Colegiala es cogida en el metro ella goza
Colegiala es cogida en el metro ella goza
Colegiala es cogida en el metro ella goza
Resulta que saliendo de la escuela yo asistía al servicio escolar que queda en Barranca del Muerto, metro línea naranja, como no me da tiempo de cambiarme obvio me voy con mi uniforme de escolapia que es una putifaldita tableada azul, mi camisa blanca escolar y arriba mi chalequito azul, además me gusta peinarme de colitas ya salgo un poco tarde de mi servicio y tengo que correr al metro.
Ese día una amiga me invito un café por ahí y sin darnos cuenta nos aventamos mucho tiempo, ella me dijo que me quedara en su casa, pero pues obvio yo siendo una niña buena tenía que regresar o mami me madrearia mis nalguitas, así que le dije que no gracias me iría en metro, ya en la estación donde me bajaría tomaría un taxi de la base.
En fin, me metí al metro y ya era el último tren, ya había bien poquita gente, es más casi nadie, no sé por qué, pero siempre me ha gustado subirme en el último vagón y ese día no fue la excepción, me subí con dirección al Rosario y venía yo con una pareja a la mitad del vagón y un señor de edad avanzada hasta el frente.
Llegando a la estación de Tacuba se bajó la pareja pero se subió un joven de apariencia Otaku a la mitad del vagón cosa que no le tome mucha importancia, yo venía pensando en la caguisa que me daría mi mami así que seguí en lo mío, en eso se apagó la luz del vagón de esos parpadeos que no les das importancia en el día pero ya en ese momento me dio un poco de medio y más aún al regresar la luz al ver que el chico se había parado justo detrás de mí con un montón de espacio.
Ese chico ya estaba atrás de mi, me incomodo mucho de repente en otro apagón sentí un llegue sote en mi culito parado que me dejo paralizada, era él se me había re pegado en todas mis nalguitas, yo no sé si del susto o porque me quede toda idiota de repente que se acerca a mi oído y me dice.
– no te asustes no te va a pasar nada.
Y yo entre mi ósea hello casi me orino del susto, de repente en otra vuelta zas otro arrimón pero esta vez ya la tenía bien parada pues sentí justo en medio de mis nalguitas su verga queriendo penetrarme romper mi falda mi tanga y tocarme por dentro.
Yo no sabía que me estaba pasando pues el miedo me invadió, de repente sin darme cuenta se convirtió en excitación, wow no sabía qué hacer así que me quedé de pie perpleja, mire así el hombre del frente pero estaba bien jetón, en eso estaba cuando siento su mano por mi cintura entrando entre mi chaleco y mi camisa subiendo hasta mi busto acariciando por encima mi tetita buscando mi pezón, sentí que me mareaba y me apoye en la puerta eso sirvió pues el siguiente embiste casi me avienta contra la puerta, por la rudeza sentí como mi tanguita se comenzaba a mojar sentía muy caliente entre las piernas más cuando empezó a lamerme el cuello, mis pezones se pararon sentía que me quemaba, de repente su otra mano me tomó por la cintura pero no subió a mi busto, bajo por mi corta falda hasta llegar a mi entrepierna sentí sus dedos entrar por debajo de mi falda y sentí como llegaron a mi vagina mojada.
Comenzó a acariciarme sobre mi tanga y a tratar de meter los dedos por encima de ella, con eso termino por empaparse toda mi ropa interior, con la otra mano ya había entrado por mi camisa también y estaba acariciando mi pezón, saco los dedos de mi ahí y se los llevó a la boca, dijo a mi oído.
– Maldita perra, bien que te gusta, te haré mi puta.
En eso bajó la mano otra vez, aparto mi tanga e introdujo sus dedos, sentí como entraron y arrasaron con todo mi interior, los movía como desenfrenado y yo subí al clímax, estaba a punto de venirme, de llegar al orgasmo, los movía tan rápido dentro de mí que no aguante más doble las rodillas y me corrí de una forma que nunca había visto, parecía que me había orinado, empecé a escurrir por las piernas, ensucie mis calcetas blancas, mis zapatos y cree un charco justo debajo de mí.
El saco los dedos me voltio la cara y me dijo.
– Maldita cochina, me encantan tus jugos.
Me mostró un líquido blanquecino cremoso entre sus dedos y los lamió justo frente a mí, los chupo como un manjar, yo me prendí otra vez de solo verlo.
Llegamos a Refinería y el hombre del frente se paró y se salió corriendo, ahí iba mi esperanza de detener esto, unas lágrimas escurrían por mis ojos pero sabía que no eran de terror si no de placer al correrme, me recargue con las dos manos en la puerta y en esa posición quede con mi culito apuntando hacia el.
Escuché como se desabrochaba el pantalón y le dije.
– No eso no…
Pero no le importo hizo, mi tanga a un lado y sin lubricar nada me la dejo ir toda, yo grite pues el dolor fue muy grande, quería suplicar pero no hubo tiempo, comenzó a bombearme tan rápido que solo cerré los ojos, apreté los puños y me deje llevar.
Fue muy rápido y salvaje yo solo gemía y gritaba mientras que sentía como me corría otra vez, el me tomo por la cintura y me apretó muy fuerte por lo que me dio miedo pues sabía que estaba a punto de correrse dentro de mi, trate de quitarme pero no pude así que sentí y escuche su corrida me inundó toda mi conchita, en eso yo también me corrí.
Ahhh
El saco su verga de mi vagina y yo escupí mi corrida como regadera junto con los mocos de él, no pude más las piernas me temblaron me derrumbe el charco de semen, orina y mis jugos, puse una mano en el charco para apoyarme, me quedé ahí tirada por un momento, él se acomodó el pantalón.
Llegamos a Camarones, salió ahí mientras salía dijo.
– Estuvo genial.
Y las puertas del metro se cerraron, mi bajada era la siguiente, como pude me pare, mi mano y dedos estaban llenos de líquidos, no sé qué me pasó por la mente pero no pude resistirlo, me la lleve a la boca y lamí todo lo que me escurría, me levante toda manchada y me salí del metro.
Tome un taxi, iba exhausta, el taxista se dio cuenta y me preguntó.
Está bien señorita.
Y yo recargada en el asiento con la cabeza hacia arriba sonreí y dije.
– Si todo está muy bien.




