Cogiendo con mi hermana en departamento de estudiantes

 Cogiendo con mi hermana en departamento de estudiantes

 Cogiendo con mi hermana

Ese día llegué a casa sobre las 14,20 unos minutos antes de que lo hiciera Mara, puse la mesa y dejé la comida preparada para solo tener que calentarla para cuando ella llegara. En cuanto entró por la puerta le dije que entrara en la cocina que tenía que hablar con ella.

– ¿que quieres?, me dijo

– es que como ayer no nos vimos, no sé me gustaría hablar de lo que pasó el sábado por la noche…ya sabes en la habitación de los padres.

– ¿y de que quieres hablar?, mira pasó lo que pasó, yo creo que ya hemos llegado bastante lejos y es mejor parar ahora y dejarlo estar, vamos a olvidarnos de todo y prefiero no volver a hablar nunca de esto…

Yo avancé unos metros y me puse detrás de ella.

– yo es que no quiero parar, Mara me vuelves loco, es solo verte andar por la facultad y ya me excitas, lo que pasó el sábado fue la hostia, no me digas que no te gustó, ¡no te habías corrido así en tu vida!, y luego te escuché como follabas con tu novio, eso también me puso mucho, no sentí celos de él, mas bien sentí envidia de que él pueda follarte y yo no.

– eso no va a pasar entre tu y yo. ¡jamás!, sácatelo de la cabeza, él es mi novio, dijo girándose.

– si, pero follaste con él de lo cachonda que estabas después de que me corriera encima de ti, no me lo niegues, ¿pensabas en mi mientras follabas con él?

– no, pensaba en él.

– ¿sabes?, me gusta que a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros te sigues resistiendo, sigues negándote de que estas cosas que hacemos te ponen tanto como a mi.

– mira Edgar, me voy a cambiar y vamos a comer y no quiero hablar de esto ni durante la comida ni nunca mas.

Cuando fue a salir de la cocina agarré a Mara por el brazo y me pegué a su cuerpo poniéndome detrás de ella con un fuerte abrazo.

– me vuelves loco, ni te lo imaginas, no sé que me pasa contigo, ¡joder Mara no te vayas!, dije pegando la polla contra su culo.

– ¡estate quieto Edgar!

Comencé a dar besitos por su cuello y no tardé en agarrar sus dos tetazas sobre la camiseta, a Mara pareció que le flojeaban las piernas y se inclinó hacia delante para apoyarse en la mesa de la cocina, yo seguía detrás de ella manoseando su cuerpo y sin dejar que se me escapara.

– ¿pero que haces Edgar?, ¡para!, dijo ella.

– mmmmmmmmm, ¡¡joder que tetas!!, estaría todo el día tocándotelas…

Con el forcejeo de las caderas lo único que conseguía Mara es que mi miembro no dejara de frotarse contra su culo lo que hacía que se me pusiera mas dura si cabe. Y ella ya estaba notando mi polla en sus nalgas y se empezó a poner cachonda. En apenas 20 segundos de ese pequeño roce hizo que los dos nos encendiéramos casi de inmediato, mi hermana ya estaba jadeando.

Con esfuerzo levanté la falda que llevaba tan ajustada contra su cuerpo y aparecieron ante mi unas braguitas negras muy finas de estas tipo brasileño. Solté uno de sus pechos para acariciar por primera vez su culo por encima de la tela, no tenía nada que ver con el culito pequeño y redondo de Sofía, el de mi hermana era un poco mas grande, pero igual de duro y suave que el de mi novia. Luego me saqué la polla y se la puse entre los dos glúteos, agarré a Mara por las caderas y me froté contra ella como si me la estuviera follando desde atrás, así estuve unos segundos hasta que dí la vuelta a mi hermana para que quedara en frente de mi.

Su cara ya estaba sonrojada y respiraba aceleradamente, me miraba algo asustada por lo que pudiera pasar, sabiendo que todo esto ya era ajeno a su voluntad, en cuanto su hermano le ponía una mano encima se le desataban todos los infiernos de la lujuria y se abandonaba al placer. Me sacudí la polla ante ella para hacer que bajara la vista y me la viera.

– vamos tócamela, ¡sé que te mueres por hacerlo!.

– no, dijo Mara jadeando

– ¿seguro que no quieres?, ¿has visto lo dura que está?, dije comenzando a meneármela delante de ella.

Me detuve un momento y me acerqué a Mara para quitar su camiseta negra, ella no puso ningún impedimento, mi hermana se quedó en la cocina con tan solo el sujetador puesto y la falda arremangada en su cintura.

– así mucho mejor, ¡vamos ahora quítate el sujetador!, dije reanudando mi actividad masturbatoria.

Esta vez Mara si que me hizo caso y ella misma se desabrochó el sujetador para después dejarlo sobre la mesa. Ahora si lució orgullosa sus dos maravillosos tetones delante de su hermanito, me pareció terriblemente fácil como había conseguido que ella lo hiciera, dos minutos antes me estaba diciendo que no quería volver a hablar de todo esto y ahora ya la tenía mostrándome sus fantásticos pechos, me lancé como un salvaje contra ellos para apretarlos con las manos, lo hacía con fuerza, quería que incluso sintiera un poco de dolor, pero con eso solo conseguía poner todavía mas cachonda a Mara que cerró los ojos y echando la cabeza hacia atrás comenzó a gemir. Luego pellizqué sus pezones, incluso le solté un par de cachetazos a sus tetas, la cara de mi hermanita era un poema, era como si estuviera ya a punto de correrse. Estuve jugando con sus tetas un buen rato y desde luego que eran muy agradecidas, nunca había visto unos pezones tan tiesos como se le pusieron a mi hermana aquel mediodía, por lo menos le debían medir 3 centímetros. Con un último manotazo hice que sus tetas se bambolearan de nuevo. Se notaba que le iba la marcha, Mara me miraba suplicante y jadeando con los ojos entreabiertos, en ese instante supe lo que deseaba.

– tienes las tetas muy sensibles, ¡¡me encanta!!. ¿quieres que siga jugando con ellas?.

Mara afirmó con la cabeza tímidamente sin decir nada, como si la diera vergüenza.

– ¡dímelo!, quiero oír como me lo pides…

– sigue por favor, sigue tocándome, dijo casi en un gemido.

– ¿te gusta esto?, dije azotando fuerte uno de sus pechos

– mmmmmmmmmmmm….

– no te oigo, ¿te gusta?, solté otra cachetada en el otro lado.

– mmmmmmmmmmmm…mmmmmmmmm

– ¿quieres mas?, plassss….

– ahhhhhhhhhhh…

– ¿asiii?, PLASSSSSS….

– aiiiiiiiiii….mmmmmmmmmmmmmmm….

– ¿te gusta esto?, PLASSSSSSSSSSS.

– ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh….

Sus tetazas empezaban a estar enrojecidas por los azotes que estaban recibiendo, a cada palmetada sus pechos bailaban libres. Yo creo que si seguía golpeando sus pechos iba a conseguir que se corriera.

– ¿nunca te habían hecho esto, verdad?

– nooo, dijo Mara, para ya por favor, me duelen un poco.

– esta bien, pero todavía no he terminado con ellas, quiero comértelas, ahora me apetece mucho chupar estos pezones tan duros, dije retorciéndoles con mis dedos.

Y sin mas me lancé a devorar aquellas dos ubres enrojecidas, me encantaba sentir sus tiesos pezones en la lengua, chupé con fuerza como si quisiera tragármelas, a la vez con las manos se las apretaba y las ponía juntas para pasar con facilidad de un pezón a otro. No dejaba de sorprenderme lo enormes y pesadas que tenía las tetas Mara y bastante duras para tener ese considerable tamaño. Mara comenzó a gemir mas alto, me apretó la cabeza contra su cuerpo y me di cuenta de que estaba a punto de correrse. ¡¡con tan solo mamar sus tetas!!. Cogí aire unos segundos y cuando tuve la boca libre antes de reanudar mi tarea le dije a Mara.

– ¡¡agárrame la polla!!, venga cógemela.

Y guié su mano hasta ella. Esta vez si, sus dedos se cerraron sobre mi tronco y sintiendo como devoraban sus tetas y a punto de correrse ¡¡mi hermana por fin comenzó a pajearme!!. Aquella sensación de mi hermana masturbándome fue maravillosa, pero yo quería mas, ya no podía conformarme solo con eso. Sin dejar de chupar sus pechos bajé la mano hasta su coño y en un rápido movimiento aparté las braguitas a un lado.

Ya todo se había descontrolado, no había vuelta atrás.

Metí un dedo en su coño, Mara estaba tan mojada que entró con muchísima facilidad, al momento tuve que meter un segundo dedo, en cuanto sintió mis dedos jugando ahí abajo comenzó a correrse, apretando mas fuerte la cabeza contra ella obligándome a que siguiera chupando sus pezones mi hermana se corrió de pies. Un largo y brutal orgasmo en los que no dejaba de mover su cuerpo a todos lados y que comenzó con un chillido que retumbó en toda la cocina.

Cuando terminó Mara se quedó jadeante con la mirada perdida en un punto, trataba de recuperar la respiración y su mano seguía moviéndose sobre mi polla lentamente. Saqué los dedos de su coño y arrastré con ellos una cantidad ingente de flujos que fueron a parar al suelo de la cocina. Estaba tan mojada que parecía un grifo.

– ¡joder que me has hecho!, dijo mi hermana.

– ¿te ha gustado?, dije sin saber como interpretar aquella frase.

Ella dejó de mirar al infinito y de repente me miró a los ojos, parece que incluso cayó en la cuenta de que seguía con mi dura polla en la mano.

– ¿quieres terminar?, me dijo Mara

– si, quiero volver a correrme encima de ti, me gustaría que hiciéramos lo del otro día…

Y agarrándola por las nalgas subí a mi hermana sobre la mesa de la cocina, se abrió de piernas y se dió cuenta de que tenía las braguitas apartadas hacia un lado, me estaba mostrando el coño, ella misma se recolocó al ropa interior tapando sus intimidades y se quedó expectante a lo que quisiera hacer su hermanito.

– venga ¡menéamela un poco!, ¡¡quiero que me hagas una buena paja!!

Mara obediente comenzó a masturbarme, era una paja a su justo ritmo, ni rápida ni lenta, me sujetaba con fuerza la polla, pero la meneaba con mucha suavidad, ella misma miraba como lo hacía sin perder detalle de mi miembro y a mi me encantaba mirar como se le bamboleaban los pechos con el movimiento de su brazo. Por cierto sus tetas presentaban muchas rojeces debido a los cachetes que habían recibido y que tanto parecían haber excitado a mi hermana, yo también era la primera vez que había azotado unos pechos, pero sin ninguna duda nos había encantando a los dos.

– ¡que bien lo haces hermanita!, dije comenzando a manosear de nuevo sus tetazas mientras ella me seguía masturbando.- si sigues así no voy a tardar ya mucho en correrme.

Me apreté contra su cuerpo, pegando mi polla a su calientes e hinchados labios vaginales, se notaba la humedad de su coño incluso a través de la tela de la braguita, ahora Mara ya no podía masturbarme, pero no dejó de estar en contacto con mi pene, lo atrapó entre su mano y el coño y yo comencé a moverme delante y atrás. Otra vez Mara comenzó a gemir al contacto con mi cuerpo.

– ¡espera un momento!, dije yo.

Bajé las manos y en un rápido movimiento aparté sus braguitas a un lado de nuevo, quería sentir directamente la humedad de su rajita contra mi, ¡¡aquello fue la hostia!!, su coño abrazó mi polla y no tardó en estar mojada gracias a mi hermanita. El contacto directo nos superó a los dos, un par de veces incluso noté como estuve a las puertas de entrar en ella y Mara también lo notó, incluso me dí cuenta de que lo estaba deseando, pero no me lo iba a pedir. Los dos movíamos las caderas ansiosos buscando que la casualidad hiciera que mi polla entrara dentro de ella.

Supe que había llegado el momento. Me iba a follar a mi hermana Mara.

Metí las manos entre su arrugada falda y tiré de las braguitas hacia abajo.

– no, eso no, dijo ella.

– es para que no nos moleste la tela, así mucho mejor, dije volviendo a pegar mi polla contra ella.

Mara me recibió con las piernas abiertas y su depilado coño brillando por los jugos que soltaba, yo no dejaba de tocar sus tetas y su culo mientras nos seguíamos frotando mutuamente. Los gemidos de los dos cada vez eran mas altos y ya estábamos muy cachondos, decidí que había llegado el momento. Me agarré la polla y guiándola un poco hacia abajo entró en contacto con la entrada de su vagina, ella aumentó los gemidos mas si cabe y yo golpeé varias veces con mi miembro sobre ella, haciendo que lo deseara mas tadavía. Cuando ya no pudimos mas volví a ponerla en su entrada y con un golpe de caderas penetré a Mara.

– ¡¡¡¿que haces?!!!

– shhhhhh, calla…

Me retiré un poco y se la volví a meter, luego otra vez y luego otra mas, todo muy despacio. Ahora sí. Me estaba follando a Mara.

– Edgar, ¿que estamos haciendo?, dijo ella con gemidos entrecortados.

– estamos follando hermanita, ¡¡estamos follando!!.

Luego aumenté la velocidad y comencé a metérsela y a embestirla a buen ritmo. Mara me agarró por el cuello y se pegó contra mi pecho dejándose follar por la incestuosa polla de su hermano pequeño. La sensación de estar dentro de Mara fue acojonante, supe que con ninguna otra chica iba a experimentar ese placer y ella también lo sabía, con ningún otro iba a disfrutar nada parecido.

El morbo del incesto.

Acaricié su larga melena y apartándola un poco lamí una de sus orejas, luego su mejilla y por último su cuello, levanté la cabeza de Mara y nos miramos. Nos miramos a los ojos mientras follábamos como dos salvajes sin importarnos lo que estábamos haciendo. Me lancé contra su boca y ahora si ella me correspondió cruzando ya la última linea de lo prohibido que nos quedaba por cruzar. Nos fundimos en un sucio y guarro beso mezclando nuestras lenguas mientras no dejábamos de follar.

Ya todo valía.

– ¡¡dime que te folle!!, dije yo, queríéndoselo oír decir a Mara, quería que me lo pidiera, ella me dio también ese gusto.

– ¡¡fóllame, no pares!!, ¡¡vamos fóllame!!

Aquello estaba a punto de terminar, pero los dos sabíamos que no pasaba nada. Tan solo iba a ser la primera vez y se iba a volver a repetir muchas veces.

– ¡voy a correrme Mara, voy a correrme!

Ella puso las manos sobre mi culo, era como si no quisiera que aquello se terminara nunca y no se la sacara de dentro, pero yo ya estaba a punto de descargar.

– ¡¡no pares, sigue por dios!!, ¡¡sigue, sigue!!, dijo ella.

Yo no pude mas y lanzándome de nuevo contra la boca de mi hermana nos fundimos en un nuevo beso justo en el momento en que comenzaba a correrme dentro de Mara, no quise avisarla ni cambiar de postura, tal y como me estaba me parecía todo perfecto para dejarme ir dentro de ella. Su coño acogió gustoso mi corrida y cuando terminamos nos seguimos morreando ansiosos. No queríamos terminar todavía.

Y vaya si no lo hicimos, aquel día terminamos comiendo casi a las 21.00 de la noche, durante la tarde follamos tres veces mas, así fue como empecé mi relación incestuosa con Mara, de la noche a la mañana nos convertimos en pareja, pero los dos sabíamos que era algo sucio, impúdico, repudiado por la sociedad y que siempre lo tendríamos que llevar con mucho cuidado para que nadie se enterara, ¿puede durar mucho una pareja así?.

¿Como iba a afectar eso a nuestra vida cotidiana?…

7 años mas tarde

Mara vino a recogerme al aeropuerto de barajas, era un viernes sobre las 11.00 de la mañana, enseguida pude verla entre toda la gente, yo estaba haciendo un trabajo en Londres que me había encargado mi padre. Ella había cambiado mucho, ahora a sus 30 años era toda una mujer, ya no llevaba el pelo tan largo como en la universidad, lo tenía un poco por debajo de los hombros lo que le daba un aire de mujer sofisticada, llevaba unos vaqueros con zapatos de tacón y arriba camisa blanca con una chaquetita abierta azul clarita. Nos dimos dos besos y fuimos hasta el parking donde ella tenía el coche.

– ¿bueno y que tal por Londres?

– pues bien, ya estamos terminando, llevo allí 6 meses trabajando y estoy un poco cansado.

– ¿y que tal trabajar con papá?

– ya sabes, para todos soy el hijo de papá y por mas que haga eso no va a cambiar, debería haber hecho como tu y venirme a Madrid a trabajar, me tiene todo el día de acá para allá.

– esto es así, ya veo que estás muy liado, llevas casi 4 meses sin venir a verme, ni tan siquiera conoces la casa nueva que hemos comprado Carlos y yo.

Me fijé en su mano donde lucía un anillo de diamantes de compromiso, para eso nos habían citado ese fin de semana a todos.

– ¿te casas no?, dije señalando su anillo.

– si, bueno mas o menos ya lo sabéis, pero queríamos hacer mañana una cena para hacerlo oficial, vendrán los padres de Carlos y los nuestros vendrán mañana por la mañana, ¿esta tarde viene Valeria, no?

– si, luego me pasaré a la estación a recogerla.

– ¿y que tal con ella?, ya lleváis casi 3 añitos.

– muy bien, aunque últimamente nos vemos poco con tanto trabajo, ella está haciendo el MIR en el hospital de Sevilla.

– me alegro mucho que todo os vaya fenomenal.

– a ti si que todo te va bien, te vi hace poco en la revista.

Mara había salido en el suplemento de un famoso periódico de tirada nacional, era un reportaje de mujeres con éxito justo en la treintena, habían juntado a 8 mujeres muy reconocidas y triunfadoras en sus respectivas profesiones, junto a mi hermana estaba una cineasta, una deportista, una física, una diseñadora…

– ¿y Carlos que tal?

– muy bien, está trabajando en un importante bufete aquí en Madrid, desde luego que no nos podemos quejar, hemos quedado ahora para comer con él a las 14,30 en un sitio cerca de donde trabaja. Te llevo a casa y en lo que te la enseño y si quieres te cambias y tal y ya casi tenemos que salir.

Entramos en una urbanización privada, un chico de seguridad saludó a mi hermana y nos levantó la barrera para poder acceder a ella. Desde luego que mi hermana se había comprado la casa en un zona bastante elitista. Pasamos por un par de casas en las que Mara había hecho el diseño, luego llegamos a la suya, aunque no era la mansión que tenía mi suegro en Sevilla desde luego que no estaba nada mal. Lo primero que llevaba la atención era su gran jardín con las piscinas en medio, tres piscinas en forma de I de distinto tamaño muy bonitas. Luego entramos dentro de la casa.

– muy bonita Mara…¿cuanto tiempo tenemos para salir al restaurante?

– unos 45 minutos o así…¿te enseño el resto de la c…

– ven aquí joder…

En cuanto se cerró la puerta tras de nosotros me agarré a Mara y nos dimos un furioso morreo.

– ¡cuanto tiempo!, dijo ella palpándome el paquete por encima del pantalón. – vamos a una habitación…

Me llevó de la mano escaleras arriba y hasta que entramos en una habitación no dejábamos de besarnos y meternos mano, nos costó un rato llegar porque paramos varias veces a comernos la boca. En cuanto entramos en la habitación me saqué la polla.

– ¿esto es lo que quieres?, dije sacudiéndomela ante ella.

– ¡ya sabes que si!, ¡¡eso es lo que quiero!!

No hablamos nada mas, Mara se puso en cuclillas y totalmente vestida se metió mi polla en la boca y comenzó a chupármela. Ya no éramos dos chiquillos como en la universidad, ahora Mara era toda una mujer de mucho prestigio en su profesión y que además vivía con su novio y allí estaba agachada con la polla de su hermano en la boca un día antes de reunir a toda la familia para anunciar su inminente boda.

Mientras la sujetaba por el pelo ella miró hacia arriba con una cara de lujuria tremenda sin dejar de hacer círculos con su lengua alrededor de mi capullo, luego volvió a engullir mi polla y trató de metérsela lo mas profundo posible dentro de su boca. Sujeté por la cabeza a mi hermana y embestí hasta que toqué su campanilla, Mara sufrió una arcada pero se dejó hacer, luego continué haciendo lo mismo varias veces mas, me estaba follando su boca.

Mara comenzó a gemir, no solo por el placer de lo que le estaba haciendo, se había abierto el pantalón y se estaba masturbando furiosamente el coño mientras yo le seguía follando agarrándola por el pelo. Tan solo se retiró cuando ya no podía respirar y después un hilo de babas cayó encima de su camisa.

– voy a tener que cambiarme, dijo graciosa.

Se puso de pies frente a mi y yo que no estaba para delicadezas tiré con fuerza arrancando varios botones de su camisa que salieron volando por la habitación.

– ¡¡cabrón!!…¿sabes lo que vale esa camisa?

– me importa una mierda, dije quitándosela y luego desabrochando el sujetador.- como las echaba de menos.

Sus dos enormes tetazas volvieron a aparecer ante mis ojos, desde luego que ya no eran las tetas, duras y firmes que cuando estaba en la universidad, ahora la gravedad ya estaba comenzando a hacer su efecto y se la habían caído un poquito, muy poquito, seguían siendo unas tetas de 9,75 e incluso para mi eran casi mas morbosas si cabe que antes, me parecían unos pechos formidables para una chica de 30 años, pero casi no pude jugar mucho con ellos, se los sobé un poco y luego le chupé ambos pezones, no teníamos casi tiempo. Bajé sus pantalones y sus braguitas a medio muslo y puse a Mara contra la pared.

– ¡¡vamos métemela, métemela!!, dijo mi hermana agarrando mi polla y restregando el culo contra ella.

– ¿me da tiempo a encularte?

– vamos muy justos, ya sabes que necesito un buen trabajito previo para eso, dijo Mara gimiendo.

Me agaché y le dí un par de lametazos entre sus nalgas metiendo la lengua en su ano.

– ¿te vale con esto?, dije poniéndome de pies y apoyando de nuevo la polla contra su entrada trasera.

– no seas malo, mmmmmmmmmmmm, ya sabes que no.

– ¿lo sigues haciendo solo conmigo?

– claro, el culito es solo tuyo, ya lo sabes, mi culo es solo para ti…

– quiero que siga siendo así, me da igual que Carlos te folle o que se la chupes, pero el culo no, ¡tu culo es solo mio!, ¿me entiendes?, ¡¡tu culo es solo mio!!, ¡¡dímelo otra vez!!

– ¡¡mi culo es solo para ti!!, solo para ti Edgar…solo para mi hermanito y ahora no seas malo y fóllame, ¡¡vamos fóllame!!.

Sin mas tiempo que perder se la metí a Mara por el coño desde atrás, hice que se inclinara un poco sobre la pared para que nuestros cuerpos al chocar hicieran mas ruido. Fue un polvo duro y rápido hasta que 5 minutos mas tarde me corrí dentro de ella. Luego nos vestimos y fuimos a comer con Carlos. La muy puta de mi hermana se presentó con toda mi lefada dentro, eso hizo que se pusiera muy cachonda durante la comida en el restaurante, cuando terminamos de comer Carlos tenía que seguir trabajando, nosotros regresamos a casa de mi hermana donde volvimos a follar de nuevo, esta vez sí que me pidió metérsela por el culo y para terminar Mara me cabalgó en su cama de matrimonio mientras yo no dejaba de azotar sus tetas y sus glúteos.

No tuvimos tiempo para más, un rato más tarde fui a la estación a buscar a Valeria que venía en Ave, por la noche cenamos en parejitas, Mara y Carlos y mi novia y yo, al día siguiente vinieron nuestros padres y los de Carlos. Hicieron una cena para anunciarnos a toda la familia que se casaban el verano siguiente, aproximadamente dentro de un año. Luego salimos todos juntos a tomar una copa, pero durante ese fin de semana no pude volver a tener encuentros íntimos con Mara, eso sí por la noche tuve que follarme al pibón de mi novia para derramar en ella las escasas reservas que me quedaban.

El domingo después de comer me despedí de todos y cogí el Ave junto con Valeria para pasar unos días con ella en Sevilla, en el tren ella apoyó su cabeza en mi hombro, me encantaba su melena rubia tan larga y como le olía el pelo, pero yo solo iba pensando en cuando volvería a repetirse el siguiente encuentro con mi hermana