Chantaje escolar sexo con mi compañera

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Todo comenzó un día en que en busca de unos exámenes me metí al despacho del director, quería comprobar que Mariana (la protagonista) no había obtenido la nota que estaba en su boleta de calificaciones, ya tenía tiempo pensando que sus puntos aparecían por arte de magia, pero recién en ese momento me decidía a buscar pruebas. Las cosas no iban bien, ya habían pasado varios minutos y no encontraba nada cuando derrepente escucho voces; me apresuré a dejar todo tal cual lo había encontrado pero ya era tarde para salir de ahí como había entrado, forzando la cerradura, así que rápidamente me metí en una bodega que hay ahí dejando la puerta entreabierta como estaba, ya allí dentro no había lugar donde esconderse así que si decidían entrar a dicha bodega estaba perdido. Me fui a un rincón esperando que sea quien sea no tuviera la necesidad de entrar a la bodega. Estando allí, escuche una conversación muy peculiar lo que me obligó a asomarme un poco para ver lo que sucedía.

Director: Ya te lo dije, no podemos ser tan descarados al subirte los puntos, llegará un momento en que alguien se dé cuenta y decida protestar.

Mariana: Pero director, teníamos un acuerdo. Usted no está cumpliendo.

Director: Ya te ayudé en la mitad de las asignaturas poniéndote la máxima calificación, qué más quieres?!

Mariana: Que me cambie la otra mitad. – dijo ella sonriendo. Al escuchar eso de inmediato saqué mi celular para grabar lo que sucedía, ahí estaban las pruebas que estaba buscando, saqué el cel y comencé a grabarlo todo, desde donde estaba yo se veía todo perfectamente. Ella llevaba puesto el uniforme del colegio (que consistía en una falda gris a medio muslo, en su caso bastante entallada, marcaba mucho su redondo y parado culo, medias negras que hacían ver más exquisitas ese par de torneadas piernas, tacones altos, blusa blanca) ya que las clases no habían terminado hace mucho. Creo q a estas alturas es momento de describir a la protagonista. Ella es de piel canelita bien clara, pelo negro ondulado, ojos cafés con una mirada bastante coqueta, sus pechos son medianos tirando a pequeños, firmes, bien formados, una cintura estrecha, caderas anchas y una cola fantástica redonda y bien parada que es lo que más me había llamado la atención de ella. Era una buena estudiante, bastante seria, orgullosa (o eso creía).

Director: Ah…. Parece que no hay forma de convencerte, está bien, te cambiaré la nota. Ya sabes lo que tienes que hacer.

Mariana: Pero si la semana pasada nomás lo visité – replicó ella. Vi como el viejo como si ella no hubiese dicho nada se bajó la cremallera y volvió a decirle:

Director: Bueno, que esperas. – Ella, tras dar un suspiro se puso de rodillas frente a él y haciendo a un lado sus calzoncillos saco su verga flácida aún y comenzó a pajearla mirándolo a los ojos. Yo no daba crédito a lo que veía, si bien Mariana no era muy inteligente, era bastante dedicada, siempre cumplía sus tareas y proyectos, yo pensaba que para obtener notas perfectas sobornaba al director con dinero no con mamadas. Rebajarse a chuparle la verga a ese viejo por uno o tal vez medio punto que le faltase para una nota perfecta (ya que las que obtenía por sus méritos no debían ser malas) me parecía bastante bajo, ella era bonita y de buen cuerpo, como podía estar ahí, de rodillas succionando la verga de ese viejo.

El viejo la tomó de la cabeza, pero sólo para acariciarla, porque ella seguía haciendo todo el trabajo, succionaba, chupaba, a ratos se la sacaba de la boca y lo pajeaba, le besaba la punta y recorría su verga hasta llegar a sus huevos y chupárselos, se la metía toda en la boca, no le costaba mucho ya que no era muy grande, tal vez 13 o 14 cm. Pasados unos diez minutos en los que chupó verga como toda una guarra sin dejar de mirar al viejo a los ojos comenzó a desabotonar su blusa y abrirla para luego bajar su brassier dejando sus pechos desnudos, eran más bonitos de lo que esperaba y parecían también más grandes. Una vez hubo dejado sus tetas descubiertas comenzó acelerar el ritmo hasta que el viejo comenzó a gemir con fuerza diciendo:

Director: Me corro!! Me corrooooo!!!!!

Ella sacó la verga de su boca y comenzó a pajearla con velocidad dejándola apuntando a su cara. El viejo comenzó a correrse, un chorro impactó desde su frente hasta sus mejillas dejando sus lentes embarrados de semen, el siguiente chorro cayó en su cuello, y los dos últimos menos potentes sobre sus tetas.

Director: Ahh… q morbo verte con las gafas y las tetas llenas de leche. – dijo el viejo comenzando a pasar su ya flácida verga por las tetas de mi compañera, esparciendo su corrida.

Mariana: Ahora sí me gané mi nota completa? – preguntó ella sonriendo, sobándole la verga.

Director: Claro que sí chiquilla. Aun así no debes descuidar tus deberes.

Mariana: Claro que no director, usted sabe que soy muy buena alumna.

Director: Con deberes me refería a venir a chuparme la verga al menos dos veces a la semana.

Mariana: Ah… esos deberes. – Dijo ella un poco sonrojada.

Director: Bueno niña, ya puedes retirarte, una vez más tienes tu libreta llena de 10.

Mariana: Gracias director. – dijo ella entusiasmada y luego de levantarse, limpiarse con un papel la corrida del director y acomodarse el bra y la blusa se marchó. Al igual que el director, tras unos minutos haciendo algo en su pc.

Luego de lo ocurrido y de que el director se fuera esperé unos minutos para salir, me aseguré de que no haya nadie y me fui tal como llegué, forzando el candado y cerrándolo tras salir.

Yo no había dejado de grabar hasta que Mariana salió del despacho del director, y ahora, en mi casa, pensando las cosas con calma, me preguntaba que iba a hacer con semejante material, mi idea al principio era acusarlos con los exámenes que encontrara y exigir justicia, el mejor alumno de la institución era yo y era todo lo que quería demostrar. Por un momento, pensé en seguir con el plan inicial, encararlos a los dos y exigir lo que merezco pero, entonces, recordé la tremenda mamada que le practicó mi compañera y quise probar que tan buena era, con mi propia verga. Me di cuenta de que con ese video la tenía en mis manos, si ese video llegaba a ser visto no sólo dejaría de ser la mejor alumna de la institución, tal vez ni siquiera pudiera volver a estudiar y ya estando a menos de un trimestre de graduarse, sentí algo de lástima por ella pero se lo había buscado, estaba decidido a tratarla como la puta que me había demostrado que era.

Toda la semana estuve pensando que decirle, y como decírselo, el sábado habría un evento a las 9 pero el colegio estaría abierto desde mucho antes, así fue que el viernes por la mañana le dije que tenía que hablar algo importante con ella, que si podíamos vernos a la salida y ella accedió.

Mariana: De qué querías que hablemos? – me preguntó ella al vernos a la salida en el lugar acordado.

Yo: Ah… Es sólo esto. – y le extendí el celular ya habiéndole dado play al video, que por supuesto ya había copiado en mi pc. Ella al ver aquello se quedó con la boca abierta, casi no reaccionaba. Cuando terminó el video le arrebaté el celular y entonces reaccionó, me miró y de sus ojos escaparon algunas lágrimas. No decía nada al principio sólo lloraba disimuladamente ya q estábamos en un parque frente al colegio y había más alumnos.

Mariana: No se lo muestres a nadie…. Por favor. Bórralo!

Yo: Hecho! – le dije, y le mostré como borraba el video de mi celular.

Mariana: Es el único que tienes?

Yo: Claro que no.

Mariana: Por favor bórralos todos.

Yo: No te da vergüenza pedir algo así? – le dije viendo su cara roja y aún con varias lagrimas recorriéndola. – olvídate de que me deshaga del video, no hay nada que puedas hacer para que me deshaga totalmente de él, pero…. Hay mucho que puedes hacer para que no se lo muestre a nadie.

Mariana: Qué es lo que quieres?

Yo: Bueno, la verdad aún no me decido, bajo estas condiciones no creo que haya algo que puedas negarme. – le dije con una gran sonrisa, ella al contrario me miraba con rencor y terminó por agachar la vista sin decir nada.

Yo: Mañana ven aquí a las 8, seguro habrá varias aulas abiertas, te esperaré en la nuestra.  Ah, y debajo del uniforme trae algo atrevido, bien chiquito… Ya puedes irte niña. – le dije repitiendo las palabras que el director le había dicho luego de usarle la boca.

Ella no dijo nada y se dio me dio media vuelta cosa que aproveché para plantarle una nalgada, ella se quedó sorprendida y se volteó, estaba a punto de decir algo, pero tan sólo apretó los puños y se fue. En ese momento me di cuenta de que la tenía mucho más sometida de lo que creía.

Al día siguiente estuve a las 8 en el colegio y para mi sorpresa ella ya estaba ahí, se había arreglado para el acto que habría a las 9 y se la veía preciosa, sombra en los ojos, brillo en los labios, muy bien peinada, arreglada como para una gala.

Yo: Te ves muy bonita Mariana.

Mariana: Gracias. – dijo cortante y desviando la mirada.

Vi con agrado que nuestro curso estaba abierto, pero necesitaba más privacidad para lo que tenía pensado, así que la tomé de la mano y le dije:

Yo: Sígueme

Mariana: Pe… Pero si está abierto.

Yo: Tú cállate y sígueme! – ella obedeció y tras ir a la planta alta, y abrir uno d los laboratorios de computación a la fuerza le ordené que entrara. El lugar era perfecto, estaba casi sellado para conservar el aire frío del acondicionador de aire y en la planta alta no habría absolutamente nadie hasta luego d 2 horas ya que los conserjes tienen sus cuartos en la planta baja y bastante lejos del resto de la instalación.

Yo: Creo que ya podemos comenzar. – le dije poniéndome frente a ella, luego de cerrar bien la puerta.  – Chúpamela. – le ordene.

Mariana: Por favor, no. – dijo ella casi haciendo puchero, supongo que tratando de dar lástima.

Yo: He visto como le devorabas la verga al viejo ese con una tremenda sonrisa en la cara, no te quieras hacer la santa conmigo pedazo de guarra. Ahora arrodíllate y chúpamela!

Con una mueca de resignación en la cara me dijo:

Mariana: Está bien, quiero acabar rápido con esto, pero me avisas cuando te vayas a correr, no quiero que lo hagas dentro de mi boca ok.

Parece que aún no tiene claras las cosas pensé, pero no le dije nada y esperé a que se arrodille. Acto seguido, se puso de rodillas y me bajó los pantalones junto con los boxers, dejando mi verga ya bien tiesa frente a su carita, se sorprendió un poco al verla, supongo que se habría acostumbrado a la pequeña verga del director y era algo nuevo ver mis modestos 18 cm. Aún así sin perder el tiempo la tomó con ambas manos y empezó a pajearme, dándome besos y lametones en la cabeza de la verga, la sujeté del pelo y le ordené:

Yo: Mírame cuando me la chupas. – Ella no dijo nada y viéndome a los ojos abrió su boquita para depositar en ella mi verga, comenzó a mover su cabeza de adelante hacia atrás lentamente, chupando y moviendo la lengua, de verdad que sabía hacerlo, se sentía riquísimo, tomó mis huevos y comenzó a chuparlos mientras me pajeaba, luego se la metía cuanto más podía, aunque no todo, eso se sentía mucho mejor de lo que creía…. La dejé que me chupara la verga por unos 15 mins. en un par de ocasiones sentí deseos de correrme, pero me aguanté como pude, tenía que hacer durar aquello al máximo. En un momento dado dejó de mirarme con sus grandes y bellos ojos y cuando sentí que ya no podía más, la agarré fuerte del cabello y comencé a moverle yo mismo la cabeza, destruyendo de paso su lindo peinado. La hacía subir y bajar por mi verga trataba de metérsela hasta el fondo pero no le entraba y ella daba fuertes arcadas, con sus manos trataba de apartarme pero era inútil, volvió a mirarme a los ojos con el ceño fruncido como reprochándome lo que le hacía. Me dio aún más morbo ver esa carita orgullosa siendo sometida y sujetándola fuerte del cabello comencé a arremeter contra ella como follándole la boca, mis huevotes golpeaban contra su barbilla. No pude más, le clavé mi verga hasta el fondo y comencé a correrme, empecé con dos potentes chorros que tuvo que tragar obligatoriamente, le comenzaron a dar arcadas y no sé si devolvió lo que pensé que había tragado pero cuando comencé a arremeter contra su boca mientras seguía corriéndome comenzó a salirle una cantidad descomunal de semen, salía por la comisura de sus labios y por debajo, embarrándole las mejillas y la barbilla, ya ni siquiera podía verme a la cara, tenía arcadas a cada rato y de sus ojos salían lagrimas que provocaban que se le chorreara todo el maquillaje. Cuando por fin terminé. Dejé mi verga unos momentos dentro de su boca y se la saqué de golpe. Ella cayó al piso tosiendo y escupiendo semen, vi hasta como le salió un poco por la nariz y ella seguía escupiendo, tratando de deshacerse de todo lo que le dejé dentro. Cuando pudo volver a pronunciar palabra dijo.

Mariana: Eres un maldito imbécil! Te dije que no te corrieras en mi boca!! Que asco!!

Yo: Sólo te hice un favor, así te acostumbrarás más rápido.

Mariana: Pero… Qué te has creído?! Me largo!

Yo: Me he creído que te tengo en video chupándole la verga al director por unos cuantos puntos zorra. – ella, que ya se había levantado y se dirigía a la puerta se quedó de parada. – tienes idea de lo que te pasaría si se ve ese video, quedarías como la más puta entre las putas ante tus amigos, familiares, profesores. Podrías irte olvidando de estudiar, y sabes….

Mariana: Ya cállate!!! – me interrumpió histérica. – qué más quieres?! – me dijo con la cara bañada en lágrimas.

Yo: Eso está mejor putita. A ver, comienza mostrándome las tetas.

Ella empezó a quitarse la blusa y antes de quitarse el sostén vi que se iba a limpiarse con la mano el semen que aún le quedaba en la cara y q y se estaba secando.

Yo: Qué vas a hacer?!!! – le grité.

Mariana: Voy… Voy a limpiarme…

Yo: No puedes, quítate una sola gota y grabo este video ahora mismo en todas las computadoras del laboratorio. – ella de inmediato bajó las manos y la mirada, y se quitó el  bra, dejando a la vista sus hermosas tetas, firmes, duras. Me acerqué, y comencé a besárselas, su piel era suave, tersa. Le comí las tetas un buen rato, las chupaba notando como a ratos gemía, jugaba con sus pezones, se las estrujaba y pellizcaba, retorcía sus pezones lo que hacía que se quejara de vez en cuando.

Yo: Reclínate en la mesa y para bien el culo.

Mariana: Qué vas a hacer?

Yo: Obedece! – le repliqué dándole una fuerte nalgada que hizo que comenzara a caminar. Tímidamente se reclinó sobre la mesa, con las piernas rectas y los codos apoyados lo que hacía q su culo se vea fantástico.

Mariana: A… Así??

Sin decir nada, me acerqué y comencé a sobarle las nalgas, eran firmes, redondas, perfectas, le subí su faldita, dejando a la vista una pequeña tanga negra de encaje que la tenía bien metida en su culito, comencé a acariciarle ese rico par d nalgas y le bajé su tanguita hasta las rodillas, separé sus nalgas, pasé mis dedos por su ano y luego por su coño, ella daba respingos a cada momento, cuando toqué su coño pude sentir que estaba depilada.

Yo: Vaya putita, así que has venido preparada. Ni un solo vello en el coñito. – ella sólo se sonrojó y me dijo que era algo que hacía por higiene. Comencé a acariciarle el coño con una mano y con la otra le estrujaba ese par d nalgotas, de pronto ella se incorporó dándose media vuelta, pensé que intentaría huir, pero me sorprendí al ver como en lugar de eso se ponía de rodillas y se metía mi polla en la boca y comenzaba a mamar como una desesperada y a suplicar sin sacarse mi verga de la boca:

Mariana: Pogg favog, te go gsuplico, no me violesgg, gsoy virgen… Poggg favoggg!! –  de verdad se estaba esforzando en chupármela, pero yo estaba decidido a follarla, aunque de verdad daba lástima verla chupar polla y suplicar así. Entonces sacándose la polla de la boca me dijo:

Mariana: Por favor, te la chuparé todos los días, cada que quieras, podrás correrte en mi boca… Es más, mi boca será tuya! Mi boca, mis tetas, lo que quieras, pero no me quites mi virginidad!

Yo: Es una oferta tentadora, pero, todo lo que me estás ofreciendo ya lo tengo. Jajaja.

Mariana: Te lo suplico, eso no. – dijo con la cara bañada en lágrimas. Entonces tomándola del cabello la volví a colocar como estaba, con el culo en pompa.

Yo: Tan bonita y tan rica y lo único que has hecho es chuparle la verga al viejo ese?! Está bien, no te desvirgaré, al menos no ahora. – A ella no le gustó la respuesta del todo, pero ya que no tenía más opción, sólo se agachó acomodándose de nuevo, parando el culo y diciendo:

Mariana: Gracias, gracias! De verdad muchas gracias!

Comencé a acariciar su clítoris, separaba sus labios vaginales, y sobaba su vagina, procurando darle placer, calentarla. Luego d un rato así en que ella se relajó, me agaché y le separé las nalgas, comencé a lamerle su culito, ella dio un respingo, pasé mi lengua desde su ano, por su panochita, hasta su clítoris donde me dediqué a lamer y chupar, ella sin poder evitarlo comenzó a gemir, noté como luego d un rato separó las piernas para facilitarme el acceso, comencé a comerle su panochita de la cual ya salían jugos, le metía mi lengua y la movía a los lados y luego arriba y abajo sin dejar de chuparla. Ella gemía más fuerte y movía muy ligeramente sus caderas al ritmo que le comía su conchita. Llevé mi lengua hasta su ano, separé bien esos ricos cachetes y comencé a darle lametones mientras le masturbaba su rajita con 2 dedos y con el pulgar le frotaba el clítoris, ella juntó bien sus piernas, para atrapar mis dedos en su interior, quedó apretadita, y luego paró  su bello trasero para facilitarme la comida de ano que le estaba dando. Con dificultad le introduje mi lengua en su culito, ya que estaba de verdad muy apretado, movía mi lengua en círuclos y ella sólo gemía.

Mariana: Mmmmm…. Mmmm!!!! Ahhh…. Aaahhhh…..!!! Oh! Q rico… – susurraba ella parando su cola a más no poder.

Yo: Te gusta putita?

Mariana: Mmmm…. – PLAS! Le planté una fuerte nalgada. –Ayy!!

Yo: Te hice una pregunta zorra! – le dije volviendo a introducir mi lengua en su pequeño ano.

Mariana: Mmmm… Sí!! – luego de haberle lamido bien su culito le lancé un escupitajo y le dije:

Yo: Parece que ya está bien lubricado! – le dije incorporándome y pasando mi verga por el contorno de sus nalgas y apoyando luego la gruesa cabeza en la entrada de su cerrado culito. Ella recién entonces entendió mis intenciones y protestó diciendo:

Mariana: Noo!! Espera!! Para! Qué vas a hacer? Dijiste que no me penetrarías!!

Yo: No, dije q no te quitaría tu virginidad, y es por eso que te romperé el culo. Deberías agradecérmelo!

Mariana: No, por favor para! Te lo suplico!! No me hagas eso! Te lo ruego, detente!! NOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! – gritó cuando sintió como mi verga se abría paso hundiéndose en su trasero, como comenzaba a entrar centímetro a centímetro a través de su pequeño ano. Estaba apretadísima, apenas había entrado la cabeza de mi verga y sentía que ya no le cabía más. Hice mucho esfuerzo para seguir penetrándola.

Mariana: Para para!!! Me estás partiendo el culo!! Duele! Duele mucho!! Salte yaaa!!!! – seguí sin hacerle caso hasta que le metí un poco más d la mitad, pero parecía que no entraba más. Entonces comencé a sacársela, hasta que le quedó sólo la cabezota adentro y la agarré fuerte de las caderas. Ella al sentir que su culito iba quedando libre, apoyó la cabeza en el escritorio y repetía:

Mariana: Gracias! Gracias gracias gracias… – supongo que pensó que se la sacaría por eso le sorprendió cuando bien agarrado a sus caderas y de una fuerte embestida le hundí toda mi verga hasta los huevos en su preciosa cola.

Mariana: AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! – gritó ella mientras yo disfrutaba de las contracciones que daba su anito por el brutal empalamiento. S e la dejé hundida un momento mientras comenzaba a acariciarle los cachetes de la cola. Luego de un rato me dijo llorando:

Mariana: Ya…. Ya para por favor, no sigas con esto… NOOOOOOOOOO!!!!! – gritó cuando comencé a taladrarle el culo, me salí y de golpe se la volví a meter entera, tenía un culito delicioso y yo sí que estaba disfrutando el desvirgarlo.

Mariana: Para para!!! Ya no puedo, no más no más por favor!!! Piedad! Me estás rompiendo mi culitooo!!!!

Yo: Que estrechita que estás Mariana, tienes un culo fantástico.

Mariana: Déjame maldito, deja mi culo en paz!!!

Yo: Estoy seguro de que esto es mucho mejor que follarte la concha! Gracias por darme tu culito preciosa. – le dije plantándole una nalgada.

Mariana: Dártelo???!!!! Infeliz me estás violando!!! Me estás violando mi culito!!!!! AAAAAAAAAYYYYYYYYYY!!!!!!!!!!!!! Para para para me vas a partir en dos!!! Ya no puedo no puedooooooooo!!!!! – notaba su voz quebrada y como arañaba la mesa de madera desesperada, dejando incluso marcas. Yo en eso me dediqué a azotarle el trasero, una tras otra fuerte nalgada cayeron sobre su culito y ella sólo gritaba y se revolvía, de verdad eran unas nalgas perfectas, luego le estrujaba las nalgas, las separaba, intentaba meterle un pulgar en el ano aún con mi polla dentro, la sujetaba de las nalgas y la embestía con fuerza.

Estuve así por más de media hora, reventándole su culito, rompiendo la cola más rica de todo el jodido instituto, ella estuvo quejándose todo el rato, pensé que se acostumbraría luego de un rato pero no fue así, supongo que fui demasiado brusco al abrírsela así, sentí algo de pena y decidí que la próxima que le use su culito, ella lo disfrutaría. Luego de un rato no aguanté más y agarrándome de sus tetas y apretándoselas hasta casi arrancárselas comencé a embestir eyaculando dentro de su perfecta cola, nunca me había salido tanta leche como la que le dejé dentro de la cola.

Yo: Ahhh!! Putita, sientes mi leche en tu culo?? Te gusta que te coja por tu culito y te lo llene de semen guarra?!

Mariana: Ahhh!!! – Finalmente luego de un rato le saqué mi verga y de su culo salió una gran cantidad de semen, parte la recogí con la verga y tirándola del pelo la arrodillé y le dije límpiamela. Ella me miró a los ojos, y ya totalmente vejada y humillada, la agarró y comenzó a chupar mi verga llena de leche recién salida de su culito, no la dejé sino hasta que mi verga quedó reluciente de su saliva.

La pobre quedó con el culo chorreando mi semen espeso, las nalgas estaban cubiertas de mi líquido, su pelo, su carita y obviamente su boca también estaban cubiertas de semen, el maquillaje estaba totalmente corrido y su cabello despeinado como si hubiera tenido una pelea, las medias se habían roto supongo que por el forcejeo, y se notaba bastante. Ella estaba tendida en el suelo, me acerqué y con su propia faldita le limpié el semen que le chorreaba, la falda quedó hecha un asco, le quité la tanguita con su colaboración, ahora se dejaba hacer lo que sea.

Yo: Ahora escucha bien, tienes prohibido lavarte la cara, limpiarte el semen, lavarte la boca o cambiarte de ropa. Puedes arreglarte el pelo un poco si quieres, pero nada más. En diez minutos te espero en el salón para el acto, te guardaré un puesto a mi lado, que ni se te ocurra sentarte en otro lugar! – y le lancé un escupitajo a la cara. – eso tampoco te lo quites zorra, te va bien. – Ella sólo me miraba impotente. Salí del laboratorio, dejándola violada, humillada, adolorida, usada y vejada. Pero eso, eso era sólo el comienzo

Ya habían pasado casi diez minutos y la muy puta no aparecía, no aguantaba las ganas de verla aparecer por la puerta principal como una ramera que acaba de terminar un gran trabajo, medias rotas, falda manchada, maquillaje corrido, cara y pelo con restos de semen ya para este momento seco, despeinada. Ufff…. Se convertirá en la más guarra del instituto, nadie la respetará después de esto. Ya casi no faltaba nada para que pasen los 10 minutos que le había dado y entonces apareció, me di cuenta de inmediato, ya que el orador de ese momento se quedó pasmado al verla, por lo que todo el salón regreso la mirada hacia la puerta. Por mi parte, me decepcioné un poco al observar como iba, se había atrevido a desobedecer, o eso pensaba. Para empezar, se había maquillado nuevamente y su rostro lucía tan elegante como de costumbre, iba bien peinada y no se notaba el maquillaje corrido ni los restos de semen que había dejado sobre ella. La gran mancha de semen en la parte baja de su falda tampoco era visible, ya que la muy zorra se había doblado la fada, ocultando la gran mancha de semen; aunque claro, eso no era del todo bueno para ella, ya que la falda le quedaba sólo uno o dos dedos más debajo de su tremendo culo lo que la hacía verse de verdad espectacular, las medias rotas, no las llevaba puestas dejando sus lindas y bien torneadas piernas desnudas. Se veía preciosa, como toda una puta claro está, pero preciosa.

Ella comenzó a caminar, entrando en el gran salón mientras todos, sin excepción, la veían; noté como caminaba con algo de dificultad, como cojeando en cierto pasos y con una mueca de dolor disimulada, y sonreí al recordar la tremenda culeada que le acababa de pegar, lo que de seguro sería el origen de su extraño caminar, no pasaban más de 5 pasos sin que ella se bajase la falda, la cual se le subía al caminar, apuesto que si hubiera dado 10 pasos sin bajársela se le habría subido hasta la mitad del culo. Para los que estaban detrás de ella, por lo apretada que llevaba la falda, era obvio que no llevaba nada debajo. Luego de que ella diera unos cuantos pasos, el orador continuó disertando el tema que estaba tratando, pero la gente no le prestó atención nuevamente hasta después de un rato, en el cual también hubieron un sin número d comentarios en voz baja respecto a la imagen de mi compañera. Ella finalmente tomó asiento a mi lado, con un gesto de dolor que no pudo ocultar al sentarse, supongo que de verdad le lastimé mucho su pobre culito.

Por varios minutos ni siquiera le dirigí la mirada, hasta que le dije:

–        Así que te atreviste a desobedecer. – ella me miró fingiendo una cara de intriga y me dijo: – Por qué?

–        Te di órdenes explícitas!! Y las desobedeciste tod…

–        No desobedecí nada! – replicó ella interrumpiéndome, me fijé entonces en su cara, y lo noté. L a muy puta decía la verdad, no había desobedecido nada. No se había lavado la cara ni limpiado el semen, se había maquillado no sólo los ojos  y los labios como  al principio, sino toda la cara, tapando el maquillaje chorreado y mis corridas secas sobre su cara con una nueva capa de maquillaje, pero viéndola tan cerca como yo la tenía se notaba. No se había cambiado de ropa, se había quitado las medias, pero no las había remplazado con otras, así que no cuenta como cambiarse, y finalmente su falda la había doblado. La quedé viendo por un momento y ella al ver que comprendía, me lanzó una sonrisa desafiante como diciendo “te gané en tu propio juego cabrón”.

Sonreí sin decirle nada más, tenía que reconocer que no era nada tonta, había sabido librarse del lío en que la metí. Observamos el acto por varios minutos, hasta que la vi y… Diablos, era imposible no calentarse con semejante hembra al lado, me fijé en sus piernas, esbeltas, bien formadas, delicadas, y ella sentada como toda una dama. Ya que estábamos sentados en una esquina y en la última fila, era imposible que alguien nos vea, aprovechando eso, comencé a frotar uno de sus muslos, mientras seguía viendo el acto. Ella puso su mano sobre la mía, pero no se atrevía a quitar mi mano de su muslo, sólo mantenía su mano sobre la mía y cuando la miré ella me dijo: – Aquí no, por favor.

Como si no hubiese dicho nada continué, sobaba sus muslos y al cabo de un rato metí mi mano entre sus piernas y comencé a acariciar su sexo, separaba sus labios, metía un dedo un poco y lo movía en su interior, frotaba su clítoris y ella apretaba mi mano con sus piernas sin decir nada. Ella era bastante sensible, al cabo de un rato comenzó a morderse los labios conteniendo sus gemidos y estaba húmeda, mi dedo la penetraba más fácilmente, lo hacía con mucho cuidado, no quería desvirgarla, no así; notando lo húmeda que estaba me decidí a hacer que se corriera, y así lo hice, sobé todo su coñito, la masturbé en pleno salón, hasta que terminó corriéndose, mojando mis dedos con sus jugos que no fueron muchos o al menos no tanto como me hubiera gustado, mientras se corría, abría y separaba las piernas, apretando sus muslos, apretando mi mano contra su sexo. Después de esto retiré mi mano de su conchita aún húmeda y la dejé en paz por unos cuantos minutos, que fue lo que demoró en terminar el acto.

Una vez hubo concluido el acto, la tomé por el brazo con prepotencia y le dije: – Voy a saludar a las autoridades, espérame en la puerta de atrás, claro, a menos de que quieras venir conmigo. Jajaja! – le dije alejándome entre carcajadas. Cuando salí del edificio, me sorprendí al verla hablar con 4 tipos que la estaban rodeando, me acerqué y noté que ella estaba más bien tímida, y a ratos quería alejarse caminando, pero ninguno de ellos le abría paso y ella se veía obligada a seguir hablando con los tipos (muchachos del colegio), mantenía la cabeza abajo, supongo que para que no se fijaran bien en su rostro ni olieran su aliento a semen, aunque estando tan cerca, seguro ya habrían notado algo. No sé porque pero verla así tan indefensa y tímida me conmovió un poco, tal vez porque para empezar estaba en esa situación por mi culpa. De cualquier forma esa puta era mía y, al menos por ahora, no tenía planeado compartirla con nadie. Entonces abriéndome paso entre los tipos me acerqué, ella levantó la cabeza y noté como casi sonreía al verme y tomándola de la mano le dije:  – Nos vamos. – mientras la jalaba hacía mi con fuerza, ella no dijo nada y sólo se apegó a mí y se agarró a mi brazo, la tomé de la cintura y nos alejamos del sitio ante la mirada furiosa de ellos, de seguro se habían quedado viendo el rico trasero de mi compañera, mucho más notable al estar en la diminuta faldita, entonces decidí dejarles claras las cosas y bajando mi mano por su cintura, agarré su culo y lo apreté con fuerza, ella dio un respingo y hundió la cabeza en mi brazo por la vergüenza que le daba saber que habían visto como le manoseaba el culo.

–        No me agradecerás por salvarte? – le dije luego de un rato, mientras estábamos camino a su casa.

–        Qué?! Para empezar todo es por tu culpa! Si no fuera porque voy vestida como una cualquiera, jamás se habrían atrevido a acercarse a mí!

–        Hubiera podido dejarte ahí y ver lo que sucedía. Ver como reaccionaban al darse cuenta que no llevas ropa interior, que notaran el peculiar olor a semen que tienes… – ella se apegó más a mí, seguro imaginando lo que le hubiera esperado en la solitaria calle con esos sujetos si no hubiera ido a sacarla de allí y sin dejarme continuar dijo: – Todo eso también es tu culpa. Pero… Gracias.

La acompañé hasta su casa que queda de paso por la mía, y al despedirme le di una fuerte nalgada que la hizo saltar y le dije:

–        Nos vemos mañana.

–        Será el lunes, mañana no hay clases. – Dijo ella cuando me había alejado ya un poco, al parecer a la zorrita se le estaba haciendo costumbre corregirme, a decir verdad cuando le dije que nos veríamos mañana estaba pensando en el lunes, pero no quería que pensara que me equivoqué, así que decidí hacerle una pequeña visita el domingo.

En casa no me terminaba de creer todo lo que le había hecho, la había obligado a tragarse mi semen, le había desvirgado su culito, la había masturbado en público y todo en un solo día, en unas cuantas horas, de verdad que decidirme a encontrar esas pruebas fue la mejor decisión de mi vida. Cuando llegó el domingo por la noche, fui hasta su casa que no queda muy lejos de la mía por lo que fui caminando, al llegar toqué el timbre, salió su hermana, le pregunté por Mariana y la llamó, su hermana también me conocía ya que estudió en el mismo colegio, así que de seguro le dijo quien era. Luego de un rato ella se asomó y me preguntó desde la ventana:

–        Qué deseas?

–        Hola Mariana, de verdad quieres que te diga lo que deseo desde aquí? – eso bastó para que ella saliera de la casa y fuera a verme a la puerta. Iba vestida sólo con una blusita de tirantes, bastante cortita y algo holgada, dejaba a la vista su abdomen plano y claramente no llevaba nada bajo la blusa, sus pezones se le notaban un poco; llevaba también un short bastante cortito, que debido a su gran y parada cola le quedaba más como cachetero, cubriéndole a penas el trasero y dejando sus piernas desnudas.

–        Qué quieres?

–        Así me saludarás? – ella se acercó y me dio un rápido beso en la mejilla y me dijo:

–        Hola. – Con autoridad le tomé ambas manos y las pegué contra la pared y comencé a besarla. En ese momento me percaté de que le había chupado la concha, lamido el culo, ella me había chupado la verga, yo le había estrenado su precioso culito y esta recién era la primera vez que la besaba. Le devoraba la boca, chupaba su lengua, introducía mi saliva en su boquita, apresaba sus labios, degusté su boca  como me vino en gana, ella al principio se resistió un poco, pero luego de un rato cerró los ojos y se dejó hacer. Finalmente la dejé y le dije:

–        Así es como debes saludarme. – ella estaba sonrojada y con los ojos entrecerrados. Continué diciéndole:

–        Parece que te sorprende verme.

–        No… es sólo que… no te esperaba…

–        Pero si ayer te dije que hoy nos veríamos.

–        Pensé que te habías confundido.

–        Bueno, no piensas invitarme a pasar.

–        Y por qué habría de hacerlo?

–        Porque no quieres que te haga lo que pienso hacerte aquí fuera. – ella frunció el seño y me dijo:

–        Tampoco quiero que me las hagas dentro! Además, que se supone que vendrías a hacer en mi casa tan tarde?! Qué le diré a mi mamá?!

–        Inventa algo preciosa, que soy tu tutor, un buen amigo… tu novio, esa sería una buena idea, así podría venir cuando se me venga en gana! –ella se asustó ante la idea y dándose media vuelta se dispuso a abrir la puerta, entramos. Saludó a su madre, y me presentó como su tutor. Si le hubiera dicho que sólo éramos amigos no había razón para que la visite a esas horas de la noche y diciendo que éramos novios se arriesgaba a tenerme allí cuando yo quisiera. No lo podía creer, ella siempre había sido orgullosa de sus calificaciones (obtenidas a base de mamadas), de su “inteligencia” y había renunciado a su orgullo diciendo que era su tutor con tal de no tenerme cerca tan seguido.

Su madre le preguntó que por qué me hacía ir a esta hora, que si no pudimos estudiar en la mañana o en la tarde, pero finalmente y luego de decirle que era una desconsiderada por hacerme ir a darle clases a esa hora, se fue a su habitación. Mariana fue a su cuarto y volvió en poco tiempo con varios cuadernos, supongo que para que nadie sospechara nada. Nos acomodamos en una mesa y luego de que arregló todo para que pareciera que estudiábamos me dijo:

–        Quiero terminar cuanto antes con esto. Qué quieres? – entonces le dije:

–        Chúpamela. – Ella me miró sorprendida.

–        Estás loco? Estamos en mi casa y mi mamá y mi hermana están adentro!

–        Te notaba bastante dispuesta, y lo que te pido por ahora no es muy difícil, que pensabas que quería?

–        Eh… No, no sé… Tal vez besarme, tocarme… – sin esperar a que termine comencé a besarla y a magrearle las tetas, con una mano le apretaba primero un pecho y después el otro, le manoseaba sus hermosas tetas duritas y bien formadas, ella agarraba mis manos tratando de quitarlas  de su teta, pero sin hacer mucha fuerza, le seguí manoseando las tetas por encima de su blusita de tirantes por un rato más y luego fui bajando por su cintura, y comencé a acariciar sus piernas, sobaba sus muslos mientras metía mi lengua en su boca de forma obscena, le empezaba a frotar su conchita, luego de poco, ella mantenía sus piernas separadas permitiendo que frotara su conchita como se me venga en gana al mismo tiempo que correspondía a mi beso, dándome su lengua para que se la chupe y dejándose hacer, notaba su rajita cada vez más caliente. En eso estábamos cuando escuchamos que se acercaban unos pasos, ya que solo nos estábamos besando, no fue difícil separarnos y fingir que estudiábamos. Era su hermana, iba sólo pasando para la cocina creo, pero vio a Mariana y se detuvo a llamarla, se la llevó a la cocina, yo me levanté y las seguí, sin que se dieran cuenta claro está, allí escuché su conversación.

–        Oye, desde cuándo tú, la mejor alumna necesita clases extra? – preguntaba su hermana sirviéndose un vaso de leche.

–        No entiendes, es sólo una ayuda por una clase que no entendí bien y como mañana hay lección no podía darme el lujo de entenderlo sola después.

–        Mmm… Bueno, y no piensas irte a cambiar? O estás tratando de seducirlo o algo así?

–        No. Cómo crees?!

–        Cálmate, él no está nada mal.

–        Aun así, no es algo que haría, no de ese modo y menos en casa.

–        Bueno hermanita entonces deberías fijarte más en como te dejas ver, cuando te levantaste ese chico casi te come la cola con los ojos.

–        Ya me voy a cambiar. – dijo Mariana sonrojada.

Vi que se disponían a salir de la cocina, y me senté donde estaba, salió primero su hermana y cuando salió Mariana le dije algo sobre uno de los problemas del libro, ella me dijo que la espere un momentito pero yo seguí hablando acerca del problema mirando el libro por lo que ella se acercó a escucharme, luego de un rato le pregunté como si fuera parte del tema del que hablaba:

–        Qué llevas debajo del short?

–        Qué?

–        Responde.

–        Mmm…

–        O deseas que mejor lo vea yo mismo?

–        Una tanga, una tanga blanca.

–        Bien, ahora, antes de que alguien vuelva a salir, ven y chúpamela.

–        Pero… No, ya viste que es peligroso, pueden salir mi mamá o mi hermana en cualquier momento.

–        Tendré que repetírtelo o tendré que obligarte? – me bajé el cierre dejando mi verga apuntando al techo, ella la miró de reojo. Sujeté su cabeza y comencé a bajarla lentamente hasta mi polla.

–        Por favor no, es una locura, que pasaría si salen y me ven haciéndote una mamada en la sala de nuestra propia casa! Ef una locfura, no fsgiafs pforfavor slurp – mientras ella hablaba le había metido mi verga en la boca, ella seguía hablando y yo ya había comenzado a mover su cabeza por mi verga.

–        Mariana, más vale que te pongas empeñosa porque no pienso soltarte hasta que me haya corrido.

Ella de inmediato se puso a chupar como si su vida y su reputación dependiera de ello, y de cierta forma así era. Lamía, chupaba fuerte, succionaba, me pajeaba, la nena no daba tregua. Tomó una de mis manos y la dirigió a sus pechos, para que se los acariciara mientras chupaba, para excitarme más. Acariciaba mis huevos y chupaba como puta de lujo. Yo con una mano le sobaba las tetas, se las apretaba de verdad fuerte, retorciendo a ratos sus pezones y la otra mano la estaba pasando por su colita, manoseando esos ricos cachetes, le subía su shortcito dejándoselo bien metido en la cola, mostrando parte de sus nalgas, las cuales sobaba. Al cabo de varios minutos su labor estaba concluyendo, estaba por correrme y al mismo tiempo que ella sentía los espasmos de mi verga y se preparaba para recibir mi leche, escuché como se abría la puerta del cuarto de su madre que estaba al fondo del pasillo, ya que Mariana intentó alejar su cabeza de mi verga al oír los pasos la sostuve, mandándole toda mi leche dentro, me estaba corriendo en la boca de Mariana cuando su hermana apareció frente a mí. Me vió leyendo y me preguntó:

–        Y Mariana?

–        Eh… creo que está en su habitación, dijo que iba a cambiarse. – Mi compañera estaba debajo de la mesa tragándose mi corrida mientras hablaba con su hermana, ya que la mesa tiene un mantel largo y estábamos sentados casi de frente al pasillo por donde estaba su hermana era imposible que la viera.

–        Ah, ok.

–        La necesitas para algo?

–        No, le venía a decir que mi mami la llamaba, pero supongo que ya no hará falta. – dijo regresando por el pasillo que llegó.

Supongo que le fue con el chisme a su madre de que Mariana seguía con la ropa con que estaba antes de que yo llegara, y tal vez también le contó como le miraba la cola… Ah… si supiera lo que le hice a esa colita no le preocupara tanto como la veo. Mariana de lo asustada que estaba seguía sin moverse, ni siquiera se había sacado mi verga de la boca, ni se había tragado mi corrida, ni la había escupido, nada. Sólo un par de gruesos chorros le caían por la comisura de los labios, ella mantenía la boca apretada con todo el resto de mi semen dentro.

–        Ves como no pasó nada? Ahora abre esa boquita y muéstrame lo que tienes allí. – Ella frunció el seño e intento salir de debajo de la mesa, cosa que yo le impedí. – la tomé fuerte del cabello y le dije:

–        Abre la boca puta! – ella lo hizo en el acto, permitiéndome ver todo el semen que tenía dentro, que de verdad era mucho, de sus ojos salían lagrimas que rodaban por sus mejillas, supongo que por el esfuerzo de abrir así la mandíbula, o tal vez por la humillación o por el asco que le producía tener la boca llena de semen, entonces la tomé de la barbilla y escupí dentro de su boca y le dije:

–        Ahora sí traga zorra. – con un gesto de asco se lo trago todo en 2 partes. Ella sólo miraba al piso, tenia la respiración agitada. La acababa de humillar, supongo que nunca si imaginó ser manoseada mientras me chupaba la verga en su propia casa, ni se espero terminar de rodillas tragando mi semen y mi saliva, pero es así como se encontraba en ese momento. La tomé del cabello y la subí sentándola a mi lado y le dije:

–        Bueno putita, por hoy está bien. – Empecé a recoger mis cosas mientras ella se limpiaba la cara y secaba sus lágrimas, cuando en eso aparece su madre, la ve y le dice:

–        Niña estás dentro de tu casa pero no es excusa para que andes despeinada y desarreglada. Y si aún tienen que estudiar vayan a tu habitación, voy a apagar las luces de aquí porque se ve un poco en mi habitación y me molesta. – ella se quedó perpleja, no pudo articular palabra y yo de inmediato le dije:

–        Muchas gracias señora, eso haremos, aún nos faltan varios capítulos y la lección es mañana.

–        Ah… ya me lo imaginaba. Bueno, estudien mucho y cuando hayan terminado procuren no hacer ruido, que tengan buenas noches. – dijo su madre dándose vuelta mientras se retiraba nuevamente a su habitación. Mariana seguía mirando la habitación de su madre con la puerta ya cerrada. Le puse mi mano sobre uno de sus muslos y le susurré al oído:

–        Que esperas para llevarme a tu habitación preciosa? No escuchaste a tu mami??

–        Pe… pero ya te ibas…

–        Sí, hasta antes de que tu mami nos mandara a follar a tu habitación…

–        No, es mi casa, mi habitación! No me hagas nada aquí por favor!

–        Sabes bien lo que puedo hacerte si te portas mal Mariana, mejor levántate y muéstrame tu habitación. – me paré y ella con los ojos tristes se paró y comenzó a caminar en dirección a su cuarto, apagando las luces de la sala donde estábamos.

Al llegar a su habitación, en cuanto encendió la luz, con mis dos manos atrapé sus pechos, comencé a estrujarlos, metí mis manos por debajo de su blusita y se los apretaba, sintiendo la textura de esos deliciosos pechos, a la vez q la ponía contra la pared y comenzaba a puntearle sus ricas nalgotas.

–        Que rica estás Mariana! – le susurraba al oído sin dejar de estrujarle las tetas. – Que buenas tetas! Y esta cola que tienes, me está volviendo loco! Voy a tener que usártela de nuevo!

–        No!! Ni se te ocurra! No de nuevo!

–        Y qué me ofreces a cambio preciosa? – le dije chupando su oído y bajando a su cuello para lamérselo y chupárselo. Ella volteó a verme y me dijo con voz tímida:

–        Otra mamadita?

–        Ay Mariana, no cambias, queriendo resolver todo con mamadas. Pero no, tu boquita puedo tenerla cuando quiera, no sería un intercambio justo. – le bajé un poco el short y comencé a manosearle el trasero, sobando sus nalgas desnudas, ella cada vez se notaba más desesperada, intentaba subirse el short, cambiar de esa postura en la que estaba tan indefensa, pero todo era inútil. – Mmm… Ya casi puedo sentir lo rico que será tenerte empalada por el culo nuevamente! – le decía pasando mis dedos por su anito, sin penetrarla, pero pasando una y otra vez por su agujerito; ella casi temblaba al sentir mis dedos allí.

–        No, por favor no. No tienes idea del daño terrible que me hiciste la última vez. Además, apenas me lo hiciste ayer, aún me duele mucho mi colita!

–        Entonces qué debería hacer? Debería follarte por aquí acaso? – le dije metiendo despacio un dedo en su vagina que se encontraba algo húmeda, supongo que por tanto manoseo.

–        Pero, tú prometiste que me dejarías conservar mi virginidad!

–        No digas mentiras Mariana, en primer lugar, no prometí nada, sólo te lo dije, y segundo te dije que te dejaría conservar tu virginidad sólo por ese día, y eso fue ayer. – volví a su anito con uno de mis dedos, intentando introducirlo.

–        Me harás mucho daño si me lo haces por allí!

–        Entonces no se diga más, hoy en tu casa y sobre tu propia cama te voy a desvirgar tu rajita!! – le dije volteándola y tirándola sobre su cama boca arriba.

De inmediato me puse sobre ella, le quité la blusa y comencé a devorarle las tetas, mamándoselas de forma golosa, chupaba sus pezones, los atrapaba con mis dientes y movía mi lengua, haciendo que se pusieran cada vez más duritos; con una mano le acariciaba sus nalgas, sus bien formados muslos y luego me iba hasta su rajita para frotar su clítoris, ella sólo se dejaba hacer sumisa. Estuve manoseándola por un buen rato, entonces subí mi lengua por sus pechos, su cuello, y comencé a besar su boca, ella correspondió a mi beso, nuestras lenguas se entrelazaban, podía notar que su rajita estaba ahora bastante húmeda. Nos besábamos, mientras le acariciaba sus pechos erguidos y duros, bajé su short hasta sus rodillas y llevé mi boca hasta su rajita, donde comencé dándole suaves besos, pasaba mi lengua por sus muslos, los chupaba y luego lamía los labios d su conchita, ella mantenía los ojos entrecerrados y con sus manos apretaba las sábanas de su cama, le daba lengüetazos y besos pero no le chupaba su rajita, hasta que ella agarró mi cabeza y pegó mi boca contra su conchita, el mensaje era claro, así que inhalé profundamente su aroma y comencé a chuparle su coñito, su coño era de verdad delicioso, ya lo había hecho con alguna que otra novia, pero el de ella, tenía un sabor inocente, delicado, adictivo. Ella levantaba las caderas para sentir mejor mi lengua penetrándola, cosa que aproveché para también lamer su ano. Dado que estaba cooperando como nunca, decidí que tenía que tener un recuerdo de eso, y mientras le chupaba su coñito saqué mi celular y lo ubiqué en una esquina de la cama, contra la pared y lo puse a grabar. Seguí comiéndole su coñito y ella moviendo sus caderas contra mí, cada vez le daba lengüetazos más seguidos a su ano, intentando penetrar su agujerito con mi lengua, ella al sentir esto de inmediato se hizo un poco para atrás y se dio vuelta, quedando boca abajo parando su colita, un poco sorprendido comencé a sobarle los cachetes, entonces ella me dijo:

–        Bésame la cola por favor, me gusta mucho que lo hagas. – Dijo ella poniéndose roja por la vergüenza y hundiendo su cara en una almohada.

–        Mmm… Sé más clara linda, deseas que te bese la cola? – le dije dándole un suave beso en un cachete. – O que te coma el culo? –  esta vez le metí mi lengua en el ano y comencé a moverla.

–        Cómeme mi culito!!

No necesité más para empezar a estrujarle sus nalgas, y a penetrar su agujerito una y otra vez con mi lengua, llenándoselo de saliva, seguro su anito estaba bastante sensible después de lo de ayer, por lo que mi lengua húmeda debía resultarle bastante placentera, le estuve comiendo su culito un buen rato, escuchándola gemir despacio, parando su maravillosa cola para mí. Luego de complacer así a mi compañera le quité su shortcito del todo y la tomé del cabello con algo de brusquedad y la bajé de la cama poniéndola de rodillas, ella de seguro no tenía claro porque la había bajado de la cama, pero era simplemente para que se vea con claridad lo que iba a hacer frente a la cámara, entonces comencé a pegarle con mi verga en el rostro y luego se la metí en la boca, ella comenzó a chupar, no se resistía en lo absoluto, mamaba mirándome a los ojos de forma coqueta, yo la agarraba del cabello mostrando su cara a la cámara, mostrando como mi verga se perdía en esa tierna boquita, la hacía engullir mi verga casi por completo, mostrando que ella era una excelente mamadora, no duró mucho ya que nuevamente tomándola del cabello la tiré sobre su cama y me puse entre sus piernas, con mi verga frotaba su conchita, ella respiraba agitada y de pronto me dijo:

–        Despacito por favor!… Sé que me ves como una puta o algo así por lo que le hacía al director, pero por favor al menos esta vez, tenme piedad. No quiero perder mi virginidad como pasó con mi culito, llorando y suplicand… ahh… – fue interrumpida por mi verga metiéndose en su rajita, se la estaba metiendo despacio, sentía como su conchita se separaba dándole paso a mi verga, ella mantenía su boca abierta y me miraba a los ojos con un gesto de ligero dolor. Cuando sentí que ya estaba por traspasar su himen le dije:

–        Aguanta putita! – y le estampé un beso, mientras le hundía toda mi verga de una sóla embestida.

–        MMMMMMM!!!!!!!!!! – Ella intentó gritar, pero su grito se ahogó en mi boca, me quedé quieto un rato mientras seguía besándola, casi de inmediato se la comencé a sacar mientras ahora le besaba las tetas y se las amasaba con las manos, ella se mordía los labios y se agarraba fuerte a la cama mientras comenzaba a embestirla.

–        Ahhh… Zorra! Que apretadita que estás! Y además estás empapada!! Que delicia follarte!!

–        Ah… Ahh… Ay! Mmm… Más despacio!! – No pasaron más de cinco minutos y me detuve, sólo para agarrar sus piernas y ponerlas encima de mis hombros. Aceleraba las embestidas, pero ella ya no se quejaba, ahora sólo gemía y se mordía el labio con cara de placer, le pellizcaba los pezones y se los jalaba con fuerza, ella me sostenía las manos para que no sea tan brusco, pero ver su carita así me había dado mucho morbo, la embestía cada vez con más fuerza, luego de un rato se la saqué y tomándola de la mano la puse al filo de la cama, con las rodillas en el piso y las tetas apoyadas sobre la cama, le planté una nalgada y le dije:

–        Para el culo zorra!!! – ella lo hizo, le ensarté mi verga una vez más en su conchita, le daba rápido y profundo, amasándole las nalgas.

–        Como me gusta tu culo putita! Tienes un culo fantástico!!

–        Ahh… ahh… te gusta?? Ahh… Te gusta mi colita mi amor??? – dijo ella y comenzó a mover su trasero de arriba hacia abajo ensartándose en mi verga. La vista era algo espectacular, lástima que mi celular sólo estuviera grabando su rostro mientras me la cogía. Después de un rato se la saqué y le pasé mi verga llena de líquido preseminal y sus flujos por sus hermosas nalgas desnudas, me acosté en la cama y le dije que se sentara encima de mí, ella lo hizo, se colocó encima de mí y tomando mi verga se dejó caer lentamente, empalándose ella solita.

–        Es tu turno putita, cabalga! – le dije y comencé a darle nalgadas, ella apoyó sus manos sobre mi pecho y comenzó a cabalgar, gimiendo. Puse mis manos sobre sus caderas disfrutando de sus movimientos, ella se acercó y me besó, me besó como yo la besaba a ella, metiendo su lengua en mi boca, de una forma morbosa, hambrienta de sexo, yo le devolví el beso prácticamente comiéndole la boca, chupando su lengua, probando su saliva, mordiendo y chupando sus labios, estuvimos así un rato hasta que estando debajo de ella y mientras ella aún se movía comencé a embestirla con más fuerza y rapidez q antes

–        Ahh… ahh… sí! Sí sí!! Mmm… mi amor, córrete afuera sí! Oh!! Ahhh…. Ahhh!!! – no dije nada, sólo moví mi cabeza a los costados, expresando que no cumpliría con su petición.

–        Salte! Me puedes embarazar!! – Ella intentó levantarse, cosa que le impedí tomándola de las nalgas y embistiéndola como nunca, le separaba las nalgas, le apretaba con fuerza la cola, viendo sus tetas bambolearse al ritmo de las salvajes estocadas.

Ella cerró los ojos abrió la boca y comenzó a gemir fuerte mientras se corría, empapando mi verga de sus flujos, al mismo tiempo que yo le llenaba su tierna rajita con leche espesa y caliente, le di tres o cuatro fuertes y profundas embestidas más, terminando de vaciarme en su interior. Ella luego de correrse se recostó en mi pecho, con la respiración agitada, exhausta, empapada en sudor, yo le acariciaba la cola, sentía como de su interior escurrían nuestros flujos.

–        Parece que te ha gustado Mariana.

–        Por qué te corriste dentro?

–        Era el único agujerito que me faltaba por llenarte mi putita.

–        Gracias por… no maltratarme… – parecía que la nena ya estaba entendiendo la posición en que se encontraba y eso me complacía.

–        Fue porque te portaste bien preciosa, nada más. Bueno, ya es hora de que me vaya. – le dije luego de un largo rato, ella se levantó y se comenzó a vestir al igual que yo, tomé mi celular procurando que no lo notara, salimos en silencio de su habitación, ella me acompañó hasta la puerta y al despedirse me dio un beso, no muy largo, ni muy corto, y antes de entrar y cerrar la puerta me regaló una sonrisa. Ese comportamiento de verdad me extrañó, supuse que era por la diferencia que había con lo que sucedió ayer, lo sucedido ayer había sido rudo, brutal, ella casi no dejó de llorar y suplicar, sabía que tenía el poder de quitarle su virginidad de la misma forma, al comparar lo de ayer con lo de hoy, de seguro le pareció que hoy fui bastante amable y por eso se comportaba así. Pero, eso es sólo una hipótesis; de cualquier manera, el punto de vista que mi linda compañera ahora tenía, de seguro me sería útil para obtener mucho más placer a costa suya.

Los días siguientes estuvieron llenos de morbo y calentura, las clases transcurrían con normalidad, excepto porque a la entrada o en el recreo cuando no había nadie cerca, le daba una buena manoseada a mi linda compañera, sobándole las tetas y las nalgas, devorando su boca, mandándole dedos en su rajita, asegurándome de que quede empapada. Su comportamiento en clases era el mismo con el resto de nuestros compañeros, pero conmigo, era un poco más amable, atenta, risueña, lo cual lo notó más de uno en el salón. A la salida, desde el lunes, la obligaba a quedarse luego de clases para que me haga una mamada, la nena era cada vez más experta y me parecía que cada vez disfrutaba más de su labor también; el primer día le sorprendió un poco, que a la salida tomándola de la mano le dijera que se quede, que quería hablar con ella, ella lo hizo y una vez habiendo salido todos del curso, me la llevé hasta el fondo y le ordené que me la chupe, ella no se resistió, supongo que ya sabía que era inútil y bajándome los pantalones y los boxers, se engulló mi verga y comenzó a chupar, a ratos, la agarraba de la cabeza y la embestía con fuerza, lo que le provocaba fuertes arcadas que le hacían saltar algunas lágrimas ya que mi verga le llegaba hasta el fondo de la garganta, luego la dejaba un rato por su cuenta, para después de unos momentos volver a embestir su boquita, se la hundía hasta el fondo y allí se la dejaba, hasta que su cara se pusiera roja y ella se desesperara, entonces se la sacaba, ella me pedía que por favor no sea tan brusco, pero verla de rodillas, sumisa, pidiéndome por favor algo como eso, no hacía más que calentarme; por lo que agarrándola de la cabeza comencé a embestir con más velocidad, al tiempo que me corría dentro de su boca, ella aunque no le dije nada, tragaba mi corrida, sin dejar de mirarme con esos grandes y hermosos ojos de una manera coqueta, cuando se hubo tragado todo mi semen, saco mi verga de su boca, y tras darle un par de chupetones y relamerse los labios, me dijo: “que rico!”, sonriendo. De verdad me sorprendió el cambio drástico, hace sólo un par de días, el semen le producía un asco tremendo, y ahora se lo había tragado todo sin que se lo pida y terminaba diciendo “que rico!”! Luego de eso, se levantó y me preguntó si la acompañaría a casa a lo cual accedí, después de todo quedaba de paso por la mía y ella aunque no estuviéramos follando era buena compañía, en los breves momentos que duraba el regreso a casa, comenzamos a conocernos más, me enteré de sus gustos, aficiones, su carácter y puedo concluir que ser inteligente y bonita no eran sus únicas cualidades a resaltar. Al llegar a su casa siempre nos despedíamos, yo dándole una nalgada y ella dándome un rápido beso en los labios.

Así pasaron los días hasta el jueves cuando se me ocurrió divertirme un poco con mi hermosa compañera; todo era normal hasta que llegó la hora de la clase de deportes, para esto, las mujeres se cambiaban el uniforme normal por una camiseta con el logo del colegio y lycra a su elección, entonces cuando estábamos por ir al salón de gimnasia la tomé del brazo y le dije que me muestre la lycra que iba a ponerse, ella disimuladamente abrió su bolso y me mostró una lycra negra que le quedaría más o menos hasta medio muslo y me preguntó:

–        Te gusta? – yo la tomé rápido y dejé en su bolso otra.

–        Más me gusta esa. Póntela… y no uses nada debajo. – ella me miró extrañada y luego vio bien la lycra y se sonrojo con sólo verla, pensando que todo el curso la vería así, me alejé y me fui a cambiar también.

Cuando salí, ya estaban todas las chicas listas para empezar la clase, al igual que nosotros, sólo faltaba mi linda compañera, quien salió luego de un rato. Tanto hombres, como mujeres, incluyendo a la maestra se quedaron con la boca abierta al verla, la lycra que le había dado era blanca, semitransparente y de verdad pequeña, le cubría exactamente la cola y nada más, se veía fantástica, unas piernas lisas, bien torneadas, femeninas, su cola grande y bien paradita, perfecta y su carita inocente sonrojada ante las miradas, había otras chicas que por llamar la atención también usaban cosas pequeñas y aunque no estuvieran nada mal ninguna era ni la mitad de guapa de Mariana, ni tenían ese delicioso cuerpo, además de que ya era algo común ver a esas otras chicas venir así, mientras que mi pudorosa compañera, siempre usaba lycras a medio muslo y de colores oscuros, esta era tan pequeña que incluso le marcaba un poco sus labios vaginales, de verdad me puso a mil verla así, ese día definitivamente tenía que cogérmela. Durante la clase, todos los hombres sin excepción estuvieron viéndola, y como no, si mientras hacía ejercicios la lycra se le metía entre los cachetes, dejando a la vista más de ese fabuloso trasero, los muchachos ni siquiera se concentraban en hacer lo que la maestra pedía y ella lo notaba. Luego de un rato así y cuando aún faltaba media hora para que la clase termine, la maestra decidió darla por concluida. De inmediato Mariana comenzó a caminar hacia los vestidores, delante del resto de nosotros, supongo que quería cambiarse cuanto antes, yo la alcancé y le dije:

–        Por qué tanto apuro preciosa?

–        Y todavía preguntas!

–        Pero si te ves fantástica!

–        Lo sé! Pero no es para que todo el mundo me vea así. – me voltee para ver si la profesora nos veía y para mi suerte, era la única que no nos veía, estaba recogiendo unas cosas, el resto del curso venía detrás de nosotros, aunque no lo suficientemente cerca para escucharnos.

–        Falta casi media hora para que acabe la clase, sígueme. – la tomé de la mano pero de inmediato ella se soltó.

–        No, debo ir a cambiarme primero.

–        Parece que se te olvida como son las cosas. No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando zorra! – le dije elevando un poco la voz, estoy seguro de que más de uno me escuchó, seguido de eso le planté una nalgada, para luego llevar mi mano a su cintura; ella se quedó parada por un segundo y regreso a ver si alguien había visto lo que le había hecho, creo que no fue buena idea, se ruborizó al ver que todo el curso lo había visto y sólo agachó la cabeza y esta vez me siguió de forma obediente.

Me la llevé al comedor, donde por la hora no había nadie aún, todavía faltaba una hora y media para receso. Al llegar ella se volteó a mí y me dijo notablemente molesta:

–        No era necesario que me trates así delante de todo el curso!

–        Tienes razón, no era necesario, pero quería hacerlo. – Al ver como me miraba pude notar que no sólo estaba molesta.

–        Me hiciste vestir como zorra para tratarme como tal delante de todos. Claro… olvidaba que para ti soy sólo una puta… – y dicho esto se arrodilló y me bajó el pantalón para comenzar a chupar mi miembro con maestría. Debería de gustarme lo que dijo y lo que hacía, pero por alguna razón no era del todo así, tal vez por su tono, no lo sé. A pesar de eso, me decidí a disfrutar de la rica mamada que con esfuerzo me estaba dando mi linda compañera, la dejé chupar un buen rato y luego le dije:

–        Pajéame con tus tetas! – ella se sacó la blusa y el bra sin pensárselo dos veces y colocando mi verga entre sus firmes y apetecibles tetas, y apretando sus pechos con sus manos, comenzó a subir y bajar, cumpliendo con mi orden, debido a que estaba un poco sudad por el ejercicio realizado sus tetas tenían un brillo espectacular, eran tremendamente suaves y su tamaño perfecto para cumplir con la tarea que le di, era una cosa de locos tenerla de rodillas usando sus hermosas tetas para hacerme una paja. Pasado un rato la levanté y la voltee, la llevé hasta la mesa más cercana que encontré y allí la recliné, apoyé su rostro de lado contra la mesa dejando su culo bien parado al filo de la mesa, comencé a acariciarle los cachetes por encima de la lycra, como me calentaba tenerla así, sumisa, indefensa, le bajé la lycra hasta medio muslo y sobe su conchita sólo para comprobar que estaba bien húmeda, mojada, empapada más bien, así, ubiqué mi miembro en la entrada de su vagina, ella trató de incorporarse, pero mi mano en su espalda se lo impidió.

–        No, espera! No quiero… – musitó ella, tan sólo le tapé la boca, y de un golpe le clavé mi verga hasta el fondo! Ella abrió los ojos de par en par y lanzó un grito que fue apagado por mi mano en su boca, comencé a embestirla sin misericordia, ella seguía apretadita y tiraba manotazos hacia atrás como queriendo alejarme, pero todo era en vano, comencé a darle fuertes nalgadas, viendo como temblaban esos ricos cachetes, a ella parecía dolerle bastante, porque arqueaba la espalda con cada nalgada, le di en total 9 o 10 dejando su cola bastante roja! Nuevamente me la estaba cogiendo a mi antojo, y al parecer ella no lo pasaba muy bien al principio, aunque lo lubricada que estaba definitivamente ayudó ya que en poco tiempo comenzó a gemir, entonces le quité la mano de la boca para poder disfrutar de sus gemidos y jadeos.

–        Te gusta no, zorra? No lo querías, prácticamente te estoy violando de nuevo y aun así estás empapada, y gimes como perra en celo! Que puta que eres Mariana!– le dije escupiendo en su rostro, ella gemía más fuerte, olvidándose que estábamos en el comedor del colegio. Le empecé a estrujar los pechos, amasarlos, me encantaba  sentir sus hermosas tetas a mi entera disposición, le agarré los pezones y comencé a retorcérselos, se los jalaba, tiraba de ellos con fuerza y los retorcía, ella movía la cabeza sobre la mesa y apretaba sus manitas.

–        Ahhh!! Ay!! Ahh! Eres un maldito sádico!! Detente, me duelen los pechos! – subí una de sus piernas a la mesa y en esa posición mientras me la cogía le frotaba el clítoris, ella se mordía los labios para no jadear más fuerte, pero no aguantó más cuando empecé a acelerar  y terminó corriéndose mientras gemía:

–        Sí! Sí! Sí! Asi!! Así!! Ah! Ahh!! Cógeme, cógeme! No pares! Mmm… Mmm…. Ahhhh!! Me corro!! Aahhhh… – yo la embestí más rápido y más profundo escuchándola gemir de placer. Ella quedó rendida con la cabeza apoyada sobre la mesa luego de su orgasmo, no fue mucho tiempo el que permaneció así, ya que luego de poco sintió como empezaba a correrme en su interior, descargando mi leche espesa en su tierna intimidad. – Noooo!!! No de nuevo! Detente!! No entiendes?! Me puedes dejar embarazada! Aún no tomo pastillas ni nada!!

–        Ni las tomarás putita! No tienes porque hacerlo, soy yo el que te está llenando el coño de leche, perra! – le dije mientras aferrado a sus nalgas daba las últimas embestidas, terminando de llenarla.

Ella ahora estaba quieta, resignada supongo, yo me quedé dentro de ella un rato, disfrutando de la calidez de su coñito. Ella estaba mucho más sudada de lo que estaba cuando llegó y los dos estábamos agitados, con una mano le acariciaba el cabello y la espalda. Pasados unos minutos saqué mi pañuelo y le limpié un poco el sudor que tenía en su carita, junto con el escupitajo que le tiré mientras me la cogía, ella seguía tirada en la mesa, con los ojos cerrados, supongo que ese orgasmo la dejó bastante cansada, así que yo mismo le subí la lycra. Le di una suave nalgada y le dije que ya teníamos que irnos, vi el reloj y estábamos 10 minutos atrasados, definitivamente iba a ser bastante raro que nos vean llegar tarde juntos a la siguiente clase. Ella finalmente se levantó y comenzó a vestirse, yo la esperé y la acompañé de vuelta al vestuario para que se cambie la lycra, de camino nos vieron sólo 7 u 8 personas, nadie conocido, todos alumnos, unas cuantas chicas y un grupo de 4 chicos que como era de esperarse, devoraban a Mariana con la vista, yo en ese momento  la agarré de la cintura, la acerqué a mí con fuerza, con autoridad, ellos sólo hicieron unos comentarios en voz baja entre ellos, no se atrevieron a decirle nada a ella directamente. Llegamos y estaba esperando fuera mientras se cambiaba, pero estando allí no pude evitar imaginarla quitándose la diminuta lycra, pensar en su coñito estrecho y depilado, sus bien torneadas piernas, su cola perfecta y sobre todo pensar que todo aquello ahora me pertenecía. No aguante más y entré al baño sin pensarlo. Al entrar ella estaba de frente al espejo por lo que me vio en cuanto entré.

–        Pero… qué haces aquí?! – dijo sorprendida

–        Es sólo que se me antojó algo ricura – intentó voltearse, pero fui más rápido y ubicándome detrás de ella le apoyé mi bulto en sus nalgas.

–        Te has vuelto loco?!! Estamos en el baño de damas, alguien puede entrar en cualquier momento!

–        Tranquila Mariana, puede que esté caliente pero no soy estúpido, este baño queda lejos de todo, excepto del coliseo y el comedor, nadie irá al comedor hasta más tarde y si algún curso tiene deportes y vienen chicas a cambiarse, por ser todo un curso las escucharemos cuando aún estén lejos y tendré tiempo para tomar medidas. – ella se quedó callada, pensando en lo que le decía, mientras yo ya tenía sus tetas fuera de su blusa y las apretaba, agarré sus pezones con mis dedos y los acariciaba al mismo tiempo que besaba y lamía su cuello, ella cerró los ojos y apoyó sus manos sobre el muro que tenía delante en el cual están los lavamanos, noté como paró su cola y comenzó a restregarla contra mi pene ya tieso, mientras yo la punteaba con fuerza y seguía jugando con sus pezones.

–        Y… qué es lo que se te antojaba? – me dijo finalmente de forma melosa, volteando su rostro para recibir mis besos en su boca en lugar de su cuello. Nos estuvimos besando un rato, hasta que sin decir nada, puse mis manos sobre sus caderas y me agaché, bajando su lycra, dejándosela a la altura de las rodillas, la empujé un poco, dejando su cola al filo del murito y comencé a besar sus cachetes, lamía todo el contorno de sus nalgas y las estrujaba con mis manos, separé los cachetes de su cola y comencé a lamer su culito como a ella le gustaba, noté como paró su cola gustosa al sentir mi lengua allí, pasé una y otra vez por su agujerito hasta que mi lengua ya entraba y salía con facilidad. Cuando noté que estaba más o menos lubricado, lentamente le fui metiendo un dedo en su anito, se lo metí entero, hasta que mis nudillos chocaron contra sus nalgas. – Ay! No, mi amor! Para! Eso no…

–        Tranquila, ya vas a ver como gozas cuando te tenga empalada por el culo de nuevo zorra! – al escuchar esto sí se desesperó, trataba de zafarse, movía las piernas, entonces comencé a azotar su culito nuevamente, aún sensible por las nalgadas que le di en el comedor. – Estate quieta guarra o te va a ir mal!!

–        No por favor, me vas a hacer daño, duele muchísimo! Eso no, por favor, lo que quieras menos eso, por favor!! – seguía revolviéndose, aguantando las fuertes nalgadas, luego de un rato sólo sollozaba, parecía que estaba a punto de llorar, de hecho llegó a conmoverme con sus súplicas, definitivamente la primera vez la había lastimado al punto de traumarla. Lentamente le saqué mi dedo de su ano y volví a lamer y chupar su agujerito, ella se quedó tranquila un rato, pero cuando dejé de hacerlo volvió a sollozar, entonces le di un beso en una nalga y acariciándosela luego, le dije:

–        Tranquila mi amor, no te haré daño. – “no demasiado” pensé. Después de todo quería cumplir con lo que me propuse ese día, hacerla disfrutar la próxima vez que la enculara. Nuevamente le introduje un dedo en su culito, ella ahora estaba más relajada y eso ayudaba, luego de un buen rato ya eran dos dedos los que entraban y salían de su agujerito, los rotaba y los abría con cuidado para dilatar su pequeño ano, después de más o menos 5 minutos, me incorporé y escupiendo en su culito y luego en la punta de mi verga, coloqué la punta de mi falo en su apretada entrada posterior. Agarré su cabello y acomodé su rostro mirando al frente, al espejo, para de esa manera poder ver su rostro todo el tiempo. – No quiero que dejes de ver de frente al espejo en ningún momento Mariana, entendido?

–        Mi vida por favor no! Fóllame por mi conchita mejor, fóllamela cuanto gustes y córrete dentro si así lo deseas o usa mi boca si quieres, úsala como se te venga en gana, has que me den arcadas, hazme tragar tu semen, lo que quieras… Pero deja en paz mi cola, por favor. – Sordo a sus palabras, comencé a introducir mi verga lentamente en su colita, notaba como a pesar de lo estrecho de su agujerito, este se dilataba con mayor facilidad que la primera vez al paso de mi verga, fui metiéndolo despacio, sin prisas, disfrutando de esa hermosa cola que estaba penetrando, veía como ella apretaba sus manos sin dejar de mirar hacia al frente, su carita definitivamente era de dolor, tenía los ojos cerrados y apretaba los dientes con fuerza, definitivamente valía la pena encularla frente al espejo. Esta vez, a diferencia de la anterior le entró toda a la primera, sin tener que sacarla y embestirla con brutalidad como hice días atrás, en menos de unos minutos ya tenía mi verga toda dentro de su culo, de su hermoso, redondo y parado culo.

–        Ya está putita, toda adentro, cómo te sientes con mi verga en la cola?

–        Mmm… Auch! Ufff…. Me lastima un poco… Me duele… Me siento totalmente llena! – se notaba que hacía un gran esfuerzo por aguantar, estaba sudando y su carita seguía siendo de dolor. Solté su cabello y acariciando su espalda le dije:

–        Te duele mucho? Crees que soportarás si continuo? – Ella me miró un poco incrédula, sorprendida, dudo un momento y luego asintió con la cabeza, mordiendo sus labios y dijo:

–        Sí amor, gracias por tener cuidado. Por favor hazlo muy despacito sí… – Estaba quieto dentro de ella, esperando a que su culito se acostumbre un poco a tener mi pedazo dentro, mientras, acariciaba sus pechos, expuestos e indefensos, sentía sus pezones duritos, sus senos en sí estaban duros, se los acariciaba, pellizcaba despacio sus pezones, escuchaba como ella relajaba su respiración, como comenzaba a gemir por mis caricias. Entonces, comencé a sacar mi verga de su trasero, tomándola de las caderas comencé con un lento mete-saca, luego de unos minutos noté que su cara ya no era de dolor, mantenía los ojos cerrados y se mordía los labios, pero su expresión era mucho más relajada, comencé a acelerar el ritmo de las embestidas, ella comenzó a gemir, a quejarse despacio, gradualmente fui aumentando la velocidad hasta que luego de un rato ya me la estaba cogiendo con fuerza.

–        Me encanta tu culo pendeja, me encanta!!

–        Mmm!!… Ya lo sé!!! Créeme que me lo has dejado bien claro! Uff!!! Ahh!! Más despacio por favor! – la tenía agarrada con ambas manos de los cachetes de la cola, separándolos para ver con detalle como mi verga se perdía en su estrecho ano. Su culito me apretaba la verga casi tanto como la primera vez, la diferencia era que esta vez ella en lugar de llorar y suplicar se encontraba con los ojos cerrados y la boca abierta gimiendo, definitivamente lo estaba gozando, después de todo había cumplido con mi objetivo, estaba haciendo gozar a esa perrita orgullosa con mi verga clavada hasta el fondo de su hermoso culo, estaba en eso cuando de repente escuchamos risas, risas y voces d mujeres a lo lejos. Sin duda venían a cambiarse a este baño, me acomodé la ropa rápido, Mariana reaccionó casi al mismo tiempo que yo, su reacción fue erguirse y tratar de voltearse con rapidez pero la muy torpe se hizo un poco de daño al sacar de esa forma brusca mi verga de su cola, lo supe por la cara que puso y el gemido de dolor que soltó, antes de que hiciera alguna otra tontería, la tomé en brazos y la llevé al último cubículo y le puse el cierre, la cargué porque de seguro en su desesperación iba a intentar caminar o correr, olvidando que traía la lycra por las rodillas, y eso de seguro no habría resultado bien. Segundos después entró un grupo de varias chicas, conversaban y se reían, hacían bastante ruido. Me encontraba sentado y Mariana de pie frente a mí, quieta como estatua, me causó gracia verla tan nerviosa. La tomé de las caderas e intenté sentarla sobre mí, de clavar mi verga en su cola nuevamente.

–        No! Detente! Espera al menos a que se vayan!! – susurró.

–        Siéntate putita, con el ruido que hacen no nos van a oír.

–        No! Espera a que se vayan y seguimos… si quieres. – La tomé del cuello y acercándome a su oído le dije:

–        Mira perra, o te empalas ahora mismo en mi verga tú solita o te empalo yo!! Y te aseguro que entonces sí que te van a oír! – ella me miró con incredulidad y entonces la agarre de las caderas, ella de inmediato recapacitó en su decisión.

–        Está bien está bien! Lo haré… – De espaldas a mí como estaba se agachó, agarró mi verga con su mano y comenzó a profanar su lindo trasero ella solita, bajaba despacio, pero al final lo hizo por completo, hasta quedar sentada sobre mí, con toda mi verga metida en su culito. – Contento?? – dijo algo molesta.

–        Mucho, te pedí que te empales en mi verga, no especifiqué que te la metas por el culo, pero es el agujerito que elegiste… Que puta que eres Mariana … Ya te empieza a gustar que te dé por el culo… – Ella se sonrojó, abrió la boca a punto de reprochar algo, pero no lo hizo y volteó su cara hacia el frente. – Con mi mano busqué su rajita y comencé a masturbarla, dedeaba fuerte su rajita, ella apretaba sus piernas tratando de impedir el movimiento de mi mano, pero era inútil, tuvo que taparse ella misma la boca para ahogar sus gemidos mientras la masturbaba, entonces súbitamente me levanté con mi verga aún en el trasero de mi compañera, estrellándola contra la puerta, ella quedó con las manos y el rostro de lado contra la puerta y en esa posición comenzó a recibir mis embestidas, el ruido afuera era mayor, eran todas las chicas de un curso conversando y bromeando.

–        Aaahhhh!!! Para! Me duele! – dijo ella en voz baja, le mordía el cuello y la embestía con fuerza agarrándola de las tetas, notaba su ano dilatado acoplarse perfectamente a mi verga.

–        Qué culito que tienes Mariana!! Jamás me voy a cansar de follártelo! – ella continuaba quejándose pero permanecía quieta recibiendo mis embestidas. Luego de un rato nos volteamos, hice que se pusiera de rodillas sobre el inodoro y que apoyara sus manos contra la pared, por supuesto sin sacar mi verga de su cola. En cuanto quedó en la posición que quería, sin contemplaciones comencé a bombear nuevamente su culito.

–        Aaayyyyyy!!!! Para para!! Me arde mucho la cola! Espera! Detente!!… Mmmmm… Mmmm!!!! – no pudo decir más porque mi mano pasó a tapar su boca, parece que se le iba olvidando donde estábamos así que la seguí follando de esa manera, ella no paraba de quejarse pero toda protesta era apagada por mi mano en su boca, no sé si empezó a disfrutarlo o quería que acabara de una vez, pero la muy puta no hacía más que parar el culo y hacer sus caderas para atrás luego de que yo la mandara para adelante con cada estocada, la agarré del cabello y lo tiré para atrás, haciendo que arqueé la espalda, con la otra mano, comencé a masturbarla, le mandé 3 dedos en la vagina y con los 2 restantes le pellizcaba el clítoris sin dejar de reventarle la cola a vergazos! La muy guarra comenzó a correrse mordiéndose sus labios para contener sus gemidos, sus muslos quedaron empapados de sus propios fluidos al igual que mi mano, que siguió masturbándola hasta que termino de correrse, pude notar como le temblaban las piernas al venirse. En cuanto terminó de correrse saqué mi verga de su cola y masturbándome terminé por llenarle el trasero de leche, dejándole las nalgas embadurnadas casi por completo en semen. Me arrimé a la puerta para contemplar mi obra, su anito estaba rojo y dilatado, mi semen cubría sus nalgas y parte de su espalda.  Ella seguía en la misma posición, y volteando su rostro para verme me dijo: – Eres un desgraciado!! Me has vuelto a violar por la cola!

–        Violarte?? Mira como me dejaste la mano. – Le dije sonriendo y mostrando mi mano cubierta de sus jugos. – No seas descarada Mariana! Te has corrido como perra en celo. – Agachó la mirada por un momento y replicó.

–        Sí… Pero… Te pedí que pares!… Me ardía mucho la cola…

–        Y es culpa mía? Fuiste tú la que se ensartó mi verga en el culo putita. – Volvió a agachar la mirada. Me percaté de que ya no había nadie fuera, no sé en que momento, pero las chicas ya habían salido.

–        Mira el desastre que me hiciste. – dijo señalando sus cachetes llenos de leche, o no sé si se refería a su ano enrojecido y dilatado. – Te corres dentro de mi vagina y no pudiste hacer lo mismo en mi cola?! – La agarré por la barbilla y le di un beso lento, un tanto delicado, procurando percibir cada detalle de su boca, la forma y textura de sus labios, de su lengua, luego la solté y sonriendo le dije:

–        Como quieras preciosa, la próxima te dejaré ese culo bien lleno de leche!

–        No! No era lo que quería expresar… es que…

–        Ya vamos al curso, creo que a fin de cuentas nos saltamos Matemáticas. Te espero fuera, no tardes. – Dije acomodándome la ropa y abandonando los sanitarios dejando a mi compañera aún en cuatro y con las nalgas cubiertas por mi corrida.

Fue poco lo que esperé, en unos minutos salió ella arreglada luciendo el uniforme nuevamente, no sé como rayos lo hacía pero se la veía tan bien que parecía que acababa de llegar al colegio desde su casa. En cuanto salió, nos dirigimos al curso, entramos y afortunadamente el profe de la siguiente clase no había llegado, por lo que no tuvimos que dar explicaciones de nada y sólo tuvimos falta en una clase, lo que no es el fin del mundo.

Faltando poco para que se acabe la última hora de clases entró un inspector diciéndole a Mariana que el Director la mandaba a llamar, ella salió en el acto, y yo que no soy ningún ingenuo esperé un par de minutos y le pedí permiso al maestro que estaba en ese momento para ir al baño. Al salir me dirigí directamente al despacho del director, desde fuera podía escuchar claramente lo que decían sólo pegándome a la puerta.

–        …bien, si no quieres tomar asiento me escucharás así, trataré de ser breve. En toda la semana no te has aparecido por mi despacho a realizar tus “labores” y ahora mismo no te veo muy dispuesta. Sucede algo?

–        Es que… no lo volveré a hacer Director.

–        No volverás a hacer que?

–        Pues… No volveré a mamársela.

–        Mmm… Ya veo, y podría saber por qué has tomado esa decisión?

–        Director es que yo… yo… tengo novio… – Novio? De que demonios hablaba! Vigilé que nadie se acercara por el pasillo y volví a pegarme a la puerta para seguir escuchando.

–        Novio? Tú? Jajaja… – escuché como se levantaba de su silla, haciéndola rechinar.

–        Aauuu! Suélteme… – intenté entrar, pero estaba cerrado desde dentro.

–        Tú no puedes tener novio linda. Las putas no tienen novio! Tienen clientes, tipos que las chantajean, un chulo y cosas por el estilo pero novio no. Además por qué crees que puedes decidir dejar de chupármela? Se te olvida el porque empezaste a hacerlo en primer lugar, que haya decidido compensarte con buenas notas por luego comenzar a portarte bien y ser una buena mamadora es distinto, pero que no se te olvide que no es esa la razón por la que lo haces! No pienses que puedes dejar de comerte mi verga y seguir como si nada niña!

–        Ay! Ya suélteme por favor, me lastima! – escuché su voz quebrada.

–        Mira pendeja, hoy te dejaré ir a que reflexiones en la estupidez que quieres hacer, pero si mañana no estás aquí debajo de mi escritorio todo el puto día chupando como la zorra mamavergas que eres… Sabes bien lo que te espera! Ahora largo!

Corrí hasta desaparecer del pasillo, me asomé y la vi salir limpiando lágrimas de su rostro. La verdad no entendía bien lo que pasaba, siempre pensé que lo hacía por puntos, que era una puta, bueno, la conversación no cambiaba lo que había visto anteriormente, lo que tenía en video, y ella seguía siendo una puta, no sólo por lo que solía hacer sino por la actitud que tenía frente a ello, pero ahora sabía que no lo hacia por puntos, al menos no sólo por eso. Tenía que averiguar de que se trataba aquello, no podía permitir que alguien tenga más poder sobre ella que yo, no iba a dejar que alguien más extorsione a mi Mariana, mi puta!

Mientras estaba ahí sonó el timbre de salida, así que regresé al curso, recogí mis cosas y salí rápido del colegio, no la esperé, necesitaba pensar bien lo que iba a hacer. No fui directamente a casa, di unas cuantas vueltas, pensaba, deambulaba, cuando pasé frente a la casa de ella, escuché que me llamaron, era su hermana, eso sí que era raro, empezando porque a esta hora ella debía estar en el trabajo.

–        Hola, eres el tutor de Mariana o algo así no?

–        Que tal, bueno… sí. Por qué?

–        Mariana me dijo que te pregunte si podías venir hoy a casa, desea que le expliques un tema de Física o algo así.

–        Y… dónde está ella?

–        Está dentro, supongo que se está cambiando, llegó hace poco y me pidió que te lo diga si te veía pasar.

–        Mmm… – titubee un poco en que decir y ella se adelantó.

–         No te preocupes que nadie los interrumpirá como la última vez, mi mamá y yo saldremos así que podrán estudiar a gusto porque la casa estará sola para ustedes.

–        Bien, a qué hora debería estar aquí.

–        A las 6 estará bien. De todos modos llegaremos bastante tarde.

–        Ok. Gracias por el mensaje. – le dije y luego me despedí. Vernos hoy! De que se trataba, cual era la prisa si mañana también nos veríamos en el colegio, algo andaba mal, tal vez quería hablar de su conversación de hoy con el director, era lo único que se me ocurría.

El tiempo pasó rápido mientras hacía tarea y otras actividades, llegada la hora salí de mi casa rumbo a la de mi compañera, toqué el timbre y espere, la puerta se abrió y pasé, pero por dentro todo estaba bastante oscuro, afortunadamente conocía un poco la casa, así que me ubiqué por donde estaban los muebles que es cerca de la entrada y me senté:

–        Para qué querías que venga? Si deseabas decirme algo pudo haber esperado hasta mañana o es que necesitabas que te pegue una buena cogida de nuevo?!

No escuché respuesta, pero vi la silueta de quien me acompañaba acercarse y tomar asiento, un culo grande, macizo, un tremendo culazo resaltado por lo corto que era el vestido que llevaba puesto, una cintura normal, pequeña sin llegar a exagerar en ello, senos grandes, más bien enormes, luciéndose por el generoso escote que tenía el pequeño vestido. Obviamente no era mi compañera, ya que su figura es más fina, estilizada, no raya en la exuberancia como… su hermana, quien tras encender una lámpara de mesa y mirándome fijamente dijo: “Tenemos que hablar”.

En primer lugar, quiero disculparme por lo mucho que he tardado en sacar este nuevo relato, y aclarar que sí, esta es la 5ta parte, no la 4ta, o al menos lo será dependiendo de lo que ustedes decidan.

Taladraba duro el culo de Mariana, mis huevos se estrellaban con fuerza contra sus perfectas nalgas, ella sólo gemía y se mordía los labios, no había mucho más que pudiera hacer estando acostada boca arriba sobre el escritorio, abierta de piernas y conmigo sosteniéndole ambas manos, así como estaba me era fácil deleitarme a ratos chupando sus tetas o besando sus labios, sentía como esas tetitas se ponían duras en mi boca y me encantaba que no dejara de gemir aún mientras la besaba.

–        Ya para… ah… alguien puede… llegar… y… ahmm…

–        Sabes que no, todos están abajo en la feria, exponiendo sus temas, los únicos que estamos haciendo algo “diferente” somos nosotros, que estamos aprovechando mejor nuestro día.

–        Estar abierta de… piernas, contigo partiéndome la… ahh… la cola… mmm… no me parece muy… provechoso…

–        Jeje… Bueno, es cuestión de criterios.

Comencé a frotar su clítoris y notaba como ella gemía con fuerza, comenzando a mojarse más y entre cerrando los ojos. A continuación le saqué la verga y la puse a ella de lado, que morbo verla en esa posición, con la blusa abierta, una faldita de tablones demasiado corta, que por la posición en que estaba dejaba toda su cola al aire, la tanguita de hilo que yo le había comprado perdiéndose entre esos redondos y firmes cachetes y para colmo con los tacones aún puestos. Ella medio descansó, y cuando pensaba incorporarse un poco, le hice a un lado el hilito de la tanga y le hundí mi verga entera en el trasero. Ella dio un fuerte gemido de dolor y luego susurró:

–        MMMM!!!! Despacio maldito… q duele! – dijo intentando frenar mis embestidas con una de sus manos.

–        Que dijiste putita? Te duele tu culito cuando te lo follo?

–        S.. Sí!! Siempre duele como la primera vez cuando me lo haces por allí! Ah!!

–        Pero que dices niña, si estabas empapada!

–        Mmm!… Dije que me dolía…. Ahhh!!…. No que no lo disfrutaraaaa!!! Auu! – El escucharla decir que disfrutaba que le diera verga por el culo aunque le doliera me encendió más aún y aceleré mis embestidas a la vez que le manoseaba las nalgas, apretándole fuerte los cachetes

–        Vaya, así que además de puta, resultaste masoquista Mariana, que sorpresa!

Ella se sonrojó y dejó de intentar detenerme, agarrando el borde del escritorio con sus manitas, apretándolo, mientras yo seguía culeándola. Ya llevaba un buen rato reventando ese hermoso culito, y entonces, agarrado a una de sus nalgas y con mi verga incrustada firmemente en su ano, comencé a vaciarme dentro de ella, con estocadas más lentas pero más profundas. Ella ya no apretaba el escritorio, eran sus tetas lo que apretaba con fuerza, a la vez que soltaba un largo y sensual gemido, ya no sabría si de dolor, placer o de ambas.

Antes de sacarle la verga del culo le dije al oído:

–        Más te vale que mantengas esa linda colita que tienes bien apretada, porque t queda rotundamente prohibido limpiarte aunque sea una sola gota de semen, y sería una pena que nuestros compañeros y profesores te vean con las piernas cubiertas de leche.

–        Eres un… – le robé un beso antes de que pudiera terminar su frase.

–        Estuviste fantástica. – le dije dándole una palmada en el culo, y sacándole mi verga de la cola, despacio. Notando como ella se ruborizaba un poco por mi comentario.

–        Eh… B… bueno, no es como si yo hiciera algo…

–        Vamos, que de seguro ya hay profesores preguntando porque no hay alguien en nuestro puesto. – me voltee un momento y al regresar a verla, vi como con una servilleta se limpiaba los muslos.

–        P… Pero qué crees que haces?!! – le dije casi gritando, ella un poco nerviosa, pero con voz desafiante respondió:

–        D… dijiste que no podía limpiar el semen no?

–        Así es!!

–        B… Bueno… Esto… Esto no es semen!… – dijo intentando ocultar su rostro. Entonces me fijé bien y… era obvio lo que hacía.

–        Así que te has corrido… Mírate nada más, tienes los muslos brillosos y la tanga encharcada. Semejantes corridas que tienes y luego niegas que te fascina que te dé por el culo… Soputa. – ella ni siquiera regresó a verme, me escuchó humillarla y tratarla de puta en silencio.

Una vez que hubo terminado, dejamos el salón de clases y fuimos al patio del instituto que es donde estaba todo el mundo ya que ese día era la feria de ciencias y venían padres de familia y alumnos de otras escuelas a ver las exposiciones. Normalmente los grupos de exposición constaban de cinco personas, pero nosotros insistimos en que  haríamos el trabajo los dos solos y como las reglas planteaban un máximo de cinco personas por grupo, pero no un mínimo, no nos pudieron impedir hacerlo así. Decidí que dejemos el puesto “un momento” ya que los jueces ya nos habían visitado y calificado con un diez, pero teníamos que seguir ahí para hablar ante padres de familia y alumnos, por suerte cuando llegamos, ningún profesor nos estaba esperando para pedirnos alguna explicación ni nada parecido, así que la jornada transcurrió con relativa normalidad, a excepción de que tenía la verga como un garrote en todo momento de pensar que mi linda compañera mientras hablaba con profesores, alumnos y padres, tenía su culito lleno de semen. Notaba en su andar, como se movía más apretadita, cruzando las piernas más de lo habitual al caminar, supongo que intentando cumplir con mi orden. Y a esto, se le añadía el hecho de que nuestro puesto pasaba lleno, no sé si porque nuestro tema era de verdad interesante o porque no había falda más corta en todo el edificio que la que llevaba Mariana. Todos, sin excepción, ya sean profesores, alumnos o padres de familia con sus esposas al lado incluso, le miraban descaradamente las piernas y cuando se volteaba le miraban con descaro el trasero, algunas chicas en cambio, casi sin disimulo la llamaban zorra y madres, en voz baja emitían comentarios despectivos de su vestimenta, si yo los oía, obviamente también Mariana, lo que provocaba que casi no pudiera mantener la mirada en alto  y que a ratos, se pusiera roja de vergüenza, ya que incluso a su criterio, ella estaba vestida como una puta. Esto me convenía bastante, ya que al ser tratada como un objeto por los hombres y como una puta en términos generales, bastaba con que yo le prestara un poco de atención para ganarme su afecto, con lo que obtendría una putita más sumisa, y aún más obediente. Toda esa gente la presionaba más a cumplir al pie de la letra lo que le había ordenado, estaba seguro que si aunque sea una sola gota de semen se le escapara, no pasaría desapercibido para ninguno de los presentes. Ella en los pocos momentos que nos quedábamos solos me susurraba “ya por favor, no aguanto más”, pero yo la ignoraba sin más. A ratos cuando nadie nos veía no perdía oportunidad de apretarle un cachete o subirle la faldita y así seguimos hasta que, sin que nos pudiésemos dar cuanta antes, su madre y su hermana estaban en frente de nosotros, habían venido a verla como solían hacer todos los años, me costó contener la risa cuando vi la cara de su madre a la que casi se le salen los ojos, al ver a su nenita, a su pequeña genio, vestida como una golfa, con un falda que a penas y le tapaba los cachetes, con una falda con la que por supuesto no la vio salir de casa, ya que esa se la puso al llegar al instituto. Mariana al verlas balbuceó “M… mamá… pero, dijiste q no podrías venir…”, pero dejó de hacerlo y de inmediato se puso a hablar de su tema como si no hubiese nada raro y yo la acompañé en la exposición, en cuanto terminamos, su madre la llamó aparte y era notorio que la estaba reprochando por su vestimenta, aunque intentaba disimularlo.

–        Tú la has obligado no es así? – me dijo su hermana cuando Mariana y su madre se fueron aparte.

–        La verdad es que no, no has pensado en que a tu hermanita le pueda gustar vestir así?

–        Claro que no! Mi hermana no usaría algo así, y menos delante de tanta gente, creí que teníamos un trato!

–        Y estoy cumpliendo mi parte Michelle… – vi en su mirada que no dejaba de pensar que todo era obra mía. – bueno, tal vez…. Le sugerí esa vestimenta, pero hasta ahí. – ella estaba por reprochar mi comentario, pero su madre y Mariana se acercaron en ese momento por lo que no dijo nada y después de hablar un poco, se marcharon.

Luego de que se fueron, pasamos como estábamos antes largo rato y la notaba cada vez más nerviosa, sudaba bastante, se notaba que le costaba mucho no dejar salir todo el semen que dejé depositado en su culito, así que… ya que no se había portado mal, en cierto momento me le acerqué y le dije al oído:

–        Ya puedes ir al baño. – Ella me miró un poco confundida, seguro esperaba que lleve esto a los extremos como había estado haciendo últimamente con cada guarrería que se me ocurría. – si no quieres está bien…

–        No, no, ya voy. G… gracias… Creo… – y se alejó del puesto camino al baño.

Ya habían pasado varios minutos y no regresaba, sé que una chica se toma su tiempo en el baño, y más en sus condiciones, pero ella ya estaba exagerando, entonces decidí ir a buscarla, me encontré con que ella estaba hablando con su hermana, supongo que la estaba interrogando de manera sutil acerca de porque iba así vestida, pero llegué justo cuando estaban terminando de hablar, ella recién se dirigía al baño cuando una profesora la interceptó y le dijo algo que no pude escuchar a causa de la distancia, desde donde estaba, ella tampoco podía verme, cuando terminaron de hablar ella no tomó el camino de regreso al patio… Se me ocurrió que sólo podía haber otro lugar al que podía dirigirse, así que decidí seguirla. Cuando llegó a su destino, no fue sorpresa para mí verla entrar al despacho del Director, después de todo ya sabía lo que sucedía, y esta vez… estaba preparado.

Me pegué a la puerta y comencé a grabar toda la conversación, podía hacerlo con tranquilidad, ya que todos los maestros estarían vigilando que las cosas marchen bien en el piso de abajo.

–        Bueno putita, ya sabes lo que tienes que hacer.

–        Ya le dije que no volvería a hacerlo Director, vine para decirle que no debería involucrar a otros profesores en esto, podrían pensar mal de que usted me mande a llamar a su oficina cuando obviamente no hay motivo, debido a la feria.

–        Pensar mal? A qué demonios te refieres con pensar mal guarra? Si llegan a pensar que te llamo para algún asunto del colegio, supongo que no tienes problemas con ello, y si llegan a pensar que te llamo a solas a mi oficina, para solicitar tus servicios sexuales, entonces están en lo correcto!! Como sea no hay forma en la que tú puedas resultar injuriada con ello porque es la verdad zorra, y si tú hubieras venido solita, no hubiera tenido necesidad de mandarte a ver con nadie. Así que ven aquí y chúpame la verga como tú sabes pendeja.

–        L… Le dije que no lo haría más y deje de tratarme de puta por favor.

–        Jajaja… primero mira lo que llevas puesto, vas enseñando el culo y las tetas a medio colegio y pides que no te traten de puta??

–        P… por favor…

–        Mira estúpida tu actitud ya me tiene cansado, te dije que tenías que ser tú la que venga solita a cumplir con tus labores y me ha tocado mandar a llamarte de nuevo, quieres que te recuerde por qué estás aquí, porque no puedes dejar de chuparme la pija hasta que a mí se me antoje??!

–        Ya no quiero Director, no más… – notaba su voz quebrada y llorosa, de verdad se lo estaba pasando mal con ese viejo.

–        Y qué es lo que quieres, que saqué a la luz todas las guarrerías de tu hermana?? Que pasaba las materias a base de follar con cada profesor que se encontraba, te advierto que su universidad no toleraría algo así! Quieres eso eh??! Quieres arruinarle el futuro a tu hermanita? Porque con sólo unos cuantos videítos que tengo de esa guarra, esa tarea me resulta muy fácil… jejeje…. Era tan fácil grabar a la putita esa sin que se diera cuenta, tú fuiste mucho más inteligente, me gustaría tener al menos un videíto tuyo haciendo guarradas como los que tengo de tu hermana – obviamente Michelle no era la persona más inteligente del mundo por el trato que hizo conmigo, más bien, por la forma en que lo hizo. Pero llegar a esos extremos? Sí que estaba diciendo cosas interesantes ese viejo, cosas interesantes y útiles.

–        N… Noooo….  – dijo ella ya llorando ampliamente.

–        Entonces ven acá guarra!

–        Ay!! N… no! Espere! Qué quiere? Qué va a hacer??!

–        Si antes bien que disfrutabas comiéndote mi verga puta!!

–        Nunca disfruté teniendo en mi boca su asqueroso aparato, sabe bien que siempre fueron las cochinas fantasías que me obligaba a hacer!

–        Jajajaja! Sí que actuabas bien entonces ricura!! Me encantaba la de la alumna que quería pasar de año, también la de la guarrilla que me seducía, pero sin duda la que más me gustaba es cuando fingías ser tú misma rogando y mamando por unos cuantos puntos!! Jajaja… qué dices putita, quieres jugar de nuevo?? Qué tal si ahora me ofreces tu culito a cambio del pase de alguna materia?!

–        No viejo asqueroso! Déjeme!!! – ahora todo estaba claro, Mariana en ningún momento fue la puta que yo pensé, el viejo la chantajeaba desde hace quien sabe cuanto tiempo, obligándola a chuparle la verga para no sacar a la luz los videos que tenía de su hermana, ella ya se había graduado hace un par de años, así que supongo que al graduarse dejó a esos viejos con ganas de más carne fresca, y el más astuto fue el Director, que usó los videos de Michelle para chantajear a Mariana. Lo que había visto ese día era una de las fantasías que el viejo obligaba a Mariana a protagonizar, supongo que quería añadirle morbo ya que sólo podía usar su boquita. Y es por eso también que Mariana nunca dijo nada al respecto de lo que vi, no me dijo que estaba siendo chantajeada por el Director, ya que con ello habría tenido que contarme lo de su hermana, y para protegerla, me dejó pensar que ella de verdad era una puta que ganaba sus puntos a base de comer pollas. En ese momento sentí algo de lástima y admiración por ella, había dejado que ese viejo asqueroso use su boquita, luego sufrió una violación de mi parte, misma en que la despojé de su virginidad anal y la humillé y maltraté hasta el cansancio, y finalmente perdió su último vestigio de virginidad que aunque terminó gozándolo, también fue forzado al estar aún bajo mis chantajes, lo había dado todo con tal de proteger a la guarra de su hermana.

–        Ya me cansé de tus niñerías, se suponía que el trato eran tus mamadas, a cambio de mantener en secreto los videos de tu hermanita, pero has sido una chica muy mala Mariana! – PLAS PLAS PLAS…!! Desde fuera podía escuchar como el viejo la azotaba sin compasión y los gritos de desesperación de mi compañera.

–        Aaayyy!! Ayy ya!! Ay pare! Me duele!! Deténgase por favor, me lastima!

–        Que culazo que tienes pendeja! No sabes como he deseado comerme este culito rico que ti… q… pero que carajos!! Mierda! Si serás puta!! Tienes el culo lleno de semen zorra!! – lo había olvidado, ella aún no había ido al baño y de seguro con los azotes del viejo no pudo contener mi leche en su culito por más tiempo, y la dejó salir cuando el viejo ese aún la estaba azotando. Que espectáculo más guarro para ese viejo. – jajajaja… y pensar que me dejé convencer del trato de sólo usarte la boca porque dijiste que eras virgen y mira como te vengo a encontrar ahora, con el culo chorreando esperma de quien sabe que fulano!! Uy putita, prepárate porque te voy a reventar toda!

–        No… no pare!! Qué va a hacer??!!! Por favor no!! No me viole!!!!

–        Violarte??? Mmm… Sí, es exactamente eso lo que voy a hacer putita, a partir de ahora te voy a violar cada que se me dé la gana, y si llegas a decir una sola palabra a alguien, le arruino la vida a tu hermanita.

Ella seguía gritando y sollozando, no pensé que llegaría a intentar violarla en el colegio durante la feria de ciencias , pero con nadie aparte de ellos 2 en todo el piso, como el creía que estarían, no habría alguien que pueda ayudarla, el viejo la había planeado bien, bueno, casi… No pensaba dejarlo avanzar tanto con ella, y menos cuando ya tenía lo que quería. De una patada abría la puerta haciendo que el viejo y ella se volteen a ver quien los había descubierto, él la tenía apoyada en el borde del escritorio, con el culo en pompa y la parte de atrás de sus muslos cubiertos de mi semen ya seco, seguramente la llevó hasta allá a los golpes.

–        Vaya vaya… – dije con voz calmada, el viejo se había frenado a raya, aún tenía su falo tieso en su mano, y de inmediato se alejó de ella, Mariana se incorporó, corrió hacía mí y me abrazó.

–        Mi amor, no es lo que parece… yo… yo no quería… p… – balbuceaba Mariana aún entre lagrimas.

–        Qué diablos haces tú aquí? Deberías estar abajo en la feria de ciencias! – grito el viejo con los ojos inyectados en sangre por la ira.

–        Y usted aquí violando a una alumna no? – mi comentario no hizo más que enfurecerlo.

–        Ese no es tu maldito problema, lárgate de aquí si no quieres que te expulse… – el viejo seguía gritando cuando Mariana me dijo:

–        Es… es verdad, no te metas en problemas, deja que yo arregle esto. – en cuanto terminó su estúpida frase le crucé la cara con una bofetada que resonó por toda la habitación, incluso hizo callar al viejo por un momento, quien en un momento continuo con una sarta de insultos y amenazas.

–        Vete abajo y continua como si no hubiera pasado nada, en un momento estaré contigo. – le dije tomándola del brazo y sacándola de la habitación, ella aún mantenía su mano pegada a su mejilla y no terminaba de reaccionar al golpe que le di. Con ella afuera, cerré la puerta, el viejo en ningún momento dejó de insultar ni lanzar maldiciones o amenazas, yo lo miré a los ojos y esperé a que termine. Cuando por fin se calló dije:

–        Bueno, ya que estás un poco exaltado seré breve. La cosa está así, o la dejas en paz, o la vida tal y como la conoces se acabó para ti.

–        J… jj… jajajajajajajajaja!!!!! – soltó una carcajada bastante exagerada – y tú, tú quién te crees para venir a hablarme así?! Quién piensas que eres para amenazarme?!

–        Bueno, quien soy no es relevante ahora, lo importante es que tengo esto. – le dije tirando sobre su escritorio mi celular reproduciendo el video de Mariana chupándosela, con la cara de ella distorsionada. – él lo vio un momento y luego arrojó el celular contra el piso, haciéndolo pedazos. – Vaya… tendrá que pagarlo. Ni siquiera era el único dispositivo que tiene ese video, piénselo, he tenido tiempo incluso de distorsionar el rostro de Mariana.

–        Mmm… Y tú piensas que con esto me tienes contra la pared?? Jajajaja…. No me hagas reír, yo no tengo nada que negociar contigo, en ese video ella ni siquiera parece que la está pasando mal, es más, es ella la que me busca, la muy golfa, debí quedármelo de recuerdo! y si llegas a hablar con alguna autoridad y no quieres decir quien es la persona del video, yo puedo decir que es una prostituta que contraté para cumplirme una fantasía, digamos que mi imagen decae un poco, pero no será nada en comparación a lo que les pasará a ustedes dos!! Si de verdad quieres usar ese video en mi contra, tendrás que mostrar también quien es ella, que es una alumna, y con ello, arruinar también a la ramera esa!

–        Vaya, eres bastante astuto, entiendo como es que has podido chantajear a mi linda compañera, pero… no estás a mi nivel… si eso fuera todo lo que tengo, hubiera actuado antes, necesitaba que pasara lo que acaba de pasar, necesitara que dijeras algo como.. esto – y puse a reproducir la grabadora en la parte de: “Violarte??? Mmm… Sí, es exactamente eso lo que voy a hacer putita, a partir de ahora te voy a violar cada que se me dé la gana, y si llegas a decir una sola palabra a alguien, le arruino la vida a tu hermanita.” – entonces el viejo sí comenzó a sudar frío, su mirada altiva y confiada cambió por completo, ahora se lo veía desesperado y vulnerable.  Se quedó mirándome un rato y luego dijo ya en tono tranquilo y algo nervioso:

–        E… espera muchacho, seguro que podemos llegar a un acuerdo. Mira… seguro quieres cogerte a esa puta tanto como yo, pero, yo la vi primero y… bueno… eh… que te parece si te hago graduar con honores eh? Y a cambio compartimos a la puta esa, seguro que nos aguanta bien a los dos, es una zorra tremenda! Eh, qué dices?

–        Pensé que dijiste que no había nada que negociar y… estoy de acuerdo, lo que me ofreces ya lo estoy consiguiendo por mi cuenta y bueno, ya que quieres un trato, ya te impuse cual era el trato, fue lo primero que te dije al llegar, yo hago como que el video y la grabación no existen, y tú a cambio las dejas a ella y a su hermana tranquilas. Ah, y ni se te ocurra tratar de manipular las notas de alguno de nosotros porque tampoco te irá bien entonces…

–        No… no puedes! Yo la tenía sometida antes de que tú llegaras… Fui yo quien…

–        Escucha bien, Mariana es mía y sólo mía, no pienso compartirla con nadie. Si intentas, algo, lo que sea, llegar a ella o chantajearla de alguna otra forma, te arruino la vida sin pensarlo dos veces viejo! – le dije ya dándole la espalda, abriendo la puerta para salir.

Me costó algo de trabajo, pero parece que el viejo al fin había entendido que ya no podía hacer nada para cambiar las cosas, estaba en jaque mate, sin poder realizar ningún movimiento.

Cuando llegué al puesto, donde tenía que estar esperando Mariana, encontré una nota que decía “Lo siento, me tuve que ir. Te estaré esperando en mi casa”. Pero que se había creído esta zorra, le dije claramente que me esperara allí. Salí del edificio para dirigirme a su casa dejando nuestras cosas de la feria allí, seguro alguien se encargaría de eso luego.

Toqué la puerta y noté que no estaba cerrada, la empujé y entré.

–        Mariana? Estás? Te traje tus cosas de la feria. – no solté alguna guarrada porque podían estar esperándome su madre o tal vez de nuevo su hermana como la última vez.

–        Mis cosas de la feria? Tú a lo que has venido es a darme verga. – me susurró ella en el oído, estaba oculta detrás de la puerta. Me voltee y la vi, se había puesto una batita negra semitransparente, por debajo era obvio que no llevaba bra, sus pezoncitos se marcaban un poco en la bata, se notaba que se había duchado, tenía el cabello aún húmedo, sus labios los había cubierto con brillo, la bata era tan corta que de seguro dejaba la mitad de sus nalgas descubiertas, lo único que conservaba del atuendo que llevó al colegio eran los tacones.

–        Me veo bonita? – me dijo en un tono bastante coqueto e inocente a la vez. Sin decir nada tomé una de sus manos e hice un ademán para que se diera una vuelta para mí, ella lo hizo lentamente, noté como paró bien su colita cuando me dio la espalda, ella se quedó así un momento y parando más su cola aún, apoyándose un poquito la puerta me dijo: – Qué te parece mi cola? Se ve bien con la batita?

–        Pero mira nada más! Y tu madre se quejaba por la faldita de golfa que usabas hoy.

–        Jeje… amor, esto sólo lo uso dentro de casa y siempre con un short debajo, porque además de que la bata esta es cortita, siempre se me sube toda.  – a mí me pareció notar algo bastante peculiar y pregunté:

–        Qué llevas de ropa interior? – ella bajó la vista y no dijo nada hasta luego de un rato.

–        Ups… creo que se me olvidó ponerme, cariño. – sin poder contenerme más la tomé de las caderas y la besé, quitando el brillo de sus labios, metía mi lengua en su boca y ahora ella correspondía completamente dócil, gustosa, y así la llevé hasta su habitación. Mientras la besaba le apretaba sus nalgotas, notando como ella paraba la cola a más no poder para mí. Subí su batita y tal y como había dicho no tenía nada debajo, separe sus nalgas, las estrujé, pasé mis dedos por su culito, ella dio un respingo, pero no protestó, sólo siguió besándome y dejándose hacer. La llevé hasta la cama, donde continué manoseándola, le bajé los tirantes de la bata y comencé a comerle sus tetas, besando y mamando con lujuria esas tetas redondas y firmes. Luego de un rato le dije al oído:

–        Date vuelta mi niña, te has portado bien y quiero comerte tu culito princesa. – pude ver como sonreía, no sé si por los adjetivos con que la había llamado o porque le dije que le comería la cola, pero sin dudarlo lo hizo, se volteó, quedando boca abajo, con su cola en pompa. Yo me quité la correa y le dije que pase sus manos por delante de uno de los tubos de la cabecera de la cama, ella lo hizo, después de como la traté parecía no negarse a nada. Entonces até con mi cinturón sus manos, haciendo imposible que mueva los brazos o que cambie de posición. Le enrollé la bata en la cintura, dejando sus tetas y culo descubiertos y sin más preámbulos me dispuse a comerme su colita, le besé las nalgas, se las lamí, lamí luego su agujerito, introduje mi lengua, ella gemía más abiertamente que antes y cuando noté que estaba más o menos lubricado, lentamente le fui metiendo un dedo en su anito, se lo metí entero, hasta que mis nudillos chocaron contra sus nalgas.

–        Aaaauuuuugghh….. aay!! Mmmm…. Ufff… ahh… – gemía ella cada que mi dedo entraba y salía de su culito.

–        Tranquila putita, ya vas a ver como gozas cuando te tenga empalada por el culo, zorra! – ella al escucharme, lo único que hizo fue gemir más fuerte y asentir con la cabeza. Era la primera vez que no pedía piedad para su culito, que no me ofrecía su conchita o su boca en remplazo de su ano, y eso que le había usado el culo hace sólo unas cuantas horas.

–        Que sorpresa putita es la primera vez que no te pones a hacer berrinches para que no te coja por el culo.

–        Mmm… es que…. Aauu! Ya tengo claro que… que mi culito te… ahhh… te pertenece! Ufff…  Puedes hacerme lo que quieras… ayy! llenarme de leche, atragantarme con tu verga o… uff… o romperme mi pequeño culito si así lo deseas… aaahhh!! – con lo que me dijo, no podía contener más la calentura y bajándome los pantalones e incorporándome detrás suyo en la cama comencé a hundirle mi verga en la cola, notaba como apretaba la correa y mordía las sábanas mientras la empalaba. – Aaaaahhhhhhh!!!! Despacito mi amor… por favor!! Duele muchooo!!! Aún me duele mi traserito por la tremenda enculada que me pegaste en el colegio!!! – cuando no gritaba mordía las sábanas de su mancillada cama, vi como un par de lagrimas surcaban sus mejillas, mientras ella mantenía los ojitos apretados, se la dejé ir toda y me quedé un rato dentro suyo, disfrutando de tenerla totalmente sometida. Ella en ningún momento me pidió que se la sacara, sólo apretabas las correas, lloraba bajito y mantenía su colita lo más parada posible. Comencé a sacarle la verga de la cola, y luego, de una estocada se la dejé ir por su conchita que estaba babeante de sus jugos. – Aahhh!! – ella soltó un gemido de placer, y noté como relajaba su cuerpito, que hasta hace segundos estaba totalmente tenso, comencé a acariciar sus pechos, expuestos e indefensos al tener sus brazos extendidos, sentía sus pezones duritos, sus senos en sí estaban duros, se los acariciaba, pellizcaba despacio sus pezones, escuchaba como ella relajaba su respiración, como comenzaba a gemir por mis caricias. Entonces, tomándola de las caderas comencé con un lento mete-saca de mi verga en su conchita, que rápidamente se volvió más y más veloz hasta hacerse violento. Ella no se quejaba en lo absoluto, gemía y gemía de placer. – Ah! Mi amor! Sí!! Que rico!!! Me tienes empapada mi vida!!!!

–        Que apretada que estás!! Y que mojadita! Podría estarte follando todo el día Mariana!!

–        Mmm… sí! Ahhh!! – la tuve así unos 15 minutos y se la saqué, sólo para volver a embestir contra su culito.

–        Aaayyyyyy!!!! – ella de seguro no se lo esperaba porque su grito fue bastante fuerte, se la saqué y volví a arremeter contra su conchita. Le daba un momento a su conchita y cuando sentía que estaba por venirse, se la mandaba por el culo de nuevo. Cuando sentí que su conchita no paraba de chorrear alternaba las embestidas una por el culo y otra por la concha. Ahhh!!! Ah ah ah!!! Mi amor!! Yaaa!! Me voy a volver loca si sigues así!! Acábame de una vez!!!!

–        Como quieras pedazo de guarra! –  y dicho esto se la clavé en la concha y bombeando a lo bestia, comencé a venirme en el interior de su conchita, lo cual ella no reprochó, sólo respondió meneando sus caderas y corriéndose como una verdadera puta entre gemidos de placer mientras me vaciaba en su rajita estrujándole las tetas.

–        Ah ah ah ah sí sí sí! Así!! Así! Lléname toda!!! Ahhhhh!!!! Mmm…. Como me corroooooooo!!! Aaaahhhhhhh!!!!!

Luego de eso le saqué la verga dejando su coñito escurriendo mi lefa, solté sus ataduras y me acosté en la cama a descansar del polvo, ella se acostó a mi lado y me abrazó. Así nos quedamos y de pronto ella me dijo al oído:

–        Así que… soy tuya no?? – la miré extrañado por la forma en que lo dijo. – Soy tuya y no quieres compartirme con nadie, no era así mi amor? – entonces entendí de lo que hablaba, la muy zorra se había quedado escuchando mi conversación con el viejo del Director.

–        Te ordené que te fueras.

–        Bueno… no lo hice. Jeje… soy una niña desobediente y merezco un castigo. – dijo en un tono muy sensual. – Gracias, gracias por salvarme de ese viejo mi amor.

–        No podía hacer otra cosa, eres mía después de todo, eres mi puta y no pienso compartirte.

Me dio un beso largo en los labios y dijo: “Sé que no soy sólo eso para tí!”, y abrazados, nos quedamos dormidos