucho menos a aquellas horas pero volvieron a llamar insistentemente así que me puse la bata y baje a abrir la puerta.
Era mi vecina con su hijo Carlitos y su esposo estaba en la acera de enfrente dentro del coche.
«Perdona que te moleste a estas horas Susana, mi hermano ha tenido un accidente de trafico y nos han llamado pq esta ingresado en el hospital, no parece muy grave pero no voy a quedarme tranquila hasta que vaya a verlo con mis propios ojos, ya sabes que mi hermano es de Asturias y tenemos que irnos ya si queremos estar allí para mañana por la mañana, quería pedirte si podías quedarte este fin de semana con Carlitos, se que es un favor muy grande pero a pesar de los años que tiene no me fió un pelo de el y no quiero dejarle solo en casa no vaya a liar alguna»
Todo aquello me pillo de sopetón pero conocía a mis vecinos desde hacia muchos años y en alguna ocasión nos habían echo favores como aquel así que no pude negarme.
«Tonterías, no te preocupes, Carlitos puede quedarse aquí el tiempo que haga falta, ahora lo importante es que tu hermano este bien»
«Muchas gracias Susana, te lo agradezco»
«Nada, nada, no pasa nada, venga Carlitos pasa que te preparare la habitación de invitados».
Prepare para Carlitos la habitación de invitados y le deje que se fuera a dar un baño mientras yo ya me preparaba para esta vez si, irme a la cama pero antes de llegar a mi habitación escuche a Carlitos gritar.
«SUSANA, no encuentro las toallas»
Recordé que en el baño de la habitación de invitados nunca había toallas pq era un baño que rara vez se utilizaba dado que no solíamos tener nunca esa habitación ocupada mas que alguna vez que vienen familiares en la navidad, fui a mi baño y coji una toalla, se la lleve a Carlitos y entre en el baño para dársela cuando lo que vi. me dejo pasmada.
Nada mas entrar y al escuchar la puerta, Carlitos se dio la vuelta completamente desnudo como estaba, quedando ante mí la polla mas enorme que jamás hubiera visto en mis 41 años de vida, me quede helada sin decir nada.
«Muchas gracias Susana, muy amable»
Se acerco a mi y cojio la toalla de mi mano mientras yo seguía clavada en el sitio sin poder dejar de mirar aquella enorme herramienta.
«Susana, estas bien»
En aquel momento caí en la cuenta de lo que estaba pasando, vi. en el espejo como mi cara adquiría un color rojo y mirando al suelo dije
«Lo siento mucho Carlos, no pensaba que estarías desnudo, pensé que aun no te habrías quitado la ropa»
«No pasa nada hombre, hay confianza, además no es la primera vez que me ves desnudo mujer»
Me alegre de que la tensión de aquel momento hubiera desaparecido gracias a las palabras de Carlos y deseándole buenas noches Salí del baño y me fui a mi habitación.
En efecto no era la primera vez que veía a Carlitos desnudo pero la ultima vez que le había visto como dios le trajo al mundo fue hacia 10 años en Benidorm en uno de los veranos que pasamos juntos con sus padres en el apartamento que ellos tenían en la playa y desde luego por lo que había visto entre las piernas de aquel muchacho, había cambiado mucho desde la ultima vez.
Ya en mi habitación me asegure de cerrar con el cerrojo la puerta de mi dormitorio para hacer lo que siempre hacia las noches que pasaba sola en casa, busque en el cajón inferior de mi mesita y saque un consolador que se asemejaba a la polla de un hombre negro, como ya dije al comenzar mi relato, mi vida sexual era desde hacia años muy limitada y yo había descubierto en mi amigo de plástico una forma de desfogarme cuando mi esposo no estaba en casa, pero aquella noche fue diferente, nada mas sacar el consolador de la mesita me vino a la cabeza la imagen de la polla de Carlos, debía tener un grosor como mi muñeca y una longitud de unos 20 centímetros, por lo que había visto era mayor que el juguete de plástico que yo tenia entre mis manos y cuando me desnude y comencé a masturbarme no pude por mas que lo intente apartar de mi cabeza la imagen de aquella joven polla y muy a mi pesar me abandone a la imaginación y diciéndome a mi misma que no había nada de malo en aquellas simples «fantasías» acabe masturbándome con pasión pensando en que la polla de aquel jovencito me penetraba por todos mis orificios.
A la mañana siguiente me levante temprano, había conseguido volver a pensar en mi vecino como en aquel niño que había visto crecer y no como en una polla andante, me puse cómoda y baje a preparar el desayuno, Carlitos no tardo en levantarse y bajo a la cocina en calzoncillos, al verle me quede un poco parada pero pensé que visto lo visto teníamos la suficiente confianza como para verle en calzoncillos, además el era solo un crió y yo una mujer casada y con un hijo de su edad, así que seguramente Carlos me vería como a su propia madre.
Cuando le acerque el café para el desayuno no pude evitar echar una rápida ojeada a su paquete y para mi sorpresa pude ver como estaba algo empalmado, en aquel instante caí en la cuenta de que la ropa que me había puesta no era del todo adecuada para cuando había invitados en casa, era una camiseta que tenia hacia años y que actualmente me quedaba muy ceñida así como unos pequeños pantalones de sport que anteriormente habían pertenecido a mi hijo.
«Oye Susana, podrías decirme que te parece mi polla»
Aquella pregunta me sorprendió tanto que se me cayó la cafetera al suelo partiéndose en mil pedazos.
«Co…como has dicho?»
«Si hombre, las tías que me follado dicen que es enorme pero son unas niñatas, yo quiero saber que piensa una mujer de verdad, una que tenga edad para haber visto unas cuantas»
«Esa pregunta esta fuera de lugar, no seas grosero y comete el desayuno niño»
Trate de salir de aquella situación como buenamente pude pero aquel muchacho se estaba revelando como el macarra que los vecinos y que su propia madre pensaban que era.
«Joder, no me seas remilgada, tenemos confianza coño, además ayer vi. como al entrar al baño te quedabas alucinada con la vista clavada en mi polla así que supongo que debió sorprenderte un poco»
«Mejora tus palabras mocoso o tendré que lavarte la boca con jabón, lo de ayer fue sin querer, yo pensaba que estabas vestido, no te creas que quería verle la colita a un niño como tu, yo no soy ninguna de esas niñatas con las que sales y presumes así que menos bravuconadas y comete el desayuno»
Carlitos no supo que responder y yo había salido del paso lo mejor que había podido, no me había acobardado y había utilizado las mismas armas que el para responderle, la chulería y la prepotencia y además había aprovechado para ridiculizarle dejándole claro quien era allí el adulto y quien mandaba, no podía permitir que aquel chaval se creyera que podía hablarme como a uno de sus colegas o de sus chicas.
«Si te crees que con esas payasadas me vas a comer lo llevas claro, yo desayuno a diario chulitos como tu, ahora desayuna mientras limpio este estropicio»
Dicho esto me di la vuelta y me arrodille para limpiar el café y los trozos de cristal del suelo de la cocina, estaba en ello cuando vi. que Carlos se había levantado y acercado a mí, me quedé parada y sin saber exactamente por qué fija mirando al frente justo a su paquete que me quedaba a la altura de la cara. Pasaron unos segundos de indecisión y en ese momento él se aproximo más hacia mí y puso su paquete exactamente delante de mi cara. Yo miré hacia arriba, y fue entonces cuando él terminando de aproximarse completamente me cogió decidido por la parte de atrás de la nuca y empezó a rozarme su paquete contra la cara. Yo, al principio mi reacción instintiva fue echarme hacia atrás, pero sin saber por qué, no lo hice. Su presión en mi nuca se hizo más fuerte haciéndome algo de daño al tiempo que el roce y el sobe de su ya paquetorro contra mi cara se hizo más violento.
Yo notaba por momentos como la polla se le iba haciendo cada vez más enorme, en ese momento no se que ocurrió, debí zafarme y levantarme, darle una bofetada y ponerle la cara del revés, llamar a sus padres y decirles el sinvergüenza que tenían por hijo pero no lo hice, me invadió una sensación indescriptible de deseo que me hizo restregarme a mí contra su paquete por propia iniciativa. Fue entonces cuando él advirtiendo mi participación, comenzó a bajarse los calzoncillos, al poco apareció la polla de la noche anterior, la polla más gorda, dura y bonita que jamás hayan contemplado mis ojos, el doble que la de mi hijo mayor y unos 5 cm mas que la de mi esposo, así como mucho mas gorda.
«Susanita, no te voy a comer con ninguna payasada, mas bien eres tu la que me la va a comer ahora mismo, así que abre la boca que yo ya me he tomado mi desayuno y ahora eres tu la que va a desayunar carne en barra»
Aquellas groserías en vez de molestarme como hubiera sido lógico no hicieron mas que calentarme aun mas, mi cabeza trataba de reprimirse, de salir de aquella situación pero mi cuerpo se estaba entregando sin dudarlo al deseo que aquella polla ejercía en mi.
Como es fácil imaginar la boca se me hizo agua en ese mismo instante, y yo creo que se me abrió no sé si de la sorpresa o de las ganas que tenía de comerme y saborear aquél pedazo de carne absolutamente enorme, en un santiamén la tenía bien metida y empecé a chuparla como si me fuera la vida en ello,era increíblemente dura y suave al mismo tiempo y además, tenía un sabor espléndido. Puedo asegurar que era la polla mas sabrosa que jamás me hubiera comido, a esas alturas mi chochito estaba ya completamente mojado y palpitaba de ganas, pasaron apenas un par de minutos de mamada y mi vecinito empezaba a ponerse más excitado todavía a juzgar por sus movimientos de cadera y por lo durísimo de su rabo.
En ese estado me la sacó de golpe y me cogió de la barbilla interrumpiendo la mamada, me cogió por los brazos e hizo que me levantara, me arranco de un tirón la vieja camiseta dejando mis enromes tetas libres ante el, me las agarro con fuerza y empezó a apretujarlas, luego, dándome la vuelta hizo que me tumbara y apoyara mi pecho y mis brazos sobre la mesa de la cocina.
Me abrió de piernas y situado en cuclillas empezó a recorrer suave mi culo con su cara y sus manos, la situación me tenía muy cachonda, mis tetorras estaban aplastadas contra la mesa, el corazón me latía fuerte y deseaba que lo inevitable llegara por fin,en esto que mi vecino se incorporó y tiró con fuerza de mis pequeños pantalones hacía abajo y en el tirón se llevó con ellos las bragas. Allí estaba yo, con todo mi culazo en pompa a merced de vecino que ya se afanaba en explorármelo.
«No has sido muy buena anfitriona Susanita y por eso voy a castigarte, te voy a encular hasta que me pidas mas y mas, te voy a romper el culo por zorra»
Dicho esto comenzó a golpearme con fuerza mi trasero, me lo palmeaba con saña y violencia y tras mis primeras quejas y pinchazos de dolor he de reconocer que me estaba calentando y excitando cada vez mas.
Al mismo tiempo, él, advirtiendo mis quejidos mezcla entre la excitación y el dolor de los golpes, más se animaba a machacarme con sus azotes, mientras no dejaba de meterme un dedo en el ano y otro en mi chochito totalmente encharcado desde hacía un montón de rato,de repente mi vecino se incorporó y en una actitud violenta se apoyó contra mí, y en ese instante percibí el calor de su polla gorda y suave apoyada contra la carne de mi culo, en eso que cogiéndose la polla me la situó justo en el agujerito de entrada de mi culito y empezó a empujar.
Yo empecé a gritar ante lo que se avecinaba
«Déjame hijo de perra, te voy a matar, vas a ir a la cárcel desgraciado, mi esposo y mi hijo te mataran»
«Jajaja, cállate estupida, tu esposo y tu hijo son unos mamones, me gustaría que el gilipollas de tu hijito estuviera aquí para ver como le rompo el culo a su mama»
Mi vecino hizo aún más presión como animado por quejas y empujando con una fuerza casi violenta me metió por el ano toda el pedazo de cabeza rosada y enorme de su polla, mi reacción de dolor no se hizo esperar, sentí como si me rajaran el culo de abajo arriba en aquél preciso instante, el dolor fue insoportable y empecé a gritar para que se apartara pero el lejos de apartarse continuó empujando, y al final sentí como todo aquél pedazo de carne se terminó de abrir camino y quedó completamente empotrada e instalada en mis intestinos.
El dolor seguía y mi excitación se paralizó por momentos. Sin embargo, a los pocos segundos y a medida que él empezó a moverse de atrás a adelante, sentí un calor, una quemazón enorme en mi ano al tiempo que una sensación de cosquilleo como nunca antes había sentido, Carlitos empezó a bombearme el culo, y como si algo extraño hubiera de repente explotado dentro de mí, empecé a sentir mucho gusto, y sobre todo, ganas de que siguiera y lo hiciera más y más rápido, pues a medida en que me follaba, aquella sensación nueva para mí iba en aumento, mi vecino se estaba prácticamente volviendo loco, me follaba y me follaba el culo sin compasión, importándole una puta mierda lo que yo pudiera estar sintiendo, el sólo parecía interesado en horadarme, en taladrarme el culo con su enorme nabo, al tiempo que me cogía las tetas.
Cuando él percibió que a mí la maniobra empezaba a hacerme efecto, imprimió todavía mayor aceleración a sus vaivenes y en ese estado, pasados apenas dos minutos noté el orgasmo, el orgasmo mas intenso que jamás había sentido.
Lo que yo sentí ese día con la polla de mi vecino empalada en mi culo no lo había sentido nunca antes en toda mi vida, el percatándose de mi situación, terminó de imprimir más fuerza a sus embestidas y al final nos corrimos los dos juntos a gritos y como locos, os juro que jamás en mi vida había sentido nada igual, el culo me ardía de calor y de dolor, pero el placer había sido inmenso.
Carlitos me sacó la polla y la tenía algo manchada de sangre, sin duda su follada había sido en extremo salvaje y mi culo virgen y estrecho no estaba preparado para recibir semejante pedazo de rabo y con unas embestidas como las que aquel cerdo me metió. Yo me di la vuelta y me subí las bragas como pude absolutamente zombi, estaba mareada e ida con una sensación de cansancio total. El culo me dolía horrores, me senté en la silla como pude y mi vecino empapado en sudor se sentó a mi lado.
«Ha estado bien verdad que si Susanita, mis padres no vienen hasta mañana por la noche y tu esposo y tu hijo tampoco así que aun te quedan algunas folladas que soportar jodida putilla»
No le dije nada, solo podía mirarle, era un cerdo, un hijo de puta, pero aquel cabron me había follado como nunca antes lo había echo nadie, me había echo sentir tanto placer como nadie me había echo sentir jamás.
Tras la enculada a la que me había sometido, mi vecino se vistió y me dejo en casa diciéndome que se iba a dar una vuelta y que ya volvería a la hora de la cena, cuando cerro la puerta de la casa yo todavía estaba sentada en la cocina con mis tetas desnudas y mi culo dolorido, subí al piso de arriba y me di una ducha, mientras el agua caía por mi cuerpo no podía dejar de pensar, no sabia que hacer, en todos mis años de matrimonio jamás había sido infiel a mi esposo y tampoco jamás lo había deseado hasta aquel día, se podía decir que mi vecino me había violado pero yo sabia que eso no era del todo cierto, yo no solo no me había resistido sino que lo había gozado como una autentica puta.
Nada mas terminar de ducharme me vestí y me fui de mi casa, estuve dado vueltas durante horas sin saber que hacer, pensé en llamar a los padres de Carlitos, en llamar a mi esposo e incluso en llamar a la policía pero todas las opciones me echaban para atrás pq de ningún modo quería que nadie se enterase de que aquel muchacho me había follado por el culo como a una perra, solo el echo de pensar en que mi esposo y mis hijos supieran lo que había echo me echaba para atrás en mi idea de avisar a nadie, así que volví a casa sin haber encontrado una respuesta a mi problema.
Cuando entre en casa me lleve una sorpresa mayúscula, allí estaba Carlitos que no se de que manera había conseguido entrar en la casa.
«Joder, ya era hora coño, ¿donde te has metido? He tenido que colarme por el jardín
No me dejo tiempo a decir nada, aun no había reaccionado ante la sorpresa de encontrármelo nuevamente frente a mi en mi casa cuando se acerco a mi y cojiendome entre sus brazos me arrincono contra la puerta de entrada de la casa, me metió toda la lengua en mi boca,con una mano estrujaba mis pezones y la otra la metió bajo el vestido toqueteándome el coño, hasta que sentí los jugos descendiendo por mis muslos.
Me deshice de su abrazo como pude y me quede mirándole impotente.
«Osea q te vas a volver a hacer la remilgada, esta bien, vas a ser tu la que me suplique que te folle, ya lo veras putilla»
Trate de salir de la casa pero Carlitos me agarro fuerte antes de que consiguiera abrir la puerta, me tiro en el suelo, era mas grande que yo y tenia bastante mas fuerza, no podía resistirme, me desnudo con violencia, rasgando mi vestido negro de seda, arrancándome el sujetador y rompiendo con fuerza mis braguitas dejándome desnuda y completamente a su merced, el muy cabron empezó a pasar sus dedos arriba y abajo por mi húmeda raja mientras me mordisqueaba los pechos.
Se arrodilló sobre mí, besándome y lamiéndome por todas partes, recorriendo con sus labios y su lengua, mi boca, mis hombros, mordiendo y chupando todo mi cuerpo, pasó la lengua por mis pechos y tomó mis ardientes pezones entre los dientes, empezó a chupar y morder alternativamente y luego jalando, con un poco más de fuerza cada vez, hasta que sentí que mis tetas y mi coño iban a estallar de placer por mucho que yo tratara de negarlo, sin dudarlo, hundió su rostro en mi entrepierna.
Separó mis labios con los dedos, introdujo su lengua en mi vagina y comenzó a follarme con ella, Carlitos lo lamía como un bebé hambriento, jugueteaba con su lengua con la puntita de mi clítoris y luego volvía a hundir su lengua en mi coño, realizando movimientos rotatorios en su interior, hasta que consiguió que me corriera, luego me introdujo un dedo hasta en fondo, sin dejar de comerme el clítoris.
Justo en ese momento se detuvo y me miro con una sonrisa, yo sabia lo que aquel cabron pretendía, me había ganado, lo había echo, había logrado que deseara que siguiera, yo quería que aquel niñato siguiera comiéndome el coño, quería que me follara, agarre con mis manos su cabeza y la dirigí hacia mi coño pero el se zafo y se levanto del suelo, fue a la cocina y regreso con una caja de Donet mientras yo seguía tirada en el suelo, desnuda y expectante.
«Después de tanto rechazo tendrás que hacer algo para recompensarme si quieres que continué»
El muy cerdo no quería solo follarme, quería humillarme, quería que fuera yo la que se lo suplicara y para mi desgracia no podía evitarlo.
«Follame, por favor, hazlo, follame»
«Jajaja, eso esta mucho mejor, pero no es suficiente, no solo yo me he sentido rechazado, también mi amigo»
Dicho esto se levanto y se bajo los pantalones y los calzoncillos dejando nuevamente ante mis ojos aquel monstruo que me había roto el culo esa misma mañana, estaba fláccido pero aun así tenia unas dimensiones impresionantes.
«tendrás que convencer a mi amigo para que te perdone»
Yo sabia lo que quería así que me acerque a el gateando y bajando mi cabeza hasta su enorme polla la agarre sumisamente con mi mano derecha y me la metí en boca.
Comencé a chupar aquella polla que poco tardo en comenzar a crecer y crecer dentro de mi boca, pronto no cabía mas que la mitad y a pesar de eso, solo con la mitad de aquella polla en mi boca, mi cavidad bucal se hinchaba por completo, Carlitos se divertía sacando su polla de mi boca y golpeándome la cara con ella, como si me abofeteara.
«Chupame las pelotas»
Yo obedecí, me metí sus 2 enormes pelotas llenas de pelo en la boca y las chupe con ganas, luego pasaba mi lengua por toda su polla, desde la base hasta la punta donde me entretenía lamiendo y chupando su glande, besaba la punta de aquella polla como si se tratara de un ídolo al que había que adorar, Carlitos me agarraba de la nuca y me obligaba a tragarme su polla hasta que la punta rozaba mi campanilla y me provocaba arcadas, desde su posición podía verme reflejada en el espejo del salón, arrodillada ante su polla con mi cabeza entre sus muslos bajando y subiendo a ritmo acompasado mientras su polla entraba y salía una y otra vez de mi boca, mi garganta se fue acostumbrando ante tamaña herramienta y en alguna ocasión conseguí tragarme tres cuartas partes de aquella polla aunque no lograba tragármela hasta la empuñadura como el pretendía.
La imagen para cualquiera que nos hubiera visto debía de ser de autentica película porno, un muchacho de apenas 18 años sentado en un salón con una mujer madura entre sus piernas completamente desnuda cuya cabeza se limitaba a moverse de arriba abajo al ritmo de la mamada, Carlitos me saco la polla de la boca y comenzó a agitarla delante de mi cara, yo me asuste pensando lo que pretendía, jamás nadie se había corrido en mi cara y no quería que mi vecino lo hiciera, siempre me había parecido algo repugnante, pero aquel cerdo tenia otra cosa pensada, cojio uno de los Donet de la caja que había traído de la cocina y tras un sonoro grito se corrió abundantemente sobre el Donet, dejándolo cubierto de semen.
«Como estoy seguro de que no has cenado nada, esto es para ti, un rico bollo con leche merengada recién ordeñada, jeje»
Mire con cara de asco aquel Donet y me negué por completo ante aquella guarreria pero ante mi negativa Carlitos se levanto y dijo que se iba, cojio su pantalón para vestirse y una punzada me subió desde el coño.
En ese momento estaba claro, estaba caliente como una perra en celo y no podía permitir que aquel macho se fuera sin follarme bien follada, así que hice de tripas corazón, coji aquel Donet cubierto de semen y me lo comí poco a poco, mirándole fijamente a los ojos sin decir palabra, tuve un par de arcadas pero conseguí tragármelo todo sin rechistar.
«Muy bien, así me gusta, has sido buena y por ello tendrás tu premio, has comprendido que aquí mando yo así que ven».
Me acerque a el y cojiendome por los brazos me levanto del suelo y me subió en brazos por la escalera hasta mi habitación de matrimonio donde me deposito delicadamente sobre la cama, luego el se tumbo en la cama, con los brazos cruzados sobre la cabeza.
«Mi amigo es todo tuyo, disfruta de el»
Estaba como loca y me deje lleve por la pasión que ese crió había desatado en mi empecé chupando y mordisqueando sus pezones y acariciándole la polla.
Luego le pellizqué la polla y lo huevos, lo que hizo que su amigo se pusiera nuevamente duro, la verdad es que desde el momento en que me enculo aquel crió me había alagado, mi marido prácticamente no me tocaba así que cuando aquel muchacho estaba loco por follarme el culo se había encendido algo dentro de mi, Carlitos me había echo sentir deseada, una cuarentona que era capaz de poner en pie de guerra a un soldado como el que Carlitos tenia entre las piernas
Su virilidad estaba fuera de toda duda, menuda juventud, divino tesoro, a pesar de la corrida de la mañana y de la mamada de hacia unos minutos, aquella enorme polla estaba dispuesta a seguir repartiendo su néctar.
Era la polla más hermosa del mundo, nunca me han obsesionado los tamaños, pero aquello era demasiado, de verdad, la impresionante tranca de mi vecino era propia de un Titán, aquella polla se levanto por tercera vez aquel día tan dura y rígida como la primera vez, como una torre desde la que su dueño se disponía a conquistar todos los coños que se le pusieran por delante.
Fui directamente a sus partes para chuparlas y morderlas tanto como me fuera posible, la cogí con mi mano y esta se veía insignificante, apenas abarcaba la mitad. Dudaba de que aquella cosa entrara en mi agujero después del esfuerzo sobrehumano que había echo anteriormente para que entrara en mi boca, aunque claro, si pudo entrar en mi culo, podía hacerlo en mi coño.
Agarré la tranca entre mis labios, pasé la lengua por toda su extensión, mordí suavemente y, a continuación, me la metí en la boca y la succioné con deseos incontenibles. Dejé que la saliva me resbalara por la barbilla para que la polla le quedara bien lubricada y fui acompañando la acción con un movimiento de mi mano arriba y abajo, al tiempo que con la mano libre le palpaba los huevos.
Carlitos empezaba a gemir con la polla en mi boca, pero ahora era yo quien tenía el control, empecé a mamarle la tranca con frenesí, metiéndola en mi boca hasta sentir arcadas, alternando con movimientos de bombeo de mi mano y succiones fuertes en el glande que provocaban un chasquido en mi boca. La punta de su rabo, que tenía forma de corazón, era de un rojo brillante por la saliva. Yo seguí chupando y succionando su piel aterciopelada, tragando sus primeros jugos al tiempo que me admiraba de las dimensiones que estaba tomando el agujero de la punta de su nabo. Deseaba tragar sus cremosos líquido esta vez directa de la botella, mis tabas y prejuicios habían quedado a un lado y mis hijos y esposo olvidados, en ese momento solo tenia tiempo para aquella polla maravillosa.
En ese instante Carlitos se incorporo y echándome sobre la cama me montó y con parsimonia y destreza, empezó a penetrarme. ¡Dios, era tan grande!.
Por un momento pensé que no lo resistiría cuando me llenara todo el coño, pero al fin me sentí perfectamente y el comenzó a moverse rítmicamente mientras yo le acariciaba y mordía el pecho. Claro, al principio solo pudo meterla unos cuantos centímetros en mi coño, pero con el fluir de mis jugos, pudo hundir sus 20 centímetros hasta el fondo de mi agujero. No paré de correrme desde el instante en que mis flujos comenzaron a mojar su polla.
«¿Te gusta mi polla, zorra?», preguntaba Carlitos, mientras me cabalgaba con furia.
«¡Si, Carlitos, me gusta mucho tu enorme polla!»
«Como que Carlitos, ahora soy Carlos para ti, ¿acaso crees que esta polla es de un Carlitos?»
Estaba totalmente desatada «No, claro que no, este enorme ariete es propio de un semental llamado Carlos, vamos, sigue, follame».
«FOLLAME FUERTE Y HASTA EL FONDO»
Me olvidé de mi marido para entregarme por completo a Carlos, yo le pertenecía en ese momento, lo único que me interesaba era que me follara sin parar.
De un golpe me ensarto hasta el fondo, haciéndome gritar de tan violenta metida, pero al tiempo le jale con mis piernas y me entregue a ese semental que me lastimaba pero me hacia sentir maravillosamente, sus movimientos al metérmela empezaron, primero rápidos y al poco tiempo lentos y deliciosos, me estaba disfrutando y yo también lo hacia.
Me besaba y acariciaba todo el cuerpo mientras me penetraba una y otra vez,me besaba el cuello y chupaba mis tetas sin dejar de taladrarme, sus fuertes manos me tenían atrapada por las nalgas y a cada embestida me jalaba y me las apretaba con fuerza, parecía adivinar lo que esto me fascinaba, moviéndose logro ponerse mis piernas en sus hombros y con esto sus penetraciones se hicieron mas profundas, yo sudaba y el me poseía a su antojo.
«Sigue así, follame mi semental, eres un toro»
Cuando me embestía yo salía a su encuentro moviendo mi cadera, haciendo mas profunda la invasión de su polla a mis entrañas, bombeando con furia y rapidez me hizo explotar, mi coño se contrajo rítmicamente como chupando esa polla que me ensartaba hasta el fondo y haciéndome gritar y gemir de gusto le di mi primer orgasmo intenso y prolongado como pocos, al tiempo que lo incitaba a que siguiera.
«Sigue mas mi vida, follame toda»
Luego fui yo quien se lo follo a el, me senté sobre su polla quedando totalmente ensartada por aquel miembro viril, aquel instrumento me tenia completamente empalada cuando comencé a subir y a bajar por ese mástil, cabalgando como una fiera desbocada haciendo que aquella polla se enterrara en mi coño hasta la empuñadura.
Luego de casi un cuarto de hora, me colocó en cuatro patas y empezó a darme por detrás, las embestidas eran violentas y podía oírse el chasquido de su pelvis contra mis nalgas mientras las embestidas se hacían cada vez más rápidas, fuertes. Por momentos, sin ninguna consideración.
Estando yo todavía a 4 patas como la perra en que me había convertido, Carlos apunto su polla hacia el agujero que había excavado esa misma mañana, pero en esta ocasión le ofrecí mis nalgas abiertas para que me enculara, dirigiendo la gruesa cabeza de su polla a mi culito, me untó algo de saliva y se decidió a penetrarme, fue un suplicio, pero finalmente me entró gracias a que por la mañana había allanado el terreno.
Poco a poco su polla ganaba terreno, yo sufría mi esfínter dilatado me dolía, pero lo alentaba a que me la metiera mas adentro, me entro de un golpe seco toda su polla en el mismo instante en que comenzaba a sonar el teléfono de la mesilla.
Pude ver en la pantalla del teléfono que era mi esposo quien llamaba, antes de que reaccionara, Carlos contesto poniendo el manos libres.
«Si, dígame», Carlos seguía con su polla dentro de mi culo cuando contesto
«Si, ¿con quien hablo?, ¿Susana?, soy yo».
«Vaya, no, Susana esta abajo, soy yo Carlitos, su vecino» mientras me saco y me metió de nuevo su polla por el culo
«Hombre Carlitos, que haces en casa»
«Es que mis padres han tenido que ir a Asturias a ver a mi tío que ha tenido un accidente de trafico y ya sabe como es mi madre, no se fia de mi y me ha dejado aquí con su mujer para que me vigile»
Su polla me entro de nuevo y me la saco hasta que empezó el movimiento de entrada y salida de mi culo mientras yo estaba escuchando todo, aterrada, pensando en que mi esposo pudiera darse cuenta de algo.
«Vaya con tu madre, mira que no fiarse de un buen chico como tu Carlitos, si yo se que tu eres un trozo de pan, dile a mi esposa que se ponga por favor, por cierto, espero que te este tratando bien»
«No se preocupe señor, Susana esta siendo muy amable conmigo, ahora se la paso»
El muy cabron decía esto mientras no dejaba de metérmela por el culo cada vez mas rápido y con mas fuerza.
«Si, hola cariño, que tal», trate de disimular todo cuando pude, mi respiración estaba agitada por la enculada a la que estaba siendo sometida.
«¿Todo bien por ahí, cielo?, te noto algo agitada, que tal con Carlitos»
«Todo bien cariño» en ese momento Carlos se detuvo y dejo su polla enterrada en mi culo, podía sentirla dentro de mi mientras hablaba por teléfono con mi esposo»
«Díselo Susi –me susurro al oído Carlos-, dile a tu marido que es un cornudo de mierda, que es un pichafloja y que tienes que recurrir al vecinito para que te llene con su polla por todos tus agujeros, dile que te has tragado mi semen, dile que te he follado ese rico coñito que tienes como un toro, dile quien es tu semental, dile quien te esta rompiendo el culo mientras hablas con el,diselo»
«Carlos se esta portando bien, pero ya sabes que es algo crió de todas formas yo se como tratarle»
«Así que soy un crió verdad, pues vas a ver lo que puede hacer este crió».
Aquello no le gusto a Carlos que comenzó a darme fuertes cachetes en el culo al tiempo que renovó con mucha mas fuerza la enculada a la que me estaba sometiendo, era como un ariete tratando de derribar la puerta de un castillo, podía escuchar el sonido de sus pelotas al chocar contra mi pubis cuando su polla penetraba hasta lo mas hondo de mi hasta ese día inexplorada cueva, mis tetas se agitaban con fuerza al ritmo de sus embestidas y ante el miedo de que mi esposo pudiera escucharle decir alguna cosa mas o de que pudiera escuchar los cojones de Carlos al chocar contra mi coño decidí despedirme de mi esposo que me dijo que llegaría sobre las 19:00 del día siguiente.
Cuando colgué mi culo me ardía terriblemente, le pedí que me la sacara pero no me hizo ningún caso, a cambio me dio unas fuertes y sonoras nalgadas, enrojeciendo mis nalgas, me estaba enculando de una manera terrible, pero yo estaba encantada.
Carlos me cogía de los cabellos mientras me follaba el culo, cabalgaba sobre mí como si yo fuera una yegua desbocada.
«Me voy a correr»
«No, dentro de mi culo no, hazlo en mi cara, córrete en mi cara»
No podía creer en lo que me había convertido, en una vulgar ramera dispuesta a todo para con su semental, ese muchacho me había echo hacer en un día lo que jamás en todos los años de matrimonio con mi esposo había echo.
Lo cierto es que recibí mucho más de lo esperaba, mientras seguía mamándosela furiosamente, sus gruñidos me anunciaron que estaba a punto de correrse, separé un poco los labios para verlo, pero mantuve mi boca hambrienta lo bastante cerca del glande para que no se me escapara ni una gota de su eyaculación. Seguí bombeando con ambas manos y observé sorprendida como su tranca empezaba a palpitar suavemente.
No disparó el semen con tanto brío como yo había supuesto y se limitó a hacer unas leves contracciones rítmicas, entonces su polla comenzó a agitarse más rápido y me eché hacía atrás para ver como surgía de su extremo un potente chorro de líquido.
Carlos dio un chillido y entonces se corrió de verdad, volví a colocar mis labios en su polla justo en el instante en que el primer chorro de leche surgía de la puntita, Carlos comenzó a gritar mientras me cogía de los cabellos: «ç
¡Trágate toda la leche, puta, trágatela!»
Mamé su magnífica herramienta con verdadera ansia, pero me resultaba imposible tragarme todo el esperma. Pronto, toda mi cara y mis tetas estaban recubiertas de semen. Seguí chupándosela y meneándosela hasta dejarla lo más limpia que pude.
Aquella noche y la mañana del domingo, Carlos y yo fuimos insaciables, cabalgué sobre su polla hasta el amanecer, me destrozo el culo las veces que quiso, mamé su polla hasta tragarme la última gota de semen que sus testículos podían contener.
Cuando mi esposo y mis hijos llegaron a casa fue como si nada hubiera ocurrido, Carlos y yo nos comportamos con absoluta normalidad, incluso me sorprendió la facilidad que tenia para mentir acerca de lo que habíamos echo el fin de semana. Por la noche los padres de Carlos vinieron a buscarle, a pasado una semana y no puedo dejar de pensar en mi semental, en esa enorme polla entrando en todos y cada uno de mis agujeros, esa polla es mi dueña y aunque se que esta mal, creo que no podré resistirme y antes o después volveré a caer en las redes del semental de mi vecino.




