Chantajeada para tener sexo con un viejo sucio pero experto

Chantajeada para tener sexo con un viejo sucio pero experto.

Chantajeada para tener sexo con un viejo sucio pero experto

Pase una mala noche, lo único que podía ver al cerrar mis ojos era la burlesca mirada de mi viejo vecino mientras se la estaba chupando. Ese fuerte hedor y su risa seguían en mi mente, también la presión de su mano sobre mi cabeza obligándome a tragar su miembro hasta la base. Mientras tuviese ese dichoso video mío rompiendo los vidrios de su casa me podría extorsionar como quisiera.

A la mañana siguiente desperté cansada, dormí poco, pero tenía que levantarme para ir a la escuela así que me di una ducha rápido y luego me puse mi uniforme que consistía en medias largas, falda negra y una blusa blanca. Sabía que el vecino se levantaba tarde así que pasé por delante de su casa sin temor a que se asomara para gritarme obscenidades.

Entonces escuche esa voz, ese viejo se había levantado exclusivamente para molestarme.

– ¡Buenos días Culona  rica, tremenda chupada me diste ayer! Jaja.-

Dijo riendo con esa voz rasposa y burlona, volteé a verlo. A esa hora de la mañana estaba todo silencioso y tenía terror de que alguien pudiese escuchar.

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– Shh, por favor no grite lo pueden escuchar.-

Respondí acercándome tímidamente hacia la reja de su casa, el llevaba puesto simplemente una camisa blanca y unos boxers que lucian amarillentos de lo mal lavados que estaban.

– Mmm maraquita, me levanté sólo para decirte algo. –

Se reía mientras acomoda el pene que se le estaba abultado bajo el bóxer.

– ¿Qué? ¿Qué quiere decirme? –

Pregunte sorprendida por su repentina iniciativa.

– En la tarde cuando regreses te voy a meter todo esto en tu chorito jaja, quería recordarte que ahora eres mía. Te estaré esperando aquí. –

Dice descubriendo su pene y agitandolo para que yo lo vea. Me quedé anodada de lo descarado que era ese viejo.

– Es un viejo asqueroso y despreciable.-

Le respondí enojada, él empezó a mover sus caderas como si estuviera teniendo sexo con el aire.

– Así te voy a tener en la tarde, maraquita. Te voy a reventar a pichulazos jaja.-

Me puse roja por aquellos comentarios tan descarados, sabía que ya no valía la pena seguir discutiendo con él así acelere el paso y me fui corriendo antes de que alguien me viera en tan vergonzosa situación con ese viejo.

– ¡Te espero para culear cuando vuelvas! –

Fue lo último que escuché mientras me iba, luego de unos minutos finalmente llegue a la escuela y estuve nerviosa todo el día, ya sabía que al regresar ese hombre me tomaría y me usaría a su antojo hasta aburrirse de mi. No tuve mi mejor desempeño durante las clases, sólo podía pensar en ese repulsivo viejo y en que tendría sexo con él.

Ya había tenido mi primera vez con un ex novio hace unos meses, así que ya sabía lo que era el sexo y lo placentero que se podía sentir. No pude evitar imaginarme a mi misma desnuda y abierta de piernas mientras ese viejo me montaba y empujaba su pene dentro de mi una y otra vez, diciéndome todas clase de vulgaridades y burlandose de mi con esa horrible risa. Agitaba rápido mi cabeza para eliminar esa repulsiva imagen de mi mente.

Llegó la hora de salida y me encontraba muy ansiosa, había llegado la hora de lo que tanto deseaba evitar. Al ver que mi destino ya era inevitable decidí pasar a una farmacia, me quedé un rato afuera nerviosa hasta que me arme de valor y entre.

– Deme un paquete de condones, por favor. Los más económicos.-

Dije muy roja y nerviosa, la farmacéutica que era una señora de mediana edad me miraba con naturalidad y me entregaba un paquete que traía tres preservativos marca «Dr. Simi» al mirarlo me sorprendí ya que ni sabía que esa marca hiciera condones. Rápidamente para hacerlo menos incómodo le entregue el dinero y guarde el paquete en mi bolso. Me fui caminando lentamente hacia la casa del viejo, mi corazón palpitaba acelerado.

No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, ya estaba fuera de su casa. Pude ver como seguía con la misma ropa que en la mañana, al verlo se le dibujó una gran sonrisa en el rostro.

– Menos mal llegaste, maraquita. Ya estaba por ir a buscarte a tu casa.-

Dijo para luego acercarse a la reja y abrirla para mi, me quedo mirando. Yo estaba totalmente quieta.

– ¿Qué esperas? ¡entra!-

Mire a todos lados para asegurarme que nadie me viera entras, cuando lo confirme comencé a caminar lentamente hacia el interior. Fue entonces cuando me dio una fuerte nalgadas en el trasero.

[PLAAAF]

Sonó fuerte por la manera en que me pegó, volteé a verlo enojada.

– Eso fue por hacerme esperar, andate acostumbrada porque mientras culeemos te voy a dar más –

Me dijo con descaro, ese hombre era totalmente irrespetuoso.

– Maldito…algún día me las va a pagar.-

Respondí para luego caminar por su patio para finalmente entrar en su domicilio, seguía igual o más sucio que el día anterior.

Apenas entre él cerró la puerta y puso llave. Lo escuchaba reír.

– Ven acá, Culona   rica.-

Me agarro de las caderas, pego su bulto contra mi trasero. Se meneaba contra mi mientras acercaba su boca a mi cuello para besarlo y susurrarme cosas.

– Te voy a culear de lo lindo, nunca te vai a olvidar de mi. Seguro hasta vuelves pidiendo más. –

Me enojó que hablara de mi con tal liviandad, volteé mi rostro para dedicarle una risa burlona.

– ¡Ja! Ni en sus sueños, tienes que chantajear para tener sexo. Seguro eres malísimo.-

Dije riendo, eso pareció tocar su ego ya que me empezó a frotar más rápido contra su bulto y llevo sus dos manos hasta mis pechos. Sentí como los apretaba y se apoderaba de él.

– Jaja pendejita, ya vai a ver. Te voy a poner en tu lugar.-

En esa misma posición me fue empujando por su casa hasta llegar a su cuarto. Había topa tirada por el piso y la cama estaba desarmada. Me hizo voltear y luego me empujó desde los hombros hacia el piso. Caí de rodillas sobre el piso. Bajo su bóxer revelando su miembro.

– Dale maraca, chupamela igual que ayer –

Quería que todo acabara rápido así que se la agarré con una mano y comencé a masturbar. Luego de unos segundos abri mi boca y comencé a chupar, al igual que la última vez él agarraba mi cabeza y me obligaba a tragar todo. Prácticamente estaba cabeceando contra su pelvis.

– Mmm así, estai chupando mejor que ayer. Que rico. –

Yo miraba hacia arriba la panza me impedía ver su rostro, pero me imaginaba que estaba poniendo una cara horrible de satisfacción. Continúe varios minutos la faena hasta que me separo de su pene.

– Ya basta o voy a irme cortado (eyacular) antes de alcanzar a culearte. Parate y empelotate (desnudate) –

Dijo chasqueando sus dedos, esa acción me molestó aún más, pero debía obedecer así que me puse de pie y comencé a quitarme los botones de la blusa. Él se sentó al borde de su cama y me quedo mirando mientras me sacaba la ropa.

– Que guachita más rica me voy a culear. –

estaba roja de vergüenza y humillada por estar haciéndole un striptease a ese viejo que tanto odiaba. Pronto mi blusa y falda cayeron al suelo, seguido por mi sostén y finalmente mi calzón. Quede como Dios me trajo al mundo frente a mi asqueroso vecino.

– Oye eri exquisita, te vei mucho mejor en pelota. Uuuf y además teni el chorito peladito-

Me dijo mientras se agarraba el pene Nunca fui peluda ahí abajo, así que no tenía necesidad de afeitarme.

Estaba tensa por la sola idea de que ese hombre me viera de esa manera.

– Date vuelta para verte mejor ese potito, es lo más rico que teni. –

Entonces me votee, mi cabello cubría mi trasero. Lo tenía bastante largo.

– Correte el pelo po, no veo nada. –

Agarre mi largo cabello y lo deje en la parte delantera de mi cuerpo. Dejando así mis blancas, redondas y paraditas nalgas a la vista del viejo.

– ¡Oh pero que tremendo pedazo de raja (culo) teni! Te tengo que culear en cuatro patas sí o sí.-

Yo estaba toda roja y temblaba por las palabras del sujeto, ya me había dejado más que claro que me iba a follar.

– Ven pa acá, culito rico. Te voy a preparar antes de culearte. –

Me dijo y lo mire por sobre mi hombro. Con sus manos me indicaba que me sentara a su lado en la cama. Yo di media vuelta y caminé hacia él, sintiendo como su mirada recorría cada rincón de mi cuerpo. Me senté a su lado y rápidamente me agarró con una mano de la cintura y comenzó a besar mi cuello.

– Mmm te voy a gozar completita, estai muy rica. –

Me decía mientras se deleitaba con mi cuerpo. De un momento a otro sentí que su otra mano iba hacia mi intimidad. Instintivamente cerré las pierna para no permitirle el paso.

– Dale maraca, ábrete de piernas ¿Acaso olvidaste que teni que hacer todo lo que te diga? –

Me dijo de manera autoritaria, temblorosamente fui abriendo mis piernas. El se deslizó con destreza entre ellas, con su dedo pulgar en índice agarro mi clitoris y lo froto suavemente. Mi expresión cambió a una de sorpresa, eso se sintió bien.

– Te voy a enseñar a culear de verdad. –

Dijo mientras seguía frotando sus dedos, cada vez sentía mi intimidad más caliente. Pronto comenzó a meter dos de sus dedos dentro de mi. Los movia dentro de mi y tocaba las paredes dentro de mi vagina.

– Jaja te estai mojando ya, cada vez estamos más cerca de tirar (tener sexo).-

Movia los dedos de dentro en forma de gancho mientras tocaba mi vagina y con su pulgar estimulaba mi clitoris. No pude evitar soltar un gemido.

– Te está gustando jaja, eri una pendeja putita. –

Me defendí negando con la cabeza, no podía hablar o se me iban a escapar todos los gemidos. Él siguió moviéndose por varios segundos, me tenía al borde del orgasmo. Esa sería mi mayor humillación, que ese viejo me hiciera acabar. Pero justo cuando estaba por hacerlo se detuvo.

– ¿Eh? –

Dije extrañada, no me explicaba lo sucedido, me faltaba tan poco para acabar.

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– Acuéstate maraca, te voy a comer bien ese choro –

Me empujó por los hombros y me hizo recostar encima de esa cama, yo ya ni protestaba. Sabía que no valía la pena, pude ver como el se levantaba y luego se arrodillaba en el suelo. Me agarro de la cintura y me jaló hasta el borde de la cama como si yo fuese una muñeca de trapo.

Con sus gruesas manos me agarro de los tobillos y me hizo abrir de piernas. Sentí su pesada mirada directamente en mi vagina así que muy avergonzada me la tape con las manos.

– Dale maraca, no empecí con tus weas. ¿Acaso querí que muestre tu video de vándala? –

Resignada saque mis manos dejando mi mojada vagina a su vista.

– Mmm que chorito más rico y lo tení todo mojado, se nota que te hace falta un buen pico que te deje bien culeada. –

Yo moría de la vergüenza por las cosas que me decía, lo peor de todo es que mi empapada vagina exigía más de sus atenciones.

Esas atenciones llegaron en pocos segundos, acercó su rostro a mi vagina. Pude sentir su calidad y pesada respiración directamente en mi intimidad.

– Hora de comer jaja.-

Fue lo último que dijo antes de lanzarse contra mi vagina. Con sus manos me mantenía bien abierta de piernas y con su boca besaba mis labios vaginales. Yo me estremeci y agarré una almohada para pegarla a mi rostro y tapar mi cara. No quería gemir de placer, no queria darle esa satisfacción a tan indeseable sujeto.

Él continuó moviendo sus labios contra mi vagina, pronto pude sentir su lengua entrando en mi boca y retorciéndose en mi interior. La hacia curvarse hacia arriba muy tocaba el punto más débil de mi interior, yo ya estaba sudando y mordía la almohada, mis piernas temblaban. Era un placer que nunca había experimentado. Abrió su boca y comenzó a chupar mi clitoris, pronto intercalada entre eso y meter su lengua en mi punto débil.

Nuevamente estaba cerca de mi orgasmo, pero otra vez se detuvo abruptamente. Se separó de mi vagina y se puso de pie. Me saqué la almohada del rostro para poder ver. Su pene estaba más duro que nunca y me miraba como una bestia en busca de su presa. Evidentemente el viejo ya quería aparearse conmigo.

– Llego tu hora, maraca. Te voy a reventar a puro pichulazo, sólo tienes permitido acabar con mi pico. –

Dijo de manera autoritaria. Yo me recompuse sentandome al borde de la cama, él se sacaba su camisa dejando expuesta su gorda y peluda barriga.

– Esta bien… pero debe usar condón.-

Le respondí resignada a mi destino. Él río y me miró de manera burlona.

– Jaja yo no uso esas weas así que no tengo.-

Me responde con clara intención de cogerme a pelo. Le quedé mirando toda roja.

– Me lo imaginé, así que por eso pasé a comprar a la farmacia después del colegio.-

Me quedo mirando, por algún motivo lo que le dije pareció encenderlo.

– Uuuf maraca, veniai lista pa culear conmigo. Jaja y te haciai la inocentona.-

Me mientras yo miraba al suelo por la humillación, pero valió la pena porque pude ver como metía su mano en mi bolso y sacaba el paquete de condones para luego lanzarlo.

– Dale maraca, igual teni algo de razón. No estoy ni ahí con dejar preñada a una pendeja como vo, ganas no me faltan pero sólo me traería problemas. Eso sí vo me lo vas a poner en el pico. –

Con las manos temblorosas abri el paquete para sacar un envoltorio, el cual en un principio me costó abrir pero luego de un rato pude hacerlo. El viejo estaba cerca de mi y me presionaba agitando su verga frente a mi cara.

– Apurate maraca o te voy a culear así noma. –

Me decía mientras yo al fin pude sacar el preservativo de látex. Aplique lo que me habían enseñado en una lección de educación sexual durante mis clases de biología. Agarre el condón desde la punta y luego lo apoye en el pene del viejo, luego con los dedos los deslice hasta estirarlo hasta la base de su pene.

– Uuf parece que teni experiencia jaja. Dale potito rico hace rato tengo ganas de esto, ponte a cuatro patas.-

Me ordenó mientras yo soltaba su pene, el momento había llegado, iba a tener sexo con ese despreciable sujeto. Me puse de pie y luego me volteé, me apoyé de manos y rodillas en la cama, dejando una especie de joroba en mi espalda.

[PLAAF]

Mis nalgas quedaron rebotando, me pegó una fuerte nalgada.

– ¡Así no! Quiero gozar ese potito, ponte bien.-

Se puso a mi lado, con sus manos me fue poniendo en la posición que él deseaba, quede con los codos en la cama y mi cabeza bien pegada al colchón. Mi trasero bien levantado y mi espalda arqueada con mis piernas ligeramente separadas para permitirle el acceso a mi vagina. El se puso detrás de mi.

– Uuf así sí, ahora si se nota este culo rico en todo su esplendor. –

Dijo mientras llevaba sus manos a mis nalgas y las manoseaba por todos lados. Yo me sentía como cualquier cosa, no era más que una muñeca sexual rendida a los deseos de ese viejo.

Pronto pude sentir su glande en mis labios vaginales, se la agarraba con una mani y la frotaba contra mi mojada vagina. Yo estaba temblando, lo peor de todo era que mi cuerpo deseaba que él me penetrara.

– Ya te voy a dar el pico que tanto te falta jajaj, que culeada más rica te voy a pegar.-

Yo me quedé en silencio, ya no tenía nada que decir. Pude sentir como apoyo su pene y comenzó a empujar lentamente con sus caderas. Su glande fue abriendo mi vagina hasta que finalmente la tenía toda dentro. Podía sentir su barriga descansando sobre mi trasero, mi vagina palpitaba… su pene se sentía rico.

– Uuuf ¡Al fin te la metí, potito rico!-

[PLAAAF]

Me soltó otra nalgada mientras reía, sus manos fueron a mis caderas y comenzó el mete saca. Su vieja cama rechinaba y el respaldo de la misma chocaba contra la pared. Mis nalgas aplaudían contra su pelvis mientras sus colgantes pelotas rebotaban contra mi vagina.

[CHOP]

[CHOP]

[CHOP]

El sonido de nuestros cuerpos chocando inundó el lugar.

– Uff que rico chorito teni, bien apretadito, mojado y caliente. Como a mi me gusta –

Decía el sin dejar de moverse, yo ya no aguantaba más.

– Ahh… mmm… no… –

Gemía de placer, esa era la mayor humillacion de mi vida. Estaba disfrutando mientras mi despreciable, asqueroso, viejo y repulsivo vecino metía su pene dentro de mi. Eso pareció animarlo, agarro mi largo cabello y lo tiró con fuerza, obligándome a levantar la mirada y verme a mi misma en un espejo.

Podía ver mi rostro perdido en el placer, mi mirada perdida y también el gordo y peludo cuerpo de mi vecino mientras me tiraba del pelo y me embestia. Era una imagen bizarra, parecía una porno. Pensé que sólo en esos casos las jóvenes como yo se acostaban con viejos tan feos como mi vecino.

– ¡AAH maraca culia! La carita que estai poniendo.-

Dijo excitándose aún más, sus caderas se movían más duro contra mí.

[PLAAAF]

[PLAAAF]

Me soltó otro par de nalgadas que ya me dolían, no podía verlas pero seguramente ya estaban muy rojas. Fue en ese momento cuando al fin llegué a mi tan deseado orgasmo, pude sentir mi vagina apretar y luego soltar, una y otra vez. Dejando caer mis fluidos por mis muslos hacia mis piernas.

– ¡AAH! ¡NO! –

Me quejé sólo un poco, no quería que se diera cuenta que tuve un orgasmo.

– Jajaja putita, te fuiste cortada. Yo sabía que te iba a encantar mi pichula.-

Él siguió y siguió, me echaba todos sus años de experiencia encima. Yo sólo era una joven con escasa experiencia, era imposible no perder contra él. Me hizo sentir en el cielo, el sabía exactamente que puntos de mi vagina golpear con su pene.

– Dale maraca, reconócelo. Te está encantando como te culeo. –

Me decía él mientras me cogía, yo jamás reconocería eso… o al menos eso creía.

– No… no me gusta… ¿cómo me va a gustar que usted abuse de mi?-

Le respondía aguantando las ganas de gemir, me sentía en un estado continúo de clímax. En eso abruptamente saco su pene.

– Maraca culia, dime la verdad o no te la vuelvo a meter.-

Dijo mientras paraba la faena.

– Pues no lo haga… mejor para mí…-

Respondí sin embargo sentía que podía seguir teniendo orgasmos. Mi vagina palpitaba y chorreaba deseosa de más sexo.

– Jaja ¿a quién queri engañar? Dale, dime que te gusta mi pico para que sigamos.-

Agarraba su pene y le daba golpecitos a mi vagina con él. Era cierto, deseaba seguir teniendo sexo… pero era muy humillante. Finalmente el deseo fue más.

– Me gusta su pene… –

Susurra en voz baja, él se reía y seguía jugando con su pene.

– Dilo bien maraca culia, ¿qué wea te crei? ¿Refinada? A las mujeres les dan pene ¡a las maracas como vo les dan pico, pichula, tula!-

[PLAAAF]

Me dio otra nalgada, ya tenía el trasero adormecido. Le miraba en el espejo, su mirada era puro vicio y deseo.

– Deme su pico… lo quiero.-

Termine cediendo a sus deseos pero él no se conformo.

– ¿Qué quieres que te haga con mi pico, maraca?

Pregunto mientras acariciaba mis nalgas con sus dos manos.

– Tener sexo con su pico… –

[PLAAAF]

Volvió a nalguearme, me miró dominante.

– ¡¿Qué eres?! –

Después de tanto tiempo llamándome de esa forma ya sabía a que se refería.

– Una maraca…-

Respondí nerviosa mientras el sonreía.

– Y las maracas no tienen sexo, culean.-

Ya entendí a que quería llegar, apreté fuerte mis dedos para armarme de valor y decir tan obscenas palabras.

– Culeeme por favor, quiero que me meta el pico otra vez. ¡AAAH!-

Justo cuando acabe de pedirlo el me jalo del pelo y volvió a meterla. Se movía con muchas más ganas que antes, hacia aplaudir mis nalgas con fuerza.

– ¡¿Qué eres?!-

Preguntó sin dejar de meterla.

– ¡Una maraca!-

Respondí sin dudar, él prácticamente me estaba cabalgando. Me agarraba del cabello como si fueran riendas y yo fuese su yegua.

– ¡¿Y qué te gusta?!-

Él seguía con ese juego, nuestros cuerpos ya estaban muy sudados por la intensa sesión sexual.

– ¡Su pico!-

Le dije perdida en el placer, podía escuchar su risa burlona por estar dominandome de esa manera.

– Entonces muévete, culea conmigo.-

Comencé a mover mis caderas también, acompañaba su movimiento para hacer más satisfactorio el sexo.

‐ Uuuf así mi niña, te voy a mandar bien culeada a la casita. Así vai a pensar en mi cada vez que te calenti.-

Ya nos moviamos como animales, él gruñia y yo gemía fuerte. Había probado el sexo, pero nunca pensé que podría llegar a ser tan placentero. Sin darme cuenta en ese momento desarrollé mi gusto por los hombres maduros.

Tuve otro orgasmo y él sacó su pene de mi, se quitó el preservativo y se masturbo para eyacular en mi espalda baja y trasero.

– Oh potito rico, hace años no culeaba así.-

Podía sentir todo su denso semen sobre mi, mis codos y piernas cedieron. Cai rendida sobre la cama. Él se sentó a mi lado y comenzó a fumar un cigarro, admirando la hembra que se acababa de coger y dominar. Agarro mi calzón y se limpió los restos de semen con él.

– Así teni un recuerdo de la tremenda culeada que te di jeje-

Dijo para luego pasarme un paño, lo dejo en mi espalda.

– Ya limpiarte y andate a tu casa, voy a comer y después le voy a dormir como un bebé-

Me dijo, yo agarré el paño y torpemente limpie los restos de semen, no pude quitarlo sola. Él ni siquiera me ayudó. Luego de eso me levanté y me puse mi ropa, ese calzón todo sucio lo guardé en mi bolso.

– Uuf, fue un placer potito rico. Ya estás libre, anda a mi computador y borra tu misma los videos.-

Yo hice lo que dijo, me sentí muy aliviada. Borre esos dichosos vídeos con los que me estaba extorsionando.

– Yo sé que vas a volver solita para culear jaja, vo misma me vai a pedir que vuelva a hacerte aplaudir el potito.-

Lo mire con molestia y avergonzada, no podía creer que gocé del sexo con un hombre tan asqueroso. Estaba sentado y se veía aún más gordo e indeseable.

– En sus sueños, hasta nunca.-

Dije intentando mantenerme digna, agarre mi bolso y me fui de aquella casa. Llegue a la mía y me di una larga ducha, al fin la pesadilla acabó. Ya no le debía nada a ese viejo, una sensación de paz inundó mi pecho y al final reflexioné que el sexo con ese maduro no fue para nada terrible como imagine en un principio.

.- ¡Eso maraca! ¡Rebota arriba de mi pichula!-

Me decía el viejo mientras estaba sentado en su sofá. Yo le daba la espalda mientras me afirmaba de mis rodillas y solita me ensartaba en su enfundado pene haciendo sentadillas. Sentía mis nalgas rebotar y mis pechos saltar al ritmo de mis sentones. Mi falda escolar también subía y bajaba a medida que cogia con el viejo. El viejo me jalaba fuerte de mi largo cabello para recordarme que a pesar de mi posición de dominio él seguía teniendo el control sobre mí.

– Yo sabía que ibai a volver, menos mal dejaste esa estupidez de creerte santita. Jaja mírate ahora, haciendo la cimarra (faltar a clases) para venir a culear-

Esa era la verdad, después de que dejó de extorsionarme me pasé días pensando en lo ocurrido, me masturbe, incluso tuve sexo con chicos pero ninguno me daba tanto morbo ni tenía la experiencia de mi vecino.

– ¡Sí! ¡sí! ¡me encanta su pico y culear con usted!-

Al final llegué a la conclusión que tener sexo con él no tenía nada de malo. Mientras usara protección y nadie se enterara, todo estaría bien. Además él hecho de entregar voluntariamente mi joven cuerpo a un tipo tan viejo e indeseable me llenaba de morbo.

– Oooh me vai a matar, potito rico.-

Así fue como termine entregándome yo solita a mi viejo vecino, descubriendo un nuevo mundo de morbo y placer.

Estuve un año completo teniendo sexo con él… hasta que falleció.

En ese lapso de tiempo me contó que sufría de una enfermedad terminal y por eso era tan descuidado, total sus acciones no tendrían consecuencias porque moriría. Me gusta pensar que hice que sus últimos días de vida fueran maravillosos y llenos de pasión. Sólo durante su última semana de vida perdió la libido.

A pesar de al principio odiarlo, ahora lo recuerdo con gran cariño. Así que por siempre seré su «potito rico»..

Muchas gracias por leer, de verdad estoy muy agradecida por sus comentarios, los aprecio mucho. Nuevamente estaré atenta a sus indicaciones.