Don Beto el abusivo tendero y la prima de Valeria

Don Beto el abusivo tendero y la prima de Valeria

Don Beto el abusivo tendero y la prima de Valeria

Don Beto el abusivo tendero y la prima de Valeria

Don Beto es un viejo que ronda por los 50 años, dueño de un local de esos conocidos como “tienditas de la esquina” donde también funge como el que despacha, dicha tienda se encuentra enfrente de una escuela de bachilleres, ambos locales separados solo por una calle de doble sentido muy poco transitada, la escuela tiene dos turnos, el matutino y el vespertino, siendo este último el que concentra a las muchachitas más desarrolladas.

Don Beto se recrea la pupila día a día, excepto los fines de semana, con las jovencitas que allí estudian y una que otra maestra, las hay de todas formas y tamaños; altas, chaparritas, gorditas, delgadas, güeritas, morenitas, etc.; pero las que más llaman la atención de nuestro mirón protagonista son aquellas que la naturaleza ha dotado de cuerpos perfectos y muy desarrollados para la edad con la que cuentan, y más aquellas niñas que gozan de provocar tanto a estudiantes, maestros y cualquier hombre que las vea con esas falditas tan cortas que prácticamente no les cubren nada.

Cada día Don Beto presume la mejor de sus cariadas sonrisas cuando las niñas se pasean por su acera o entran a su tienda, le encanta ver como a algunas de ellas el viento les juega malas pasadas con sus falditas, que ante la mas mínima brisa tienden a levantarse, enseñando desde shorts cortitos, licras ajustadas, pasando por pantys sexys, hasta las que llevan tangas provocativas o incluso las que se atreven a llevar apenas un divisible hilo que se pierde entre sus carnosas nalgas, el pobre hombre casi siente que se la va a salir el corazón cuando le toca ver a una de esas.

-ay niñas, deberás que la piden a gritos- dice para si nuestro anciano amigo, recordando esos momentos mientras se masturba a salud de las jovencitas en la soledad de su cuarto.

A Don Beto le encantan los días lluviosos, pues las niñas que entrar a su tienda a refugiarse del agua le enseñan sin querer una visión traslucida de sus cuerpos a través de la mojada tela de popelina del uniforme; además, es en estos días lluviosos y fríos cuando los pezones de las jovencitas parecieran no querer esconderse y sobresalen notoriamente por sobre sus blusas escolares.

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Don Beto sabe que con su edad y aspecto físico no tiene la mínima oportunidad de lograr algo con alguna de esas señoritas, es feo, viejo, una panza cervecera y peluda, casi no tiene pelo en la cabeza excepto a los costados y un pequeño mechón que sobrevive a la calvicie arriba de su frente, una nariz que asemeja la forma de un hueso de mango, muchas verrugas en su rostro, incluso pareciera como si tuviera un ojo más grande que otro, ni siquiera tiene fortaleza física, su físico es flácido, sus piernas y brazos son escuálidos señas de que nunca en su vida ha hecho ejercicio o practicado algún deporte, casi no se afeita lo que hace que por semanas enteras luzca un aspecto facial muy descuidado, en fin, no llamaría en lo más mínimo la atención de alguna mujer, sin embargo, como él dice, la esperanza es lo último que se pierde.

En el trato es algo maleducado, principalmente con los muchachos, a quienes pone cara de pocos amigos, regaña y despacha de mala gana, no así con las niñas, a quienes les sonríe muy coqueto, como todo un galán de novela, intentando hacerles plática a las que se dejen, que casi siempre son las menos agraciadas, a las más bonitas tiende a agarrarles las manos a la hora de darles el cambio, incluso les da el producto si a la niña le falta que dos o tres pesos, cerrándoles el ojo y lanzando su mirada más seductora, teniendo como respuesta de las jovencitas por mucho las gracias, en ocasiones una forzada sonrisa o simplemente nada por el miedo que les da y lo morboso que se ve.

Hay muchas niñas que llaman su atención, y cada generación que entra significa unos 4 o 5 nuevos prospectos, de las muchas que le levantan el ánimo con solo verlas, esta Sonia, una jovencita que se encontraría entre las cinco más deseadas del plantel, tanto por alumnos, maestros e incluso padres de familia, quienes piensan que esa jovencita seria mucho para alguno de sus pubertos hijos.

Sonia  es, de cuerpo, una de las más desarrolladas, poseedora de un rostro que envidiarían los ángeles más bellos, blanca, su cabello negro azulado, lacio y largo, a veces se hace unos rizos en la parte de enfrente, y es que esta niña demora mas para peinarse que lo que dura un partido de fútbol, sus labios se ven siempre húmedos gracias al brillo labial, un cuerpecito bien formadito, no le falta ni le sobra nada, ni siquiera el uniforme de la escuela puede tapar esas espectaculares curvaturas, unos senos muy desarrollados, unas piernotas que cualquiera quisiera morir ahorcado entre ellas, Sonia usa las faldas algo cortas y eso hace lucir mucho mas sus torneadas piernas.

Como es de suponerse, Sonia siempre está rodeada de chicos, siempre, en la cooperativa, en el salón de clase, a la hora de entrada, a la hora de salida, hasta en el baño ahí quienes ya la están esperando afuera a que salga, todos con las mismas intenciones, parecen perros cuando andan atrás de una perra que está en celo, esto desanima mucho a Don Beto, porque cuando Sonia va a la tienda rodeada de tantos muchachos que superarían en número la escolta del presidente, no dejan que nuestro protagonista arme algo con semejante belleza, maldiciéndolos a todos y recordándoles a su progenitora en su morbosa mente.

-pinches chiquillos hijos de la chingada, parecen pájaros nalgones, ni pichan, ni cachan, ni dejan batear- dice para sí el pervertido viejo.

Sonia es una niña algo ingenua en cuestión del sexo (no sé qué tipo de educación se dé en España o en los hermanos países latinoamericanos, pero acá en México, no en todo, la orientación sexual en las escuelas es prácticamente nula, muy pocos maestros tocan esos temas con sus alumnos, yo creo por temor a malentendidos con los padres de familia), su cuerpo nunca había sido manoseado por otra persona que no fuera ella, muchos chicos se habían aventurado pero terminaban con una cachetada por parte de la jovencita, era una niña que a pesar de vestir sexy se daba a respetar y no andaba haciendo desfiguros en público.

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Sin embargo, detrás de esa mirada inocente, de esa niña que parecía no romper ni un plato, se encontraba una jovencita que ya sabía lo que era la pornografía, pues una de sus amigas le mostraba videos en sus celulares, de esos que duran pocos minutos, ella veía eso como algo prohibido, si bien era cierto que esos videos le provocaban cierta curiosidad ella se limitaba a verlos solo porque sus amigas los veían y como todas, no quieren quedarse atrás.

Había aprendido a masturbarse imaginándose situaciones morbosas, excitantes, pero también muy fuertes para ella y que precisamente había aprendido en tales videos, Sonia guardaba situaciones que en lo más profundo y pervertido de su joven mente le gustaría en algún momento realizar, como chupar un miembro, que se corran en su boca, hasta en algún momento el de tener sexo con un viejo pervertido, veía en la tele noticias sobre que la policía había atrapado a un violador o a un pedófilo y en la soledad de su cuarto se imaginaba a ella teniendo sexo con el depravado.

Don Beto tenia afuera de su tienda dos banquitas, que eran aprovechadas por los muchachos que compraban algo para sentarse y platicar un rato, a Sonia le gustaba sentarse allí pues aparte siempre daban sombra, Don Beto aprovechaba cuando había poco chamaco para estar parado ahí afuera viendo a la niña mover sus sensuales labios al platicar con su amiga o cruzando las piernas para no enseñar de mas, llevando a cabo sus primeros intentos por hacerle plática con frases como:

-que tal la escuela niñas?-

-descansando?-

-pero que calor está haciendo verdad?-

Ganando ciertas respuestas de algunos muchachos o incluso de la amiga, pero Sonia era más reservada.

Cierto día la escuela abrió una convocatoria para seleccionar un equipo femenil de voleibol, deporte favorito de Sonia,  desde luego se inscribió y quedo entre las seleccionadas, mas por su cuerpo que por su talento, pues el entrenador era otro viejo pervertido igual que Don Beto, lo malo era que las prácticas eran después de clases, y como Sonia asistía en el turno vespertino, tenía que regresar a practicar de 8 pm a 9 pm, y pues eso como que no le gustó a sus papás por que ya era algo tarde, sin embargo a Sonia no le molestaba pues vivía como a 20 minutos de la escuela caminando; como la niña era seria, estudiosa, llevaba muy buen promedio y nuca les había causado problemas accedieron a su capricho.

Don Beto casi siempre cerraba la tienda a las 9 pm, a él le valía pues era el dueño, hasta que un día, una vez cerrado el negocio, Don Beto se dispuso a barrer su banqueta, estaba por meterse cuando vio a Sonia que venía caminando sola, con su playerita blanca y su short deportivo sumamente ajustado a sus caderas, culito y entrepierna, al verla Don Beto primero dijo para él:

“mira nada más lo que viene por ahí, tanta carne y yo chimuelo mmmm, cosita rica”

Pero a Sonia le dijo:

-buenas noches niña, que andas haciendo tan tarde?-  con el tono más amable y respetuoso que pudo disimular.

-buenas noches señor, vengo de mi práctica de voli- dijo Sonia

Don Beto como la vio algo sudada rápidamente pensó en invitarle una bebida.

-no quieres un agua o un refresco niña?-

-asu, si me gustaría pero, no traigo dinero- contestó la chica

-yo te lo invito, no te preocupes, pero nada más a ti ehhh, no vayas a decir en la escuela a tus amigos porque después los voy a tener a todos aquí queriendo que les invite algo y me van a dejar en la quiebra- decía el viejo.

-jejejeje, ay señor que cosas dice- decía Sonia mientras se reía.

-me llamo Beto lino hija, y tu cómo te llamas?- preguntó el viejo, aunque ya sabía su nombre pues había escuchado como la nombraban los demás jovencitos.

– Sonia – respondió la nena

– Sonia, que bonito nombre, espérame voy por el refresco o quieres agua?- ofreció el viejo.

-ay señor me da pena- decía Sonia no muy convencida.

-que no te de pena hija, con confianza,- insistía el viejo.

-bueno, un agua porfa- dijo Sonia pues como cuidaba su cuerpo casi no tomaba refresco.

Don Beto regresó con una botella de Bonafont de a litro, (marca de agua preferida por Sonia), de las más frías que tenia, Sonia comenzó a tomar mientras Don Beto no perdía detalle de cómo se empinaba el envase, como esos sensuales labios rodeaban el chipo de la botella, intentando abrir más sus ojos para observar mejor el espectáculo, así como también observaba los tragos que bajaban por su garganta, en esa posición que había adoptado la nena podía apreciar cómo se elevaban sus senos, redonditos y paraditos.

-ay, muchas gracias Don Beto, moría de sed, mañana se la pago- decía la nena quien ya se había quitado lo acalorada.

-no te preocupes hija, la casa paga- respondía Don Beto queriendo quedar bien con la muchachita.

-muchas gracias, bueno Don Beto me tengo que ir, me gustaría seguir platicando con usted pero se me va a hacer más tarde,- decía la nena.

-si hija te entiendo, te vas con cuidado, nada de platicar con extraños ehh- decía el viejo Beto.

-hasta mañana Don Beto, otro día platicamos, sale- se despedía la niña sonriéndole agradecida.

-si hija, para mi será un honor platicar con una belleza como tu- dijo el viejo Beto, sonrojando a la nena y logrando que esta le regalara una atractiva sonrisa.

Sonia continuo su andar con esa coquetería que distingue a las mujeres que saben que son dueñas de un cuerpo que no puede pasar desapercibido, Don Beto no perdió detalle de eso, veía embelesado como se le marcaba el calzoncito a la jovencita debido a su ajustadísimo short y solo se metió a su casa hasta que Sonia se le perdió de vista.

-hija de la chingada si estas rebuena, pendeja rica, mmmm,-

Decía Don Beto mientras cerraba su puerta, lo más seguro es que antes de dormir se haría una chaqueta a salud de la ingenua Sonia.

Al otro día, a las 6: 30 pm, la hora que salía Sonia junto con el resto de los escuincles, Don Beto esperaba ansioso a ver si la niña pasaba por su acera, entre tanto chiquillo y padres de familia logró distinguirla, como siempre con uno que otro chico al lado, pero Sonia con la única que platicaba era con su amiga, una muchachita también muy bonita aunque con un cuerpo menos desarrollado que el de Sonia.

Don Beto pensó que a lo mejor la niña no se acordaría de lo de ayer, y que pasaría por ahí como si nada, no fue así, pues Sonia al pasar cerca de la tienda volteó hacia adentro, y cuando sus hermosos ojitos visualizaron la nada atractiva figura de Don Beto lo saludó con la clásica señal de adiós con la mano, recibiendo la misma seña por parte del viejo tendero además de una sonrisa de oreja a oreja.

-a quien saludas?- preguntó la amiga de Sonia.

-a Don Beto – respondió la jovencita.

-Don Beto?, ese quién es?- volvió a preguntar su amiga.

-pues Don Beto, el señor de la tienda- respondía Sonia.

-¡el viejo pervertido ese!,- decía su amiga.

-ay Lupe no le digas así, ese señor se ve que es bien buena gente, anoche me invitó un agua cuando salí de mi práctica de voli- contestó la jovencita.

-¡buena gente!, ese señor es bien pervertido, a mi luego me quiere agarrar la mano cuando me da el cambio, por eso mejor siempre le pago con lo exacto y es más, se lo dejo ahí que él lo agarre, te voy a contar algo pero no vayas a decir nada, me contaron por ahí que ese señor intento manosear a Karina la del C- decía Lupe a Sonia, esta última frase en una voz muy bajita para que no escucharan los que iban al lado de ellas

-ay tú que les crees a los chamacos, además Karina es bien encimosa, además conmigo nunca se ha querido pasar de listo, anoche platique con él y se ve un señor muy respetuoso- respondía Sonia mientras era mal vista por su amiga.

-pues yo nada mas te digo para que no te confíes, y si puedes mejor no pases a su tienda en las noches- advertía su amiga

Sonia siguió caminando y platicando con su amiga mientras Don Beto no la perdía de vista hasta que su mirada se desvió hacia una muchachita morena bien piernuda, quien se estaba bajando las calcetas a los tobillos, y de paso le daba una espectacular vista a Don Beto pues al estar agachada y con su faldita corta se le veían los calzones.

-ay niña no me pongas esa cara- decía Don Beto mientras se recargaba de frente a la pared al mismo tiempo que punteaba la pared con su empalmada verga, Don Beto se dio cuenta que era visto por un niño, quien se le quedaba viendo muy raro.

-que estás viendo chamaco metiche, deja de estarme ensuciando la entrada- decía el viejo mientras se metía para su tienda, metiendo una mano dentro de su bolsillo para acomodar su verga dentro del pantalón para que la gente no se diera cuenta que la llevaba excitada.

Don Beto siguió topándose con Sonia en las noches, no todas pues había veces que sus padres iban por ella, sin embargo las poquitas noches que se la topaba trataba de aprovecharlas al máximo para hacerle plática, platicaba sobre la escuela, sus gustos, ahí se enteró que no tenia novio, aunque se daba cuenta de que pretendientes le sobraban, la niña no había hecho caso a su amiga, pensaba que todo era invento de los chamacos.

Don Beto comenzó a cerrar más tarde, para así platicar con Sonia adentro del negocio, de vez en cuando le invitaba galletas, sabritas, pocas veces chocolates pues Sonia casi no los comía porque decía que le salían espinillas, como Don Beto vendía cerveza, varias noche llegaba uno que otro borracho por su medicina, y se iban no sin antes darle un repaso al cuerpecito de Sonia, apenas cubierto por una playerita que cuando levantaba los brazos enseñaba el ombligo y su cinturita; su cortísimo short mostraba sus blancas piernas, sin ningún tipo de bello y ninguna especie de grano, se le ajustaba tanto que casi parecía bóxer y nos daba una idea de cómo era Sonia desnuda.

Otra cosa que vendía Don Beto eran revistas, desde las de Cocina Fácil, Muy Interesante, Disney para Colorear, hasta las Playboy, Maxim, y las mexicanas para adultos de las Chambeadoras, Microbuseros en Paradas Continuas, Almas Perversas y todos los demás títulos que conforman el extenso surtido de revistas eróticas mexicanas, según tenía prohibido exhibirlas a la vista de los jovencitos pero estos eran los que más consumían ese producto.

Sonia no pudo voltear a ver para otro lado cuando las vio, una vez había encontrado tirada en la calle una de esas revistas, la repasó y le había parecido interesante, sin embargo ella no podía comprar una pues le daba pena ir a las tiendas y pedirla.

Una noche mientras Don Beto atendía una clienta, Sonia se acercó al revistero, y de reojo trataba de memorizar las portadas tan excitantes a la vista, simulaba que leía una revista de recetas mientras sus ojos se dirigían a esas revistitas tan conocidas acá en México, sin darse cuenta que Don Beto la veía e intuía la dirección de su mirada.

Una vez que la señora que atendía Don Beto se fue, el viejo y la jovencita siguieron platicando, a Don Beto se le hizo fácil tomar una revista de esas y ojearla enfrente de Sonia, mientras a ella se le veía que se la comía la curiosidad, estaban en silencio hasta que Don Beto dijo:

-sabes Sonia, cuando necesites algo, cualquier cosa, ya sabes, con confianza puedes pedírmela , incluso si algún día ocupas una revista para hacer tarea te la puedes llevar y luego me la traes- decía Don Beto con un acento cómplice.

-ajaa, si gracias, ehhhh Don Beto ya me tengo que ir, ya es tarde- dijo la nena

-si hija, vete con cuidado- la despidió el viejo.

Sonia se despidió y salió inmediatamente, quería llegar a su casa lo más rápido posible pues pensaba masturbarse con las imágenes que tenía en mente de las revistas aprovechando que estaban frescas, y cuando llegó así lo hizo, se desnudó para imaginarse que era ella la muchacha de la portada, y comenzó a darse placer ella misma, metía dos dedos rítmicamente dentro de su juvenil sexo, en toda su habitación se sentía un calorcito propio del cuerpo de Sonia, ella aprovechaba que sus padres no se encontraban en casa para darse gusto.

Se tiró boca arriba en la cama con las piernas bien abiertas, imaginándose un cuerpo masculino entre ellas, se tallaba su juvenil coñito a ritmos acelerados, en un momento colocó una almohada entre sus piernas y empezó a usarla simulando que era un hombre, realizaba con la almohada movimientos tan naturales como si la almohada la estuviera penetrando, Sonia jadeaba y jadeaba hasta que estalló en un orgasmo riquísimo y tuvo que apretar sus muslos contra la almohada dejándola empapada en jugos vaginales.

Sonia respiraba agitadamente, se recuperaba de su orgasmo, su sexo le comía y ella lo rascaba con sus dedos, si bien sus masturbadas la dejaban hasta cierto punto satisfecha, ella misma se daba cuenta que no eran lo suficiente para calmar su calentura, faltaba algo mas, algo que su cuerpo le reclamaba, sentía un hueco en su panochita cada vez que terminaba de masturbarse, un hueco que sentía que debía rellenar con algo, ella misma ya sabía de que se trataba, su juvenil cuerpo ya le exigía una verga dentro de ella.

Sonia se masturbaba muy seguido, contaba con la ventaja de que dormía en un cuarto independiente y no tenia hermanos molestos que la interrumpieran, además sus padres caso todo el día estaban fuera de casa, así como para muchos el cigarro o el alcohol es su vicio para Sonia se había vuelto el auto complacerse, una maña que no iba con la inocencia que el rostro de Sonia exhibía al exterior.

Pasaron varios días para que Sonia pudiera volver a entrar a la tienda de Don Beto porque sus padres iban más seguido por ella, además las prácticas y los partidos oficiales no eran de todos los días.

Un día estando en la tienda con Don Beto, aprovechó que a nuestro maduro amigo le hablaron por teléfono, teniendo que ir a contestar adentro, en la parte donde acaba la tienda y empieza la casa, pidiéndole a Sonia que le cuidara el negocio, esa noche hacia un calor tremendo y la chiquilla se había quitado su playera de prácticas y se había quedado con un sexy top que dejaba a la vista su cintura y una buena parte de sus senos.

La joven Sonia agarró una revista de la National, según para leerla, pero dentro de ella colocó una revista erótica de las mexicanas ya que por su tamaño caben perfectamente, así daba la impresión de que lo que estaba leyendo era la conocida revista amarilla.

Ya una vez desocupado el tío, continuo preguntando a Sonia sobre temas personales y recorriendo con su lasciva mirada toda la anatomía de la jovencita, en un descuido de la chiquilla, el viejo pudo ver que no estaba leyendo tal revista, la verga se le paró instantáneamente con el simple hecho de saber que Sonia se estaba cultivando mentalmente.

“ahhh, que niña de curiosa,” decía el viejo en su puerca mente mientras Sonia ponía su faceta más inocente que tenia.

– Sonia que estás viendo?- dijo el viejo Beto.

-ehhh, nada, esta revista- contestó Sonia muy nerviosa levantando un poco la revista amarilla.

-a ver- dijo Don Beto mientras le arrebataba la revista de la mano, la revista erótica cayó a los pies del viejo.

Don Beto se dio cuenta de lo que Sonia estaba viendo, la nena estaba entre asustada y nerviosa, pensaba que Don Beto le diría a sus padres o que se enojaría y ya no la dejaría agarrar mas las revistas, además no cabía de la vergüenza que sentía en ese momento, algo tan natural para nosotros significaba mucha vergüenza para esta jovencita.

-perdón Don Beto, no lo volveré a hacer, pero por favor no le diga a mis papas- decía esto la niña pues Don Beto ya conocía a sus padres, ya que como la escuela se quedaba vacía después de las prácticas, en ocasiones Sonia esperaba a sus progenitores sentada en las bancas de la tienda de Don Beto.

Don Beto jaló a la niña hacia la parte donde es su casa, se asomó para su tienda asegurándose de que no entraba nadie y volteó a ver algo serio a la apenada Sonia.

-no mi niña como crees,- decía Don Beto de una forma algo paternal, acariciando el cabello de la jovencita y aprovecho la situación para darle un abrazo, al oír esto el alma de Sonia regresaba a su cuerpo así como una sensación de tranquilidad en su mente.

-gracias Don Beto, por eso es mi vendedor favorito- dijo la nena, intentado encontentar al viejo pues pensaba que se había molestado.

-de veras mi niña- dijo Don Beto esbozando una amarillenta sonrisa, un prolongado silencio reinó entre ellos, mientras el viejo seguía abrazándola, ella por lo tanto con los ojos cerrados aceptaba ese abrazo, sentía las pasadas manos del viejo en su espalda así como la abultada panza de Don Beto en su esbelto y firme abdomen.

-si quieres te puedo prestar las revistas para que las veas más tranquila en tu casa y luego me las regresas, solo te pido una cosa, no le vayas a decir a nadie que yo te las presto, ehh- le decía el viejo casi en el oído, pues ambos seguían abrazados.

-no Don Beto, me da pena con usted, que va a pensar de mi?- decía la jovencita en un tono muy bajo y parándose de puntitas para alcanzar a decírselo a Don Beto a su peludo oído.

-pena de que mi niña, y que no te preocupe eso, como voy a pensar mal de una niña tan bonita como tú, yo sé lo que se siente querer ver una revista de estas y no poder, yo también tuve tu edad y fui curioso, y me hubiera gustado encontrarme a alguien que me ayudara de la manera en que yo te quiero ayudar a ti- decía el viejo más cerca de su oído, mientras sus manos ya tomaban a Sonia de su cintura y la apretaba hacia su flácido cuerpo.

Sonia se quedó pensando un poco, muy sexy con un dedo en sus labios, hasta que dijo.

-de veras me prestaría una revista de esas Don Beto?- dijo la nena, al tiempo que sus delicadas manitas se posaron en el pecho del viejo pervertido, todo esto lo decía Sonia sin voltear a ver a Don Beto, aun sentía algo de pena.

-si mija, nada mas no le digas a nadie, porque me puedo meter en problemas con tus padres, que sea nuestro secreto- decía el viejo sabiendo que ya tenía un secreto que guardar y que era cómplice de nada más y nada menos una de las jovencitas más deseadas del plantel, y porque no decirlo, de la ciudad entera.

El viejo Don Beto ahora jugaba con el elástico del shorcito de Sonia y bastaba con que volteara un poco hacia abajo para que pudiera admirar lo bien que su top apretaba sus antojables senos.

-no Don Beto como cree, no soy tonta- dijo la nena

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-entonces si quieres puedes llevarte una desde ahorita- dijo el viejo.

-sí, creo que me llevaré una Don Beto – dijo Sonia separándose del viejo pues sentía que ya llevaban mucho tiempo abrazados, además de que sintió algo extraño en los toqueteos de Don Beto, malicia, Don Beto tocaba la piel de su femenina cintura directamente, además una de sus manos se aventuraba a ir debajo de su shorcito y jugaba ahora con el elástico de la sexy panty de la niña.

Ese descarado movimiento casi la hace rechazar la oferta del viejo Beto lino, sin embargo su curiosidad era más fuerte.

-llévate las que quieras Sonia – decía el viejo tendero.

Así que en la pequeña mochila donde guardaba su camisa de entrenar se llevaba las revistas para que sus papas no las vieran, así pasaron los días, semanas, meses, cada vez Don Beto se las iba subiendo de tono.

Se llegó el día del estudiante, ese día la escuela tendría una tardeada y se había permitido a los alumnos ir de civil, Sonia sabía que era oportunidad de lucirse, se arregló como solo ella sabe, su cabello planchadito, bien maquilladita, su rostro sin ningún tipo de imperfección junto con su desarrollado cuerpo le daban la apariencia de ser de una muchacha de unos 22 años y eso que Sonia era cinco años más chica, se pinto sus sensuales labios con su brillo, los relamía degustando ese sabor cereza y los juntaba muy coqueta dispersando el cosmético de belleza.

Incluso ella misma se sorprendió al verse, era tan bella que hasta las diosas del Olimpo deberían de estar celosas, se veía su rostro en todos los ángulos que el espejo le permitía, entonces al verse tan mujer, decidió vestirse como una y empezar a olvidar todo lo infantil que en ella aun se encontraba, se dijo que ese día se iría vestida lo más sexy posible.

Se puso una blusa roja escotada, que dejaba ver buena parte de sus redondos encantos, ya desarrollados, y un brasier ajustado que los hacían ver aun más voluminosos, abajo se puso primero una lickra roja y una minifalda negra tableada, la más mini que tenia, se observó en el espejo ahora de cuerpo completo, se daba vueltas haciendo que los tablones de su falda se elevaran y enseñaran de mas, pero como que no se sentía muy sexy a pesar de que vestida así cualquier hombre se la aventaría encima.

Optó por sacar una pantaletita mas chica, se quitó la lickra y se puso la pantaleta, se volvió a dar de vueltas sobre su propio eje, pero como que igual que con la lickra, no se sentía sexy; se dirigió a su cajón de ropa interior y ahora sacó una pequeñísima tanguita rosa pastel, Sonia casi no usaba tanga, solo se la puso porque quería ver qué tal le quedaba, se daba de vueltas y veía todo lo que enseñaba, se agachaba simulando que recogía algo mientras veía en el espejo que tanta carne enseñaba, estaba en uno de esos momentos en que su joven mente la ponía a fantasear, claro que no pensaba llevarse la tanguita puesta, solo era para probársela y después ponerse algo más discreto, pues ella misma se daba cuenta de lo micro de su falda.

Se colocó unos zapatillas de tacón que lo único que hacían era realzar sus ya formidables piernas y elevar mas su deseable culito, se miró al espejo y estaba por demás impresionante, todo un mujeron, terminaba por afinar los últimos detalles y ponerse unos llamativos aretes cuando en eso recibió una llamada de su amiga Lupe que ya estaba abajo esperándola, se le había ido el tiempo arreglándose, agarró su mochila pues tendría unas cuantas clases y salió lo más rápido posible para treparse a la recién comprada moto de su amiga Lupe, su madre estando embobada viendo la tele no se dio cuenta de cómo iba su hija vestida y solo la despidió con un “te regresas temprano”; Sonia, por las prisas se le olvidó cambiarse la tanga y se acordó ya cuando había llegado a la escuela, y eso porque cachó a un maestro viéndola mientras ella se abría de piernas para bajarse de la moto.

Ya en la escuela, Sonia era la sensación del momento, tanto alumnos como maestros y uno que otro padre de familia que llevaban a sus hijos a la escuela desviaban la mirada con la intención de no perder ni el más insignificante detalle de sus movimientos, y porque no, tratar de ver más allá de lo que tapaba esa faldita, que de por si no era mucho, solo los glúteos; caso contrario las alumnas, maestras y una que otra madre de familia, quienes la tachaban de otra muchachita que se estaba haciendo mala fama, y es que el modo en que Sonia iba vestida no era el más adecuado.

Se llegó la hora de la música y como es de esperarse Sonia era rodeada por un número considerable de muchachos invitándola a bailar, que de por si ese tipo de música más que bailar se trata de arrimar, parecían buitres cazando un animal moribundo, llegó un momento en que cansaron a nuestra protagonista con tanta galantería y presumidez que prefirió irse con su grupito de amigas, las horas pasaron y Sonia bailaba con una amiga muy sensualmente, haciendo babear a más de uno y regalando poses casi rayando en lo erótico a otros, los cuales en unas horas seguro estarían en el baño desahogando sus tensiones, y es que a pesar de ser jovencitos ya tenían edad para jalarle el pescuezo al ganso.

El consumir tanto líquido hizo que a Sonia le dieran ganas de ir al baño, se dirigió a los sanitarios femeninos pero el conserje no la dejó pasar debido a que no había agua y además una niña se había vomitado dejando un fuerte olor que ni el conserje se atrevía a entrar y que ni el más poderoso aroma floral podía disimular.

-malditos niños hijos de la chingada, como si no tuviera trabajo?- decía el pobre conserje enojado, considerando que no le pagaban lo suficiente para realizar este tipo de trabajos.

Sonia veía que algunas alumnas entraban al baño de los hombres pero a ella le daba asco pues los muchachos eran muy asquerosos, muchas veces escuchó pláticas de que los chicos se masturbaban ahí adentro o de que otros orinaban la taza del baño a propósito solo para darle más trabajo al conserje, además sin agua esos baños deberían de estar asquerosos, no sabía qué hacer estaba a punto de entrar al baño de hombres cuando en eso se le vino a la mente el viejo Beto, así que pensó en irle a pedir prestado el baño a su pervertido “amigo”.

Se dirigió al portón de la escuela y vio que la prefecta no estaba cuidando, no lo pensó dos veces y salió para la tienda, con esas zapatillonas se la hacía difícil caminar, aun así, caminaba muy coqueto moviendo sus brazos para equilibrarse, llegó a la tienda pero el negocio se encontraba cerrado, entonces pensó que a lo mejor Don Beto no se encontraba en casa, como quiera tocó y tocó pero nadie contestó, volvió a tocar y nada, tocó otras dos veces y como no le contestaron pensó regresar antes de que la prefecta que cuidaba la entrada del portón de la escuela regresara, estaba por darse la vuelta cuando en eso abrieron una pequeña rendija de la cortina de lámina.

-quién es?- dijo Don Beto en tono algo molesto.

-soy yo Don Beto, me puede abrir porfis- decía la sensual muchacha.

“te voy a abrir pero de patas” decía en su depravada mente Don Beto al reconocer el bello rostro de Sonia,

-ay voy Sonia,- Don Beto abrió la puerta de la cortina y al ver a la chamaca se le paró instantáneamente la verga y no pudo evitar repasarla de arriba a abajo mientras Sonia le sonreía muy coqueta con sus manos hacia atrás y girando levemente su apetecible cuerpecito, rápidamente Don Beto la metió y asomándose que nadie los hubiera visto cerró la cortina.

-Don Beto me presta su baño, es que el de la escuela se descompuso- Don Beto ponía atención en todo el cuerpo de la nena sin escuchar lo que ella le estaba diciendo.

-ehhh, perdón Sonia que me decías?- dijo el viejo Beto.

-que si me presta su baño porfis Don Beto, es que el de la escuela se descompuso-

-si mija pásale,- la llevó hasta la puerta del baño, siempre atrás de ella sin perder detalle de ese perfecto andar y ese coqueto movimiento de caderas que solo este tipo de mujeres puede realizar.

– Sonia que bonitas tus zapatillas- decía el viejo cuando en realidad lo que no perdía de vista era ese tremendo culo.

-gracias Don Beto, las estoy estrenando- decía la jovencita.

Ya una vez que Sonia realizó sus necesidades, se dirigió al sillón donde se encontraba sentado Don Beto, el cuarto estaba muy silencioso, solo se escuchaba los tacones de Sonia al caminar.

-ay, estoy muy cansada,- decía Sonia mientras se dejaba caer en el sillón cerca de Don Beto.

-de que es la fiesta?- preguntaba el viejo

-es de lo de la semana del estudiante,- respondió Sonia mientras se miraba sus uñas.

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-y que, no esta divertida?- preguntó el anciano mientras no dejaba de ver las piernas de la chica.

-sí, pero lo malo es que no dan Caribes y como se me antoja una- decía Sonia, mientras Don Beto no perdía detalle del movimiento de sus labios.

-apoco tomas de esas cosas Sonia?- preguntó el viejo

-si, porque, no tiene nada de malo- se defendía la nena.

-no, claro que no, lo que pasa es que no pensé que una jovencita tan recatada como tú, tuviera esos gustos- decía el viejo

-ay Don Beto, no me diga que me va a regañar- decía la nena en tono sarcástico.

-no mija como crees,- y aprovechó el viejo para darle un abrazo y jalarla hacia él mientras Sonia reía creyendo que era de juego.

-pues agarra una mija, ya sabes cómo está el negocio, por ahí me traes una cerveza- dijo Don Beto mientras tomaba a Sonia de su delicada mano pues ella se había levantado y estaba parada frente a él.

Sonia fue a tomar las cosas y regresó a sentarse, en eso Don Beto le preguntó

– Sonia hija, que tal están las revistas que te he prestado- dijo regalándole una mirada cómplice y dándole el primer sorbo a la cerveza.

-bien, acabo de ver ayer la que me prestó el otro día,- decía Sonia mientras se acomodaba la falda para no enseñar su pequeña prenda, que aun así con las piernas cruzadas, alcanzaba a notarse.

-no te gustaría ver pero una película- dijo mientras acercaba mas su panzón cuerpo con el de la jovencita.

-una película?- dijo la jovencita.

Sonia se quedo callada, si bien desde hace mucho que tenia curiosidad por rentar una película porno no se atrevía por lo mismo, sabía que era algo prohibido además nunca lo haría por miedo al que dirán; a pesar de que se llevaba con Don Beto, en ese momento se empezó a sentir nerviosa, como si estuviera ante un desconocido, Don Beto no esperó respuesta de Sonia y se levantó para apretar un botón de la DVD y encender nuevamente el televisor, se volvió a sentar pero ahora muy pegado a Sonia quien yacía inmóvil, con sus piernas juntas y uno de sus tirantes deslizándose por su hombro.

-yo ahorita estoy viendo una- dijo el viejo con una cara de libidinoso.

-ehh, Don Beto , creo que mejor….. – Sonia no pudo terminar de decir esa frase, la película había regresado del pause y se exhibía ante los curiosos y muy abiertos ojos de la niña.

Pocos minutos pasaron cuando el viejo Beto pasó uno de sus brazos por sobre los hombros de la jovencita, Sonia muy nerviosa veía tímidamente las imágenes en alta definición, veía con una claridad excelente como el enorme miembro del actor se incrustaba dentro del húmedo sexo de la actriz, escuchaba los gemidos de ella ante cada embestida, el viejo Beto volteaba a ver de vez en cuando las reacciones por parte de Sonia, el pensaba que Sonia se iría enseguida y que tal vez le diría alguna grosería como “viejo cochino”, “viejo depravado”, “viejo pervertido”, “viejo enfermo”, u otros tantos calificativos que las jovencitas más serias le decían cuando intentaba pasarse de listo con ellas, sin embargo Sonia no actuó de esa manera, al contrario, permanecía sentada, callada y con sus piernas bien cerradas viendo atenta su primera porno.

Sonia tímidamente comenzó a acariciar ella misma sus muslos, sentía un calorcito que la recorría, si por ella fuera se desnudaría pero recordaba que estaba en casa del viejo pederasta.

Don Beto en tanto le daba el último trago a su cerveza, e hizo algo arriesgado pero que no le importó, sabía que Dios le estaba dando una oportunidad de tener algo de diversión esta noche, así que era hora de avanzar, que importaba que la niña lo rechazara o se saliera, iba a intentarlo, total, no perdía nada y podía ganar muchísimo, “putas van y viene” pensaba el viejo, así que comenzó a tallar levemente su miembro por sobre su pegado short, rápidamente apareció un bulto enorme.

Sonia al estar tan cerca de él no pudo evitar voltear a ver la actividad de Don Beto, ella también deseaba tocarse desde hace mucho pero la pena le podía, su pequeña manita rondaba cerca de su preciado sexo, hacia círculos con su dedo por sobre sus desnudos muslos, y de vez en cuando movía sus labios muy coquetamente, podía sentir sus pezones que se empezaban a levantar.

Sonia subió sus piernas al sillón y las abrió ligeramente, después las cerraba y volvía a abrirlas repitiendo estos movimientos muchas veces y mostrando su rosita prenda, su rostro por momentos volteaba a ver el grueso mástil de Don Beto y solo dejaba de admirarlo cuando el viejo volteaba a verla.

La manita de Sonia tímidamente intentaba tapar su íntima prenda, aunque solo fue un pretexto para que ella comenzara a tallar delicadamente su sexo, lo hacía cuidando de que Don Beto no la viera, y cuando el pervertido viejo volteaba ella simulaba tapar su intimidad y no estarse tocando, el viejo ya hace mucho que se había dado cuenta por los movimientos de Sonia que la niña estaba excitada quizás tanto o quizás más que el.

El viejo Beto bajo un poco su short y sacó su verga para masturbarla mejor, ante los ojos incrédulos de Sonia quien veía la herramienta incluso más grande que la de los actores de la película que veían.

-espero que no te incomode Sonia pero es que siempre que veo una porno me dan ganas de jalármela,- decía el cochino viejo.

Sonia no contesto nada, solo se quedo callada mirando la cabezota del miembro por demás lubricada.

-y tu Sonia, desde cuanto hace que te masturbas?- preguntó el viejo

-yoo.. yoo.. de… desde, yo no hago eso D.. Don Beto – decía nerviosa la joven colegiala.

-y entonces que es esa mancha de humedad que sale de tu tanga- preguntó el viejo.

Sonia volteo a ver su prenda y efectivamente había una pequeña mancha húmeda que revelaba la lubricación de su juvenil sexo

El viejo notó en Sonia un nerviosismo extremo, así que precedió a calmarla,

-tranquila Sonia, acuérdate que soy tu amigo, no diré nada a nadie, prometo guardar tu secreto de que te masturbas si tu guardas uno mío- la niña solo asintió con la cabeza.

-mi secreto es que me masturbo pensando en ti, que desde la primera vez que te vi he deseado aparearme contigo como verdaderos animales en celo, y que me gustaría que eso sucediera esta noche- decía el viejo al oído de Sonia, el viejo muy hábil había dejado de masturbarse y ahora su dedo recorría la caliente rajita de Sonia.

La niña intentó apartar esa pervertida mano de su intimidad, pero al sentir los hábiles dedos de Don Beto solo acompañaba con su mano el movimiento de la del viejo.

-Don Beto, nooo- decía Sonia muy débil.

-no que?- respondió el viejo-

-no meta su mano ahí, por favor,-dijo la nena, el viejo aprovecho para aspirar el perfumado cuello de Sonia y pegarle una ligera mordidita.

El viejo se acercó aun mas a Sonia y ahora ya eran sus dos manos las que recorrían esa virginal entrada por debajo de la prenda, el viejo podía sentir unos cuantos vellos que cubrían el sexo de Sonia, el viejo metió levemente uno de sus dedos dentro de esa húmeda cuevita y empezó a buscar el clítoris de la nena,

-don Beto, tengo otro secreto,- dijo la nena al sentir el viejo dedo husmear en su intimidad.

-cual mi niña?- preguntó el viejo.

-s……………………, s………………….., soy virgen- dijo la jovencita con una vocecita casi inaudible.

-¡COMO!, no me digas que entonces, esos… esa bola… todos esos mariconcitos que siempre andan atrás de ti no te han, no eso está muy mal, eso lo tenemos que arreglar esta noche- decía el viejo.

-no, que me va a hacer Don Beto – preguntaba la jovencita quien no dejaba de ser manoseada de su sexo y sentir esas ricas cosquillitas que sentía cuando ella se tocaba, solo que según ella, Don Beto se lo hacía más rico.

-tú solo cierra los ojos y ponte flojita, de lo demás me encargo yo- dijo el viejo Beto al mismo tiempo que se iba quitando su vieja camiseta

l que Don Beto se quitara su sudada camiseta dio oportunidad a la joven de alejar un poco su tremendo cuerpo de las cercanías del caliente viejo, la jovencita estaba desconcertada por la osadía a la que se había atrevido Don Beto y por un momento pasó por su mente la idea de retirarse pero, por otro lado, quería seguir disfrutando las prohibidas escenas que veía en el monitor y además de que sentía un rico cosquilleo en su sexo gracias a las experimentadas caricias que el viejo Beto le había regalado, a pesar de que estas tenían minutos que habían cesado aun podía sentirlas como si todavía las estuviera recibiendo, un cosquilleo aun mas delicioso en comparación a sus todavía inexpertas masturbaciones.

El viejo ahora mediría el terreno, no atacó desesperado ya que podría asustar a la nena, tenía que ir poco a poco, se dispuso nuevamente a observar la película desparramando su desaseado cuerpo ya sin camisa sobre el sillón, quería darse cuenta del impacto que había tenido en la jovencita ese acto impuro y depravado, el viejo se sentía satisfecho (por el momento) al haber sentido con sus sucios dedos esas partes íntimas, calientitas y nunca antes manoseadas (por otro) de la adolescente, le bastaba por el momento con ver dos de sus dedos cubiertos de un néctar brilloso de olor exquisito, en caso de que la joven se retirara, ya elaboraría un nuevo método para con el cual volverla a engañar y que se dejara manosear otra vez aprovechándose de la ingenuidad y la edad de la calentura por la que Sonia atravesaba.

El viejo esperó y esperó, observado de reojo a la nena quien no se incorporaba, se mantenía quieta, como si no hubiese ocurrido nada, todavía la jovencita acomodó su faldita pues se le había subido prácticamente toda y enconchándose de hombros subía el tirante de su blusa muy delicadamente, una buena cantidad de su azulado cabello cubría la parte de su rostro que daba hacia el viejo, Don Beto solo alcanzaba a ver una perfecta naricita delineada con los más finos y profesionales trazos así como un par de carnositos labios que según él mostraban una sencilla pero coqueta risita.

“de que se reirá esta putita” pensaba el viejo

La jovencita acariciaba su cabello a manera de peinarlo muy femeninamente con sus dedos; por lo tanto Don Beto acechaba como un león hambriento cazando a un indefenso y herido ciervo, las facciones pervertidas de su rostro hacían verlo como un auténtico animal, Don Beto en ese momento poseía esa mirada retorcida de un hombre desnudando con la vista a una jovencita, además lo feo de la cara le daban un toque especialmente morboso.

El viejo no aguantó tener tan cerca a la tentación convertida en mujer y decidió avanzar, sabía que no tenía toda la tarde-noche si quería hacer algo más que un simple manoseo, y si bien no tenía intención de violar a la chamaca, ¿Cómo contenerse teniendo a dos metros de él a una jovencita como Sonia?, cuyo cuerpecito despedía un calorcito acogedor y cuya desarrollada y femenina anatomía sumada a sus movimientos y posturas sugestivas que sin querer realizaba despertaba los más bajos y primitivos instintos en los jovencitos y no tan jovencitos.

Sonia decidió no abandonar el lugar, la curiosidad le pudo mas, a menudo le daba tímidos sorbos a su bebida alcohólica sabor durazno muchas veces negándole su venta en otros establecimientos pues la jovencita se atrevía a pedirla enfundada en su ajustado uniforme escolar que poco alcanzaba a disimular su impresionante anatomía.

Sonia no sabía que era, nunca había experimentado esa extraña sensación, pero algo pasaba dentro de su cuerpecito, sentía algo que la obligaba a quedarse, a permanecer sentada y vulnerable e incluso disponible para el viejo, algo que la hacía comportarse más provocativa de lo normal, algo que le decía “quédate, lo vas a disfrutar”  y tímidamente volvió a acariciar su desnudo muslo para después seguir con su húmedo sexo, a su vez, su lengua repasaba muy sugestivamente el contorno del chipo de la botella calentando sin querer al viejo Beto , una tímida gota sabor durazno rodaba por toda la extensión del envase, Sonia se dio cuenta de ello y de forma tremendamente erótica lamió desde la base de la botella hasta su chipo, recogiendo todo el dulce líquido con su mojadita lengua y, obedeciendo a esa sensación de lujuria volteo a ver al viejo mientras realizaba esta provocadora acción con unos ojitos que casi podía jurar Don Beto le estaban invitando a tomarla sexualmente, una sensación de cosquilleo invadió a la nena y su panochita pulsaba casi rogando por que se dedeara, a pesar del sostén sus pezones ya asomaban por su blusa y sus ojitos no pudieron evitar repasar la protuberancia pulsante que se formaba debajo del short del viejo tendero.

“ahhhh, pinche chamaca, como no le pasas la lengua a esta” decía el empalmado viejo mientras su asquerosa lengua se movía de un lado a otro por entre sus bembos labios empujando las babas por sus comisuras, a su vez su verga explotaba de lo hinchada que se encontraba así como expulsaba cantidades monumentales de viscoso líquido.

Con esas femeninas miraditas el viejo sentía cada vez más cerca la oportunidad de tener sexo en mucho tiempo de inactividad, de destensar los casi nulos músculos de su cuerpo, volteaba a ver la imagen de un Santo que tenía clavada en la pared y casi lo escuchaba decirle: “si no aprovechas hoy es porque eres un maricón pendejo”, el viejo volteó a ver a Sonia y otra vez la descubrió tocándose, la niña rápidamente quitó su mirada y manita pues estaba expectantemente cuidadosa de que el viejo no la descubriera masturbándose, sin embargo dejó su tanguita mal acomodada, de esta manera el viejo podía ver la prenda atorada en medio de los carnositos labios vaginales.

“ora si hija de la chingada, nada más me estas calentando y yo aquí mirando como un pendejo”, decía el viejo en sus cochinos pensamientos, decidido, había llegado el momento de hacer un segundo ataque.

El viejo levantó su peludo trasero y se repegó mas a la niña, ganado más terreno en ese sillón, mientras Sonia se corrió más hacia la orilla del mismo; el viejo se corrió otro poco y la chiquilla se separó casi en la misma distancia, la chiquilla parecía hipnotizada por la película y jugaba con un mechón de su cabello haciéndole forma de rizo, a la vez que disimulada, observaba si Don Beto se juntaba más hacia ella mientras una ligera risita traviesa aparecía en su rostro.

Sonia grababa en su joven mente las extrañas posiciones (para ella) en que los musculosos actores se cogían a las atractivas actrices, veía las exageradas corridas de leche sobre los bellos rostros de las chicas y como ellas se tragaban ese blanco líquido como si fuese el más fino y delicioso manjar, todo esto si bien a la nena le parecía obsceno, prohibido y hasta asqueroso; por otra parte lo veía interesante, con ganas de seguir aprendiendo y porque no, practicarlo; por un momento llegó a curiosearse sobre el sabor de ese extraño líquido procedente del aparato reproductor masculino (como ella conocía a la verga); su mente no comprendía cómo es que lo obsceno podía ir de la mano con lo excitante, ponía más atención a esto que a las clases impartidas por sus maestros.

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Don Beto había acorralado a Sonia en el sillón, a la nena ya no le quedaba más espacio para seguir arrinconándose, la única opción era levantarse del asiento pero era más que obvio que a pesar de estar con un pervertido acosándola ella no se iba a levantar, el viejo llevó su mano a la pierna de Sonia, quien se asustó al principio pero no hizo por quitarla, Don Beto levantó de mas la faldita de la niña y ella no hacía nada por bajarla, de vez en cuando Sonia tomaba su blusa y la movía rápidamente para sacar el calor que estaba dentro de ella y volteaba para todos lados del cuarto como no queriendo darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

-tienes calor?- preguntó el viejo, Sonia movió la cabeza dándole la razón al vejestorio.

-yo también, por eso me quité la camisa jejejeje, por qué no te quitas la blusita?,- dijo el lujurioso viejo con una mirada y una sonrisa que desafiaban los límites de la depravación mientras subía lentamente la blusita de la nena hasta que se le permitió ver el ombligo de ella, la nena aun sentada mostraba un vientre plano, sin esas antiestéticas llantas que se forman aun en las personas delgadas al estar sentadas y mal acomodadas.

Sonia le contestó moviendo la cabeza en forma de negación, volteó a ver al viejo y observó detenidamente un cuerpo muy alejado de lo atlético, un cuerpo delgado flácido, pero con una pancilla prominente, un pecho levemente peludo y canoso, unas chiches ligeramente caídas que superaban en volumen a las de muchas de sus compañeritas menos desarrolladas y coronadas por unos oscuros pezones con enormes pelos gruesos saliendo de ellos, a los costados de ese desatendido cuerpo se notaba un poco el costillar, si bien Don Beto rondaba los 50 años de edad, su descuidado cuerpo daba la impresión de pertenecer a un hombre de más de 60, todo gracias a llevar una vida de excesos y pereza sumados a una alimentación desbalanceada y falta de ejercicio, sin mencionar que sus axilas despedían un característico olor de un viejo que no tiene la costumbre de echarse antitranspirante ya que en todo lo que iba del día aun no se daba un baño.

Don Beto subió su arrugada mano por toda la pierna de la mujercita sintiendo esa suavidad y tersura que brindan unos muslos perfectos y físicamente trabajados, acercó lentamente su crudesco rostro a la sensible oreja de Sonia y le preguntó en voz baja:

-te gusta lo que ves?- dijo con su cervecero aliento.

Sonia no contestó nada, solo se relamía los labios y ladeaba su cabeza para alejarla del viejo, pero sin mostrar signos de incomodidad ni asco.

-te gustaría sentir lo mismo que sienten esas muchachas?- volvió a repetir el enfermo viejo quien nuevamente sacaba su herramienta y la masturbaba enfrente de la nena mientras ella le miraba disimuladamente y juntando coquetamente sus labios.

Sonia se quedó callada, Sonia era una jovencita que como todas soñaba con que algún día llegara el hombre perfecto para ella, su príncipe azul, aquel que con solo verlo la hiciera sentir cosquillitas en el estómago y según lo que le habían enseñado las películas de amor, aquel a quien le estaba guardando el más preciado de sus tesoros; pero ese apuesto caballero estaba más que claro que no contemplaba las características físicas de Don Beto, un hombre viejo y feo, que ni en su mejor momento llegó a presentar algún tipo de atractivo, que incluso de pequeño siempre fue visto como un niño gordo y sin chiste, sin embargo la oportunidad estaba ahí, lo que podría pasar entre esas dos contrastantes personas era una moneda tirada al aire.

Sonia salió de su trance cuando sintió nuevamente unos dedos acercarse a su húmeda intimidad, intentaba cerrar las piernas para que estos no avanzaran pero la vieja mano se colaba como agua, con una de sus manitas intentó débilmente empujar la mano de Don Beto, aunque lo consiguió, el descarado Don Beto aprovechó para tomar a la nena de su delicada manita, la pareja se quedó unos minutos así, viendo la porno tomados de la mano, en un acto en verdad depravado el viejo Beto colocó la joven manita cerca de su frondoso bosque púbico, la niña solo volteó y vio que su mano estaba a escasos centímetros del miembro del viejo mientras veía como algunos de sus dedos se perdían entre ese enroscado matorral negro con blanco.

Don Beto se relamió los labios solo con sentir esa suavidad de la mano de la joven, su verga se había levantado tanto que casi se recostaba en su peluda panza, entonces en otro acto impúdico por parte del viejo que aprovechó la pasividad de la nena, llevó esa manita justo al tronco de su palpitante miembro.

“aaaahhhhhhhh, que mano de calientita” Don Beto casi se vaciaba con solo sentir el calorcito manual de la señorita, su verga era un auténtico volcán a punto de hacer erupción, la caliente lava blanca hervía dentro de sus testículos casi al grado de evaporarse.

“que duro…….. y que grande” pensaba la nena, era la primera vez que la chiquilla tocaba un miembro, así que en cuanto a grosor y longitud, el viejo no decepcionaba.

La pequeña manita de la nena comenzó a sudar, ya que entre su mano y la verga del viejo se generó un calor infernal, sin embargo la nena apretó con fuerza ese asqueroso palo, como si no quisiera despegarse de ella, con la otra mano llevó uno de sus dedos a su boca y mantenía un coqueto movimiento con este alrededor de sus carnosos y brillosos labios mientras seguía mirando la película.

El viejo Beto llevó su arrugada mano para depositarla sobre la de la muchachita, de esta manera la tapaba debido a la gran diferencia de dimensiones, además la diferencia de pigmentación de ambas pieles era notoria hasta en las manos, una tonalidad cobriza cubriendo a una pequeña manita blanca como la leche.

Fue entonces cuando el viejo en su afán por seguirse masturbando, comenzó a mover su mano sobre su verga, dicho desplazamiento originó en la femenina mano un meneo similar, el viejo veía a esa pequeña niña con una corrompida cara sintiendo como prácticamente la niña le masturbaba la verga, de la generosa verga enormes ríos viscosos brotaban y resbalaban por todo su tronco hasta llegar a la joven manita, esta parte del cuerpo de Sonia se lleno de aceitoso líquido que se escurría también por debajo de ella, llegando el momento en que la manita de la niña chapoteaba en líquido preseminal cada que subía y bajaba por el tronco del aparato y se cubría de un tipo de babilla que no era otra cosa que el mismo líquido batido, el viejo y la joven estuvieron así unos pocos minutos hasta que Sonia simuló rascarse, liberándose de esa asquerosa labor y observando como su mano brillaba por efecto de la lubricación y como una especie de olorosa espuma cubría buena parte de su manita, esta manoseada solo originó que el viejo se calentara mas y decidido buscó el sexo de la niña.

El viejo Beto había logrado llegar hasta esas preciadas partes, su mano era apretada por ambos muslos que le impedían su avance, pero muy hábil logró estirar dos de sus dedos para comenzar con leves cosquilleos en donde se marcaba una cerradita zanjita sobre un minúsculo triangulo rosita.

-nooo Don Beto jovencita al insistente al viejo, era la primera vez que la jovencita hablaba en varios minutos.

Don Beto no decía nada, solo intentaba dominar a esa potencial putita, afortunadamente para él, la negatividad de la nena no era muy convincente como para dejarla en paz, él estaba dispuesto a que si llegase a sentir asco y desprecio por parte de la muchachita no insistiría mas, el pervertido era consciente de que si la situación se le escapaba de las manos podía meterse en muy, pero muy serios problemas.

-nooo Don Beto, saque la mano, por favooooor,- decía Sonia, aunque su forma de decirlo no era enojada, hasta cierto punto era sensual y coqueta, los ricos cosquilleos estaban haciendo que poco a poco la nena comenzara a abrir sus piernas para de este modo permitirle el acceso libre a la mano del viejo.

-shhhh, cállate Sonia, déjame tocarte otra vez, anda, anda déjame, te va a gustar- decía el viejo babeando del gusto.

-Don Beto, nooo, no me toquee ahiiiiii,-  el viejo se había apoderado nuevamente del sexo de Sonia y lo manoseaba de tal modo que apretaba obscenamente los labios vaginales uno contra el otro, haciendo que la panochita se le abultara perfectamente por debajo de la humedecida y rosita prenda.

-que mojadita estás Sonia, ya ves, te gusta que te toque ahí verdad?- decía el viejo.

-nooooo, déjemeee, Don Beto usted no es así,- decía la chiquilla respirando entrecortada y recordando aquellas lejanas palabras que alguna vez le dijo su amiga Karla Guadalupe, que le daban la razón de que el viejo era un acosador de niñas.

-si te gusta, cuando una niña se moja de su cosita cuando se la tocan es porque le gusta, solo que te da pena admitirlo jejejeje- decía el calenturiento viejo.

-nooo, no me gusta- decía la colegiala.

Pero Sonia ita se contradecía ella misma, sus labios decían esas negativas palabras, pero su cuerpo se movía de forma espectacular y provocativa, su espalda se arqueaba hacia adelante contrario a su culito que se hacía para atrás, haciendo que su exquisito cuerpo mostrara una impresionante curvatura.

El viejo tomó con su mano libre la cintura de Sonia para pegarla muy bien a él, aprovechando el hueco que dejaba la niña entre su breve espalda y el sillón, y acercó su feo rostro al de la chamacona, le dio un ligero beso en su sonrojada mejilla y empezó a oler el aromático cuello de tan descomunal hembra, el viejo estaba despertando en la jovencita sensaciones que nunca antes había experimentado.

El viejo repasaba a diestra y siniestra ese cuellito olfateándolo como un perro y de vez en cuando lamiéndolo, hablándole al oído muy despacito y mordiendo levemente el pabellón de su oreja haciendo a un lado los bonitos aretes que adornaban a la princesita mientras ella estaba empezando a dejarse llevar por tales sensaciones y sus manitas apretaban la gruesa tela que tapizaba el sillón, el viejo sabia como atacar cada uno de los puntos débiles de la inexperta chamaca.

Sonia logró medio zafarse y encontró la manera de incorporarse, no para irse pero si en un afán de desacalorarse un poco, pero el viejo muy hábil la tomó por la cintura y sin dejarla que se enfriara la atrajo de nuevo hacia el sillón, sentándola en sus peludas piernas, el culito de Sonia cayó exacto sobre la verga del viejo, la niña sintió eso duro, caliente y que palpitaba mientras parecía acomodarse entre sus glúteos, el viejo al tener su verga fuera de su short y Sonia al llevar una tanguita demasiado minúscula y casi encarnada hacia que sintiera el calor de la verga y el roce de la pelucera púbica directamente en sus blancas y firmes nalgotas.

Las tremendas nalgotas de la nena cayeron pesadas sobre el abultado vientre del viejo y aplastaban la gruesa verga de este, aun así el viejo podía ver como de entre ese bien formado portento de culo que parecía haber aumentado en dimensiones sobresalía una brillante cabezota morada que se perdía en el canal que se formaba entre los apretados y blancos glúteos.

El viejo panzón aprovechó la posición en que se encontraban y nuevamente manoseaba el sexo de Sonia, los dedos del viejo se notaban perfectamente cuando tallaban el virginal sexo por debajo de la tela, la otra de sus manos de aventuró por debajo de la blusa y sostén a manosear uno de sus perfectos senos, tomándolo desde la base y recorriéndolo hasta la punta de su rosadito pezón, deteniéndose en esta erizada punta y jugándola con sus cabezones dedos como quien trata de sintonizar una estación de radio en un aparato antiguo.

El viejo sacó la mano que masturbaba la joven panochita y la llevó a su apestosa boca, degustando desesperado el sabor del líquido agridulce de la nena y volviéndolos a tallar superficialmente en esa celestial entrada para embarrarlo nuevamente de lubricante femenino, la nena no podía ver los inmorales actos de su “amigo”, pues estaba de espaldas a él y mantenía los ojos cerrados y mejillas coloradas debido a la calentura que la envolvía mientras sus labios emitían ligeros gemidos.

Don Beto sacó su mano del sexo de Sonia y ladeó el rostro de la bella jovencita hacia el de él, rápidamente la besó metiéndole la lengua lo más adentro de su boca, la niña solo abrió al máximo sus ojos para después entrecerralos, Sonia con las manos trataba de disque empujar a Don Beto pero el viejo a pesar de lo flácido pesaba mucho, además los empujones de Sonia eran más que nada como para no verse tan facilita ya que sorprendentemente el beso llegó a gustarle pues el viejo cosquilleaba cada centímetro de esa dulce boquita, poco le importaba a la nena el olor a cerveza, lo rico que sentía dentro de su boquita era motivo suficiente para soportar el desaseado aroma, entre el casi fingido forcejeo la falda de Sonia se subió tanto que enseñaba toda su pequeña y mojada prenda, estaba tan mojada que los labios vaginales se trasparentaban y podían verse a simple vista, de nada servía que la llevara puesta.

La hábil lengua del viejo, que se había profesionalizado y había alcanzado su titulación besando a puras señoras gordas y viejas, seguía alojándose como si fuera su casa dentro de la fresca boquita de ahora una jovencita hermosa y con un cuerpo tallado por los mismos Ángeles, por momentos la lengua de Sonia correspondía el lascivo beso, y por momentos dejaba de hacerlo, no porque le diera asco, sino porque le era imposible igualar la velocidad y maestría con la que se desempeñaba su vulgar amante.

Esa lengua la estaba haciendo entrar en una confusión terrible, ella misma se desconocía besando a ese señor más viejo que su padre y que parecía apenas haber sido ayer cuando platicó con él por primera vez, pero es que los morbosos besos del viejo la estaban calentando de sobremanera y más cuando el viejo también decidió al mismo tiempo volver a atacar su sensible panochita, mientras más se moviera esa venenosa lengua dentro de su boquita más elevada era la necesidad de la niña de mantenerla dentro de su boca, las asquerosas babas del viejo parecían contener algún elemento adictivo al cual la jovencita se mostraba vulnerable y caían como rio de entre ambos pares de labios, nada se comparaban esos lujuriosos y salivosos besos del viejo a la inocencia de aquel primero que Sonia dio a un muchacho de su salón en un juego de la botella.

Don Beto aprovechó la lubricación natural de la chica para incrustarle delicadamente el dedo medio dentro de su apretada cuevita, comenzó a moverlo en forma circular dentro de ella mientras que su pulgar jugaba con el hinchado clítoris, los seminegatividad de la chiquilla estaban empezando a desaparecer, sus manos habían dejado de luchar desde hace rato y ahora se abrazaban tímidamente al sucio cuello del viejo mientras su cuerpo se exprimía retorciéndose arriba del vejete.

Sonia estaba tan excitada como nunca antes, por primera vez en su vida su delicioso cuerpecito sentía los manoseos de un hombre, un viejo hombre que sabía muy bien donde manosear, entonces en un acto innato proveniente como respuesta a todas esas deliciosas sensaciones, comenzó a mover su culito sobre la verga del viejo, haciendo que en cada roce el prepucio dejara visible el brilloso y apestoso glande, jalándoselo mientras sus nalgotas se embarraban del lúbrico líquido, tanto tiempo estuvo moviéndose así hasta que la verga se acopló de manera perfecta entre esas carnosas nalgas.

-Donnnn, Beto,- dijo la nena en uno de sus delicados suspiros.

-que mi amor- dijo el caliente viejo.

-eso durooooooooo, es su……………………. vergaaaaaahhhhh- dijo Sonia nuevamente en forma de suspiro, Sonia ya conocía esa mala palabra, cuantas veces había escuchado a sus puros y castos compañeritos albureándose unos a otros utilizando esa palabra o implementándola a la hora de mandarse muy lejos, sin embargo era la primera vez que su tentadora boquita la pronunciaba, siempre había sido una niña que no decía groserías.

-si mi amor, y a partir de hoy será tuya también, ya verás como te va a hacer feliz y no vas a querer despegarte de ella y vendrás a buscarla para que te de mas y yo aquí estaré para dártela las veces que tu quieras- decía el traspirado viejo, Sonia no contestó nada, solo suspiraba sensualmente y se movía arriba de la verga del viejo cada vez más rápido mientras el viejo levantaba los tablones de su falda.

Don Beto se dio cuenta de que ya tenía a Sonia en su bolsa y prosiguió a despojarla de su blusa, deslizando la prenda hacia arriba mientras aparecía poco a poco un sostén de encaje apretando esos jugosos melones, Sonia ni siquiera hizo por impedir su semidesnudamiento, solo levantó sus frágiles brazos para permitir a ese repulsivo viejo despojarla y dejarla solo en un sexy sostén que transparentaba en partes lo blanco de sus perfectos y ya amamantables senos.

-ahh, Sonia que chichotas te cargas, casi te revientan la blusa, antes y no te caes de frente- dijo el viejo Beto cuando aparecieron ante sus afortunados ojos esos dos carnosos, redonditos y muy voluminosos atributos que poseía la nena y que tantos se habían imaginado lamiéndolas, no pudo contenerse el relamerse sus cochinos labios haciéndosele agua la boca y dejando caer babas como una manguera

-ahhh, ahhhh ahhhh, ahhhh,- Sonia gemía débilmente debido a los apretones de Don Beto daba ya en sus provocativos melones.

Don Beto desabrochó el sostén y salieron liberadas esas chiches moviéndose de forma bamboleantemente exquisita, rápidamente Don Beto las tomó, una en cada mano amasaba ese par de tetas que muchos en algún momento soñaron en manipular, tantos muchachos bien parecidos y deportistas, hombres mayores con porte, personalidad y con buena posición económica (maestros incluidos), personalidades importantes del ámbito local, miembros de la sociedad de padres de familia de la escuela, obreros o empleados que tenían la suerte de laborar en la misma ruta que Sonia seguía para llegar a su casa y que la veían pasar dos veces al día y algunos hasta cuatro veces cuando regresaba a practicar, todos se quedaban en eso, un sueño, ahora la posibilidad era de un viejo degenerado que ninguna muchachita, ni la más urgida, se atrevían a considerar por lo menos como una posibilidad para quitarse la calentura, preferían meterse un desodorante roll-on a probar la verga de tan antiestético intento de hombre, ahora sí que la naturaleza había trabajado sin ganas, claro está que estas muchachitas desconocían la capacidad y conocimientos que el viejo poseía en materia sexual y el grado de éxtasis al que el viejo podía llevarlas.

Así como Sonia, muchas de las jovencitas de su edad se la pasaban admirando jóvenes artistas y cantantes adolescentes, adornando su cuarto con cantidad incalculable de posters con grupos y solistas del momento, “estas niñas de hoy” pensaba Don Beto, “no sé que le ven a esos chiquillos si a simple vista se ven raritos, mira que pintarse los labios y plancharse su pelito, eso es de viejas, lo que estas niñas necesitan es un verdadero macho con un buen trozo de carne que ni les quepa, esos críos la han de tener chiquiiiiiiita, jejejejeje,” decía el asqueroso viejo cada que le tocaba ver algún reportaje en televisión sobre estos artistas y sus fanáticas.

Don Beto seguía manoseando ese par de tetas, sus dedos se hundían en esas chichotas hasta casi desaparecer, apretaba los rosaditos pezones sacándoles gemidos a Sonia quien seguía moviéndose provocativamente sobre el viejo con los ojos cerrados, sus cejas fruncidas y sus pómulos enrojecidos.

Si bien las manos del viejo no eran tan callosas, si estaban lo suficientemente grandes y pesadas para que la jovencita sintiera los masculinos magreos en sus senos los cuales comenzaron a tildarse de manchas rojas simulando los dedos y a veces la mano completa del viejo.

Después de manosearle los pechos a su antojo, el viejo continuo con su asquerosa boca, mamaba como un becerro esas chiches dejándolas empapadisima en babas, las mordía, chupaba, lamia toda su circunferencia sin dejar un solo centímetro sin ensalivar, su boca realizaba movimientos succionadores que casi le arrancaban el pezón a la jovencita.

Los movimientos de Sonia eran cada vez mas endemoniados, movía sus desarrolladas caderas y estas hacia pendular sus tremendas nalgas de una forma que prácticamente masturbaba con sus glúteos la verga del viejo, sus nalgas al estar tan apretaditas casi agarraban la verga de Don Beto como con la mano, por momentos el viejo tenía que hacer a un lado el hilo trasero de la tanguita de la niña para que no le lastimara y empezó a acompañar a su bella amante con ligeros movimientos de simulación coital mientras la tomaba firmemente de su sirenesca cintura, llegando a un punto en que ambos se movían de manera tan sincronizada que ya solo faltaba que el miembro del viejo estuviera dentro de ella, el sillón comenzó a crujir y rechinar debido a los cada vez más pesados movimientos que ejercía arriba de él la caliente pareja.

La respiración de ambos hacía rato que se había vuelto más intensa, por un lado el pervertido viejo podía sentir la frescura y pulcritud natural del aliento de la nena que llegaba a sus enormes fosas nasales atascadas de pegajosos mocos y rudos pelos mientras la joven doncella podía sentir la desaseada sensación bucal y aliento cervecero del viejo Beto en su limpia y perfecta naricita.

Después de tanto movimiento de cadera superiores en sugestión que los que la nena realizaba bailando, tanto lubricante que soltaba el apestoso aparato, tanto sube y baja del prepucio, tanta sangre que empezó a llenar el tejido esponjoso y cavernoso del miembro, el viejo comenzó a sentir que esta niña totalmente inexperta en el ramo de la masturbación masculina, le estaba sacando la leche solo con sus nalgas, así que procedió a detenerla o terminaría vaciándose y todavía no era hora, todavía quería disfrutarla otro rato mas, ahora en su mente ya estaba la idea de penetrarla, así que la tomó de la cintura y la acostó en el sillón, la niña en un acto de pudor sacado quien sabe de donde cubrió a duras penas con sus manos sus senos pues estos habían quedado expuestos ante los lujuriosos ojos de Don Beto.

– Sonia todavía no- dijo el sudado viejo.

-no qué?- la inocente niña no había entendido a lo que el viejo se refería.

-todavía no es hora de batir el requesón, ahora voy a quitarte la faldita, está haciendo mucho calor y no queremos que tu ropita se sude verdad?- dijo el acalorado viejo, sin saber que la niña ya intuía hacia donde se dirigía su viejo compañero amoroso.

-Don Beto – dijo la nena, pues ya desde hace mucho había comprendido las desequilibradas intenciones del viejo, algo dentro de ella le decía que estaba a punto de experimentar por primera vez el sexo, o como ella lo conocía, “hacer el amor”, así que con una simple frase le dejó en claro al vejestorio que ya no estaba como para los dobles sentidos con los que el viejo se expresaba, como si la estuviera tratando de retrasada.

-que Sonia?- preguntó el viejo mientras sus dedos ya habían adquirido la posición como para despojar a la nena de su prenda, Sonia tomó aire para poder expresar con claridad las siguientes palabras:

-Don Beto …………. en verdad……………… en verdad……………….. quiere que usted y yo……. lo hagamos?- dijo la nena bajando su mirada algo apenada, sonrojada por su pregunta y tapándose no muy bien sus manoseados y salivados senos ya que sus manitas no le daban para abarcarlos en su totalidad.

Esa inocente pregunta casi desarrolla en el viejo un daño cerebral permanente, sin embargo logró recomponerse.

-eeehhhhh…….claro que si Sonia, siempre he soñado con este momento, desde que ibas en primer año todavía con una carita de niña y te paseabas por mi acera corriendo con tus amiguitos, siempre soñé ser yo el primer hombre en tu vida y nunca pensé que podría serlo debido a mi edad,- decía el viejo intentando disimular su calentura y estructurando esas sencillas oraciones pero que al viejo le había costado mucho trabajo construir pero con un falso acento de tristeza al considerarse muy viejo para ella, todo esto para que la nena se conmoviera del viejito.

-estoy nerviosa, yo también quiero hacerlo pero nunca pensé que……………… mi primera vez sería con usted- afirmó la nena mientras apretaba sus senos en su desarrollado cuerpo de mujer, el viejo asimilaba que Sonia ya tenía contemplada en su mente la idea de entregarse a un hombre, y se sentía un Todopoderoso el ver cómo le había ganado la partida a toda esa bola de chiquillos que según él no hubieran sabido ni qué hacer en el momento en que una hembra tan imponente como Sonia se les desnudara enfrente de ellos, “lo más seguro es que saldrían corriendo” pensaba el viejo.

-tu tranquila, como hace ratito- dijo el viejo tomando la falda de la chiquilla quien se sonrojaba aun mas, la sangre le hervía gracias a la calentura que la envolvía, hasta pareciera que su cuerpo aumentó su voluptuosidad  como preparándose para recibir por primera vez a un hombre.

El viejo procedió a bajar la falda de su compañera de manera bruta solo intentando jalarla hacia abajo, al principio no pudo pues le ajustaba bastante, sin embargo sorprendentemente Sonia levantó sus caderas y la desabrochó de la parte de atrás, ayudándolo a bajársela y arrojándola lo más lejos que pudo para volverse a acostar en el sillón, dejando expuestos sus senos para deleite del viejo.

El viejo se dedicó a admirar ese femenino cuerpo que yacía acostado en su viejo y sucio sillón, un sillón manchado de comida y cerveza, en partes atacado por las polillas y en donde una de sus patas era improvisada por un block de construcción, esa sería la cama de rosas para esta fornicadora chiquilla, no una cama marital cubierta de pétalos y fragancias aromáticas y adornada con las más finas y sedosas sabanas, sino un viejo sillón ya en la última etapa de su vida, próximo a terminar en un basurero o en las afueras de la casa del viejo esperando el carro de la basura, el mueble más antiguo en ese cuarto.

La boca del viejo babeaba como una catarata al visualizar a una inocente nenita desnuda a excepción de su tanguita, con su tierna mirada ligeramente hacia un costado, sus hermosos ojitos brillosos, sus mejillas rojitas y sus manitas pegadas a su cuerpo en posición de defensa como si quisiera protegerse de algo, la nena ya no miraba la porno, no le interesaba por ahora, solo se concentraba en lo que estaba a punto de experimentar.

La misma suerte que la falda tuvo su tanguita, el viejo juntó las interminables y torneadas piernas de la niña y las levantó mientras por ellas deslizaba lentamente un apenas visible hilo rosita, Don Beto al sacársela por completo se la llevó a la nariz para aspirar ese encantador aroma juvenil, Sonia volvió a taparse con un brazo sus senos y con una mano su sexo, mientras veía apenada como un viejo cincuentón aspiraba sin ningún pudor una de sus prendas que servían como protección de su zona más íntima.

-quien fuera este cachito de tela, para ir pegado a tu panocha todo el día- decía el viejo dando otro respiro a esa prenda y enrollándola alrededor de su verga.

Don Beto quitó esa pequeña manita y al ver el sexo de Sonia cubierto por unos cuantos finísimos vellos, palpitante, rosadito y brilloso por la lubricación se abalanzó sobre él ahora si desesperado, lamia ese exquisito platillo de arriba a abajo haciendo sonidos extraños con su boca, como un cochino masticando su alimento, haciendo círculos con su lengua, rellenando ese hueco con saliva, escupía y desparramaba su saliva con los dedos o con su lengua mientras sus manos abrían lo mas que podían los perfectos y blancos muslos ya que la niña intentaba volver a cerrarlos, el viejo acostaba su arrugado rostro sobre el esbelto vientre de la joven y desde ahí estimulaba con dos de sus dedos la sensible conchita de Sonia, por momentos mordía levemente la vulva de la nena dejándole tímidas marcas de dientes.

-ahhhhh, que delicia, que delicia, que rico, es el mejor bizcochito que me he comido en toda mi vida- dijo Don Beto no por presunción, en verdad era el mejor manjar que había degustado.

-jijijiji, Don Beto, me hace cosquillas- dijo la nena quien no comprendía cual era la razón para la cual este viejo se concentraba en lamer esa zona íntima de ella, siempre le dio curiosidad el porqué los hombres en los videos se pegaban como autenticas chatillas en los sexos femeninos.

Sonia al principio reía por las cosquillitas que sentía, pero después conforme avanzaban las cochinas caricias las inocentes risas fueron poco a poco desplazadas por tímidos gemidos, Sonia permanecía callada y por momentos fruncía sus cejas como si algo la lastimara, sin embargo de su boca se escapaban gemidos placenteros cada vez mas audibles y prolongados acompañados de gestos risueños, de vez en cuando la niña daba una especie de respingo como si recibiera algún pinchazo en su cuerpo, la inocente criaturita estaba disfrutando ser estimulada oralmente por un hombre, comprendía ahora el porqué el viejo se había pegado a su sexo como una garrapata.

Conforme el viejo seguía chupándola la dulce niña se mostraba más estimulada, movía su cabeza de un lado a otro, se arqueaba retorcidamente, se manoseaba sus senos a raíz de una desconocida situación que la llevó a auto manipulárselos ella misma, apretaba sus muslos contra la cabeza de Don Beto, se mordía su mano, se relamía los labios, exhalaba sensualmente, temblaba ligeramente cada que esa endemoniada lengua pasaba directo sobre su frijolito, intentaba quitarse el envolvente calor soplándose con sus manos, la niña volteaba hacia su sexo solo para ver un brilloso coco moviéndose raramente con apenas unas cuantas comunidades de cabellos cubriéndolo y escuchaba esos animalescos y chapoteantes sonidos que emitía la lengua en su inundada vagina.

-aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh,-           -mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm-

-Dooooooooooooon Beto eeeeeeeeeeeeeeeee- -quee esssss, estooooooooo, me gustaaaaaaaaaaaaaaaa-

Al escuchar esos sonidos y palabras de la boquita de la nena, Don Beto se atrevió a jugar con ella, a torturarla a partir de frases en donde Sonia le demostrara lo bien que lo estaba pasando y de esta manera confundirla sentimentalmente.

“ya caíste pendeja jejejejejejeje” reía mentalmente el viejo.

-de veras te gusta mi niña?- dijo el viejo

“te gusta que te laman el bollo puta calenturienta jejejejeje, vas a ver cuando te lo reviente” la malvada mente del viejo elaboraba esas malsanas palabras.

-siiiiiii, se….. , se…….., se siente bonitoooooooooooooo,- decía la jovencita levantado un poco su cuerpo y moviéndolo sugestivamente de arriba hacia abajo y de atrás hacia adelante, como si fuera ella la se tallara en esa babosa lengua.

-quieres que siga?- preguntó el viejo mientras de su boca se escapaba un pocinesco sonido.

-siiiiiiiiiiii, sigaaaaaaaaaaa, mmmmmmmmmmmmm-  respondía la estimulada nena y movía sus caderas ondulatoriamente intentando agarrarle el ritmo el vejete.

-porque si quieres paro- decía el viejo sabiendo que Sonia no aceptaría eso, el viejo se reía sabiéndose ganador y mostrando una asquerosa boca que escurría en jugos vaginales solo para volverla a hundir entre esa carnosa panochita.

-nooo, no pareee, sígame haciendo esto que se siente tan ricoooooooooooooooooooo- dijo la nena al tiempo que se arqueaba mientras tomaba con sus manos los escasos y casi canos cabellos de Don Beto, queriendo intervenir de esta manera en caso de que el viejo quisiera abandonar la gloriosa posición en donde se encontraba, aunque a estas alturas al viejo no se le despegaba de ahí ni con una pata de chivo, la lengua del viejo y la panochita de Sonia en estos momentos eran un solo órgano.

-noooo, Don Beto deje de chuparmeeeeeeeeeeee,- decía descontroladamente la nena y ahora enrollaba sus muslos en la nuca del viejo y los apretaba al grado de marcársele ligeramente sus músculos pero sin que sus piernas perdieran esa condición femenina, casi queriendo meterse a Don Beto entero dentro de su aniñada vagina.

-de todo lo que te he hecho que es lo que más te ha gustado ehhh?- preguntó el jadeante viejo.

-q… que me chupeeeeeeeee  ahiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- dijo Sonia retorciéndose criminalmente.

-Donnnnn Beto, ahí vieneeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee- dijo Sonia mostrando convulsiones orgásmicas.

-quien viene mi niña?- preguntó el viejo.

-eso, esooo, mmmmhhhh algo calienteeeeeee que sientooooo cuando me tocoooooooooooooo, ahhhh ahhhhhh, Don Beto que ricooooooooooooooooooooo,- dijo la estimulada nena y no aguantando comenzó a tocarse también ella para disfrutar más de la corrida que estaba por experimentar, sus delicados dedos eran lamidos también por la babosa lengua del viejo pervertido.

-échamelos mi Sonia – decía el viejo con su asquerosa boca bien abierta, tan abierta que casi parecía que se iba a comer a Sonia.

-ahhhhhhhh, mmmmmmmm, Don Beto ahhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii vieneeeeeeeeeeeeeeeeeeee- Sonia se arqueó tanto que parecía que le estaban robando el alma, pero no, lo que le había robado Don Beto fue un intenso orgasmo nunca antes experimentado por la joven, una acalorada sensación de placer la invadió en toda la extensión de su cuerpecito para después desbordarse en calientes fluidos lubricantes en cantidades nunca antes producidas que fueron acompañados por importantes movimientos temblorosos que indicaban que la nena seguía corriéndose aun después de varios minutos, la pequeña jovencita abrió ligeramente sus ojos mostrando una mirada placenteramente estrábica y con una de sus manitas hacía a un lado su sudado cabello mientras reía de manera orgásmica y temblaba como si tuviera frio.

Don Beto no se abastecía absorbiendo jugos, se había bajado su short y calzón un poco quedando semidesnudo, su verga se erigía poderosa y la masturbaba al mismo tiempo que su boca gargareaba y se bebía el elixir expulsado por la jovencita, los bebía como un desesperado, como aquel que hubiera encontrado un oasis en el desierto, su lengua parecía querer salirse de su boca, los bebía y untaba en su fea y arrugada cara como si los jugos de Sonia le fueran a regresar su juventud perdida.

-ahhhh, que rico te saben mi niña, y cuanto te brota, siempre te vienes así de intensa?- preguntaba el viejo.

La nena seguía convulsionándose de manera menos notoria mientras sus suaves manitas bajaban y regalaban a su feo amante un ligero masaje en su coco, como si lo estuviera recompensando por haberla hecho correr tan rápido y tan rico, la nena jalaba aire para poder contestar la pregunta de viejo.

-nooo, eees la primeeeera vez que hecho tanto de esooo,- dijo la nena con su respiración entrecortada, sus anteriores masturbadas le habían enseñado que eso que le brotaba no era orina.

-eso se llama “venirse” mi niña, siempre cuando te vaya a pasar eso avísame diciendo “me vengo” entendiste- decía el viejo.

-si Don Beto, yo le aviso- respondió la acalorada nena.

-bueno ahora lo que sigue- decía el viejo quien en su programa seguía la penetración, sin embargo no contaba con lo que Sonia quiso hacerle.

El viejo se masturbaba de forma obscena y hacía gestos en su rostro típicos de una persona mentalmente enferma, se escuchaba un sonido húmedo cada vez que se jalaba el pescuezo, el olor que desprendía esa apestosa verga llegaba hasta la respingadita nariz de Sonia y poco a poco el cuarto del viejo se iba impregnando de los olores que soltaban ambos órganos reproductivos, el ambiente se estaba volviendo completamente carnal.

Sonia ya casi recuperada volteó hacia la pantalla y sus ojos visualizaron una fogosa escena de sexo oral por parte de una joven actriz, veía a esa chica casi dos años mayor que ella tragarse de un solo bocado esa cosota sin molestia alguna, retenerla dentro de su boca por un gran lapso de tiempo para después sacarla empapada en saliva mientras de su boca cantidades enormes de babas caían, entonces dijo a Don Beto señalando con su dedo:

-Don Beto, mire-

-qué?, ahh, le está pegando un mamey- dijo el viejo.

-quiero intentarlo- dijo la nena quien creía que le tocaba recompensar al viejo por el orgasmo tan exquisito que le regaló y pensando que esa salivada felación era parte del arte amoroso, la inocente jovencita estaba confundiendo el hacer el amor con el tener sexo pornográficamente, esto solo beneficiaba a futuro al viejo Beto.

El viejo recibió una especie de descarga eléctrica en su hirviente verga, instantáneamente su musculoso aparato (la única parte del cuerpo del viejo que si era músculo puro) se erigió como si hubiera escuchado a la chiquilla, le escurría tanto lubricante que un flujo moqueaba elásticamente hasta casi llegar al sillón, el viejo se quitó el short y calzón al mismo tiempo y sin perder tiempo se recostó llamando con su mano a Sonia.

La muchacha se acercó gateando arriba del sillón moviendo su trasero infartantemente sin dejar de ver esa palpitante monstruosidad, todos estos movimientos y acciones provocativas y femeninamente sugestivas Sonia las realizaba de manera innata, no porque quisiera calentar al viejo, sino porque una especie de conocimiento dentro de ella le decía como moverse y como actuar en determinado momento, especificándole detalladamente su condición de hembra.

Sonia tomó la verga del viejo, su suave manita se enrolló en la base del venudo aparato, instantáneamente este cochino palo volvió a babear lubricante del puro gusto, Sonia podía sentir el pulso del viejo proveniente de la venuda palanca, no pudo evitar relamerse los labios al ver semejante trozo, pareciera como si sus glándulas salivales se estimularan con la visión de la poderosa herramienta pues su boquita se inundó en saliva, volteó a ver hacia la pantalla y vio a la actriz escupiéndola, así que procedió a hacer lo mismo, arrojó un escupitajo (pensó que para eso se ensalivó su boca) a muy corta distancia y atinó al glande y con uno de sus deditos esparcía la saliva finamente por toda la cabeza mientras la revolvía con el lubricante que salía a raudales, entonces preguntó a su longevo mentor.

-Don Beto, porque las muchachas de las pornos se la chupan a los hombres?- decía curiosa la niña mientras su dedito no paraba de hacerle círculos al morado glande.

-para que resbale mejor cuando se las atraviesan y no les duela tanto- respondió el sabio instructor a una concentrada estudiante que jugaba con la sorprendente elasticidad del líquido preseminal.

-ahhh….. entonces…. si se la chupo no me dolerá tanto cuando……… me……. atraviese?- preguntó Sonia mientras reía tímidamente sin voltear a ver al viejo, sentía pena, sin embargo no dejaba de ver el punzante y carnoso instrumento lleno de nervios que rugía entre sus manos.

El viejo no daba crédito a las pervertidas frases que se escapaban de la pudorosa boca de Sonia, nunca que el recordara la había escuchado decir frases comprometedoras ni palabras groseras, ni siquiera comportarse tan hembrita como lo hacían en esos calurosos momentos.

-así es mi niña, no te dolerá nada- decía el embustero viejo, pues era más que obvio que Sonia sufriría el más doloroso suplicio que hasta ahora conocido, la jovencita acercó su carnosita boca a la verga del viejo solo para dejar caer sobre el glande otra cantidad considerable de saliva.

La niña después de tanto estar desparramando su saliva y el lubricante del viejo por toda la cabeza y parte del tallo (otro conocimiento innato que le indicaba que debía de hacerlo) decidió que era hora me metérselo a la boca, así que mirando como la enorme uretra de esa pestilente verga parecía reír, poco a poco fue acercando su hermoso rostro a la morada cabeza.

Sonia abría su perfecta boquita y al principio besó apasionadamente la cabeza como si de unos labios masculinos se tratara, sin importar que estuviera viscosa, para después poco a poco ir introduciendo esa pestilente verga a su boca, el olor a miembro viejo no era repulsivo a la nariz de la niña, era un olor raro pero nada incómodo, al contrario, le parecía masculino y cautivante, ese aroma la enamoraba y la hacía comportarse aun mas femenina.

La niña sintió la babosa cabeza descansar sobre su lengua y con este músculo procedió a enrollarla, la jovencita empezó a moverse prudentemente muy despacio hacia abajo, tragándose esa enorme tranca hasta que llegó a un punto en donde sintió que una arcada le advertía que ya era suficiente para su capacidad y comenzó un lento retroceso, al mismo tiempo su lengua también retrocedía pero sin despegarse del caliente tallo, el viejo sentía como esa caliente lengüita recorría su hirviente miembro mientras subía por todo el largo del mismo.

La tiernita Sonia se detuvo en el glande para proceder a lamerlo pasando su lengua sigilosamente por toda su extensión hasta la corona del mismo, para después solamente con los puros labios rozar la cabezota de manera exquisita y metérsela a la boca muy lentamente, subiéndolos de la misma forma hasta sacarse la cabeza por completo emitiendo un leve quejido, solo para voltear a ver al viejo y regalarle una sexy y lubricada sonrisa y quitarse de su lengua un enroscado vello púbico cubierto por una rara sustancia que le daba un color amarillento que encontró durante su oral recorrido, la nena quiso repetir la felación solo que esta vez el viejo sintió unos dientes recorrer su glande, lo que hizo que se medio incorporara y apartara a Sonia de su lastimado aparato.

-ouuuhhhh, ouuuuhhhhh, ouuuuhhhhh, ouuuuhhhhhh así no Sonia, con los dientes no,- dijo el viejo.

-con los dientes no?- preguntó la nena.

-no, solo con los puros labios, procura no tocar mi verga con tus dientes- decía el calenturiento viejo dándole una rápida clase de cómo chupar una verga.

-porqué?- preguntó Sonia.

-tú haz lo que te digo,- dijo el viejo

-perdón Don Beto, no sabía, es que, como, nunca había hecho esto, no sabía- decía la nena.

-tranquila, vas muy bien, solo haz lo que te digo, solo con los labios y la lengua- decía el viejo volviéndose a acomodar con los brazos cruzados atrás de su nuca y enseñando a la niña unas axilas sobrepobladamente peludas y llenas de pelusa, con enormes y toscos vellos casi igual de tiesos que una brocha.

Sonia volvió a meterse ese salivado mástil como el viejo le dijo, esta vez mirándolo a sus ojerosos ojos, su cabello circunstancialmente se hizo hacia adelante y le daba un aspecto muy atractivo, digno del alto modelaje, si la nena hubiera sido vista por algún busca talentos sin duda le hubieran hecho la oferta como imagen de alguna marca publicitaria, Don Beto nunca en su pervertida vida se imaginó un momento así, ni en sus húmedos sueños lograba crear a una hembra tan perfecta y hermosa como Sonia, sin duda el hombre más afortunado en ese momento en todo el globo terrestre.

Poco después de estar realizando esa labor la nariz de Sonia comenzó a congestionarse, como si se fuera a enfermar respiratoriamente, además sus hermosos ojitos comenzaron a empañarse para después cada uno dejar rodar una lágrima por sus mejillas, no porque se sintiera humillada, sino por la falta de experiencia y el no saber medir el espacio dentro de su boca con respecto al largo del miembro, aun así Sonia seguía emocionada por lo que estaba realizando y ponía todo su empeño, era la primera mamada que le hacía a un hombre y debía de hacerla lo mejor posible y mas por lo buen amante que se había comportado el viejo, ahora si comprobaba por ella misma lo que era chupar una verga, y ya no tenía porque escuchar a aquellas compañeras suyas que se daban aires de expertas a la hora de platicar temas sexuales.

La niña seguía en su labor, ligeros gemidos se escapaban por entre las comisuras de sus labios y llegaban audibles al viejo, disfrutándolos como si se tratara de la más hermosa pieza clásica aun no compuesta, Sonia empezó a masturbar la verga con su delicada mano mientras sus apetitosos labios creaban un recubrimiento perfecto casi hecho a la medida de la verga del viejo, toda esta inexperta pero apasionada felación la llevaba a cabo con su cuerpo en posición de perrito manteniendo su desnudo culito bien levantado y moviéndolo cadenciosamente hacia los lados, sus piernas cruzadas en los tobillos creaban a lo largo una perfecta “V” y terminaban con unas zapatillas que las mantenían muy estilizadas.

Don Beto sabía que el tiempo comenzaba a ser un enemigo para él, Sonia tenía que regresar a la escuela antes de que acabara la fiesta y así evitar sospechas por parte del alumnado y magisterio por si llegaran a verla salir de su casa, si por él fuera se quedaba en esa posición hasta el día de su muerte (que por su vicio al cigarro, la cerveza y su prematuro envejecimiento tal vez no había que esperar mucho), pero había que actuar, así que procedió a sacar la verga de la boquita de su joven amante muy lentamente y de manera cuidadosa pues en varias ocasiones la nena parecía como si se fuera a vomitar mientras la verga se deslizaba de reversa por sus labios, la niña veía curiosa como la verga del viejo salía empapadisima en saliva y aprovechaba para secarse esas lágrimas y aspirar para quitarse el exceso de mucosa que se había formado dentro de su perfecta nariz.

-ya es hora Sonia, acuéstate,- decía el pervertido.

-así?- preguntó Sonia acostada boca arriba en el sillón y abriéndose un poco de piernas, el viejo asintió con la cabeza, la niña estaba dispuesta a entregarse a ese viejo tan feo, algo que no cabía en la lógica, sin embargo al viejo poco le importaba la mentalidad de la jovencita, el solo iba tras un objetivo, penetrarla.

Don Beto tomó su verga, así como estaba de babosa y la colocó en la entrada de la vagina, Sonia al sentir el vergudo contacto se asustó y con sus manos tomó esa verga para intentar detener su avance asi como sus muslos se cerraron instantáneamente, Don Beto quería grabar ese momento en su retorcida mente y miraba a la nena como un auténtico sádico.

-que pasa Sonia?, tienes miedo?- preguntó el morboso viejo.

Sonia asustada asintió con la cabeza,

-tranquila, procuraré ser cuidadoso,- decía el hipócrita pervertido mientras con una de sus manos limpiaba las gotas de sudor que habían aparecido en la lisa frente de la chiquilla, él lo que deseaba era escuchar gritar a la chamaca cuando la desquintara.

Don Beto abrió al máximo las piernas de Sonia, ella resistió un poco pero al final cedió y ya no hizo por cerrarlas, el viejo acomodó su prominente barriga entre las esculpidas piernas de la jovencita quien mantenía una carita seria pero expectante a lo que aconteciera, la jovencita se preparaba emocionalmente para ese dolor que se supone sentiría, ese dolor que había escuchado manifestado en sus amigas que ya habían tenido su primera vez, esa que las marca de por vida.

El viejo Beto apuntó su verga en donde todavía se enrollaba la pequeña prenda, el mismo temblaba de nervios y excitación mucho más que su joven y hermosa doncella, intuía que Sonia estaría completamente cerradita, así que debía de tener paciencia e ir muy lento pero considerando el trascurrir del tiempo, dependiendo del trato que le diera hoy a su adorada podría significar el nacimiento de una malsana aventura sexual de ensueño.

Sonia solo se quedaba quieta, poniendo rostro de dolor sin siquiera ser penetrada; todo su hermoso rostro se enrojeció, el calor de su cuerpo era insoportable y se propagaba al viejo a través de su conductividad corporal, Sonia llevaba sus delicadas manos a los costados del cuerpo de Don Beto, acariciándolo, pasaba muy sensualmente las yemas de los dedos por esa parte en donde se marcaban sus costillas así como la abultada, malformada y sudada panza del viejo que casi parecía un saco deforme, sintiendo la guanga piel del que sería el primer hombre en su vida.

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A solo una calle de ahí, en el baile que se llevaba a cabo en la cancha de la escuela, para ser exacto en las gradas que sirven para disfrutar de un buen encuentro deportivo, un tímido jovencito se acercaba a la inocente Guadalupe aprovechando que la chiquilla se encontraba sola, momentos muy raros considerando lo también muy hermosa que era esta otra muchachita.

-hola Lupita de casualidad has visto a Sonia?,- se expresó el joven.

-ay, porque será que hoy todos preguntan por Sonia?- decía la risueña Lupita poniendo colorado al jovencito.

-no pienses mal, yo solo quería preguntarle sobre el trabajo en pareja que es para fin de semestre, me tocó con ella y ya mero es y no lo hemos empezado- decía el preocupado adolescente.

-jejeje, no te hagas si ya se tu secreto, ya me dijeron que dibujaste una rosa en una de tus libretas y la adornaste con su nombre- decía Lupita codeando al chamaco.

-ehh, quién te lo dijo?, por favor Lupita no le vayas a decir nada- decía el sonrojado muchacho.

-tu tranquilo, como crees, pero si tanto te gusta Sonia ya deberías de empezar por algo, mira que tienes mucha competencia, no vaya a ser que otro te la esté ganando en este momento- decía Lupita sin saber absolutamente nada de lo que acontecía en el negocio de enfrente, propiedad de un viejo rabo verde.

-no cállate, no digas eso, es que no se, te juro que siempre ensayo lo que le voy a decir pero cuando la tengo enfrente siento algo en la garganta que no me deja hablar, además veo que se junta mucho con Alexis y eso desmotiva mucho- el jovencito se refería a uno de los alumnos cuya familia era de las mejores posicionadas económicamente, el clásico niño rico y con verbo que acapara toda la atención.

-eso no es cierto, Alexis se le pega a ella, pero no te preocupes, no le gusta, Sonia me lo dijo; es lindo con ella pero es muy presumido con los demás, y eso a ella no le gusta,- decía Lupita.

-de veras, y…. y de mi que te ha dicho?- preguntaba ilusionado Armando (el admirador secreto de Sonia, ya que todos los demás alumnos no eran tan secretos).

-de ti nada, pero no te preocupes le voy a preguntar qué piensa de ti y te pongo al tanto, sale- decía Lupita.

-sí, pe…. pero que….. que no se vea tan obvio, ya sabes, que salga de una conversación natural, ay Lupita todas las noches sueño con ese beso que me dio cuando jugábamos a la botella en tu casa,- decía el nervioso muchacho mientras chocaba contra si ambas yemas de sus dos dedos índices y su pie izquierdo hacia un círculo en el suelo.

-todavía te acuerdas, yo me acuerdo que no se te podía quitar lo rojo de la cara jijiji; tú deja, yo te voy a echar porras,- decía Lupita.

-aguanta, te voy a dar algo- dijo el joven Armando y salió corriendo para su salón.

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De regreso al vaporoso cuarto del viejo……….

El viejo la veía y no podía creer lo que se estaba cenando, una muchachita con un físico increíble y un rostro no perteneciente a ese subdesarrollado suburbio, una jovencita que nada la pedía a las edecanes que vemos en el box cada sábado, o a las famosas actrices que salen por televisión, o a las hermosas jovencitas que se acuestan con los viejos políticos corruptos a cambio de una buena tajada proveniente de nuestros impuestos, no le pedía nada a ninguna de ellas, y la diferencia era que Sonia no le estaba cobrando ni un peso.

La verga de Don Beto punteó los labios externos, Sonia juntó sus manitas en forma de puño cerca de su rostro cuando sintió el golpecito, el viejo comenzó a tallar su verga muy despacio por toda esa virginal zanjita, la punta del glande abría esos exquisitos labios casi infantiles en cada uno de sus recorridos mientras el líquido preseminal que se escapaba de la uretra rellenaba con su viscosidad esa estrecha y rosada zanjita, la niña por su parte gemía delicadamente y veía curiosa los maestros movimientos del viejo.

Después de tanto sucio movimiento, el viejo ubicó las coordenadas exactas en donde se encontraba la entrada que lo llevarían a ese mundo inexplorado de carnes apretadas, ese territorio virgen en donde ninguna otra verga había asomado antes, claro que se enorgullecía de ser el primero en reclamar para sí ese divino aposento que quería convertir en un refugio muy utilizado para que su apestosa verga se alojara continuamente, su rostro mostraba una fanfarrona sonrisa compuesta por dientes en distintas tonalidades amarillentas y una que otra muela picada.

El viejo hizo el primer intento, acomodó la cabeza de su verga y presionó con la intención de penetrar a la nena, desafortunadamente para él, su miembro se resbaló hacia afuera y perdió dureza en este intento aunque por poco tiempo pues en fracciones de segundos volvió a estar inconteniblemente rígida y pulsante como si fuera a reventar, la verga del viejo estaba tan dura que incluso su mismo dueño le parecía que había ganado más grosor de lo normal, sus venas se hinchaban a dimensiones medicamente imposibles, su cabeza estaba monstruosamente enorme que hizo pensar al viejo sobre alguna anormalidad, intentó penetrarla un par de veces más pero consiguió el mismo infructuoso resultado, mientras la inmaculada Sonia pedía que ya no lo hiciera, comenzaba a sentir un dolorcito mientras era presionada con esa cosota tan grande.

El viejo ensalivaba constantemente esa entrada así como la cabeza de su miembro, con sus dedos aplicaba un salivoso masaje en los labios externos y los abría a modo de hacerse de más espacio para su miembro, el viejo nunca desistió hasta que después de varios intentos, todo sudado y caliente logró meter solo el glande, un doloroso “ayyyy” se escapó de los labios de Sonia.

-jejejejejeje, ya va entrando Sonia, ya va entrando- decía el presumido viejo mientras un hilo de baba caía de su morbosa boca, dentro de esa cuevita el líquido preseminal se fusionaba con los lubricantes vaginales.

Casi al instante la nena comenzó a sudar de todo su cuerpo, más que cuando practicaba voli, el viejo entonces prosiguió a avanzar por esa apretadísima cavidad, el conducto vaginal estaba tan estrecho que casi se podía escuchar los sonidos húmedos y los movimientos contractorios y rechinantes de la verga friccionándose en las paredes vaginales y que indicaban el acoplamiento coital llevándose a cabo, el espacio no era lo suficiente como para que su verga se desplazara libremente, sin embargo él se negaba a desistir, ya había llegado tan lejos estando a escasos centímetros de la gloria absoluta como para dejarlo así y quedarse con esa calentura y posiblemente el día de mañana un intenso dolor de huevos.

Los ojos de Sonia se empañaban por el nacimiento de un dolor que poco a poco se volvía cada vez más agudo, hasta el punto que su lógica la llevó a decirle al viejo que parara, que siempre no.

-Donnn Beto, noooooooo, sáquelaaaaaaa, dueleeeeeeeeeeeeeee- dijo la nena, poniendo esa carita tierna que expresa el nacimiento del llanto en una jovencita.

-no Sonia, tenemos que terminar esto, no sé cuánto tiempo pasará para que vuelva a tener una oportunidad así- decía el extasiado viejo fuera de sí.

-nooo Donnn Beto, si quiere se la sigo chupandoooooo, o usted siga chupándome ahiiii, pero esto noooooooo- decía la nena ofreciendo ofertas tentadoras, pero que mas tentador que tener el privilegio de desquintarla.

El viejo apenas llevaba metido el glande y poco mas, el conducto vaginal se abría forzadamente para poder alojar el grueso miembro del viejo que se movía revolcadamente y de forma similar a un destornillador que entra a fuerza en un espacio reducido, los ojos de Sonia veían directamente a los del viejo con la diferencia de que los de la jovencita ya inundaban en llanto y su carita mostraba molestia mientras los del viejo parecían como si estuviera enfurecido por no poder atravesarla, de pronto el viejo que nunca dejó de avanzar dentro de ella abriendo esas carnes que por primera vez dejaban de tocarse pared con pared y que abrazaban la intrusa monumentalidad casi queriendo fusionarse ambos órganos como uno solo llegó a una parte en donde la punta de su verga tocaba lo que al parecer era una débil barrera que protegía la cueva, el viejo se relamió los labios al saber que estaba solo a un empujón de desquintar a la inocente doncella.

-jejejejejejejejejejejejeje- una risa maliciosa se escapó de los viejos y resecos labios de Don Beto, Sonia estaba tan ida, tan concentrada en el dolor que ni siquiera escuchó la pervertida risa y aunque la hubiera escuchado no hubiera impedido su entrega.

-discúlpame Sonia pero solo así tiene que ser- dijo el viejo y preparó su cuerpo haciendo para atrás su plano y peludo trasero tomando impulso de esta manera.

-Don Beto noooooooooo- dijo la nena al ver al viejo tomar vuelo para darle una estocada casi mortal con la finalidad de robarle el tesoro más sagrado que poseía esta mujercita.

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En ese mismo momento, Armando se acercaba nuevamente a Guadalupe,

-mira Lupita- dijo Armando enseñando el perro de peluche.

-para mí?, gracias- decía Lupita.

-para ti no, para Sonia, crees que le guste?- preguntó el joven.

-no sé, yo digo que sí, todos los días recibe uno de esos, jijijijiji, no es cierto- decía Lupita mientras el joven la miraba raro.

-se lo das porfa, pero no le digas quien se lo manda- decía el joven rojo del rostro.

-si yo se lo doy,- dijo Lupita, pensando guardar el secreto.

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De regreso al sillón de Don Beto …….

Conforme el viejo tomaba impulso parte de su miembro salía forzadamente empapado en lubricante de la nena, el viejo podía sentir las paredes vaginales rozándole la corona del glande y cosquilleándolo de forma exquisita, entonces el viejo sin sacar completamente su verga tomó vuelo y con todas sus fuerzas dio un mortífero empujón hacia adentro de la panochita de la niña a medida que con sus manos la atraía hacia él de su cintura, la verga por un momento chocó con algo, una tenue pero elástica barrera junto a un espacio aun más reducido que impidieron su avance, pero la fuerza del empujón fue tan bestial que la verga logró atravesar esos obstáculos, la verga entró de manera directa escuchándose el golpe entre ambos vientres bajos, toda la longitud de esa irregular tranca penetró la suave conchita, la tanguita quedó atrapada entre ambos órganos sexuales, Don Beto casi se imaginó escuchar una especie de tronido en el interior de la colegiala como si le hubiera fracturado algún hueso de la pelvis.

Sonia reaccionó con un desgarrador grito que resonó en todo el cuarto y que no fue oído por nadie debido a la música que de la escuela provenía, sus ojitos asustados se abrieron al máximo, su respiración se cortó de repente y por un prolongado tiempo, sus manitas se movían desesperadamente como queriendo aferrarse de algo y al encontrar la malformada masa corporal del vejete no lo pensó dos veces y se agarró de ella apretándola con todas sus fuerzas mientras se revolcaba de manera desnaturalizada en el viejo sillón que servía de cama a la caliente pareja de amantes.

La niña sentía en su cuerpecito un dolor tan intenso en forma de pinchazos que nacían en su vagina y se expandían por todo su cuerpo a través de sus nervios, no debía moverse pues ante el menor movimiento el dolor se multiplicaba, sentía que algo dentro de ella se había roto, no sabía qué, pero estaba segura que algo malo había pasado dentro de ella, como si un cuchillo la hubiera cortado por dentro y una hemorragia interna se estuviera derramando, era un dolor tan insoportable que estaba haciendo perder el conocimiento a la cálida muchachita.

La niña comenzó a moverse desesperadamente elevando su cuerpo y convulsionándolo como si le estuvieran practicando un exorcismo valiéndole poco el aumento del dolor, ella lo que quería era liberarse de esa equina verga que prácticamente la partía a la mitad así que para liberarse realizaba movimientos que no se veían muy normales, y es que la recién desvirgada panochita de Sonia se estaba comiendo un trozo de poco mas de 20 centímetros y de grosor desmesurable y no como sus amigas a las que escuchaba dolerse de su primera vez y que se comían trocitos subdesarrollados y de dimensiones insultantes.

Don Beto se quedó dentro de la nena, los contrastantes cuerpos habían adquirido un aspecto brilloso gracias al sudor que los cubrió, Don Beto se quedó quieto viendo como Sonia con los ojos cerrados respiraba por la boca agitadamente jalando aire de donde pudiera, como su cuerpecito se movía intentado zafarse sin éxito pues él se lo impedía, la niña volteaba para todos lados mientras sus ojitos parecían cerrarse como si se estuviera desmayando, abría sus sensuales labios para quejarse o pronunciar el nombre del viejo, sus femeninos brazos temblaban como si esa penetración le hubiera destrozado los nervios.

-¡Donn Marrrrrcee!, ¡mmmdueleeee!, ¡fffffffffffduele muchoooo!, ¡ffffffffsáquelaaaa, por fffffffffffavoooooooooooooor!- decía la niña llorando adolorida en los momentos en que mostraba conciencia.

La muchachita llevó sus manos a sus ojos, comenzó a llorar sin tapujos por semejante desgarro interno, el llanto era tan convincente que hasta el mismo viejo se sintió culpable por lo que había hecho, o será que a lo mejor sentía la presión sobre una posible visita por parte de las autoridades.

-shhhhh, tranquila Sonia, es normal que te duela, es tu primera vez, ya verás que dentro de poco pasa, tranquila ya no chilles- decía el reprobable viejo intentando calmar a la niña.

-Donnnn Beto, me engañooooooooooooooó  iiiiffffffffffffff, me dijoooooo que nfffffffff… no mmme iba a ffffdoleeeer- decía la nena.

-es que mi verga está demasiado garruda, y tú estabas bien cerradita, por eso te duele- decía el viejo presumiendo sus naturales dotes.

-ffffffffDon Beto, sáquela, poooor fffffffffffffavoooor o ffffffmeeee voy a enojar con ffffffffusteddd- decía un rostro descompuesto por el llanto, sus ojos eran auténticos grifos.

-no digas eso mi niña, yo qué más quisiera Sonia pero no puedo, tengo que moverla dentro de ti, solo así se te pasará el dolor- decía el viejo mientras con sus dedos limpiaba delicadamente las lágrimas de Sonia.

Don Beto comenzó con un mete y saca muy despacio, hacía que el cuerpo de Sonia se moviera levemente, sentía como las paredes vaginales apretaban su verga casi al punto de cortarle la circulación, la niña se llevó su dedo índice a la boca y lo utilizaba como mordaza, en cada movimiento Sonia expresaba un doloroso:

-ayyyyyyyy, ayyyyyy, ayyyyyyy-

El viejo se relamía sus labios del gusto de tener ensartada en su miembro a una dulce muchachita podría decirse consentidamente, pues aunque Sonia ahora pedía por que se la sacaran ella misma fue la que permitió que el viejo llegara hasta este punto.

De repente Sonia, en su afán por detener la penetración, con su mano alcanzó a rozar levemente su clítoris, pero lo suficiente como para regalarse un ligero cosquilleo, algo ya experimentado por ella pero que sintió más estimulante ahora teniendo una verga adentro, pareciera como si hubiera despertado una inusual comezón con este roce pues la ansiedad por rascarse aumentaba a cada contacto, continuo con este roce pues también le ayudaba a olvidarse un poco del dolor y Don Beto al verla dedeándose empezó a penetrarla un poco más fuerte.

-aaaaaaayyyyyyyyy, mmmmmmmm, aaaaaaaaaayyyyyyyyy- era lo único que Sonia podía expresar.

El viejo paró, dejó que Sonia siguiera tocándose, vio que la nena había dejado de llorar y eso lo aliviaba un poco, aunque su carita todavía mostraba ese aspecto lastimoso, el viejo poco después comenzó a moverse lentamente y después un poco más rápido; a diferencia de momentos antes, el semblante lastimoso de la nena desaparecía poco a poco para darle espacio a un semblante tímidamente placentero.

-ya está pasando el dolor Sonia?- preguntó el viejo

-un poco- respondió la acalorada nena

-que bueno- decía el viejo mientras la miraba como si realmente estuviera enamorado de ella al mismo tiempo que con una de sus manos peinaba los sudados cabellos de la chamaca.

El viejo siguió bombeándola, cada vez más rápido pero sin que su verga regalara ni un centímetro fuera de ella, la niña se limpiaba las lágrimas de sus ojitos, para después voltear a ver al viejo y regalarle una traviesa sonrisa mientras sus ojos aun mostraban un aspecto lagrimoso, el viejo le devolvió la sonrisa y se dedicaba a alabar lo hermosa que se veía su escultural princesa.

“lo estoy haciendo, estoy haciendo el amor” pensaba la tierna niña.

-que hermosa eres Sonia, eres un ángel caído del cielo, eres la niña más linda que visto en mi vida, no existen palabras para describir tu belleza- decía el poético viejo.

“me estoy cogiendo a esta pendeja, si yo sabía que esta niña iba a salir bien putita” era lo que en realidad pensaba el viejo y no las cursilerías con las que chuleaba a su hermosa compañera coital.

Sonia en cambio regalaba sonrisas al viejo por considerarlo tan caballeroso y atento con ella y por decirle todas esas cosas bonitas, sin imaginar lo que el viejo realmente pensaba de ella.

La mano del viejo bajó para estimular el botoncito de Sonia, de una manera ágil y circulatoria, el estimulado botoncito adquirió un movimiento similar al que mantenía el dedo del viejo, como una especie de danza que solo ambas partes comprendían y sincronizaban, haciendo que Sonia sintiera unas corrientes placenteras recorrer todo su cuerpo, a estas alturas el dolor casi desaparecía, los ojos de Sonia demostraban una mirada cachonda nunca antes expresada; la niña gemía, aspiraba su sudada naricita y sonreía constantemente mientras el viejo seguía tocándola sin tregua.

A Don Beto poco le importaba su amistad, en la mente del viejo solo predominaba una idea, convertir a esta niña en una putita obediente y disponible para todas sus aborrecibles y pederastas fantasías, estaba tan concentrado imaginándose su futuro con Sonia que su cara mostraba una enferma risa que venía a partir de esos cínicos pensamientos al mismo tiempo que penetraba a la tiernita chiquilla, la nena, sin esa malicia, imaginaba que Don Beto reía porque se sentía feliz al estarle haciendo el amor y sexualmente entregada cerraba sus ojitos al momento que también reía para seguir disfrutando de las ya placenteras embestidas que el viejo le regalaba.

-te gusta Sonia?- preguntaba el viejo mientras seguía penetrando a la nena.

-sí, me gustaaahhhh, mmmmmmm, me gusta mucho- respondía le nena.

-ahh, a mi también, que rico me la aprietas, jejejejeje- reía el degenerado Beto lino.

-ya no te duele?- dijo el viejo.

-no ya casi noooo uuuhhhhhh, desde que me tocaaaaaa de ahí ya noooo  aaahhh-decía la nena.

Después de un rato así, Sonia comenzó a sentir el nacimiento de otro orgasmo, su cuerpo empezaba a entrar en un calórico estado propio del aproximado clímax, Don Beto aumentaba tanto sus embestidas como su manoseo en el clítoris y lanzaba bramidos abominables, como si provinieran del mismo infierno, caso contrario a los delicados y femeninos suspiros de Sonia, para esto Sonia comenzó a respirar más fuerte, así como a moverse ondulantemente emitiendo deleitosos y auténticos gemidos de hembra siendo satisfecha.

El viejo se aferraba de la fina cintura de la nena, las grandes manos manchadas del viejo casi la abarcaban en su totalidad, era tal la perfección de esa mujeril cintura y lo grande de las viejas manos que solo quedaba una distancia de casi 5 cms para que los pulgares del viejo se alcanzaran uno con el otro.

De repente el bello rostro de Sonia se frunció orgásmicamente, apretó lo mas que pudo sus piernas en contra el bofo cuerpo de Don Beto, se abrazó a él con una fuerza increíble logrando levantar ella misma su propio cuerpo, juntándolo con el del pegajoso viejo quien arrodillado arriba del sillón la aferraba a su transpirado cuerpo mientras los exquisitos labios de la nena pronunciaban la frase enseñada por Don Beto .

-Don Beto , meeeeeeee, me vengooooooooo- gritaba Sonia.

“grita todo lo que quieras chiquilla caliente que nadie escucha tus puterias” pensaba el viejo.

-que ricooooooo, Don Beto, me vengoooooooooooooooo- decía la jovencita, sus labios se abrían al máximo y dejaban caer gran cantidad de saliva y en esa posición ella misma intentaba penetrarse en la desproporcionada verga del viejo.

“ahhh, que chiquilla, algo me dice que va a ser una excelente compañía en tiempos de guerra jejejejeje” pensaba el viejo al verla intentar sin mucho éxito enterrarse esa tranca dentro de ella.

Sonia arqueó su exquisita anatomía y se aferraba al viejo como si quisiera meterse dentro de su cuerpo, los voluminosos melones carnosos de la desarrollada jovencita se aplastaban en contra del peludo y caído pecho del viejo perdiendo su encantadora forma redonda y cambiándola por una silueta elíptica para después desplomarse con un escandaloso gemido cayendo de nuevo al sillón, Don Beto se acercaba a la nena para besarla sin sacarle su verga de adentro, Sonia estaba tan alterada orgásmicamente que correspondió ese beso de una manera tan lasciva casi como la del viejo, las lenguas de ambos amantes se entrelazaban dentro de las contrastantes bocas mientras la niña emitía una alargada aaahhhhhhhhhhhhhhh.

Don Beto dejó de besarla solo para abrazarla de manera dominante, mientras el rostro de Sonia se perdía entre los hombros  de su amante, sintiendo la ruda pelucera axilar y llegando a besar tiernamente los brazos y pecho de su codiciado hombre, el viejo podía sentir la agitada respiración de su enamorada chocar contra su nada trabajado físico, la niña tímidamente repegaba su cuerpo al de su viejo emitiendo una especie de ronroneo como una gatita agradecida.

El viejo notó que después de tanto estar metiendo y sacando su apestoso miembro, un tenue caminito rojo corría por la base de este y unas cuantas gotas resbalaban por sus testículos y caían hacia el sillón, el viejo sabía que era la sangre de la nena que ayudada por los fluidos había encontrado un reducto por donde salir, la tanguita también se llenó de unas cuantas manchas de sangre.

Don Beto retiró su erecta verga de la vagina de Sonia muy lentamente, al salir, su aparato venia completamente ensangrentado, lo que corroborara la pérdida de la virginidad de la niña, virginidad que había sido robada por un viejo lujurioso a base de una falsa amistad, un viejo que solo se la quería tirar y que gracias a su paciencia y haber sabido aprovechar las debilidades de la nena y aventajarse de uno de los tantos momentos en que Sonia andaba caliente ahora lo había conseguido, mientras tanto Sonia respiraba entrecortadamente, parecía como si se hubiera quedado dormida, sus amamantables senos se elevaban majestuosos en cada una de sus respiraciones, el viejo la veía y sacaba su lengua muy vulgarmente para después chupar cada una de las enormes colinas como un desesperado.

“nunca pensé que esta pendeja llegaría a caer tan fácil, ni siquiera tuve que llegar a chantajearla, se nota que ya quería verga jejejejeje y así como esta debe de ser su amiguita, bien dicen que Dios las hace y ellas se juntan, nombre, si las niñas de hoy andan mas urgidas que los chamacos, se apendejan y les terminan metiendo los dedos ellas a ellos, con razón ahora sale mucho putito si han de ser ellas las que se los traban, habiendo troncos de hembritas como esta, jejejejejejejeje, ahora no hay que aflojarla, ya la probó y por lo que veo, le gustó, jejejejejejejejejejejeje” pensaba el marrano viejo.

El viejo miró el reloj que colgaba de un clavo, ya se estaba haciendo tarde, así que tomando su calzón se limpió la sangre que empapaba su verga, quiso volver a penetrar a la nena pero vio que de su sexo escurría más sangre y le dio cosa, así que comenzó a masturbar enérgicamente su tronco; con la visión de Sonia acostada, desnuda, semiinconsciente y aun en estado orgásmico no le fue difícil sentir en poco tiempo su esperma correr por sus conductos seminales.

Empezó a sentir ese dolor en el vientre bajo que caracteriza una corrida después de mucho tiempo de no tener una, según se la iba a hacer con la porno pero terminó haciéndosela con la visión del cuerpo desnudo y recién desvirgado de Sonia, su verga escupió un potente y abundante chorro de semen sobre el rostro de la hasta hace poco “señorita” casi cubriéndole en su totalidad medio cachete mientras bramaba por el dolor que sentía, seguido de otro que cayó cerca de su boca formándosele a la nena una barba a base de semen para después terminar de descargarse sobre sus pechos, cubriéndolos completamente con la sustancia espermática.

Sonia sintió el caliente líquido sobre ella despertándola de su semiinconsiencia, observó al viejo en un estado completamente descompuesto, sudado, cansado, despeinado, babas cayendo de su maloliente boca, una pervertida risa que con solo verlo asustaría a cualquier jovencita, sin embargo Sonia la veía como una risa de un hombre satisfecho y se enorgullecía de haber sido ella la responsable de eso, la niña también veía como la verga del viejo se terminaba de descargar sobre sus pechos, reconocía ese extraño líquido que tantas veces había visto en las pornos, una sensación de calor invadió su entorno así como un pestilente olor a semen, claro que para ella este olor era nuevo y pensaba que así debían de oler todos, la nena visualizaba los huevos del viejo contraerse mientras seguía expulsando la asquerosa mezcla.

La niña podía ver de reojo la masculina sustancia cubriendo parte de su rostro y sus pechos, con las yemas de sus dedos comenzó a revolver la rara consistencia de esa mezcla mientras el viejo se quejaba por el dolor y su miembro expulsaba todavía cantidades aceptables de leche amarga.

Con su delicada mano Sonia quitó parte del semen de su rostro así como el que se encontraba sobre sus senos, observó que el semen se le pegaba entre los dedos, veía de cerca curiosa como gruesos grumos colgaban de entre sus dedos formando una especie de telaraña seminal entre ellos, acercó sus dedos a su nariz y aspiró ese enigmático aroma, esta vez, el olor del semen si le resultó un poco desagradable, aunque de todas formas se atrevió a hacer lo siguiente:

-Don Beto, esto es el semen?- preguntó la nena, pues ya lo conocía en videos, pero no en persona.

-así es Sonia?- con una ligera sonrisa Sonia respondió.

-parece resistol, o mocos pero blancos jijijiji,- dijo la nena refiriendo a la mucosa nasal.

-de hecho también se les dice así, mocos o leche- decía el sabio maestro.

-leche?,- Sonia puso un rostro pensativamente coqueto y dijo:

-con razón, ahora entiendo cosas- decía recordando algunos albures que sus compañeritos se hacían entre ellos.

Entonces sin importarle que el viejo la viera y recordando a las actrices de la porno que acababa de observar beberse esa rara sustancia, se llevó sus lechosos dedos hacia su boca chupándolos sensualmente, pasando su lengua por entre sus dedos recogiendo el caliente y fértil líquido añejado por días dentro de los testículos de Don Beto, una vez acabándoselo volvía a recoger con su mano mas semen estancado en sus pechos, para de nueva cuenta volver a llevarlo hasta su boquita y degustando el raro sabor espermático así como su grumosa consistencia, así hasta dejar sus senos cubiertos por un aceitoso brillo pero sin rastro del blanco líquido.

El viejo casi entra en shock, un ligero tic se apoderó de su ojo izquierdo, veía como esa princesita sacada del más inocente cuento de hadas se comía esa porquería como cualquier puta barata, veía los tragos con los que Sonia se bajaba sin escalas a su estómago la asquerosa sustancia aun fértil, todavía el repugnante viejo le dijo:

– Sonia, todavía quedó otro poco embarrado en mi verga-

Sonia dirigió su angelical mirada hacia el carnoso aparato y vio que efectivamente todavía seguía expulsando sus últimas gotas de esperma, así que se acercó al trozo y sin pensárselo dos veces se lo metió a la boca mientras suspiraba y cerraba los ojos, comenzó a chuparlo haciendo que el viejo Beto casi se doblara de piernas, varias veces su tanguita chocaba con su naricita debido a los movimientos de su cabeza mamando la semierecta verga

La sensación era de debilidad pura, parecía que esta niña le estuviera robando toda la fuerza física al viejo con esa chupada, las piernas del viejo temblaban como las de un potrillo recién nacido, después de unos minutos la niña se lo sacó de su boca escuchándose un sonido similar como si se destapara un frasco, miró al viejo y le sonrió como una niña que hizo bien su tarea, como si estuviera esperando que el viejo le pusiera una estrella en la frente, el viejo veía ese hermoso rostro sonriente y cubierto por líquidos como saliva y restos de semen.

Pasaron unos 10 minutos, Don Beto estaba desnudo sentado en su sillón viendo la televisión normal y mirando orgulloso la pequeña mancha de sangre que decoraría su malgastado mueble a partir de ahora como un trofeo así como con la tanga de la niña enrollada en su mugroso cuello, Sonia ya casi vestida se disponía a ponerse su blusa, con un poco de papel de baño había limpiado su sangriento sexo, no estaba asustada pues ya sabía que en su primera vez posiblemente sangraría, con la yema de sus dedos se acomodaba su azulado cabello y con un poco de agua del lavabo se limpiaba el sudor y restos de semen en su rostro, de vez en cuando leves punzadas atacaban su vientre como resultado de la batalla.

-Don Beto, me tengo que ir, deme mi tanga- dijo Sonia.

-noo, déjamela, como prueba de nuestro amor- dijo el viejo.

-Don Beto, no puedo salir así me van a ver que no llevo puesto nada debajo- decía le nena.

-a ver camina para allá- dijo el viejo, Sonia caminaba de manera lastimosa evidenciando que físicamente no estaba entera, el hecho de dar un paso era un logro para ella.

-se ve?- preguntó la nena.

-no se ve, solo ten cuidado de no agacharte a recoger nada, jajajajajajajajajajaja,- reía el viejo mientras se paraba para irle a abrir la puerta a su jovencita amante.

La pareja llegó a la puerta de lámina, el viejo se asomó para todos lados y comprobó que el camino estaba despejado.

-anda mi amor, antes de que te vean,- dijo el viejo

Sonia antes de irse y después de peinar a su amante un poco se despidió de él con un cálido beso en la mejilla, ahora no tuvo que pararse de puntillas pues las zapatillas la ayudaban a tener una altura prácticamente idéntica a la del viejo Beto.

– Sonia antes de que te vayas me gustaría que me dijeras si se repetirá lo de hoy- dijo el viejo tomando de la mano a su encantadora y acariciando su fino rostro, la tierna Sonia no contestó nada, solo desvió su hermosa mirada y mostraba una sencilla risita.

Sonia se daba la vuelta sin soltar la mano del viejo, este la jaló y sin importarles que la puerta de la cortina estuviera abierta y que él estuviera desnudo a excepción de una tanga rodeando su cuello se fundieron en un caloroso y empapado beso que hizo que su miembro resucitara de su letargo, la jovencita se lo acariciaba impúdicamente mientras que el viejo con una mano atraía ese artístico cuerpo hacia él de su cintura y con la otra le sobaba sus desnudas nalgas.

-Don Beto me tengo que ir, nos van a ver- dijo la nena separándose de él bucalmente.

-que nos vean,- respondió el viejo.

-nooo, lo puedo meter en problemas- decía la nena pensando primero en el viejo que en ella.

-si es cierto, pero prométeme que lo volveremos a hacer- dijo el viejo.

-jijiji, está loco- reía la niña.

-prométeme que lo volveremos a hacer o no te dejo ir y salimos a besarnos afuera- decía el vejete riendo con la niña.

-sí, lo volveremos a hacer, lo prometo pero ya déjeme ir o lo pueden ver- dijo la nena recostándose en el pecho de su macho y abrazándolo de su lombricienta panza.

-anda vete mi amor, estaré pensando en ti- dijo el viejo mientras regaló otro beso en la boca a la nena y que ella ya correspondía como si de una pareja de novios se tratara.

La jovencita risueña besaba a ese baboso viejo con los ojos cerrados, movía su cuerpo muy coqueta de un lado a otro sin soltar al viejo de la mano para terminar alejándose mientras su lengua paladeaba las asquerosas babas del viejo, solo para volver a besar a tan horroroso y pervertido sujeto, simplemente no quería irse de ahí.

Después de varios besos mas Sonia por fin se despidió y llegó al portón de la escuela, para su suerte la prefecta no se encontraba, así que disimuladamente regresó a la escuela para tomar su mochila y quedarse parada en un rincón sin realizar peligrosos movimientos solo para diez minutos después subirse cuidadosamente a la moto de su amiga mientras le echaba la culpa a los zapatos de su lastimoso andar, en cada momento pensaba en la posibilidad de sentir alguna gota de sangre correr por sus muslos (razón por la que los tenia bien cerrados) y que alguien se diera cuenta, afortunadamente para ella eso nunca pasó.

– Sonia donde estabas que te estuve buscando?- preguntaba su amiga Lupe.

-ahhh, es que el maestro Pepe nos juntó para una plática sobre un partido,- respondió la nena.

Ya en la tranquilidad de su cuarto….

Sonia estaba acostada en su cama recordando lo sucedido con las luces apagadas, solo una tenue luz proveniente de una lámpara de la calle iluminaba su desnudo cuerpo, parecía como si se hubiera despertado de un sueño, no podía creer lo que había vivido, su cabeza era una revolución de sensaciones y recuerdos que chocaban unas con otras y despertaban unas ganas intensas por volver a la casa del viejo, además a pesar de haberse limpiado su sufrida panochita aun podía sentir las babas del viejo pegadas a su sexo cada que apretaba sus muslos.

Emocionada y confundida se decía en su mente:

“lo hice, lo hice, tuve relaciones”

“fui suya, fui suya”

“y ahora qué?, que tengo que hacer?, como me debo de comportar con él? debo regresar?” desnuda, desorientada y muy, muy sonrojada, la adolorida jovencita se fue quedando dormida, cual princesa que ha caído en un maligno hechizo, ni que decir del estado físico con el que se despertaría la mañana siguiente, afortunadamente para ella mañana sería sábado, tendría dos días para reponerse.

Casi en el mismo momento en la casa del viejo Beto, el afortunado hombre no podía dejar de manosear su instrumento, podía sentir los jugos vaginales aun frescos empapar su desagradable tronco, con otra mano degustaba unos cacahuates arrojándolos al aire y atrapándolos con su boca mientras se dirigía a su tienda para tomar otra lata de cerveza, el vulgar hombre aun no se la creía, hasta se pellizcaba, de tres tragos terminaba su alcoholizada bebida y carcajeándose apagaba todas las luces de su casa mientras se rascaba el culo para por fin dirigirse a su cama.

-jejejeje esa putita se salvó, para la otra le dejo su tlacoyo escurriendo en relleno cremosito,- pensaba el viejo.

-pero, y si la preño- recapacitó Don Beto.

-ahh que verga, porque me preocupo por eso, tan simple como decirle a esa pendeja que se deje coger por uno de sus amiguitos y que le eche a él el paquete, que a mí me metería en líos, jejejejejeje- el viejo Beto se metía a la cama enfundado solo en un apretado calzón blanco que poco escondía su poderosa herramienta desvirgadora, una herramienta que se ponía nuevamente dura con la idea de empanzonar a tan hermosa muchachita y palpitaba descontroladamente por debajo del calzón dando la impresión de que Don Beto poseía bajo su prenda un ser viviente luchando por salir.

-te imaginas una cría mía creciendo en la pancita de esa mocosa, echándole a perder su educación superior, la cara que pondrían sus padres jejejeje, pa´que se abre de patas- el viejo estaba tan zafado que le hablaba a su verga.

-siiiii, pero primero me divertiré otro poco con ella hasta que la deje bien abierta y ya después puro vaciarme dentro de ella, hasta que solita me diga que no le ha bajado, y con lo putita que es de seguro va aceptar acostarse con un pendejo de esos que andan oliéndole los pedos, y como no tiene pendejos atrás de ella, jejejejejejejejejeje- hablaba para sí el viejo Beto lino, sus ojos habían adquirido una forma ahuevada.

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Mientras tanto, muy lejos de ahí, otro viejo depravado se masturbaba con la imagen de Sonia vestida tal y como fue a la tardeada y gracias a su afortunada ubicación había podido visualizar mas allá de lo que tapaba esa faldita cuando ella se bajaba de la moto de su amiga, el impactado viejo recordaba solo ver un minúsculo triangulo tapando a medias una carnosa conchita.

-ahhhh, que sapote se te marca Sonia, que rico has de apretar las vergas jejejejejeje- decía el pervertido viejo.

El viejo despescuezaba su gruesa y venuda verga como un poseído hasta que su gordo cuerpo empezó a temblar, su espalda se jorobó adquiriendo un aspecto tortuguesco, el enfermo viejo simuló que su mano era la conchita de Sonia así que metía y sacaba su miembro por entre su mano la cual había adquirido la forma de un puño y se había llenado de líquido preseminal, el viejo se cogía su propia mano imaginándose que era la calientita panochita de su más sabrosa pupila hasta que su verga empezó a soltar chorros de fertilizante semen dentro del retrete.

-¡viejooooooo!, ¡ya vente a dormir!- decía una voluminosa señora con tubos enroscando su cabello recostada en una matrimonial cama viendo el final de su telenovela e interrumpiendo la laboriosa ocupación de su gordo marido.

-¡ay voy!,- gritó malhumorado el sudado vejete, “cállate pinche vieja gorda” pensaba para sí mismo.

-ahhhhhhhh, abre la boquita Sonia,- decía el depravado haciendo húmedos sonidos obscenos con su lengua mientras su agria leche caía lentamente a borbotones dentro de la taza del baño, mezclándose con el vital líquido sin perder su consistencia, imaginándose él que su maloliente esperma caía en la boca de la preciosa chiquilla quien la recibía gustosa, este emocionalmente perturbado sujeto no era otro más que el maestro Pepe, maestro de educación física y entrenador del equipo de voli…