Cogiendo Con el tío de mi esposo soy medio puta
Cogiendo Con el tío de mi esposo soy medio puta
Cogiendo Con el tío de mi esposo soy medio puta
Gema era una joven de treinta y un años, con residencia de Cádiz, que se encontraba casada desde hacía unos tres años con Ramón, un joven de Madrid, al que había conocido durante un tiempo en que este estuvo trabajando cerca de su casa. Su novio era peón albañil, y tras casarse se vino a vivir a Cádiz, donde habitaban en una casa propiedad de la madre de Gema.
Esta era una joven bastante elegante, cabello negro casi azabache, con una rostro bonito y bien parecida, un cuerpo delgado, cintura estrecha, trasero redondo y unos pechos no muy grandes, pero si bastante firmes y con pronunciados pezones. Tampoco tenía una estatura muy alta, sobrepasando apenas 1.65.
Dada la condición de albañil de su esposo, los recursos económicos no eran muy boyantes. Por otro lado, una vez casados, Gema tuvo conocimiento de que su marido estuvo durante varios años enganchando a la droga, y aunque había logrado salir de ella, era consciente que no del todo. Le constaba que se echaba sus porros a espaldas de ella, y por ese motivo tenían varias peleas.
Una tía de su esposo, que residía en Santander, les invitó a pasar unos días en su casa. Tras pensarlo, decidieron aceptar la oferta y trasladarse a Santander hospedándose en la casa de la tía de su marido. La mujer había aceptado ya que se encontraba deprimida y necesitaba unas vacaciones y cambio de aires.
Gema tampoco conocía Santander ni el norte de España, lo que la incitó más a aceptar aquella vacaciones. El marido tenía cuarenta y cinco días de vacaciones por lo que tras iniciar aquellas, inmediatamente tomaron el tren hasta Madrid y de allí se trasladaron en autobús hasta Santander, donde llegaron bastante cansados del viaje.
La tía de su esposo Naykary, los saludó con bastante afecto, y luego le llevó a visitar a su marido Berto. Naykary era una mujer de sesenta años, y su esposo unos años más. El marido, Berto se hallaba ya pre-jubilado, pero llevaba unos meses en silla de ruedas para desplazarse debido a una lesión en su pierna derecha, aunque dentro de la casa, a veces podía desplazarse con una muleta. Pero, según les contó Naykary, se encontraba bastante deprimido y apenas quería salir de su habitación.
Pese al malestar de Berto, por su lesión que le impedía desplazarse como él quería, la joven pudo constatar que era un hombre bastante bien parecido, y que se conservaba bastante bien, alto y con cuerpo atlético.
– Hola Ramón, no sabes la ilusión que me hace tenerte entre nosotros. Hacia tanto tiempo que no te vía. ¡Veo que tu mujer es bastante guapa!. Hola Gema. Por fin te conocemos. –les dijo Naykary como bienvenida. –
-Encantada Naykary. Yo también estoy muy contenta de estar aquí.
Colocaron sus cosas en la habitación de invitados, y así fueron pasando los primeros días, con visitas por la ciudad de Santander y por la playa. Ramón acostumbraba a hacer el amor a Gema no más de una vez a la semana, o a veces, estas relaciones eran más distanciadas. Por otro lado, en ocasiones se quedaba a la mitad y apenas alcazaba la erección. Tenía conocimiento de que las personas adictas tenían problemas para alcanzar una relación plena, por lo que lo achacaba a ello. Para colmo, esos días Ramón se encontró con un primo suyo de la infancia, y se dedicó a salir por las tardes-noches con el mismo, quedándose Gema en la casa con el matrimonio. La mujer se enfadó un poco ya que detecto que a su regreso su ropa olía a haber fumado alguna sustancia estupefaciente.
Al pasar tanto tiempo en la casa de la tía de su esposo, Gema se fijó en Berto, el esposo de la tía de su marido, el cual apenas salía de la habitación, aunque en ciertas ocasiones, acudía a una habitación del fondo de la casa, donde tenía una televisión con unos sillones, donde pasaba una parte del tiempo. A la semana de estancia, Naykary tuvo que acudir a una reunión y le pidió a Gema si podía echarle un vistazo a su esposo, encomendándole que, si llegaba tarde, le acercara la cena a su habitación. Ella aceptó.
En la tarde, viendo que se quedó sola en la casa, decidió acudir hasta la sala donde se encontraba Berto viendo la televisión. Se sentó en uno de los sillones, e intentó hablar con el hombre. Éste resultó bastante parco en palabras. Sin embargo, se sorprendió comprobar que, pese a todo, aquel hombre le mirada con bastante frecuencia, especialmente a sus piernas y muslos. Como hacía bastante calor llevaba puesta una falda más bien corta, por lo que, al sentarse, dejaba entrever sus muslos. Las miradas de aquel hombre que le duplicaba en edad le sorprendieron.
Sin embargo, en lugar de molestarse, dada su escasa relación sexual con su esposo, aquellas miradas le agradaron. Le dio morbo que un hombre sexagenario como aquel se fijara en ella. Pensó en poner más nervioso al mismo, y en algunas ocasiones se abrió de piernas dejando a la vista del hombre sus hermosos muslos y hasta en ocasiones, aquel tuvo una visión clara de sus braguitas. Durante la merienda, la joven le acercó la misma, abriéndose un poco la blusa que llevaba puesta para dejar entrever sus generosos pechos.
Percibió el tremendo efecto que causó en el hombre, notando su nerviosismo, hasta el punto de que, con la agitación se le derramó por encima del pantalón una taza de caldo caliente que le había servido. El hombre al percibir el calor derivado del caldo, intentó levantarse, viendo había caído precisamente sobre la zona del pantalón donde se localizaban sus genitales.
-¡Oh me estoy quemando… oh ¡…-exclamó preocupado, revolviéndose sobre si mismo.
-Oh… ¿pero que le ha pasado?… -le contestó la joven viendo la gran mancha de caldo que se había vertido sobre el pantalón del tío de su esposo. Espere… espere que traiga una toalla y le limpio.
La joven fue presurosa la baño y trajo una toalla para secar la zona del pantalón del hombre. Al llegar se llevó una sorpresa mayúscula, al contemplar que aquel durante su ausencia, se había bajado el pantalón, y hasta el slip, y se encontraba con todos sus genitales al aire. Su mayor sorpresa fue constatar las dimensiones del falo del tío de su marido. Pese a no estar erecto, aquel hombre calzaba un pene que duplicaba con creces el de su esposo, y mucho más grueso.
-Oh, ¿pero se ha quitado los pantalones? —exclamo ella sorprendida.
-Lo siento. Pero “es que me estaba quemando mis partes”- manifestó el hombre algo nervioso ante aquella situación, y agitada ante la presencia de la joven.
Gema comprobó que era cierto, ya que un enrojecimiento había aparecido en una parte del pene y hasta en los propios testículos de Berto. Aquel hombre había percibido que el derrame del caldo caliente le estaba afectando a sus partes, y decidió bajarse el pantalón, sin pensar que con ello quedaba expuesto ante la joven. Aunque nerviosa, Gema, aún bajo la sorpresa de la visión de aquellos genitales masculinos, le dijo: espere que vaya a por agua.
Gema marchó al baño, y empapó una parte de la toalla en agua, y luego regreso. Ella misma, se acercó y tomando la toalla la pasó por encima del pene del hombre, humedeciendo sus partes. El hombre se quedó sorprendido ante la acción de la joven, viendo como la humedad de la toalla le calmaba el escozor de la quemadura. Al ver como la mujer, volvía acariciar su verga, con la toalla mojada, pasándola por todos sus testículos, inevitablemente su pene se envaró, alcanzando una incipiente erección. Cuando la joven retiró la toalla, quedo admirada al contemplar el pene con una buena erección, exclamando: -Oh.. ¿Qué le ocurre? ¿Por qué se le ha puesto así? –
-Lo siento. Ha sido sin … -el hombre no pudo continuar, quedando como abatido y avergonzado. Gema no sabía que aquel hombre llevaba bastante tiempo sin relaciones con su esposa, por lo que la presencia de la joven, y al quedarse desnudo de medio abajo ante la misma, no pudo impedir que aquel vástago dormido, se despertara.
La joven marchó de nuevo a empapar la toalla en agua. Un estremecimiento recorría su cuerpo recordando la visión de los genitales del tío de su esposo. Metió la toalla bajo el grifo y volvió con ella humedecida.
El hombre seguía con sus genitales al aire, observando la mujer que no se bajaba la erección. Nerviosa, se acercó, y con la toalla volvió a envolver la verga del hombre y sus genitales. Le miró a la cara, viendo la expresión del hombre que parecía realmente avergonzado. En el fondo, le dio pena. Pero su enorme curiosidad le llevó a retirar la toalla, comprobando con detenimiento por primera vez el enorme falo de Berto. La morbosidad pudo con ella, y decidió atrapar aquel pene aún con la toalla en la mano, notando la extrema dureza, y grosor. Luego le pregunto: ¿se siente mejor?
-si…gracias…. Me ha quemado un poco, pero esa toalla húmeda me alivia.
Gema, se dijo para sus adentros. ¡Si, pero la tremenda erección que tiene no se le va a bajar con una toalla húmeda! No obstante, pensó que mejor era aplicar algún pomada hidratante en la zona afectada. Por ello, se retiró diciéndole que esperara un poco. Busco en el baño, localizando una loción hidratante, la tomó y volvió con Berto. Tras retirarle la toalla humedecida, tomó un poco de loción, y osadamente, se atrevió a tomar nuevamente el pene del hombre, pero esta vez lo hizo abiertamente con su mano izquierda, aplicando con la otra un poco de loción en la zona afectada. Percibió claramente como el falo se endureció al contacto con su mano. Gema, pese a su agitación y nerviosismo, aplicó un poco de loción igualmente en los testículos del hombre, constatando igualmente lo bien dotado que estaba el mismo. Tuvo claro que aquel hombre portaba una carga de semen en ellos, ya que parecían bien repletos.
Luego, le dijo: ¿mejor?…
El hombre asintió con la cabeza. Luego, ella misma le ayudo a subirse el slip y el pantalón. Pronto llegó Naykary, pero la joven omitió comentario alguno sobre lo sucedido. Al día siguiente, ella salió con su marido a dar una vuelta por la ciudad y en la noche fueron de fiesta. Al otro día, en la mañana salió, y al pasar por una farmacia se acordó de las quemaduras del tío de su esposo y sin comentar nada a su esposo, adquirió una pomada que le recomendaron para este tipo de lesiones. Ya en la tarde, Naykary volvió de nuevo a salir, quedándose Gema al cuidado de Berto. La joven, deseaba volver a contemplar los genitales del hombre, por lo que morbosamente volvió acercarse hasta el mismo, y tras sentarse le pregunto: ¿Cómo lleva lo de la quemadura? ¿aún le escuece?
-Un poco. Le contesto nervioso el hombre, ante aquella pregunta.
Gema, no se conformó con su respuesta. Ella quería volver a ver los genitales de aquel hombre a toda costa. Por ello, le volvió a preguntar: ¿su esposa no le echó loción?
-No… . Bueno…tampoco se lo he dicho- contesto bajando la cabeza.
La joven, fue a su dormitorio, recogió la pomada que había adquirido, y volvió, diciéndole: he comprado esta mañana una pomada especial para ese tipo de quemaduras que me han recetado en la farmacia. ¡Ande deje que le aplique un poco!
Berto algo nervioso, se fue bajando los pantalones, y el slip, mostrando igualmente sus genitales a la joven. Gema, cogio la pomada en una mano, y con la otra volvió a tomar el pene del hombre, aplicando el producto sobre la zona afectada, que ya parecía bastante mejor. La joven estaba excitada contemplando aquel falo que creía en su mano por momentos, por lo que se entretuvo aplicando el masaje, para luego hacer lo mismo en uno de los testículos. Volvió al pene, y volvió a echarle un poco de pomada, y la fue extendiendo, pero esta vez la aplicó por buena parte del falo, viendo como crecía en su mano. Miró al hombre observando que aquel estaba disfrutando de lo que le estaba haciendo.
La joven no se había percatado, que Naykary había regresado. Aquella al constatar que no estaban en la sala, se acercó a la habitación donde normalmente solía estar su marido. Quedó impactada al comprobar la escena que sus ojos detectaron: ¡su marido estaba con los pantalones bajados y la mujer de su sobrino le masajeaba el pene! La pareció que más que aplicarle una crema, le estaba haciendo una real masturbación. Sin embargo, no quiso intervenir, permitiendo que la mujer de su sobrino continuara.
Gema, estaba excitada al contemplar cómo se erectaba el pene del hombre que tenía delante, ante sus masajes. No era una masturbación propiamente dicha, pero los masajes que propiciaba a la base del pene y una parte del mismo, con la excusa de extender la pomada, estaba ocasionado una verdadera erección en el tio de su marido. Pronto se percató que, de continuar, era posible que aquel hombre se corriera allí mismo. Por ello, aunque excitada y sabiendo que había manchado su braga, decidió cortar.
-Bueno. Creo que esta pomada le vendrá bien. ¿Si quiere mañana le puedo realizar otra aplicación para que no le quede ninguna secuela?
El hombre quedó casi paralizado. Estaba a punto de venirse, cuando la joven ceso en sus masajes. No obstante, se tranquilizó, permitiendo que la joven le volviera a subir sus pantalones. Cuando se marchaba la joven, Berto le dijo: ¿Me vendrás a echar mañana la pomada otra vez?
Gema, se estremeció. Luego le miro, y con una sonrisa en su boca, le contesto:
-¿Si lo desea?… .. ¿quizás pueda aplicarme mañana otra loción de esa pomada, y así evitar secuelas?
Naykary se había retirado a su dormitorio, para evitar ser descubierta por Gema.
La joven marchó rápidamente a su habitación, y sin poder contenerse se masturbó abiertamente pensando en todo lo ocurrido. Su marido apenas la tocaba, y cuando lo hacía no alcanzaba el orgasmo. Sus masajes en la vagina fueron de tal intensidad que pronto alcanzó un orgasmo en toda regla. Durante la noche, viendo que su marido había llegado ebrio y hasta le pareció bajo los efectos de alguna sustancia consumida, estuvo pensando en Berto. Recordó como aquél le había preguntado si le echaría pomada al día siguiente. ¡Tenía claro que aquel hombre se había excitado, pero ella también!. Se dijo: ¡si no fuera el tío de mi esposo, me dejaría clavar su pene hasta la empuñadura! Se ha es bastante grande, pero dejaría que me la metiera, aunque me reventara.
Naykary había escuchado igualmente la conversación última, por lo que sabía que, al día siguiente, si la mujer de su sobrino tenía ocasión, volvería a tocar la polla de su marido. En el fondo le excitaba. Por otro lado, comprendía a su esposo, ya que, debido a unos problemas tumorales en su vagina, ella llevaba tiempo sin poder hacer el acto sexual. Tras los primeros años de matrimonio, se vio obligada a que le extirparan sus ovarios, por lo que no podía ser fértil. Pero, el problema se agravó, dado que hacía varios meses que le había detectado unos pólipos en su vagina, y estaba en tratamiento, por lo que tenía prohibido realizar el acto sexual.
Por ello, reflexionando se dijo: ¿mi esposo no tiene culpa de lo que me ocurre, y el pobre no puede desahogarse?. ¿La mujer de mi sobrino podría desfogarlo? Esa una locura, pero quizás pueda hacer algo para conseguirlo.
Al día siguiente por la mañana, Naykary aprovechó unos momentos con Gema y, entre otras cosas, le llegó a confesar su problema y su enfermedad.
-Ay Naykary. Lo siento de veras. No sabía nada de eso. – le contesto Gema.
-Nadie lo sabe, salvo algunas amigas y mi esposo. Pero, ya ves, mi marido es buena persona. Pero, “me entristece que no puede desahogarse”. ¡Yo no puedo ayudarlo! Además, ¡creo que su tristeza está motivada su falta de sexo! Berto siempre ha sido bastante activo. Al principio quería hacer el amor casi a diario.
Gema estaba escuchando la confesión de Naykary, y pese apenarse de aquella mujer, pensó en el sufrimiento del marido. Esto más la excitó. Estaba claro que aquel hombre necesitaba desahogar, soltar el depósito de semen que seguro que tenía acumulado en sus testículos. Al pensar en ello noto cierta humedad en sus bragas.
Mas agitada se quedó cuando escuchó que Naykary le pidió: Ay Gema. No quiero aprovecharme de ti. Pero, es que esta tarde tengo una reunión parroquial, y no quiero dejar solo a mi esposo. ¿Quizás tenías pensado salir con Ramón?
No hay problema. ¡Yo me quedaré con él! Le contestó al instante. Ramón, ya sabe. Esta en su mundo. Me tiene preocupado, ya que no cesa de llegar ebrio y creo que está volviendo a tomar estupefacientes. Ya has visto que todas las tardes sale y llega bien de noche, y.. ¡de qué forma! – exclamó Gema.
-Ya lo he visto. Tengo que hablar con él. Te agradezco que te puedas quedar con mi esposo. ¡No sabes cuanto te lo agradezco!
Gema, tras almorzar ese día, ansiaba volver a quedarse a solas con Berto. Sabía que era una locura, pero se estaba excitando peligrosamente. No entendía lo que le estaba pasando, pero necesitar volver a tocar el falo de aquel hombre.
Naykary, viendo que el sobrino marchó pronto en la tarde, hizo lo mismo. Era consciente de que la mujer de su sobrino iba a volver a tocar los genitales de su marido. Pero, además esperaba que ocurriera algo más. En el fondo ansiaba que su esposo pudiera seducir aquella joven y desfogarse con ella.
A la media hora de haberse marchado Naykary, Gema decidió visitar a Berto. Sabía que aquel le estaría esperando como ella le había sugerido. Nerviosa se colocó una falda más bien corta, y se colocó una tanga bastante ajustada que apenas tapaba la raja de su coño. Estaba decidida a calentar aquel hombre como fuera.
-Hola Berto. ¿Cómo se encuentra?
-Ah. Hola Gema. ¿pensé que no vendrías? – exclamó.
La joven se dio cuenta que el hombre estaba ansioso por verla. Lo constató en su mirada. Por ello, le contesto: ¿así que me estaba esperando? Ella llevaba la pomada en la mano, y sonriendo le dijo: ¿quiere que le aplique un poco de pomada en sus partes nuevamente? ¿aún le escuece?
-Esta mejor, pero…¿creo que me vendrá bien otra aplicación?- le contestó el hombre, que ya había comenzado a tomar cierta confianza con la joven.
Vale. ¿Qué espera para bajarse el pantalón? – le comentó la joven, con cierta sonrisa en los labios.
Berto, procedió a bajarse el pantalón, sabiendo que mantenía una erección notable. Nada más contemplar el bulto del slip Gema se dio cuenta de tal extremo, y percibió un estremecimiento. Cuando el hombre terminó de bajarse el slip, y quedaron sus genitales al aire, la joven dio un suspiro al constatar la enorme erección del tío de su esposo. Pero… ¿Uy cómo está? exclamó mientras se agachaba abriendo las piernas, con la intención de aplicar la pomada.
Miró el falo, lo tomó en la mano, para verificar la zona donde estaba anteriormente la quemadura, comprobando que aquella había prácticamente desparecido. ¡Vaya esto está mucho mejor! Observó igualmente los testículos del mismo, y se da cuenta que aquel hombre los seguía teniendo repletos, y la quemadura ya no se apreciaba. Entonces le mira a la cara y dice:
-Berto… ya no creo que necesite que le aplique más pomada. Pero… ¿creo que esta necesitado de otra cosa? Le comentó morbosamente, mientras tomaba la tranca del hombre atrapándola abiertamente, constatando su grosor y dureza. ¿Uf como la tiene? Luego con suma excitación, palpó los testículos del hombre, y mirándolo a la cara, adoptando una actitud de perra en celo, y le pregunto: ¿Cuándo hace que no descarga esos testículos? ¡uhm los tiene repletos! Al tiempo que comenzó a darle un masaje a toda la pieza del hombre, de arriba abajo.
Berto, pese a que ansiaba aquella caricias, tenía cierto reparo, y pensaba que podía ser descubierto por su esposa. Era algo que necesitaba desde hacia varios meses. No obstante le dijo: Oh Gema ….ya…. ¿pero puede venir mi esposa?
-No se preocupe. Naykary fue a una reunión parroquial y no volverá hasta la noche. Sin dejar de palpar los testículos del hombre y su pene, que masajeaba con gran maestría, haciendo las delicias del hombre: ¡pobrecito, como la tiene de dura!
En ese momento contempló la mirada de Berto hacia su entrepierna, observando que su falda de había abierto del todo, y exhibía ante el hombre no solo sus hermosos muslos, sino además la pequeña tanga que llevaba. Ante ello, morbosamente, se abre más de piernas para que el hombre pudiera contemplar mejor su entrepierna. Luego pícaramente le pregunta: ¿pero que estaba mirando? ¿no me estará mirándome los muslos?
Berto, observó claramente los vellos del coño de la joven y hasta parte de sus labios vaginales, ya que la minúscula braguita que portaba apenas tapaba el lugar de la raja. Su verga creció aún más sin poderlo evitar, contestando nervioso: oh lo siento…oh Gema ….es que…-estaba nervioso y apenas podía articular palabra. Jamás había sido infiel a su esposa, ni se había encontrado en una situación semejante.
-Uhm ..veo que le ha crecido al verme las braguitas. ¡Jo como se le está poniendo! ¿Le gusta que le toque el pene? ¿quiere que la mujer de su sobrino le saque la lechita que tiene acumulada ahí? – le manifestó morbosamente, con cara de auténtica hembra salida.
-Oh nena…. Oh… sigue…
La joven continuó, mientras contemplaba como el pene del hombre ante sus tremendas caricias, se terminaba por descapullar, mostrando toda su plenitud. En el hermoso glande relucía en todos su esplendor. Sabía que, si continuaba así, pronto aquel hombre se correría. Pero, ella ansiaba algo más. Miró hacia la puerta como si sospechara que alguien los pudiera estar observando. En ese momento, decidió dar un paso más, sin pensar en las consecuencias. Viendo que aquel semental no paraba de mirar su entrepierna, se incorporó, se subió la falda hasta la cintura mostrándose ante el hombre únicamente con su tanguita de medio abajo. Se gira y le muestra su trasero, preguntándole: ¿Qué tal estoy? ¿le gusta lo que ve?
Berto, sin poder contenerse, fuera de sí, comenzó a tocarse su verga ante la visión de aquella joven. La tristeza y amargura habían desaparecido de su rostro.
Gema, totalmente lanzada, se fue bajando la tanga, de forma sensual, hasta quedar completamente con todo su coño al aire. ¿le gusta…? ¡Uf veo que si, como se le ha puesto su verga! Le comentó volviendo a tomar el pene del hombre en su mano, mientras se agachaba un poco mostrando al tio de su esposo la abertura de su coño.
Oh Gema … ¡estas preciosa! – exclamó por fin el hombre, agitado ante la visión del coñito de la mujer de su sobrino.
¿Sí..? ¿Le gusta mi coñito? ¿no me diga que esta pensando en meterme todo eso por ahí? le susurró la joven, sin dejar de manosear el tremendo falo, que emergía como una viga entre las piernas del hombre. ¿Vd cree que todo eso me cabrá?… soy bastante estrecha. ¡Tiene una polla bastante grande!
El hombre pese a su tremenda excitación no pronunciaba palabra. Estaba anonadado ante la exhibición que le estaba dado la mujer, y los agradables masajes que propinaba a su verga.
Gema se dio cuenta, que necesitaba clavarse aquel falo. Era una locura, pero llevaba días sin un polvo, y ansiaba sentir la dura verga de aquel semental dentro de su vagina. Ella tampoco se cuidaba, y, aunque sabía que aún no estaba en sus días fértiles, tenía cierto miedo ante el peligro de que aquel se corriera dentro. Por otro lado, no sabía si aquel enorme falo le entraría. ¡Pero tenía que intentarlo! ¡Estaba salida como una perra, y necesitada de un buena herramienta! Sin poderse contener, se fue colocando acercando, posicionándose por fuera de la piernas del hombre, a horcajadas, hasta situarse a la altura del tremendo cipote. Volvió a tomar la verga en sus manos, y la pasó por sus labios vaginales, que ya estaban empapados. Realizó unos movimientos pasando el glande por todos sus labios vaginales, embadurnando la cabeza de aquella pieza con la finalidad de facilitar la penetración.
Uf. Como la tiene. ¡Me va a reventar…! uff
Tomo impulso, y se fue dejando caer, viendo como las paredes de su vagina, se abrían al máximo para permitir el paso del glande y un poco más. Resopló. Aquella verga era muy grande. La iba abrir mucho. Lo pensó mejor y se salió, aunque volvió a mirar el tremendo falo. El hombre pensaba que se había arrepentido. Sin embargo, la joven volvió a intentarlo, descendiendo, dejando que su estrecha vagina permitiera el paso de casi la mitad del pene. Se detuvo nuevamente. Resopló de nuevo. Notaba la tirantez de las paredes vaginales. Aquel sable la iba a reventar. Le dolía intensamente.
Volvió de nuevo a salir un poco, pero luego comenzó a realizar movimientos de bajada, pero muy lentamente, ascendiendo y descendiendo poco a poco. Eso facilitó la dilatación de su vagina, y se dio cuenta que ya tenía casi dos terceras partes de aquel falo dentro de ella. Oh Berto, me tiene toda abierta. Comentó al joven mirando a la cara al tío de su esposo.
En ese momento sitió las gruesas manos del hombre que la tomaban por sus hermosas posaderas. Se estremeció. Sintió las caricias del hombre masajeando sus nalgas, viendo como pronto le ayudó a mantenerse, e impulsándola hacia arriba haciendo que saliera un poco el falo y volviera a entrar. En uno de aquellos movimientos, el hombre tiró de la misma hacia abajo, y fue suficiente para terminar de clavarle completamente su enorme verga: oh…me la ha clavado toda ohhh
Gema se quedó quieta. Casi le costaba respirar. Aquel semental maduro, le había ensartado por fin la totalidad de su falo. Se sentía completamente llena. Era la primera vez que percibía aquella sensación. Nada que ver con lo que sentía cuando su esposo le introducía la totalidad de su pene. Espero unos momentos, viendo como su vagina iba flexibilizándose, y dejó se sentir dolor, aunque notaba la enorme presión de aquella barrena dentro de su coño.
-Oh Berto. Me la ha metido toda. Me tiene bien abierta- le dijo la hombre mirándole a la cara, excitándose al contemplar los ojos enrojecidos por la pasión de aquel hombre.
-Oh nena. Tienes un buen coñito. ¡Uf me has puesto a punto! Anda comienza a cabalgar. Se que necesitas hacerlo. Le insinuó, impulsándola con sus manos por las posaderas, lanzándola hacia arriba para dejar que cayera por su propia gravedad, volviéndose a clavar una y otra vez aquella mandarria.
La joven pronto tomo carrerilla y comenzó a cabalgar la enorme verga de aquel semental, viendo que comenzaba a gozar de aquella cogida. En ese momento, se dio cuenta que tenía una polla como dios manda dentro de su coño. La estaba abriendo como nunca, pero se sentía llena, gozosa, y pronto. Aquellas cabalgadas se intensificaron hasta que notó que se venía. Sin detenerse, comenzó a subir y bajar sobre aquella barrena, viendo como alcanzaba su primer orgasmo de la tarde, entre alaridos, que no reprimió. Su cuerpo se convulsionó y se revolvía sobre su propio cuerpo, estrujando la polla del hombre, apretando las paredes de su vagina al máximo, hasta acabar en el deseado clímax.
Tras unos momentos pare recuperarse, comprobó que seguia sentada sobre los muslos del hombre con todo su cipote dentro de su vagina. Miró al hombre a la cara y viendo los gestos del mismo, se dio cuenta que aquel igualmente estaba disfrutando. Ello la animó a continuar cabalgando de nuevo, mientras el hombre le daba unas palmadas en sus preciosas nalgas, que excitaron a la joven. Gema cabalgaba ahora con decisión sobre la polla del maduro, disfrutando de aquella fenomenal cabalgada.
Tanto, que ninguno de los dos, se había percatado de que eran observados. Naykary, consciente de lo que podía ocurrir, había regresado sin hacer ruido. Se había acercado y había presenciado casi todo lo sucedido. Pese a sentir envidia viendo como aquella joven se follaba a su marido, notó que, pese a sus problemas, comenzó a mojarse. Ver aquella joven galopar sobre la piernas de su esposo clavándose el tremendo cipote del mismo, era un espectáculo bastante sensual y erótico.
Gema, ajena a que estuvieran siendo espiados, comenzó a venirse en un segundo orgasmo, entre nuevos alaridos, hasta acabar quedándose quieta, sentada, y apretando con las paredes de su vagina el falo del hombre, mientras no paraba de venirse. Cuando por fin acabó, se salió. Miró al hombre, y le dijo: ¿sé que le gustaría hacerlo dentro? Pero no me cuido.
Sin embargo, comenzó a masturbarlo con gran velocidad y frenesí, que resultaron suficientes para que el hombre comenzara a lanzar su carga germinadora, la cual fue proyectada contra el propio cuerpo de la joven. Varías lechadas saltaron al aire, esparciéndose por una parte de la habitación. Oh… joder…que potencia… oh me ha manchado toda… ¡que bestia!
Cuando por fin acabó, el hombre se sintió relajado.
Gema miro complacida al hombre maduro que había hecho terminar, viendo que aquel le decía: Oh Gema. Gracias. Lo necesitaba. Llevo mucho tiempo sin hacerlo. Luego, añadió: Uf nena que bien follas. ¡Debes tener bien satisfecho a mi sobrino!
Ella le miró a la cara, y mientras se limpiaba un poco, le comentó: Uhm ¡ya quisiera yo que Ramón tuviera un sable como el suyo!
Luego se marchó al baño para asearse y volver y limpiar a Berto, adecentando el cuarto. No vio a Naykary la cual salió rápidamente y marcho de la casa sin ser vista. Había visto suficiente. En el fondo se sentía satisfecha de que su marido pudiera desfogarse, y para hacerlo con otra de la calle, mejor con la mujer de su sobrino.
Tras lo ocurrido, pasaron unos cuantos días, en los que Gema intentó hacer el amor con su marido ramón, pero comprobó que aquel no aguantó lo suficiente y ella terminó sin poder correrse. Eso la puso de los nervios, y se notó agitada y la tomo varias veces con Ramón.
Naykary se había dado cuenta de que tampoco su sobrino satisfacía plenamente a su mujer. Había visto que su esposo tras aquel primer encuentro con la joven se había recuperado bastante. Había captado las miradas que echaba a la mujer de su sobrino, y era consciente de que su marido volvería a cogerse aquella, de tener ocasión. Había pasado más de una semana de aquel encuentro. Naykary había comenzado a intimar con la joven, y se comentaban bastante intimidades. A Naykary la agravaba la joven. Se había dado cuenta que el esposo de aquella no solo no la satisfacía, sino que posiblemente nunca la dejaría encinta. Fue entonces cuando paso por su mente una idea, que fue madurando, hasta terminar por hablar con Berta. Así una tarde, se decidió hablar con la joven:
Oye Berta, ¿Cuándo pensáis tener un hijo?
La joven la miro, enrojeció y terminó reconociendo: No sé Naykary. Si Ramón continúa consumiendo esas sustancias dudo que nunca pueda conseguir embarazarme. Eso me pone de los nervios. Le quiero, pero es que no cambia.
Naykary entonces le mira a la cara y le dice: No te enfades Berta, pero “se lo que ocurrió con mi esposo”.
La joven enrojeció, y no le contesto nada. Se quedó petrificada ante aquella declaración. Y al final termino diciendo: Lo siento … no se como pudo ocurrir. La quemadura…
-No te preocupes. No estoy enfadada por ello. ¡En el fondo tengo que agradecértelo!. Ya te comenté mi problema. Necesitaba que alguien desfogara a mi esposo, y he visto que lo lograste, y además, has visto cómo ha cambiado.
La joven no entendía lo que le estaba hablando aquella mujer. Pero siguió escuchando.
-También me he percatado como te sigue mirando. ¡Se que quiere volver hacerlo contigo! Se detuvo, la miró a la cara y le dijo: en el fondo creo que ti también quieres volver a hacerlo.
Berta no salía de su asombro. Hasta que le pregunto: ¿No te importa que me coja a tu esposo?
-Ya te dije que no puedo hacerlo. Mis problemas tumorales me lo impiden. Y Berto necesita desahogarse. Tú le gustas bastante.
-¿De verdad me estas proponiendo que vuelva a follar con tu marido? le pregunto la joven, que en el fondo deseaba hacerlo.
-Me gustaría que, durante tu estancia en esta casa, satisfagas a mi esposo sin el menor problema. No me opondré. Ha visto que vuelve a tener los testículos cargados, y que necesita que se los descargues.
Pero Naykary. … No se. Me encantó hacerlo con tu esposo. Tiene un pene que ya me gustaría que tuviera tu sobrino. Pero… ¡yo tampoco me cuido, y se que si vuelvo a intentarlo! .. tu esposo querrá correrse dentro.
En ese momento, Naykary se detiene, le mira a la cara y le propone algo que dejó mas desconcertada a la joven: mira Berta. Como sabes, me quedé infértil a los pocos años de casada, frustrando las posibilidades de tener descendencia. Como tu has dicho, es posible que mi sobrino nunca te llegue a fecundar.
Berta captó claramente la pretensión de la mujer, y exclamó alarmada: Naykary … ¿No me estarás pidiendo que me deje embarazar de tu esposo?
¡estas loca!
No te pido que lo hagas. Solo piénsalo. El hijo que engendréis heredará todas nuestras propiedades, y les ayudaremos sin problema alguno. Solo piénsalo. Le terminó diciendo la mujer.
Berta se marchó a su habitación furiosa por aquella proposición, pero, no por ello dejo de pensar en ella. Viendo la dejadez de su esposo, tampoco era descabellada la idea de resultar embarazada de aquel tremendo semental. Encima le habían prometido que su hijo sería el heredero de los bienes de aquel matrimonio, y sabía que estaban muy bien económicamente. Aunque luego se decía que era una locura.
Sin embargo, al ver a Berto, sus miradas hacia ella, y su ardiente deseo de volverlo a follar, la llevó a una tarde, en que su esposo no estaba en la casa, a decidirse a volver hacerlo. Sabía que Naykary estaba en casa. Aún así, se colocó una faldita bastante corta, con una blusa casi descotada, y salió de la habitación. Naykary la miro, y al momento se dio cuenta que iba a follarse a su esposo.
Gema, se acercó y le dijo: ¿no te opondrás verdad? Puedes ver si quieres.
Y sin más, con movimientos sensuales se dirigió a la habitación donde sabía que se encontraba Berto. En cuanto aquel la vio, su cara se le iluminó. La joven comenzó a realizar movimientos sensuales mientras se acercaba al hombre.
-¿Me echabas de menos?- le susurró.
-No sabes cuanto nenita- le contesto agitado el hombre, viendo como emergía su vástago bajo su pantalón ante la visión de la joven.
Se acerca al hombre, colocándose por detrás del mismo, masajeado el cuello y la cabeza de éste, al tiempo que acercándose al oído le susurra: ¿tienes ganas de volver a cogerme eh? ¿de verdad me la quieres meter? ¿quieres meterme toda tu polla? le incitaba, mientras la lamia su oreja. ¿a ver? ¿quiero ver cómo le tienes?
El hombre excitado, sin contestarle, se bajó los pantalones y el slip, quedando de nuevo, con todo su cipote al aire, con una empalmadura bastante enardecida.
La joven, exclama: ¡uf cabronazo…! ¿veo que la tienes bien preparada? Y alongándose por encima del hombro del hombre, alcanza el pene, lo manosea completamente pasando la palma de la mano por toda su longitud, hasta tocar los huevos, los cuales aprieta, exclamando: uhm los vuelves a tener bien llenos.
Tras manosearla durante unos momentos, ella se desabrocha la blusa, quedando únicamente con un sostén que apenas cubría sus pechos, los acerca a la cara del hombre, se los restriega por la cara, para dejar que pronto el hombre, le desate la prenda y queden sus pechos sueltos ante la vista del semental. Uhm ¡preciosa que pechos tienes!
-Uhm te gustan. Vamos cómetelos, se que deseas meterlos en tu boca. .. pero despacio… uf que me duelen… así…comenzó a exclamar viendo con el tio de su esposo lamia sus pechos y los chupaba con deleite y frenesí.
Tras unos momentos dejando que mamara sus pechos, se colocó ante el hombre, de espaldas, mostrándole sus trasero, se subió la falda, y procedió a bajarse poco a poco la braguita, quedando con todo su trasero y coño al aire.
Así agachada, mostrándole su trasero, le dijo: ¿te gusta? ¿estoy buena verdad? ¿Estoy buena para meterme esa buena polla verdad?
Uf si nenita. Te la voy a clavar toda- exclamó por fin el hombre, que no paraba de manipular su vástago.
Berta se dio cuenta de que Naykary la estaba observando desde la puerta. Tremendamente arrecha, le dijo al hombre: Así que me la quieres clavar… ¿por donde quieres clavármela? … ¿vamos dime? Y abriéndose las nalgas la mostró su ano, diciéndole: ¿me la quieres clavar por el culo’ ¿es por ahí por donde quieres metérmela? Dime ¿quieres encular a la mujer de tu sobrino?
Te la clavaría completamente
– ¿así que me quieres encular? Le dice revolviéndose, y mostrándose ante el mismo, exhibiéndole todo su coñito. ¿ya no te gusta mi coño?
-Claro… uhm.. se ve que lo tienes mojado
La mujer hizo algo que dejó a Naykary estupefacta. Se subió con las piernas abiertas sobre los reposabrazos del sillón del hombre, colocando su coño a la altura de éste. Luego acercó el mismo hasta la boca de aquel y le increpó: ¡vamos cabronazo.! ¡quiero que me los mojes, que me lo comas todo!
El hombre, pese a nunca haber echo aquello con su esposa, abrió la boca y comenzó a pasar su áspera y gran lengua por todo los labios vaginales de la joven, que se le mostraba en ese momento totalmente a su disposición. Lamió los mismos en forma de autentica brocha, levantando los suspiros de la joven: oh si cabron… oh que bien lo haces. Si. así cómetelo.
El hombre tomó con sus manos el trasero de la joven, abriendo las nalgas, haciendo que el coño se abriera al máximo, mientras no paraba de dar lengua al mismo, concentrándose en el clítoris de la joven, que, sin poder contenerse, se comenzó a correr, vertiendo sus jugos en la boca del maduro. Oh si cabronazo… me vas a hacer correr… oo siiii
Berto aguantó los empujes de la joven con todo su coño abierto, lamiendo los jugos que soltaba aquella mientras terminaba su orgasmo. Luego, aquella le miró a la cara, y en la posición en que se encontraba aún abierta de piernas sobre el mismo y con los pies en los reposabrazos, se agachó, y besó al hombre por primera vez en la boca. Berto saboreó la boca de la joven, y ella sus propios jugos vaginales: Uhm. Que bien me lo has comido.
Luego se bajó, y colocándose a horcajadas sobre el hombre, se fue sentando, clavándose la enorme verga del mismo. Esta vez estaba tan lubricada por el orgasmos recibido oralmente, que le entró con mayor facilidad. Oh… joder como la tienes. Me vuelves abrir totalmente… ohh
Berto, totalmente encelado y ya sin miramientos, tomó a la joven por la cintura y la hecho hacia él clavándole al totalidad del cipote de una sola estocada. Luego comenzó a lamerle de nuevos los pechitos a la joven, levantando los gemidos de la misma. El hombre esta vez fue más activo, y comenzó a hacer saltar a la joven sobre su mandarria, enterrándole una y otra vez su verga mientras aquella bajaba y subía teniendo como eje el tremendo falo: oh sii oh ¿cómo estas hoy?… oh si mi macho… así clávame… asiii
Pronto los embates del hombre, y la cabalgada de la joven, lograron alcanzar el segundo orgasmo de la tarde a la joven. Tras finalizar, comprobó que el hombre seguía con una erección de caballo. En ese momento, hizo algo que la desconcertó. Se incorporó, y pese a la lesión de su pierna, colocó a la joven en cuatro sobre el sillón, quedando todo su trasero en pompa mirando hacia él. Berto observó el perfecto pompis de aquella joven, se tocó el pene, y acercándolo, sin miramientos, se lo clavó en aquella posición de perrito hasta los mismos huevos. Ohh despacio ooo me las vuelto a clavar todaaa
-Uh Gema. Que buena cuquita tienes. ¿Uf me sientes? ¿sientes como te entra mi polla nena? Le comenzó a decir el hombretón, sin dejar de bombear a la joven, clavándole una y otra vez su mandarria hasta la misma empuñadura.
El hombre percibía que su verga entraba en su totalidad en la joven, ya que sentía sus testículos golpear en las nalgas de la joven. Su enorme envergadura con respecto al tamaño de la joven, le facilitaba tomarla con gran poderío mientras le clavaba su cipote una y otra vez.
Naykary estaba alucinada. Sin poder contenerse pese a su enfermedad se tuvo que llevar sus manos a la entrepierna, ya que la escena la tenía trastornada. Su marido estaba cogiendo a la joven esposa de su sobrino con un poderío que jamás había tenido con ella. Los tremendos embates del mismo, y sus bramidos mientras perforaban el coño de la joven, se le antojó que pronto se iba a correr. Y, por lo que estaba percibiendo, su esposo tenía el propósito de correrse dentro de la joven.
Gema mientras alcanzaba un nuevo orgasmo en aquella posición, se dio cuenta que el hombre la tenía tan bien sujeta por la cintura, mientras le metía una y otras vez su barrena dentro del coño. En aquella posición estaba totalmente sometida. Pronto comprendió que el marido de Naykary se iba a correr dentro. El falo comenzó a hincharse dentro de ella, sin parar de penetrarla. Oh lo vas a hacer dentro … nooo dentro nooo
Sus intentos por evitar que se viniera dentro de ella fueron vanos. Berto estaba encelado y solo anisaba llenar aquella hembra. La tomó con una ferocidad endiablada, y sin dejar de clavarla, comenzó a soltar su semen dentro de aquella cuquita. Gema sintió las primeras lechadas de aquel semental dentro de ella, y tras estas se sucedieron varias más. Aquel maduro, le estaba lanzando su semen profundamente. Estaba igualmente sorprendida al sentir lo copiosamente que estaba siendo la venida de aquel macho.
Oh cabronazo me vas a llenar … oh sii te siento… oh me vas a desgraciar oo
Berto tomó a la joven por la cintura, y la comenzó a empujaba hacia él al tiempo que le introducía totalmente su verga. En casa entrada, soltaba una carga de semen. Llevaba tiempo deseando hacerlo, y al encontrar la oportunidad, no la desaprovechó. Tenía una buena carga de leche acumulada en sus pelotas, y no quiso acabar hasta terminar soltándola dentro de la mujer de su sobrino.
Oh para ya..ohh
Cuando por fin acabó, se quedó unos momentos dentro de la joven. Le paso las manos por su espalda acariciándola, para luego bajar y tomar los pechos de la joven, manteniendo aún su pene dentro de ella. Cuando por fin salió, la joven se incorporó, viendo como descendía por sus muslos, varios restos de semen. ¡Aquel semental se había deslechado dentro de ella!
Oh Berto. ¡Lo has hecho dentro!. Me has llenado. ¿acaso quieres preñarme?
-Lo siento nena. No pude contenerme. Estas muy buena. Y ese coñito me vuelve loco. – le contestó el hombre.
Viendo que se había puesto de pie, le pregunta: ¿No estabas lesionado de la pierna?
-Uf nena. ¿Creo que más has recuperado? Me has envalentonado, y necesitaba clavarse a cuatro patas. jamás me había venido de esta forma.
-Ya veo. Joder …¡qué forma de correrse!
Luego, así casi desnuda, se volvió a sentar en el regazo del hombre, que aún estaba igualmente desnudo de medio abajo. Lo abraza y le dice: Te has potado muy bien. No pensé que tuvieras tanta vigorosidad. Y añadió: ¡joder si me coges ovulando seguro que me preñas!
El entonces le pregunta: ¿Cómo es que mi sobrino con el cuerpazo que tienes, aún no te ha dejado embarazada? ¿es que no queréis tener hijos?
Le joven la mira a la cara y le contesta: claro que sí. Pero tu sobrino tiene la mitad de polla de la tuya. Además, cuando se corre apenas lo siento. En cambio, tu… joder “me has llenado” y, señalando su vagina, le dice: aún siento tu leche dentro.
El hombre besándola, le dice al oído: ¡si yo tuviera una mujer como tú, ya le hubiera hecho un par de chicos!
Te creo ja ja. Pero… ¿no pretenderás hacerle ese par de chicos a la mujer de tu sobrino?
El hombre se sonrió, mientras ella se levantaba. Tomó sus ropas, y sin vestirse, salió así casi desnuda marchando hacia su cuarto, mientras se giraba observando como aquel semental contempla su cuerpo mientras se retiraba. En el camino, vio como Naykary entraba en ese momento en su dormitorio. ¡Era evidente que había visto toda la escena!
Mientras se daba una ducha, sentía el discurrir del semen del hombre descendiendo por sus muslos, y pensó: vaya semental. Me ha llenado.
Esa misma tarde, llegó su esposo. Sin poder contenerse, lo intentó seducir, viendo que aquel alcanzó una erección, por lo que se colocó en cuatro sobre la cama y lo incitó a penetrarla. Ramón, un poco sorprendido por la petición de su esposa a esa hora, se colocó tras ella, y comenzó a follarla. Notó que el coño de aquella estaba muy dilatado y sumamente mojado, viendo que su polla entraba con suma facilidad, y se perdía dentro de la vagina.
Gema, se sentía sumamente morbosa. Sabía que aún conservaba dentro de su vagina, gran parte del semen del tío de su esposo, y sentía como la polla de su marido se entremezclaba con el semen de aquel. Eso la excito bastante, logrando alcanzar un orgasmo, que alcanzo más por el morbo de saberse que su marido se la cogía con semen de otro, que por los propios impulsos de Ramón.
Curiosamente, el joven esposo se vino dentro, aunque ella apenas lo sintió. Esa noche salieron de fiesta, y Gema se encontraba tan contenta que hasta sorprendió a su esposo.
Pasaron los días, y Berto comenzó a recuperarse, y ya daba varios pasos dentro de la casa sin muletas. Naykary, presenció como en dos ocasiones más, su esposo volvió a tomar a la joven. Aunque en estas ocasiones, Gema evito que se corriera dentro.
Naykary, quedó un poco decepcionada, ya que Gema no había aceptado su proposición, y evitaba volver a tener el semen de su marido en su vagina.
Naykary, se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo al joven matrimonio en su casa. Al ver que Gema no aceptaba su proposición, intentó volver a seducirla. Una tarde salieron juntas las dos mujeres de compras. En el centro comercial vieron a varias mujeres embarazadas, y Berta notó la mirada de Naykary.
La joven entonces le pregunto: ¿no me digas que todavía sigues pensando en que me deje quedar embarazada de tu marido?
-Ay Gema. No te obligo a nada. Pero no solo me harías feliz a mi sino también a mi esposo. Por otro lado, creo que te has dado cuenta de que mi sobrino no esta muy por la labor.
-Ya lo se. ¡A veces, me dan ganas de dejarlo…! le comentó la joven, ante la actitud de su marido.
-No lo hagas. En el fondo es buen chico. Sigue pensando en mi propuesta. Tenemos bastante dinero, y no tenemos hijos. Les ayudaremos.
-¿No me estarás comprando? Le preguntó la joven con cierto enojo.
-No lo entiendas de esa manera Gema. He visto que lo pasas bien con mi marido. Seguro que aún embarazadas podrías venir acá.
Gema, no quiso continuar con aquella conversación. No obstante, ya en la casa, volvió a pensar en todo ello. Le quedaban pocos días antes de regresar a Cádiz. Pero, su nerviosismo aumentó, al percatarse de que eran los días de su ovulación. Tenía una regla bastante ajustada, por lo que sabía detectar claramente cuando estaba en sus mejores días de fertilidad. La mañana siguiente a la conversación con Naykary, se noto bastante caliente. Se tomo la temperatura y supo que estaba comenzado su ovulación. ¡Se agito! Llevaba unos días sin follar con Berto, y ansiaba volver a sentir su enorme verga entrar en su coño. No le había dejado volver a correrse dentro, pero en la última vez estuvo tentada de permitírselo.
Intentó hacer el amor con su esposo en toda la mañana, e incluso después de comer, viendo que, ante el estado de aquel, apenas se le levantó. Gema se desesperó y hasta le increpó, imputándole que ello era por culpa de la droga. Ramón, no quiso escucharla mas y marcho fuera de la casa, como solía hacer en las tardes. Gema se enfureció. Se notaba tan caliente, que pensó en entregarse de nuevo a Berto. ¡Sabía que, si Berto la tomaba en ese momento, seguro que la preñaría! Ello la retuvo. Pero a medida que iban pasando las horas, más caliente y enfurecida se ponía.
En una de las ocasiones, se dirigió a la cocina con la finalidad de tomar algo. En ese momento, encontró dentro a Berto, que ya se movía por la casa, el cual se hallaba sentado a la mesa tomando un refresco. Naykary observó como se acercaba la joven, y mirándola a la cara, decidió salir dejándolos solos, a ella y a su marido.
Berto, observó el perfecto trasero de la joven, mientras se agachaba para tomar una botella del refrigerador. Al darse cuenta, la joven le dice: ¿no me digas que me estabas mirando el culo?
El hombre se sonrió, exclamando: ¡estas para clavarte por ahí también!
La joven se excitó con aquellas palabras, y, observando el bulto del pantalón que portaba el hombre, le susurró: ¿no me digas que se te ha vuelto a poner dura? ¿No pretenderás cogerme aquí en plena cocina?
Berto, miró hacia la puerta de la cocina, para verificar que estaban solos, y levantándose, se acercó a la joven, la abrazó, estrujándola entre sus brazos, al tiempo que comenzó a sobar el trasero con sus manos. Uhm, Gema. Tengo los huevos repletos de nuevo.
Ella le mira, y le contesta: ¿No pretenderás correrte dentro? El otro día casi lo haces. ¿sabes lo que podría ocurrir verdad?
-Si no fuera por la presencia de mi esposa, te tomaría aquí mismo y te clavaría en toda regla. Le contestó el hombre con gran decisión.
Eso enceló a la mujer, quien le dijo: ¿Tienes miedo de que nos sorprenda tu esposa? Ya veo que sí. ¿No te atreves a follarme estando ella en casa?
-¿No me tientes que no respondo?- le comentó el hombre, apretando el cuerpo de la joven contra el para que sintiera la dureza de su erección.
Ese juego excito a la joven, quien insistió para calentar más al marido de Naykary: ¿no te atreves? Cobarde….
Aquella palabras pusieron al hombre violento y excitado. Resultaba obvio que quería clavar a la joven nuevamente. Pero, hacerlo con su mujer en casa, era algo que no estaba en su mente. Sin embargo, la joven lo estaba calentando para que se la follara sabiendo que su esposa estaba en casa.
¿No te atreves eh? Le tocó el pene depositando su mano sobre el pantalón, al tiempo que le decía: ¿estas deseando clavarme, pero te retienes por la presencia de tu mujer? La joven quería poner al hombre en una encrucijada. Era una locura, pero sabía que Berto no se atrevería pese a todo. Por ello, le susurro al oído: ¡Me encuentro muy caliente! ¿Sabes? ¡Necesito una buena polla! Luego al ver, la mirada del hombre termina por confesarle, acercándose bien al oído: ¡me encuentro ovulando!
¡El hombre se quedó de piedra! Su verga creció al máximo. Estaba claro que aquella joven le estaba pidiendo que se la cogiera allí mismo, y hasta era probable que le permitiera correrse dentro. Saberla ovulando era algo que lo alteró: ¿de verdad estas ovulando?
Vaya, ¿veo que te interesas? Ya te lo he dicho. ¿He visto como se te ha puesto la polla? Eres un cabronazo. ¿Te gustaría cogerme y correrte dentro ¿verdad?
Oh, Gema. No sigas o soy capaz de cometer una locura.
La joven se separó del mismo con decisión, y le dijo: ¿eres un cabronazo estás pensando en correrte dentro y preñar a la mujer de tu sobrino? ¿me equivoco?
Berto, sin poder contenerse, metió las manos por debajo de la falda de la joven, palpando sus desnudas nalgas, y emputecido, la empotró contra la mesa de la cocina, quedando el cuerpo de la misma alongado sobre aquella, tiró fuertemente de las bragas de la joven, bajándosela, y retirándoselas totalmente por los pies.
-Oh cabronazo. ¿Pretendes follarme en plena cocina? Exclamó la joven sorprendida de la decisión de Berto. Había incitado al hombre pensando que no se atrevería, pero estaba comprobando que había calculado mal. Aquel semental estaba dispuesto a clavarla allí mismo, aunque pudiera ser descubierto por su mujer.
Veo que estas caliente. ¡Te voy a bajar esa calentura! – exclamó el hombre obligándola abrirse de piernas, al tiempo que se desabrochaba la bragueta y extraía su pene, con una erección manifiesta.
Oh no… ¿estás loco? Puede venir tu esposa- le manifiesto la joven, en un intento de hacerlo desistir.
Sin embargo, al instante comprobó como la barrena del hombre se situaba a la entrada de su vagina. Notó la entrada de una parte de aquella verga, y al instante, sintió como era totalmente atravesada por aquella mandarria. Berto, excitado como jamás lo recordaba haberlo estado, al comprobar la humedad de raja de la mujer de su sobrino, de un golpe de riñones, clavó su pene hasta la empuñadura en la ardiente vagina.
Oh cabrón… despacio ooh ¡¡me la has clavado toda!!. -exclamó la joven, al sentir como le abría aquella barrena casi de forma violenta.
Uhm preciosa. Tienes el coño bien caliente. ¿Va a ser verdad que estas ovulando? Uf te entra de maravilla… así oh nena …¿cómo me estas poniendo??. Le comenzó a susurrar casi al oído de la joven, mientras penetraba con dureza su coño, entrando y saliendo con gran intensidad. Su verga parecía estar más gruesa que nunca, y hasta Gema aprecio tal circunstancia, ya que percibía como aquella enorme barrena abría totalmente su coño.
-Oh si… oh… me revientas…. ¿Oh joder como estas?
Tenías ganas de polla. Ahí la tienes preciosa. Le decía el hombre, clavando sin piedad una y otra vez a la joven, quien hacia esfuerzos para que la mesa no se rodara, ya que los embates del maduro semental eran de gran calado. Tanto, que, a los pocos minutos, la joven alcanzó el primer orgasmo, y a este siguió otro. Gema comenzó a convulsionarse orgasmos tras orgasmo, sujetándose bien a la mesa para no desfallecer, mientras su vagina era abierta de forma increíble por aquella enorme tranca.
Berto, al comprobar que la joven quedó como abatida sobre la mesa, ante los dos orgasmos recibidos, la tomó en brazos, alzándola y sentándola sobre la mesa de la cocina ante la sorpresa de Gema. La joven se dio cuenta que aquel hombre estaba plenamente recuperado de su lesión, y mantenía una vigorosidad impropia de una hombre sexagenario. No entendía como había podio elevarla en al aire como si fuera una pluma: Oh que me haces…
Con decisión, abrió los muslos de la joven, la hizo recostar sobre la mesa, quedando toda la vagina a la altura de su cipote. Berto se recreó contemplando el coñito de la mujer de su sobrino, observando los labios enrojecidos debido a sus penetraciones tan violentas. La joven tenía el pubis recortado, pero conservaba el triangulo de venus, que destacaba entre las piernas de la misma.
Tomo de nuevo su verga, observando que estaba a pleno rendimiento, endurecía como nunca recordaba haberla tenido, la acercó hasta la entrada de la cueva vaginal, y con decisión, en dos tiempos, le terminó de clavar nuevamente la totalidad de su verga.
Gema, en aquella posición, se sintió totalmente abierta, entregada y a la completa merced del tío de su esposo. Más agitada se sintió cuando el hombre comenzó a bombearla con gran poderío, metiendo y sacando su poderosa mandarria, una y otra vez, abriendo las paredes de su vagina como autentica mantequilla.
Se dio cuenta que el hombre estaba a punto de venirse. Se agarró a sus brazos como advirtiéndole, en un intento vanal de impedirle que se corriera dentro, observando en los ojos de aquel semental que no iba a desistir de su intento. ¡Berto tenía la firma intención de correrse, y esta vez, dentro de la joven! Saberla ovulando, le había incitó más a ello.
Gema le miró a los ojos, viendo que el hombre tenía los suyos hinchados y enrojecidos por la pasión. Aquel semental estaba como ido, solo pensaba en meter y sacar su verga. Sabía que estaba a punto de ocurrir, por ello excitada le dijo: oh cabronazo… ¿quieres correrte dentro? ¿sabes que me podrás dejar embarazada?
Berto, lejos de amilanarse, intensificó su penetración, sintiendo como emergía su semen, subiendo de forma acelerada por el conducto interno de su pene buscando la salida. ¡Necesita llenar aquella joven! ¡Sembrar su semilla dentro de la misma! No había podido ser padre por la enfermedad de su mujer, y al ver la oportunidad que se le brindaba, se cegó: ¡quería preñar a la mujer de su sobrino! Se olvidó de todos los prejuicios, y comenzó a lanzar su preciada carga dentro del ardiente coño de la joven. Oh..oo si ya me viene .. oh nena… ahí lo tienes… ¡te voy a dar mucha lechita!
-Oh … te siento. ¡¡¡Oh joder lo estás haciendo! Oh Berto me vas a preñar…oo
Exclamó casi g Gema ndo. Era consciente de que Naykary seguramente estaba presenciando la escena, por lo que no se reprimió, mientras sentía las primeras lechadas dentro de su vagina.
Se agarró con la manos al cuerpo del hombre, aguantando los embates del mismo, quien terminó por clavar su verga totalmente dentro de la joven, para luego finalizar deslechandose copiosamente.
Gema sintió que la venida de aquel maduro no solo era abundante, sino que lo estaba haciendo profundamente. Sentía las lechadas del mismo cerca de su útero. Aquel semental estaba regándola por dentro y seguramente fertilizando sus óvulos. En su estado, estaba completamente segura de que quedaría fecundada. Oh Berto… me llenas. Me has echado mucha leche dentro.
El hombre se alongó sobre la joven, aun manteniendo su cipote dentro de la vagina de la misma, y la besó en la boca. Luego, tras unos momentos morreándose, terminó por salir de aquella. Observó el enorme boquete abierto, y los restos de su semen. ¡Estaba convencido de que había sido el mejor polvo de su vida!
-Oh Berto. Te has corrido en mi estado. ¡Seguro que me has plantado un hijo!
El hombre, la miró a la cara, y le comentó: No me importaría ser el padre de tu hijo.
Tras acabar, ambos se arreglaron un poco, y Gema, observando al hombre, que pese a todo parecía seguir bastante repuesto, le comento: ¿no pensé que aún conservaras tantas energías? Y, antes de marcharse, se acerca al oído y le comenta: ¡prepárate por que esta noche te iré a buscar para que me vuelvas a coger! ¿quiero que me vuelvas a llenar de nuevo con tu semilla?
Y mientras se retiraba se tocaba su barriga mirando hacia el hombre.
En el camino, se encontró con Naykary. Al verla le dijo: ¡Has conseguido lo que deseabas! ¿Se que lo has visto todo? Pero ¿esta noche dejarás que me folle de nuevo? Y, “esta vez vas a estar presente”. Me lo voy a follar en su propia cama y ante tus narices.
Y se marchó sonriendo.
Naykary, quedó agitada ante aquella pretensión. Sabía que aquella joven era capaz de cumplir lo que decía.
Después de lo ocurrido en la cocina de la casa, tras cenar y ver un poco la tv todos marcharon a dormir. Gema, observó como su esposo Ramón regresaba nuevamente tarde, haciéndolo esta vez bastante embriagado. Sabía que no solo había bebido bastante, sino que había consumido sustancias alógenas, que le dejaron casi ko. De hecho, algunos amigos lo habían llevado hasta la casa.
Eso volvió a enfurecer a Gema, quien ya no tuvo duda alguna de querer volver a ser tomada por Berto y permitir que volviera a correrse dentro de ella. Sabía que seguía ovulando, y que estaba en su mejor momento, ya que el calor corporal así lo evidenciaba. Viendo a su esposo echado sobre la cama, su cuerpo de alteró, tomó una tanga bastante atrevida, y se colocó únicamente un camisón de dormir que permitía visualizar la trasparencia de sus pezones. Se miró en el espejo, y se dijo: uf parezco una putita. Al marido de Naykary se la va a poner la polla como un mástil cuando me vea así.
Luego miró el reloj, y comprobó que eran casi las once de la noche. Excitada salió de su habitación, caminó por el pasillo hasta acercarse al dormitorio donde dormían Berto y Naykary. Abrió la puerta, accediendo a su interior. La habitación estaba poco iluminada y solo la tenue luz de la tv permitía distinguir donde se situaban los muebles. Berto al verla se puso nervioso, y le preguntó con agitación: Gema, ¿Qué ocurre?
Naykary se dio cuenta, quedándose anonadada ante el atrevimiento de la joven. En ese momento se dio cuenta que aquella estaba cumpliendo lo que le anunció. Tuvo claro que venía caliente a follarse a su marido ante sus propias narices. ¡Jamás los hubiera creído!
¿Qué te ocurre Berto? ¿Te pone nerviosa verme así? ¿es que no te gusta cómo voy vestida? Le contestó sugerentemente la joven, acercándose a la cama, con movimientos sexy.
-Pero Gema … ¿Cómo se te ocurre…? Exclamó Berto, sin poder continuar.
Gema estaba completamente salida, y quería poner nerviosa igualmente a Naykary. Por ello, subiéndose encima de la cama se acercó hasta donde se encontraba Berto, y sugerentemente le dijo: Ay Berto es que sigo muy caliente. Tengo el coño ardiendo. ¡Necesito tu polla de nuevo!.
-¿Pero Gema …?exclamo sorprendido el hombre ante el atrevimiento de la joven , presentándose así ante su propia mujer. Al hombre casi la da un infarto ante la acción de la joven.
¿No me digas que te retraes por la presencia de tu mujer? No tienes porque preocuparte. “Naykary sabe lo nuestro”. ¿no es así Naykary? Le contestó la joven mirando fijamente a Naykary.
Berto miró a su esposa, viendo que aquella no contestaba nada. En ese momento se dio cuenta que su mujer conocía realmente su idilio con la joven mujer de su sobrino- Nervioso le pregunta: Naykary … ¿tu sabías…?
Naykary la mira a la cara, y le contesta: ¡Claro que se que te follas a la mujer de mi sobrino! ¿acaso crees que no me iba a dar cuenta?
-Pero…. Se quedó sin habla Berto.
-Ya se que necesitabas descargar. Pero no pensé que te atrevieras con la mujer de mi sobrino. Le contestó como si estuviera algo contrariada. Luego se repone y le dice: Ahora no te reprimas por mi presencia. ¿No ves que esta putita viene pidiendo guerra? ¿Qué esperas para volver a follartela?
Berto no salía de su asombro. Mas sorprendido se quedó cuando la joven, decididamente le retira la sabana, observa el bulto de su pantalón del pijama. Sin que se diera cuenta, sus pantalones desaparecieron de su cuerpo dejándolo con todo su pene al aire.
: ¿Uy como estas papito? ¡se te ha puesto bien dura! Luego mirando hacia Naykary le dice: ¿te has fijado en tu maridito, Lucre? La tiene como mástil. Se corrió a medio día y vuelve a estar en plena forma.
Sin más comentario, se colocó de pie, abierta de piernas a la altura de la cara del hombre. Contempló la cara de agitación de Berto que mira hacia arriba sorprendido, mirando la entrepierna de la joven. Acto seguido Gema se fue colocando de cuclillas, con las piernas totalmente abierta, se separó su tanguita, mostrándole al hombre su coñito. ¿has visto como me tienes?… ¿sé que me la quieres meter?, pero, antes vas a ponérmelo a punto. Vamos … ¡comételo como tú sabes!
Y sin importarle la presencia de Naykary, que permaneció impasible en la cama, acercó su coñito a la boca del hombre, quien extendió su lengua y comenzó a lamer y degustar aquel sabroso coño. Oh si… así… que cabronazo… quien bien los comes. ¿te has fijado Naykary? ¿has visto que bien me come el coño tu maridito? Al tiempo que se retorcía ante los suculentos bocados que le proporcionaba Berto en su vagina. ¿seguro que esto no te lo ha hecho nunca verdad?
Naykary pese a todo estaba excitada. Notaba como fluían sus jugos mojando sus bragas. Pese a su enfermedad, notaba como manaban sus jugos. Más excitación le entró cuando escucho decir a la joven: prepárate Lucre… ve quitándote las bragas, porque el cabronazo de tu marido nos va a satisfacer a las dos esta noche. Luego mirando hacia el hombre, añadió: oh si cabronazo así… sigue comiendo… vamos empléate oh asiii
La joven no pudo más teniendo un orgasmo en aquella posición. Tras acabar, recuperándose un poco se incorporó, observó la verga del hombre enfilada hacia lo alto como un mástil, y tomándola en la mano, comenzó a pasar su lengua por toda ella, mirando igualmente a Naykary. En un momento dado, toma la mano de aquella y le acercó hasta la polla de su marido: ¿vamos Lucre, se que lo estas deseando? Ven mámale la polla a tu marido. ¿eso si puedes hacerlo?
Naykary, sorprendida, hizo algo que nunca había hecho. Acercó su boca y engulló parte del nabo de su esposo. No tenía práctica, pero ante las insistencias de la joven, pronto comenzó a hacerlo con mayor entusiasmo. Berto estaba alucinado. Veía como la dos mujeres se disputaba su pene, pasándolo de una boca a la otra, chupándolo como si de un polo se tratara. Percibió la calentura de la joven, quien morbosamente le palpaba los testículos, comprobando que volvían a estar repuesto y con una nueva carga de semen.
En un momento dado, la joven se detiene, y exclamó: No puedo más. Ando muy caliente. ¡Quiero esa polla dentro ya!. E incorporándose, se puso a horcajadas sobre la pieza de Berto, clavándose su poderoso pene, hasta quedar completamente sentada sobre los muslos de aquel. Naykary observó como la joven mujer de su sobrino quedó sentaba sobre los muslos de su esposo con todo el falo dentro de su cuquita.
Oh si… oh cabronazo las vuelves a tener a punto. Uf como me llena. Oh Lucre, siento que no puedas clavarte la tranca de este macho, pero ya que tú no puedes, la voy a disfrutar al máximo. Y sin pérdida de tiempo comenzó a cabalgar al maduro, ante la mirada de la esposa de éste, quien en algunas ocasiones tomó la polla de su marido tocándole los testículos, mientras la joven cabalgaba alocadamente.
Tras varios minutos de auténtica cabalgada, la joven entró en trance, y terminó corriéndose, alcanzando el orgasmo, mientras era ayudada por Naykary para no desfallecer.
Luego, agotada, la joven descabalgó a Berto, y observando a Naykary, la hizo colocarse boca arriba sobre la cama ante la sorpresa de la misma. Gema, morbosamente le abrió las piernas, y bajándole las bragas, observó la vagina de aquella. Se percató que apenas se cuidaba el vello. No obstante, se acercó metiéndose entre las piernas de la misma, y pese al pudor de la mujer, le comenzó a lamer los labios vaginales. Lucre intentó separarla, avergonzada. Pero, la joven insistió, sintiendo como ésta comenzaba a profundizar, lamiendo toda la raja y concentrándose en su clítoris.
Mientras la joven le comía el coño a Naykary, observó que Berto permanecía en la cama, tocándose su falo, mirándolas. Excitada le dijo: Que esperas para clavarme. ¿se que lo estas deseando?
Berto, agitado, se colocó detrás de la joven, la cual permanecía en plan perrito sobre la cama. Observó de nuevo el hermoso trasero de la joven, y acercando su mandarria, se la enterró hasta los mismos testículos. Gema profirió gemidos y gritos, separándose un momento del coño de Lucre, para tomar respiro ante los embates que le comenzó a propinar el semental. Oh cabronazo… me revientas, ooo sigue..
Naykary contemplaba como se encontraba espatarrada sobre la cama, abierta de piernas, mientras la joven le continuaba dando sexo oral a su vagina. Miró hacia la cara de su marido, que penetraba con fuerza a la joven, y excitada le dijo: Así Berto… ¡clávala bien! ¡Esta putita anda bien caliente! ¡¡Reviéntala…no tengas compasión!!
Ante aquella petición, Berto incrementó sus penetraciones, tomando con fuerza a la joven por las caderas, atrayéndola hacia él mientras el envainaba la totalidad de su cipote. Uf…. Gema.. nena.. es verdad que andas bien caliente… uu
La intensidad de las penetraciones del maduro, propiciaron que Gema volviera alcanzar un orgasmo, convulsionándose y quedándose en la misma posición en que se hallaba, metiendo la cabeza en la barriga de Naykary, en un intento se soportar las tremendas embestidas del semental que la estaba follando. Naykary viendo que su marido estaba a punto, le miró morbosamente a la cara y le incitó: Vamos Berto. ¡¡Llénala… esta joven anda muy caliente! Necesita que la llenes.
-Oh si me voy a correr oooo termino por decir Berto, viendo como comenzaba a venirse dentro de aquel joven coño.
-Si Berto. ¡Échale toda tu leche dentro! Exclamó Naykary, instando más a su marido, indicando: ¡Esta ovulando! ¡Vamos maridito… préñala! Ramón no tiene polla para preñarla. Hazlo tu…. Vamos… “hazle un hijo”.
-Oh si… ya me viene …. Oh Gema … me voy a volver a correr dentro,..oh
Naykary, excitada, viendo como su esposo comenzaba a lanzar su semilla dentro de la joven, notó que se agitaba, viendo como alcanzó un orgasmo después de tanto tiempo, corriéndose en la propia boca de la joven. Su aullidos no se hicieron esperar, diciendo: oh me vengo… ooo si marido. Préñala…. ¡Ella te dará el hijo que yo no he podido darte!
Aquellas palabras de su propia esposa, pidiéndole que se viniera dentro de la joven, y que la embarazara, fueron la mecha necesaria para que prendiera el acelerador de Berto quien comenzó a lanzar una nueva ración de semen dentro de la caliente cuquita de la mujer de su sobrino. Se dio cuenta que pese haberse corrido a medio día, su eyaculación volvió a ser copiosa.
Cuando por fin acabaron. Se quedaron agotados, tendidos los tres sobre la cama. Naykary no se podía creer lo que había ocurrido. Jamás pudo pensar que su incitación a la joven hubiera tenido aquel desenlace. Sabía que si Gema estaba ovulando las posibilidades de un embarazo eran altas. Por fin su marido podía tener el hijo que ella nunca le había podido dar.
Tras dormir unas horas, Gema se levantó y marchó hacia su dormitorio. En el baño, se percató de que Berto había vuelto a venirse bastante dentro de su caliente vagina. Luego se echó sobre la cama al lado de su marido y se quedó rendida.
Al día siguiente, Berto invito a todos a comer fuera en un Restaurante, y estuvieron de fiesta hasta bien tarde. Naykary y Gema hablaban muy cariñosamente, mirando en ocasiones hacia el bulto del pantalón de Berto, y sonreían. Ramón pasaba desapercibido y ajeno a las andanzas de los demás compañeros de mesa, sin saber que se traían entre manos.
En un momento dado, las mujeres indicaron que iban al baño. Mientras lo hacían, Naykary le preguntó a Gema: ¿Cómo te encuentras?
Ella le miró sonriendo y le dijo: ¿te refieres a si sigo caliente? Pues, ja ja.. ando todavía como una moto. ¡Esta noche voy a tener que dejar seco de nuevo a tu esposo!. Le voy a exprimir hasta la última gota de semen que le quede.
Naykary se sonrió, y le preguntó: ¿Y cómo vas a hacerlo? Ramón no parece que este muy ebrio hoy. No podemos levantar sospechas a tu esposo.
Gema la miró, y le comentó: ¡déjamelo a mí! Ramón quedará rendido como un bendito esta noche otra vez. Déjalo de mi cuenta.
Mientras regresaban, ella pidió entrar en una farmacia, y adquirió una caja de somníferos, indicándole a la farmacéutica que tenía problemas de sueño, que estaba de viaje, y se había olvidado de traer la receta médica. Tanto convenció a la dependienta, que terminó recentandoselos. Ya en la casa, mientras cenaba, logró ponerle dos somníferos en la comida de Ramón ante el estremecimiento de Naykary, que sabía lo que pretendía hacer.
Pronto, los fármacos hicieron el efecto deseado, y Ramón comenzó a quedarse dormido en la propia cocina. Entre Naykary y Gema lo llevaron a su habitación, le retiraron la ropa y lo metieron en la cama. Gema le susurró a Naykary: “este no se despierta hasta mañana”
Acto seguido, salieron las dos fuera. Vieron a Berto viendo al tv, y ambas lo rodearon. El hombre las miró y les pregunto: pero. ¿es que se han puesto de acuerdo las dos?… ¿No me digan que …?
-Vamos maridito. No ves que esta joven necesita que le bajen la calentura de nuevo. Además, tienes que garantizar que quede bien preñada. Al tiempo que le palpaba los testículos al mismo.
Naykary al ver como se había puesto el falo de su marido, exclamó: Que cabronazo. ¿Como se trata de una chica nuevita, se te pone como una mástil? Cuando me follabas a mí, no te ponías de esa forma.
Berto le sonrió y le dijo: sabes que te quiero mucho. Pero la mujer de tu sobrino levanta el animo a cualquiera.




