Cogiendo a mi sobrina borracha ella goza por que es una zorra

 

Cogiendo a mi sobrina borracha ella goza por que es una zorra

Cogiendo a mi sobrina borracha ella goza por que es una zorra

Cogiendo a mi sobrina borracha ella goza por que es una zorra

Nunca se sabe cuando la fortuna le va a sonreír a uno; o cuando uno de nuestros más anhelados sueños se convertirá en realidad; o cuando el destino nos pondrá en frente esa oportunidad que tanto añorábamos haciendo realidad nuestros sueños. Por eso es que uno siempre tiene que estar listo para reconocer esos momentos, o esas oportunidades que el destino nos presenta y tomar ventaja de ellos. Y cuando la necesidad de actuar es imperativa tenemos que poner en práctica todas nuestras habilidades, conocimientos, y astucia para lograr nuestras metas.

El teléfono timbró a la hora indicada, lo conteste tan pronto como pude para que el sonido del teléfono no despertara a mi esposa… «¿Papa?» resonó en mi oído la voz de mi hija con un leve tono de preocupación… «Sí, soy yo» le respondí «¿Qué es lo sucede?» le pregunte intrigado «Nada, nada despreocúpate. Yo estoy bien» me respondió mientras mi estado alterado volvía a la normalidad. «Es Miriam» continuo con un poco de angustia «Se le subieron las copas. Tuvo un disgusto con su novio, y bueno, se enojaron y él se fue dejándola aquí en la fiesta».

Miriam es mi sobrina, hija de mi cuñado de la misma edad de mi hija. Mi cuñado y cuñada siendo un poco liberales en su modo de criar a sus hijos, les han dado más libertades a ellos que mi esposa y yo a nuestras hijas. Por lo consecuente, a Miriam le había sido permitido tener novio a una edad más temprana que a nuestras hijas, y su vida social es sumamente más abierta y permisiva que la de mi hija. Cuando Miriam y mi hija eran chicas mis cuñados vivían en nuestro vecindario. Las niñas atendían la misma escuela, tenían los mismos amigos, iban a los mismos eventos, y en general parecían hermanas. Desafortunadamente, siguiendo mejor fuentes de trabajo mis cuñados se habían mudado a otro distrito de la ciudad separando a las niñas. Mi hija y Miriam se mantenían en contacto, y las familias nos frecuentábamos en fiestas familiares y otros eventos sociales. Pero como todo, a través del tiempo Miriam y mi hija empezaron a hacer otras amistades y a seguir sus propios intereses. Miriam se desarrollo con más libertinaje por parte de sus padres y fue influenciada aun más por el ambiente regional de su nuevo vecindario.

Al paso de los años nos dimos cuenta como el comportamiento de Miriam se hacía mucho más rebelde y diferente a la de nuestra hija. Y por supuesto, con su libertinaje, también nos dimos cuenta de la actitud permisiva e impune que exhibía alrededor de los muchachos. Pero en fin, respetando a mis cuñados mi esposa y yo nos recatábamos lo más posible en criticar a la forma de ser de mis cuñados respetando sus decisiones con sus hijos. Por mi parte, para mí siempre era un deleite ver a Miriam crecer y desarrollarse; entre mas maduraba mas bonita se veía. Y por supuesto su modo «sexy» de vestir siempre me ponía a mil nomas en pensar en las posibilidades.

La fiesta era de una compañera de escuela de mi hija y para no ir sola a la fiesta, ella había invitado a Miriam para que la acompañara, consecuentemente Miriam había invitado a su novio. En la fiesta el novio de Miriam se había encontrado con una previa novia, Miriam se enceló, provocando el enojo, el pleito, las copas más de lo normal, y finalizando con la condición ebria de Miriam. Así es que mi hija se sentía responsable por lo sucedido y me pidió que si le hacia el favor de llevar a Miriam a su casa porque mi cuñado y cuñada habían ido a visitar a mis suegros por el fin de semana. Y debido a que Miriam quería acompañar a mi hija a la fiesta la habían dejado sola en casa.

Al llegar a recogerlas se me hizo extraño que nomás mi hija salía de la casa y se encamino al auto. Mientras la veía acercarse, teorice que el novio de Miriam habría regresado y se habían contentado. Cosa que me alegro porque ya era muy noche y en realidad no quería manejar hasta la casa de mi cuñado. Pero me duro poco la alegría cuando mi hija abrió la puerta diciéndome en un tomo enojadísimo «Tienes que venir conmigo para traer a Miriam al auto, no puede caminar de lo ebria que esta». «¿De verdad?» le conteste con cara de incredulidad. «Si papa, por favor, anda ven. No quiero que Miriam haga el ridículo en frente de mis amigos». «Les dije a los papas de mi amiga que ibas a pasar a saludarlos, de esa manera les das las gracias por invitarnos y le ayudas a Miriam a sostenerte de ti mientras salimos de la casa». Al decirme eso me di cuenta que mi hija había pensado la situación, y con su ingenuidad había resuelto como no avergonzar a su prima.

Después de un formal saludo, un rápido intercambio de frases placenteras, y un muy cordial «Gracias y buenas noches» tome a Miriam del brazo y le ayudé a caminar hacia el auto notando su tambaleante cuerpo retenerse pesadamente sobre mi brazo. Mi hija se adelanto para abrir la puerta del auto y se sentó en el asiento trasero dejando el asiento delantero libre para Miriam. Intrigado, senté a Miriam en el asiento, la acomode y abroche su cinturón mientras de reojo veía a mi hija cruzar sus brazos, y fruncir su cara sumamente enojada. Tan pronto me subí al auto, mi hija me dijo con una voz fastidiada «¡Llévame primero a la casa Papa!» con una expresión intrigada la vi por el espejo retrovisor, «¡Tengo practica muy temprano mañana por la mañana y no me quiero desvelar!» me contesto abrasivamente. Mientras Miriam me volteaba a ver con una mirada nerviosa. Notando que algo había entre las dos trate de disuadirla «¿Pero y Miriam; yo no puedo?» Le iba a decir que no estaba bien el estar solo con Miriam «¡Papa!», «¡Por favor!» Mi hija corto mi pregunta rápidamente en una forma firme y suplicante. Iba a insistir cuando sentí la mano de Miriam sobre la mía, «Esta bien Tío, no hay problema conmigo» balbuceando con dificultad continuó «además, mis papas no están en casa, no tienes porque preocuparte… no hay nadie en casa’’ de reojo vi como reclinaba el respaldo del asiento acomodándose confortablemente y sin pena alguna.

Después de unos minutos Miriam había caído en un profundo sueño, mientras mi hija, reclinada en su asiento, también cabeceaba con el vaivén del auto sobre la carretera. Con el movimiento del carro Miriam, en su embeleso, se acomodaba y de un lado al otro sobe el asiento. Su movimientos, hicieron que su mini falda se remangara hacia arriba dejando ver sus muslos casi hasta su ingle, mientras su blusa de desabotono exponiendo su sensual sostén. Al verla así, mi pene empezó a pulsar intensamente y mis testículos comenzaron a hormiguear intensamente. En ese tiempo Miriam acababa de cumplir 18 años. Tenía una estatura de apenas 5’-0″ (152-153 cm.), y debido a su constante participación en deportes escolares tenía un cuerpo muy bonito. Sus piernas eran firmes y bien definidas, sus nalgas redondas, firmes, y paraditas, cintura delgada con un abdomen plano y unos senos chicos pero resaltantes. Lo único que no le ayudaba mucho con los chicos era que no tenía una cara bonita y su nariz era un poco grande. Eso la hacía sentirse un poco cohibida y debido a eso se vestía más provocativamente para desviar la atención de los chicos de su cara a su cuerpo.

Mi mente comenzó a desvariar con un intenso morbo sexual sobre Miriam … «no hay nadie en casa», «no hay nadie en casa» resonaba una y otra vez en mi mente… luego el «¡Llévame primero a la casa Papa!» de mi hija, reafirmaba lo que en mi mente rápidamente se materializaba… «Se le subieron las copas..»… «Se le subieron las copas..»… «¡Demonios!» Pensé entre mi… «¿Podría de ser así de fácil?» me preguntaba una y otra vez mientras de reojo veía a Miriam con mas y mas impunidad. El camino a la casa se hacía más y más largo. Con cada pensamiento, con cada deseo mi pene se endurecía más y mas, mi boca se hacía agua nomas en pensar el sabor de Miriam, y mis manos y labios hormigueaban nomas con pensar en la suavidad y calidez de su tez.

Llegando a la casa, mi hija casi salto del fuera del auto y se encamino rápidamente a la entrada de la casa. Después de verla entrar a la casa y cerrar la puerta acelere dirigiéndome a la casa de mis cuñados. Mi mente envuelta en un torbellino de anhelo, morbo, lujuria, fogosidad, y excitación. Una de mis más añoradas criaturas yacía junto a mí, a mi disposición, y sin ningún obstáculo presente. ¡Nadie, ni nada me iba a detener! ¡Eso era seguro!…

No pudiendo aguantarme más, con la boca y la garganta seca, levemente posee mi temblorosa mano sobre el abdomen de Miriam, dejándola ahí por unos minutos espere por una reacción de ella mientras sentía como su abdomen se izaba y bajaba con el ritmo de su respiración. Después de unos cuantos minutos comencé a sobarle su abdomen sobre su falda haciendo pequeños círculos con mis dedos mientras nerviosamente esperaba una reacción de Miriam. ¡A este punto, con el corazón en la garganta, y mi ansiedad a mil! Comencé a deslizar mi mano hacia su ingle. Con tremenda satisfacción sentí la ondulación de su monte púbico y el principio de su ranura vaginal. Respirando profundamente saboree mi placer deslizando mis dedos una y otra vez por toda el área de su ingle.

Viendo que Miriam no reaccionaba ni negativamente o positivamente a my insinuación táctil; poco a poco deslice my mano sobre su falda, que ya se hallaba a media pierna, y agarrando el filo de ella la jale arremangándola sobre su cintura y exponiendo toda su zona pélvica. Por unos instantes admire la belleza de la zona púbica de Miriam. Con gran placer vi como una minúscula tanga negra cubría su zona vaginal, ¡Pero lo que más me satisfizo fue el darme cuenta que su zona púbica estaba rasurada y limpiecita de bello! Sin perder tiempo, posee mi mano sobre su monte púbico esta vez con un poco de menos cautela y un poco de osadía; «Si estas rasurada, es que eres putita» pensé entre mi dándome aliento a ser un poco más audaz con ella. Sin pensarlo más, deslice mi mano por debajo de su tanga posando mi dedo cordial entre sus ranura y presionando levemente su clítoris.

Después de unos segundos, con movimientos circulares comencé a atizar su clítoris. Para mi sorpresa Miriam no tardo en reaccionar, poco a poco sus pelvis, con casi imperceptiblemente movimientos comenzó a moverse lentamente mientras sus piernas comenzaron a abrirse. Poco a poco sentí mi dedo comenzar a humedecerse… Continúe atizándola mientras me apresuraba a llegar a la casa de mi cuñado. Con gran satisfacción y lujuria sentí como la excitación de Miriam crecía y crecía con mis estímulos. Miriam comenzó a restirar y a retorcer su cuerpo mientras comenzaba a rotar sus caderas y a arquear su espalda más y mas. ¡Definitivamente disfrutando de mis caricias!

En ese tiempo manejaba un auto grande familiar con asientos de banca en frente, pero con respaldos reclinables independientes. Al entrar al auto Miriam había reclinado el respaldo de su asiento a medio recline, durante una luz roja en un semáforo tome la oportunidad de reclinar es respaldo de Miriam por completo, y moví el asiento hacia atrás para darle a Miriam mas campo a sus piernas. Los vidrios estaban oscuros así es que no había modo de que alguien observara lo que estaba aconteciendo dentro del auto. Y así, excitadísimo, y con el corazón en la garganta continúe estimulando a Miriam. En cualquier momento esperaba que se despertara y me gritara obscenidades por lo que le estaba haciendo, pero esa congoja continuaba disipándose minuto por minuto nomas con oír los gemidos de placer que emanaban de su garganta, las leves undulaciones de su cuerpo, y por supuesto la creciente humedad de su ranura vaginal.

Casi al llegar a la casa, tome la oportunidad de asegurarme que en realidad Miriam estaba ya totalmente embelesada en su fiebre sexual. En una luz roja, en el semáforo, me voltie hacia ella y poniendo mis manos en su cintura deslice su blusa y sostén hasta su cuello dejando su torso desnudo. De inmediato le apreté sus senos y presione sus pezones entre mis dedos… Miriam aspiro profundamente, con su boca media abierta y con gemidos guturales de placer bañó my cara con el húmedo y candente aliento de su fiebre, y en el brillo de sus ojos medio abiertos resaltó el hechizo de mis caricias hacia ella. Por unos momentos me perdí en el place de su piel, en el temblar de su cuerpo, y en el delirio de mi lujuria hacia ella.. Mi pene creció casi a reventar entre mis pantalones, mi cuerpo comenzó a temblar con la tremenda anticipación y deseo, mientras mi boca se enaguaba con el deseo de mamar los firmes y suculentos senos de Miriam.

El claxon del carro detrás de mí, indicando que la luz del semáforo había cambiado verde me volvió a la realidad. Puse el carro en marcha dirigiéndome casi desesperadamente llegar a la casa de mi cuñado. Dos cuadras a la derecha y a media manzana entre a la cochera de mi cuñado. Rápidamente me hinqué en frente y entre las piernas de Miriam. A media luz me deleite viendo su cuerpo medio desnudo mientras rápidamente me desabroche mis pantalones y libere my pene, el cual en unos instantes, resorteo en una tremenda erección.. Tendiéndome sobre Miriam mi pene se anido sobre su vulva mientras desesperadamente prendía mi boca sobre sus senos. En unos segundos despoje Miriam de sus sostén y blusa mientras mi boca mamaba, mordisqueaba, lamia, besaba, y chupaba los senos de Miriam.

Para ese entonces, mi ímpetu ya había sacado a Miriam de su estupor y estaba completamente disfrutando mi frenesí y totalmente participando e inmersa en el placer que le brindaba. Con sus piernas envueltas en mis caderas se apretaba en mí tallando su vulva contra la base de mi pene mientras con sus puños agarraba my cabello empujando mi cara contra sus senos. Los jadeos y aventones de su cuerpo iban creciendo y creciendo en intensidad y frecuencia. Sus gemidos y se oían mas y mas fuertes, mas y mas desesperantes, mas y mas enardecidos.. Por un largo rato disfrute los senos de Miriam, saboree el dulce placer del sabor de niña de sus labios, y desfruté de su joven cuerpo, sutil y sedoso… sus restriegas sobre mi pene comenzaron a hacer efecto en su cuerpo… el momento que esperaba había llegado… ¡Yo también estaba a punto de reventar!

Separándome de sus senos, me incorpore empujándola sobre el respaldo del asiento. Ella de inmediato arqueo su cuerpo y abrió sus piernas mientras le desgarraba la tanga de su cuerpo. Tomando mi pene en una mano lo presione sobre su clítoris sobándoselo con la cabeza de mi glande. De inmediato el cuerpo de Miriam se cimbró acompañado de gemidos de placer entrelazados con resoplidos de aire y suspiros de añoranza. Con infinito placer vi como el desesperante suplicio de su orgasmo comenzó a invadir el cuerpo de Miriam.

Su cuerpo tenso; su cabeza tirada hacia atrás; sus manos apretando el filo del asiento; sus piernas abiertas, dobladas, y temblorosas; los músculos de su cuello restirados; la boca entre abierta, atragantando aire; sus ojos fijos en el infinito, concentrados en su placer interno. En un solo movimiento resbale la cabeza de mi glande hacia la entrada de su vagina, y justo en el momento en que mi primera eyaculación ocurría, empuje el monto de mi pene dentro de Miriam. Con un fuerte grito Miriam me recibió al mismo tiempo en que su orgasmo estallaba dentro de ella. Arqueando su cuerpo intensamente subió sus manos sobre su cabeza y agarrándose de el asiento trasero empujo su cuerpo contra el mío tratando de engullir mi verga mas dentro de ella. Amarrando sus piernas en mis caderas las apretaba con cada contracción de su vagina mientras su cuerpo se sacudía y retorcía sin control alguno.

Finalmente sus contracciones cesaron y Miriam se relajo sobre el asiento resoplando y atragantando aire tratando de recuperarse de su éxtasis. Pero yo fascinado por su intensidad continuaba excitado y con mi verga todavía dura, palpitante e incrustada en ella disfrutando de las pulsantes contracciones de su vagina. Fascinado la intensidad del orgasmo de Miriam, y enloquecido con el infinito placer que me hiso sentir agarre a Miriam firmemente de sus caderas y comencé a cogérmela una vez más. Aspirando aire profundamente Miriam no protestó sino que abriendo sus piernas y arqueando su cuerpo se dispuso a recibirme una vez más.

¡Qué gran placer esa segunda cogida! Excitadísimo con mi ardor, desvarió, fiebre, y fascinación por Miriam proseguí a meterle y a sacarle mi verga con una tenacidad y un furor que nunca antes había sentido y que hasta la fecha no e podido igualar. Con cada jalón y cada empuje my mente, my cuerpo, my ser se exaltaba profundamente. ¡Entré en un éxtasis delirante, profundo, intenso, casi salvaje! Con cada jalón podía sentir las paredes del la vagina de Miriam envolverme, apretarme, mamarme; y con cada empujón sentía una satisfacción exuberante, el abrir de sus entrañas, my intrusión en sus profundidades, la virilidad de mi ser, el poder sobre ella. Los chasquidos de nuestros flujos sonaban como una cadencia hipnotizante, y el olor de nuestros sexos, como un buen licor, me embriagaban más y mas. ¡Con cada gemido, cada mueca, cada resoplo Miriam me excitaba más y más! ¡Entre mas gemía, entre mas gruñía, entre mas se agitaba; mas y mas mi locura y embeleso por Miriam crecía! ¡Entre más y más mi embeleso crecía más y más fuerte embestía a Miriam!

Después de un rato el cuerpo de Miriam comenzó a brillar con el sudor de su esfuerzo. Sus gemidos se oían más y más agonizantes, más y más profundos, más y más intensos… Pero yo, con delirante satisfacción sentía las sacudidas de Miriam, y con u gran deleite me incitaba mas y mas. Cuando oía los gritos de sus orgasmos y veía su cuerpo retorcerse una y otra vez my adrenalina surgía incitando my fuego interno, prolongando my locura, y deseando más de ella… Yo quería mas, mas, mas, mas… Finalmente, con sus manos temblorosas, Miriam se prendió de mi cuello y con ojos llorosos y una mirada intensa me imploro «Ya tío, ya»… Sacándome de mi trance mi cuerpo finalmente reacciono y con una embestida final empuje mi pene en ella mientras una tremenda eyaculación sacudió mi cuerpo.. Miriam al sentir el calor de mi semen invadir y llenar sus entrañas, su cuerpo también reacciono. Apercibiéndose de la reacción de su cuerpo, Miriam frunció su cara, abrió su boca y con un grito profundo, gutural, y agonizante sacudió su cuerpo intensamente jadeando, y retorciéndose sin control alguno. Su cuerpo había reaccionado a mi semen dentro de ella automáticamente induciéndole un orgasmo más. Como una muñeca de trapo Miriam se desvaneció dejando caer su cuerpo inerte, rendido y acabado. Reclinándome sobre ella fije mi mirada en ella y por un largo rato nos miramos sin decir palabra; y así mientras acariciaba su cuerpo, sus ojos se cerraron cayendo una ves mas en un profundo sueno..

el fuerte chillar del timbre de mi teléfono celular nos despertó súbitamente. Miriam todavía medio aturdida con su ebriedad se escabullo al asiento trasero recogiendo sus ropas tratando de cubrir su casi desnudo cuerpo, rápidamente se puso su blusa abotonándosela esparcidamente y desenrollando su falda tapando sus muslos; yo, mientras tanto, un poco amodorrado y entre penumbras, trataba de localizar el teléfono el bolsillo de my saco… «¡Bueno!» conteste medio alterado mientras miraba la hora en la caratula de my reloj. «Bueno» la voz de mi esposa resonó por el audífono del teléfono «¿Qué pasa, porque estas alterado? ¿Cómo esta Miriam?» me pregunto con consternación. «No, no es nada» le respondí calmadamente mientras Miriam con una expresión perdida miraba a su alrededor tratando de ubicarse.. «Es que no quería que el timbre del teléfono despertara a Miriam » volteando hacia Miriam restire mi brazo acariciándole su cara con la punta de mis dedos mientras le guiñaba un ojo sonriéndole amenamente… «¿Porqué no me habías hablado?» mi esposa pregunto medio enfadada «¡Ya hace tiempo que dejaste a la niña aquí en casa y todavía no regresas!» viendo la caratula de mi reloj me di cuenta que ya había pasado casi una hora; pensando rápido le conteste «Es que Miriam se puso mala y no quise dejarla sola» Miriam somnolientamente acomodo su cuerpo recargándose sobre la puerta, el resollar rítmico de su nariz empanando el vidrio junto a ella, mientras yo seguí disimulando la conversación con mi esposa.. «¡Si, ya me lo imaginaba! ¿Y cómo sigue?» me pregunto ya más calmada «¿Pues como quieres que este?» le conteste mientras estiraba mi brazo acariciándole su cabello arreglándoselo y destapando el sereno perfil de su cara «Ya se le pasara» continúe con mi platica mientras admiraba el tranquilo e infantil semblante de Miriam. «. . . es cuestión de tiempo, como ya lo sabes muy bien» le resalte a mi esposa haciéndola recordar su propia experiencia con el alcohol. Acaricie cariñosamente la cara de Miriam rosando su tez con la parte anterior de mis dedos admirando su dulce expresión angelical.. «además no es nada peligroso, es solo una borrachera» .. Miriam al sentir mi caricias entreabrió sus ojos fijando su mirada en la mía y sonriéndome tenuemente tomo mi mano con la suya guiándola hacia su pecho… los pezones de Miriam se endurecieron a mi toque, haciéndola dar un fuerte y audible suspiro de placer, el cual fue escuchado claramente por mi esposa confundiéndolo por un pesar de ella «¡Ves! ¡No debiste de haberla llevado a su casa en ese estado!» me regaño creyendo que Miriam se estaba quejando. Frunciendo la cara y maldiciendo lo acontecido trate de suavizar la situación «Lo sé, lo sé pero ya estoy aquí. ¿Qué quieres que haga?». Miriam mientras tanto comenzó a restirar su cuerpo sensualmente saboreando el deslice de mi mano sobre sus senos. Sorprendido y con una grata admiración voltee a ver a Miriam encorvando su cuerpo, retorciéndose sobre el asiento, y empujando su torso contra mi mano. Un fuerte y placentero «¡Mmmmm!» «Oooohhh!» emanó de su garganta. Mi esposa pensando una vez mas que era un quejumbre de Miriam exclamó «¡Mira nomas hasta aquí oigo sus quejumbres!» «¡Creo que vas a tener que quedarte con ella para que la cuides! ¡No me lo perdonaría si algo le llegara a pasar!» ¡Boquiabierta y mesmerizado trate de contener mi entusiasmo! ¡ Miriam estaba una vez más reaccionando a mis caricias, y mi esposa me estaba dando la oportunidad de quedarme con ella! Mis entrañas estallaron con infinito entusiasmo, mi pene comenzó a inflamarse casi de inmediato, y mis ganas por Miriam a desatarse sin control alguno. «¡Pero ya iba de regreso! Nomas iba a recostarla y regresaría a casa» le respondí con mi mas pesante tono, mientras que por dentro de mi morbo empezaba a calcinar mis entrañas con el ardiente deseo de cogerme a Miriam una vez más. «¡De ninguna manera! ¡Tienes que quedarte para cuidarla!». . . .

Unos momentos más tarde con Miriam en mis brazos recargaba mi espalda pesadamente sobre la puerta asegurándome que cerrara apropiadamente. Pause por unos instantes escuchando atentamente por algún sonido divulgador o indicativo de que alguien más estuviera en casa. Por un largo rato escuche en silencio, nada se oía; solo el tic-tac del reloj en la pared resonaba rítmicamente haciendo harmonía con el trastabillar de mi corazón y mi alterada respiración. Era el fin de semana y sabía que mis cuñados estaban fuera de la ciudad, pero había la posibilidad de que alguien más pudiera estar en casa y la situación necesitaba un poco de cautela. ¡De un de repente un leve ruido me provoco un tremendo pánico haciéndome que el corazón se me subiera a la garganta y que el cuerpo me temblara de nerviosismo! ¿Cómo iba yo a explicar a Miriam borracha, semidesnuda, y en mis brazos? Por fortuna el susto se me pasó rápidamente al momento en que oí el maullar del gato en la cocina. «¡Diablos!» maldecía entre dientes mientras recostaba a Miriam sobre el sofá de la sala. Con los nervios de puntas, y totalmente alterado, rápidamente me dirigí a la vinajera de mi cuñado sirviéndome una copa de brandy para calmarme un poco. Copa en mano, cautelosamente recorrí el resto de la casa asegurándome de que en efecto estuviera vacía; ya satisfecho y más calmado mis pensamientos se tornaron una vez más hacia Miriam regresando rápidamente hacia ella.

Parado frente a ella con mi mirada clavada en ella, mi cuerpo temblaba incontrolablemente con excitación, morbo, y lujuria al verla tendida, inerte, y deliciosamente disponible solo para mi, solo para mí..Básicamente salivando profusamente por ella y comiéndomela con la mirada. Aunque ya me la había cogido en el auto, aquí en la intimidad de la casa titubeaba con miedo; con miedo de desatar mi pasión sobre ella una vez más. No había nada ni nadie que me detuviera y con tantas ganas que tenia por ella, yo sabía muy bien que en la locura de mi pasión, una vez desatada, no iba a ver razón, cordura, o tregua alguna para ella. Las imágenes de su niñez se mesclaban una tras otra con imágenes de actos sexuales, desvaríos ilícitos, y desquicios desenfrenados con ella… y desgraciadamente los recuerdos de su inocencia estaban siendo sofocados por los demonios del placer carnal.. En ese momento, como apercibiendo la intensidad de mi mirada, Miriam entreabrió sus ojos y sonriendo casi imprevisiblemente restiro su cuerpo sobre el sofá en una larga, erótica, y sensual manera terminando en una pose extremadamente sexual y seductiva como diciendo «¡Qué esperas tío! ¡Qué esperas!» Su falda ya se había remangado sobre su cintura exponiendo su pelvis mientras su blusa ya desabotonada hacia resaltar sus firmes senos. Su piel oscura, iluminada tenuemente por las penumbras, resaltaba majestuosamente como un suculento manjar sobre la tela blanca del sofá. Su delicioso y embriagante aroma era una hechizante mezcla de inocencia infantil con candencia de mujer, un aroma que diabólicamente penetraba dentro de mi ser derrumbando todo vestigio de cordura y de razón. Al verla así, en esa pose tan sugestiva, mi morbo por ella estallo como un demonio escapando del mismo infierno, y la bestia en mi se desboco como un caballo sin frenos erradicando cualquier forma de remordimiento de mi mente empujándome a una locura total por ella, por esa niña, por esa mujer, por esa puta … ¡Sí, sí por esa puta a la cual iba yo a coger, y a coger, y a coger …!

Despojándome completamente de todas mis ropas me hinque frete a ella y con manos temblorosas y enardecido con una tremenda excitación comencé a devorar su cuerpo rapazmente. Con desesperación hice trizas su blusa y desgarre la falda de su cuerpo dejándola totalmente desnuda. La reacción de Miriam no tardo en materializarse y con gran satisfacción sentí su cuerpo reaccionar a mis arrebatos ondulando y restirando su cuerpo entregándose al gozo de mi furor sobre su cuerpo. Sentándola sobre el sillón jale sus caderas hacia mí abriendo sus piernas y desplazando my cuerpo entre ellas.. Posando mi verga sobre su clítoris procedí a tallarla sobre él, y empinado mi cuerpo sobre sus senos y comencé a lamerlos, mamarlos, chuparlos, y por supuesto a mordisquearlos vorazmente. Aprisionando mi cabeza con sus brazos Miriam la apretó contra su pecho atizando mis desmesuradas caricias sobre sus senos y pezones mientras que con un ahínco descontrolado ella empujaba su pelvis de arriaba abajo tallando su clítoris frenéticamente contra la dureza de mi verga. Los jadeos y resoplidos efusivos de Miriam no tardaron en manifestarse, ardientemente comenzó a serpentear, retorcer, y encorvar su cuerpo mientras continuaba tallando su clítoris con más y más intensidad. Cruzando sus piernas detrás de mi espalda Miriam apretó su vulva contra mi endurecida verga apretando su clítoris en la parte posterior de mi palpitante falo. «¡Oooh Tío!¡Oooh Tío!¡Mmmff! ¡Mmmff!» Miriam musito entre resoplidos y convulsiones al sentir la dureza de su clítoris restregándose contra la base de mi verga. Poniendo mis manos sobre sus glúteos la jale hacia mí arremetiendo mis caderas contra su pelvis exacerbando la presión de mi verga sobre ella mientras que por mi cuenta también comencé a tallar contra ella igualando su calenturiento ritmo y cadencia. El resonar del chasquido de sus jugos reverberó escandalosamente por toda la sala con cada uno de mis tallones siendo vehementemente acompañados con los furibundos resoplidos y gemidos de place de Miriam. Fijando su intensa mirada en mi Miriam afianzo sus manos a mis brazos y procedió a tratar de meterse mi verga en ella. Su intensa mirada y su suplicante semblante lo decían todo.. Con una sonrisa perversa comprendí su desesperante deseo y en vez de metérsela la sujete más firme y me apreté mas a ella.. Sus brazos temblaron, su cuerpo se arqueo y tirando su cabeza hacia atrás Miriam atraganto aire mientras su cuerpo se cimbro incontrolablemente con los efectos de un orgasmo…. Jadeando incontrolablemente, con sus dientes apretados, y con un intenso mirar Miriam me imploro «¡Métemela Tío! ¡Oooh Tío! ¡Mmmff! ¡Mmmff! ¡Métemela!» mientras se retorcía intensamente soportando las incontrolables sacudidas de su orgasmo. Completamente ofuscado con su delirante estado ignoré su suplicio y continúe atizándole su clítoris sin darle tregua alguna. Miriam continúo trastabillando y serpenteándose y con cada onda de placer que invadía su cuerpo sus gemidos, convulsiones, y arrebatos se intensificaban más y más…

Era increíble ver a Miriam en el apogeo de su delirio, su angelical cuerpo era como una verdadera coreografía de placer, intensidad, lujuria, desenfreno, y entrega total a su erotismo sexual. El torcer de su cuerpo, sus gemidos guturales, la intensidad de su respiración, sus muecas faciales, la fragancia de su flujo sexual, lo fulminante de su mirada, el ímpetus de sus arrebatos… en fin todo lo de ella era una entrega total a su furia sexual. Y yo, completamente hechizado por esa fascínate me había ya en el precipicio de la locura sexual por ella…»¡Cógeme! ¡Cógeme! ¡Mmmff! ¡Mmmff!» «¡Cógeme! ¡Cógeme!» La oí gritar sacándome del embeleso en que me encontraba, entre las barañas de su pelo sus penetrantes ojos me miraban mientras que entre sus dientes escupía saliva con la intensidad de sus berridos.. Por unos instantes fije mi mirada en ella y le sonríe. En esos instantes los dos fijamos nuestra mirada, nos penetramos el alma, y a través de nuestras pupilas nos entendimos…. Y con un semblante lleno de lujuria, morbo, y lascivia y con una mirada totalmente impúdica me dijo… «Has de mi lo que tú quieras Tío» .. «¡Lo que tu Queras!» .