Gemma una niña puta se enamoro de un maduro

Gemma una niña puta se enamoro de un maduro

Gemma una niña puta se enamoro de un maduro

Gemma una niña puta se enamoro de un maduro

Una joven de apenas 18 años, buena familia, buena estudiante, nunca salía de noche menos ese dia, sus amigos y amigas eran bebedores habituales. Habían bebido mucho esa noche, a Gemma todo le daba vueltas en esa discoteca. No sabía donde estaba su novio y buscándolo se había perdido de sus amigos. Se comenzó a marear y vio la puerta de salida de la discoteca, necesitaba tomar el aire. Anduvo sin rumbo buscando alguien conocido, el mareo iba en aumento. Se sentó en un portal. No se podía levantar. Una arcada le vino de repente y comenzó a vomitar. Apenas pudo evitar el vomitar y manchar su vestido…

Roberto paseaba como cada noche por esa calle, los fines de semana odiaba esa juventud que solo sabían emborracharse, a sus 64 años era un hombre muy serio y no comprendía esas cosas. Era un hombre solitario, de carácter arisco. Había enviudado hacía 6 años y desde ese dia se hizo muy antisocial. En la puerta de esa discoteca era prácticamente imposible andar por la cantidad de gente que había fuera. Todo eran gritos, cánticos, alcohol…A medida que se fue alejando el tumulto era menor. Al girar en la esquina hacia su casa la vio. Era una jovencita de apenas 18 años, calculó. Estaba muy borracha, vio que había vomitado en el portal e incluso su vestido.

– Niña, deberías irte para casa

– No soy ninguna niña….- le dijo esa joven casi sin poder entenderle por culpa del alcohol- tengo novio…

– Y no está contigo tu novio?

– Lo perdí…

– Pues debes irte para casa, no puedes quedarte ahí, estás muy mal

– No por favor…Mis padres están de viaje y no quiero estar sola

Roberto no sabía que hacer. Hacía mucho tiempo que no sentía ese sentimiento de compasión. Miró a la muchacha y pensó que podría ser su nieta y debía ayudarla.Se agachó y la ayudó a levantarse. Decidió que la llevaría a casa a darle un café y que se duchara en agua fría para ver si espabilaba. Ya en casa pudo comprobar que aquella muchacha estaba muy manchada de vómito. La llevó al baño y le dijo que se diera una ducha, que el cogería la ropa y se la lavaría y secaría. La dejó en el baño sola mientras le preparaba un café. Cuando volvió a ver si estaba se la encontró allí sentada tal como la había dejado él..

– Debes darte una ducha

– No puedo…al moverme me caigo – esa muchacha miró a Roberto y le dió las gracias- gracias por ayudarme, es usted muy bueno

– No soy bueno, es lo que tengo que hacer, venga …te ayudaré

Roberto sin pensarlo mucho buscó como se quitaba ese vestido, vio una cremallera y la bajó. Deslizó los tirantes por los hombros de esa muchacha. No pudo evitar mirar hacia su sujetador y sus pechos. Se puso nervioso. Hacía mucho tiempo que no veía a una mujer asi. La ayudó a deslizar el vestido por las piernas. Vió sus braguitas. hasta las braguitas estaban manchadas de vómito. Sin pensarlo dos veces le desabrochó el sujetador y le quitó la braguita. Roberto intentaba no mirar. La ayudó a meterse bajo la ducha…

– Ahora duchate tu, venga…

Roberto esperaba mirando para otro lado. Aquella muchacha estaba inmóvil bajo el agua, no se movía. Roberto se dio cuenta que o lo hacía él o no terminarían nunca. Cogió gel de baño y comenzó a ducharla. Al ducharla no pudo evitar mirar a esa muchacha desnuda. Era una joven preciosa. Sus pechos eran pequeños pero eran perfectos. Al enjabonarlos sintió avergonzado como tenía una erección muy fuerte. Se sorprendió al sentir en sus manos,como aquellos pezones se agrandaban en sus manos. Una parte de su mente le decía que prolongara ese baño el máximo tiempo posible, otra parte de su mente le decía que aquello no estaba bien y se apurara. Enjabonó su estómago y pubis. Al introducir la mano entre los muslos de aquella niña se sorprendió al sentir que sus manos no notaban el roce de ningún vello, era un tacto totalmente suave. Su erección se hizo muy intensa. Aquella rajita era carnosa, suave, tierna…desprendía mucho calor contra su mano. Un gemido lo hizo volver en sí. Deseaba seguir acariciando el sexo de aquella muchacha pero sentía que se estaría aprovechando de ella y de su borrachera. La quitó el jabón y la secó con mucho cuidado. La metió en su cama con mucha delicadeza y ella se durmió. Roberto aprovechó para lavarle la ropa y en la secadora secársela. Mientras dormía él la observaba. No recordaba haber visto nunca una muchacha o mujer tan bella.

Se quedó observándola largo rato. Roberto se fue al baño a darse una ducha. Mientras se duchaba,  Gemma se comenzó a despertar. Se sintió desconcertada, no sabía dónde estaba, aquella casa no le resultaba conocida. Recordó vagamente haber estado vomitando en un portal…Recordó un señor que la ayudó. Se avergonzó al recordar que ese hombre la había duchado…Estaba desnuda en esa cama. Desde la cama vio a ese hombre pasar por delante de la puerta desnudo, se estaba secando. Al intentar levantarse tiró al suelo su ropa limpia que Roberto había puesto sobre la cama. Ese hombre se giró y asomó su cabeza por la puerta.

– Has despertado, bella durmiente?- el vio su cara de vergüenza, de miedo- tranquila, no te haré daño. He tenido que lavar tu ropa que estaba vomitada

Gemma seguía mareada,al intentar levantarse casi se cae y Roberto con una toalla por la cintura se apresuró a agarrarla. Llegó justo a tiempo de sujetarla y ella se desplomó sobre la cama encima de él. Ella se echó a llorar pidiéndole perdón. Estaba desconsolada y él se conmovió con aquella muchacha. La tranquilizó acariciando su cabello. Poco a poco fueron conscientes que estaban abrazados y lo único que separaba sus cuerpos era la toalla de Roberto. Ella se avergonzó mucho al sentir sus pechos desnudos sobre el pecho de aquel señor. Podía sentir el cosquilleo que el vello de aquel hombre le producía en sus pezones. Se quedaron en silencio. Gemma apoyó su cara en el pecho de Roberto y cerró los ojos. Roberto sentía la respiración entrecortada de aquella muchacha en su pecho, Podía notar perfectamente los pechos desnudos de la joven, incluso sentía que estaban muy endurecidos. Se puso muy nervioso, ella notaría en su cara su corazón tan acelerado. Estaba sintiendo el calor del vientre de aquella joven en su sexo tapado por la toalla. No podía evitar que su cuerpo reaccionara. Hacía mucho tiempo que no estaba con una mujer y pensaba que nunca con alguien tan preciosa. Gemma comenzó a sentir contra su vientre aquella presión que le estaba haciendo temblar. Sentía que ese hombre estaba comenzando a sentir una erección. Pensaba que debía separarse de ese señor. Pensaba en su novio…Pero su cuerpo no era capaz de apartarse. Bajo la toalla notaba que aquel bulto aumentaba de tamaño y presionaba su vagina. Sentía el pene de aquel hombre justo bajo su sexo. Se estremeció al sentir que de su rajita resbalaban gotas de flujo hacia la toalla. No se decían nada…solo sus respiraciones rompían el silencio de esa habitación…. Gemma se abrazó fuerte a ese señor y ni siquiera era consciente que sus caderas comenzaban a moverse muy ligeramente buscando el roce contra  ese bulto cálido.El sonido de sus respiraciones se vio acompañado por el ruido del roce de su vagina contra la toalla abultada. Gemma respiraba contra el pecho de ese señor. Cada vez se movía más contra él. Roberto respiraba fuerte, estaba muy excitado….

– Si lo deseas , aparta la toalla cariño….- le dijo entre susurros al oído de la muchacha

Pensó que no lo había escuchado, Gemma seguía moviéndose contra la toalla. Sentía que estaba gimiendo contra su pecho. Después de un rato sintió que la muchacha bajó la mano y maravillado sintió que la joven apartaba la toalla. Gemma lo miró muy avergonzada y él la apoyó de nuevo en su pecho. Sintió como la muchacha  dejaba caer sus caderas sobre las suyas y notó con inmenso placer como la vagina desnuda se apoyaba en su sexo excitado. Gemma se estremeció de placer. El sexo de ese señor no tenía nada que ver con el de su novio. Lo sentía mucho más grueso, grande, hinchado. Su contacto la hacía temblar todo el cuerpo. Roberto al sentir aquel contacto pensó que nunca sintiera una vagina como aquella. Era extremadamente suave, cálida, carnosa…y estaba literalmente empapada de flujos. Ella se frotaba contra él y gemía excitada. Era como si se estuvieran masturbando uno al otro con sus sexos. La niña aumentaba los movimientos, estaba descontrolada. Roberto sentía su pecho lleno de saliva de Gemma que gemía con la boca abierta. La muchacha comenzó a estremecerse, a convulsionar. Se estaba corriendo sobre él. Roberto llevó sus manos a las nalgas de la muchacha y la apretó con él. Sintió de pronto ese líquido salir a borbotones del sexo de esa muchacha contra su pene. Estaba orgasmando en sus brazos…No podía controlar su cuerpo, al hacer movimientos más largos Roberto sintió que su pene estaba frotando peligrosamente entre los labios de esa rajita. Ella no se detuvo cuando su pene comenzó a resbalar dentro de ella. Sintió aquella vagina estrecha abrazarse a su pene como un guante. Aquella muchacha ardía en su interior. Roberto gimió excitado. La muchacha se movía descontrolada. Gemma levantó sus pechos del de él y Roberto los miró fascinado. Los acaricició con deseo y llevó su boca a aquellos pezones endurecidos. Al chuparlos, la muchacha comenzó a correrse de nuevo y a moverse muy rápido. Lo iba a hacer correrse como no se parara. Un nuevo orgasmo atrapó el cuerpo de esa joven y su vagina comenzó a vibrar y a apretarse a su pene. Su orgasmo era inevitable. Gemma sintió aquel sexo de hombre muy tenso y por los gemidos de ese señor,supo que se iba a correr y le besó la boca. El beso de esa boca de muchacha excitada lo hizo correrse abundantemente  , sintió vaciarse totalmente en ella…

Gemma lo abrazó avergonzada pero a la vez feliz de haber sentido lo que era hacer el amor con un hombre de verdad. Se abrazó a Roberto y apoyó su cara en su pecho…

– Tranquilo,tomo la pildora hace 4 meses…- llevó su mano al sexo de Roberto y acariciándolo le dijo…- me gustaría sentirlo más días…

Roberto se ruborizó, estaba feliz pero avergonzado al sentir que aquella muchacha conseguiría de él lo que quisiera….

Gemma bajó en el ascensor. Se sentía totalmente desconcertada, sorprendida y también avergonzada. Jamás se había imaginado que podría engañar a su novio y mucho menos que lo haría con un señor que podría ser perfectamente por edad su abuelo. En el portal se fijó que había un gran charco de agua y restos de jabón en el suelo. Recordó lo mal que lo había pasado en ese portal. Vió su teléfono y estaba apagado.Seguramente su novio estaría preocupado por ella. Sintió rabia. El se había apartado de ella y por esa misma razón lo había perdido. Pensó que le diría cuando hablaran, pondría de excusa que lo había perdido y que alguna amiga de las que él no conocía la había llevado a su casa a dormir. Se ruborizó al recordar que esa noche había quedado con su novio para dormir juntos y al final había dormido con otro hombre. Un hombre de 64 años…No sólo había dormido, sino que se había acostado con él. Ni siquiera tenía la excusa de que ese señor se había aprovechado de ella, no…Había sido ella quien se había excitado al abrazarlo, había sido ella quien comenzó a masturbarse contra el bulto de la toalla…Su rostro se puso colorado al pensar que incluso había sido ella quien había apartado la toalla…Sintió una pequeña corriente eléctrica en su vagina al recordarlo…Pensó que estaba loca, ella quería muchísimo a Pedro. Nada de lo ocurrido saldría de ella y mucho menos de aquel señor. Viviría con aquello en secreto pero todo tenía que seguir como antes. Recordó las palabras que había dicho a Roberto al terminar de hacer el amor. Pensó que las dijera sin pensar, que ella solo quería estar con su novio y nunca le volvería a ser infiel.

Subió al taxi para ir para casa. Deseaba llegar y poder descansar.

Aquella semana fue insoportable para Gemma, tenía que estudiar para los exámenes. Su novio estaba enfadado con ella por lo del fin de semana. Por las noches al meterse en cama, habitualmente se masturbaba pensando en su novio. Se estaba acariciando bajo la sábana cuando aquel recuerdo le impactó totalmente. Recordó cuando estaba con Roberto. Sentía la misma sensación de excitación intensa que cuando bajó la mano y sujetando la toalla levantó las caderas para retirarla. Se volvió a estremecer al sentir de nuevo como dejó bajar sus caderas lentamente y sintió su vagina apoyarse en aquel sexo totalmente hinchado y caliente.Se masturbó fuerte recordándolo. Tuvo que apretar su boca contra la almohada para que sus padres no la escucharan gemir. Había sentido un orgasmo intenso. Se quedó pensativa,asustada. Se preguntaba que le estaba pasando. Aquel viejo no podía hacerla sentir esas cosas.

El jueves Gemma y Pedro hicieron las paces y se acostaron juntos. Pedro sentía muchísima ansia de ella y la verdad se había comportado como un crio con ella. El ansia que sentía por ella lo hacía ir muy aprisa. Ella se lo hizo saber. Desde sus primeras relaciones, Gemma comprendió que su cuerpo necesitaba de muchas caricias y mimos para sentirse estimulado, sólo así su vagina lubricaba adecuadamente. Se asustó al recordar cuando estuvo con aquel señor del fin de semana. Aquella noche aquel señor no la había dado ni una sola caricia y su sexo comenzó a mojarse abundantemente contra la toalla solo con sentir sus pechos apoyados en los de ese hombre. Pedro enseguida se corrió. Gemma lo abrazó con mucho amor. Estaba feliz por haber hecho las paces. Abrazada a su novio sintió que ella no había alcanzado el orgasmo.Deseó pedirle a su novio que la besara la vagina, pero como siempre no se atrevió. Nunca le había besado entre sus piernas y ella sentía muchísima curiosidad por cómo se sentiría eso, pero nunca se atrevía a decírselo por vergüenza y miedo de que pensara mal de ella. No pasaba nada, , se masturbaría al llegar a casa.

Al llegar a casa sus padres estaban cenando, Gemma les dijo que ya había cenado algo con Pedro y que se daría una ducha y se iba a dormir. Cerró la puerta con el pestillo y se desnudó frente al espejo, se sentía excitada. Le llamó la atención sus pezones, los tenía más endurecidos y grandes que nunca. A su mente acudió la imagen de Roberto acariciándole los pechos y acercando su boca a sus pezones. Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar la boca de ese señor chupando sus pezones.Aunque era casi una niña, aquel hombre se los chupó con mucho deseo. Se apoyó en la pileta, le temblaban las piernas. Sintió su flujo derramarse y lo notó deslizarse por el interior de su muslo. Llevó su mano entre sus piernas y al tocarse se ruborizó y asombró al sentir que estaba empapada de flujo. Se acarició breves segundos y su orgasmo la alcanzó con fuerza. Su mano libre tapaba su boca, Sus piernas temblaban mientras se recuperaba del fuerte orgasmo.  Se duchó pensando en todo lo que le estaba pasando. Haciendo memoria, recordó que esa semana se había masturbado todos los dias. Su cuerpo tenía una sensación permanente de excitación que nunca tuviera tantos días seguidos. Y no lograba quitarse esa sensación aún masturbándose a diario. Se secó delante del espejo. Mañana es viernes, pensó. Deseaba que fuera sábado y salir con su pandilla. Nunca había salido dos fin de semana seguidos. Así todo volverá a la normalidad, pensaba Gemma.

Roberto aparcó el coche en el garaje. Era jueves por la noche y ya se comenzaban a oír los ruidos de los jóvenes en la calle. Pensó que ya estaba de nuevo el fin de semana encima. Subió en el ascensor.  Aquella semana se había sentido especialmente nervioso, intranquilo. Se dispuso a darse una ducha. La imagen de aquella muchacha sacudió su mente. La veía desnuda bajo el agua. Pensó que era una jovencita preciosa. Recordó sus pequeños pechos. Se miró las manos recordando cómo los había acariciado, al ver su mano derecha pudo sentir de nuevo la sensación que tuvo al meter la mano entre los muslos de aquella joven. Nunca había acariciado un coño tan suave y carnoso… Roberto bajo el agua sintió su sexo excitarse.Maldita sea, pensó, no soy ningún crío para estar así. Recordó el tacto de aquel coño contra su sexo. Gimió excitado. Su mano inconscientemente había rodeado su hinchado sexo y se estaba masturbando. Pensaba en esa cría, gimió imaginando que la penetraba de nuevo. Es una niña, se decía culpándose por estar así. Se imaginó encima de ella… Gimió. Se corrió bajo el agua de la ducha.

Gemma estaba contenta. Por fin era sábado y tenía muchas ganas de poder salir y que todo volviera a ser como antes. Llamó a su amiga Marta preguntándole si iban a salir.

– Claro, quedé con Clara y Patricia – le dijo contenta- por qué? Te animas a venir?

– Me apetece salir – se sorprendía de estar diciendo esas cosas.

– Crees que tus padres te dejarán? – Marta estaba muy contenta de que Gemma quisiera salir. Era su mejor amiga pero todos decían que era demasiado seria y responsable para su edad y que nunca quería salir.

– Si, ya sabes que ellos me dejan. Además he estado estudiando mucho toda la semana. Quedamos donde siempre?

– Siiii….- Marta respondió con felicidad – a las once estaremos allí

– Vale, un beso Marta.

– Un beso Gemma

Al colgar llamó a Pedro. Quería darle la sorpresa de que esa noche saldrían juntos. Pedro siempre echaba de menos que Gemma saliera un poco más por las noches. Le sorprendió la voz de Pedro, pues estaba muy ronca y le contestó como raro.

– Cariño estoy en cama, he tenido fiebre y me duele la garganta – le dijo Pedro al preguntarle qué le pasaba.

– Ah entonces nada, llamaré a Marta y le diré que no salgo

– Cariño pero sal tú con ellas. Por mi culpa no te quedes en casa – Pedro la animaba a salir.

– Pero me fastidia que estes mal y yo por ahí – Gemma se había quedado triste, todo el día había pensado en esa noche.

– Mañana estaré mejor y ya me cuentas que tal lo pasaste, vale?

– Vale, saldré con ellas. Te quiero mucho cariño.

– Yo también te quiero mucho Gemma.

Colgó el teléfono y bajó a decirle a sus padres que saldría esa noche. Estos se sorprendieron de que su niña saliera otra vez. Se pusieron incluso contentos porque a veces pensaban que debería divertirse un poco mas. Gemma era una muchacha muy responsable,demasiado para su edad. Gemma miró el reloj y subió corriendo a su cuarto. Ya tenía la ropa sobre la cama. Al ver la minifalda pensó que mejor pondría otra cosa, al no estar Pedro con ella le daba corte ponerla. Sonrió y decidió ponérsela igual. Un dia es un dia, se dijo a si misma. Se fue a la ducha cantando y bailando. Al sentir el agua caer por su cuerpo desnudo le volvió aquella sensación. Toda esa semana, cada vez que se daba una ducha, se apoderaba de su cuerpo esa sensación de nervios. No podía evitar recordar lo del fin de semana anterior. Aquel señor aparecía constantemente en su cabeza. Comenzó a enjabonarse. Su mano enjabonó su estómago, bajó entre sus piernas. Se estremeció al recordar la mano de aquel señor lavandola. Aquella mano tan grande y fuerte la había hecho gemir mientras le enjabonaba. Se ruborizó al notar su vagina totalmente húmeda por dentro. Se rozó el clítoris y estaba inflamado.Se miró entre las piernas y allí estaba asomado,fuera del capuchón. Lo masajeó entre sus dedos y se tuvo que apoyar en la pared al sentirse sacudida por un orgasmo. Se asustó por lo que le estaba pasando. Se preguntó a si misma si su cuerpo había cambiado en esa semana. Se vistió con rapidez, ya iban a ser las once y aún tardaría un poco.

Cuando llegó a la cervecería donde había quedado con Marta ya había mucha gente. Las miradas de los chicos la estudiaban de arriba abajo, algún chico se había atrevido a decirle lo buena que estaba y había escuchado comentarios sobre sus piernas. Vió a sus amigas al fondo y se alegró. Enseguida todas la abrazaron y saludaron. Le comentaban lo guapa que estaba. Gemma las miró y vió que sus amigas también iban muy guapas y se alegró de ver que de las cuatro, dos iban en minifalda y otras dos con vestido corto.

– Vamos a pedir de beber….- dijo Marta eufórica- hoy lo vamos a pasar muy bien. Quedaste con Pedro?

– No, hoy no sale – le dijo con algo de tristeza Gemma

– Bien!!! Hoy noche de chicas solteras – le dijo guiñandole un ojo

Estuvieron toda la noche bailando y riendo. A lo largo de la noche,muchísimos chicos habían intentado ligar con ellas y ellas los rechazaban entre bromas y risas. Marta insistía a Gemma que bebiera mas. Ella recordaba la borrachera del fin de semana pasado y sólo bebió un cubata. Poco a poco sus amigas estaban cada vez más contentas por el alcohol. Eran las cuatro de la mañana y decidieron ir a la discoteca donde siempre terminaban la noche…

Roberto como cada noche había ido a pasear. Ya estaba llegando a casa. Pasó por la discoteca que estaba cerca de su casa. Odiaba aquella calle los fines de semana. Tuvo que apartarse varias veces para no tropezar con muchachos que estaban borrachos. Por primera vez en muchos años se dió cuenta que se estaba fijando en las muchachas con las que se cruzaba. No era que le interesaran aquellas jóvenes. Se dió cuenta que inconscientemente buscaba el rostro de Gemma entre la multitud. Llegó a casa y decidió darse una ducha. Necesitaba distraerse y se sirvió una copa de vino. Le apetecía leer tranquilamente en el salón. Miró el reloj, eran las cinco de la mañana…

Gemma bailaba en la discoteca. Miró a Marta y la vió bailando con aquel chico de la cervecería. Clara y Patricia tonteaban con unos jóvenes. Gemma bailaba y muchos se acercaban pero ella los rechazaba diciéndoles que estaba con su novio. En la barra al fondo había un señor de espaldas y a Gemma le dió un escalofrío. Aquel señor se giró para bailar y ella vió que no era Roberto. Se sintió muy extraña al darse cuenta que se había decepcionado al ver que no era Roberto. Gemma miró el reloj, eran las cinco de la mañana…

No les dijo nada a sus amigas cuando salió de la discoteca. Necesitaba tomar el aire. Comenzó a caminar como la otra noche. Estaba muy nerviosa a medida que se acercaba a aquel portal. Se sentó . Pensaba que era una locura lo que le estaba pasando. Que no podía tener esos pensamientos. Su cuerpo estaba agitado recordando lo de aquella noche. Se levantó y miró el telefonillo. Aquel botón era lo único que la separaba de volver a sentir como la otra noche. Su mano se acercó al botón. Sentía vergüenza pero no podía evitar desear pulsar ese botón. Sonó su móvil, era un mensaje. Cogió el móvil de su bolso,era de Pedro el mensaje.

“ Hola cariño, que tal estais pasando la noche? Espero que bien. Me desperté y quería decirte que te quiero.Hasta mañana.”

Gemma se sintió muy mal, ella también lo quería mucho. Pensó que tenía que ir para casa, cogería un taxi. Anduvo diez metros y se acordó de Roberto. Recordó sus manos. Recordó el sexo de aquel señor.

Roberto estaba leyendo, inconscientemente escuchaba el ruido de la gente en la calle. De pronto escuchó el sonido del telefonillo. Se sobresaltó. Malditos muchachos, ya alguna vez habían llamado a su telefonillo alguna pandilla de graciosos que bajo los efectos del alcohol se dedicaban a molestar a la gente. Contestó malhumorado…

– Quien es? llamaré a la policía!!!- contestó con enfado.

– Roberto, soy Gemma …

– Gemma? – Roberto sintió un nerviosismo que hacía muchos años que no sentía- perdona,

– Abrame la puerta por favor.

Roberto no dijo nada, simplemente pulsó el botón de abrir el portal. Después de unos instantes escuchó el timbre del ascensor que había llegado a su piso. Abrió la puerta de casa y la vió allí. Caminaba hacía él despacio. Su rostro reflejaba su inmensa vergüenza de haber dado ese paso de ir de nuevo a junto de ese señor. Roberto la miró detenidamente. Estaba preciosa. Era casi una niña pero aquella minifalda la mostraba muy sexy. Se avergonzó por sentir esas cosas.Ella lo miró nerviosa.     Estaban casi juntos. Roberto hizo ademán de decir algo pero ella lo miró y se abrazó a él…

– chssss… no diga nada, por favor…- Gemma muy nerviosa pegó su cara al pecho de Roberto.

Roberto la obedeció, no dijo nada. Cerró la puerta y acarició el pelo de la muchacha. Sintió como la muchacha le estaba desabrochando los botones de la chaqueta del pijama. Abrió la chaqueta y apoyó su cara en el pecho desnudo de aquel señor. Sintió en su cara el corazón desbocado de Roberto. Pensó que si Roberto pusiera su cara en su pecho,también sentiría su joven corazón latir muy fuerte. Aquel abrazo y sentir de nuevo a aquella joven en sus brazos le hizo excitarse. Ella lo notaría enseguida pues el pijama no podía disimular su erección. Esta vez no le importaba que la jovencita sintiera que la deseaba. Gemma enseguida noto la erección de Roberto presionar su estómago. Se apretó a éll para sentirla mejor. Gemma sintió que se excitó enseguida. Aquel hombre tenía el don de con solo rozarla o simplemente pensando en él, de hacer que su vagina se mojara muchísimo. Roberto excitado no pudo evitar acariciar la espalda de aquella criatura y descender con ellas hacia sus nalgas. Se las acarició. Aquella minifalda enseguida se fué subiendo y sentía en sus manos la braguita de ella. Deseaba sentir las nalgas desnudas de esa joven. Sus manos se introdujeron por la goma de la braguita y acarició directamente su piel. Gemma sintió que Roberto acariciaba sus nalgas desnudas. Sentía como aquellas manos las agarraban . Eran manos grandes que casi agarraban por completo cada nalga. Gemma se estremecía y se apretaba a él. Roberto se separó de ella y se arrodilló. La minifalda estaba recogida en su cintura. Gemma se avergonzó al sentir a aquel hombre de rodillas frente a ella mirando su braguita. Roberto vió su braguita, una enorme mancha de humedad hacía ver que esa joven estaba muy excitada. Recordó aquel coñito cuando lo lavó, era precioso. Deseó volver a mirarlo, tocarlo, sentirlo. Roberto llevó sus manos a la braguita de Gemma para bajársela. Ella estaba muy avergonzada…

– Por favor cariño, no temas….

Ella cedió y con un gesto afirmativo de su cabeza le hizo entender que aceptaba. Se la bajó despacio. Roberto se maravilló al ver ante si aquel coño. Gemma temblaba mientras sentía que Roberto estaba mirando su vagina desnuda. Nunca nadie, ni siquiera su novio, le había mirado así entre sus piernas. Observaba la cara de ese señor y sintió morbo de sentir aquella mirada directamente  en su vagina. Se estremeció al sentir la mano de Roberto acariciandola. Aquellos dedos la acariciaban…Cerró los ojos y gimió….

– Dios, estas empapada niña

Roberto hablaba excitado. Gemma abrió los ojos y vió a aquel hombre mirando su mano y sus dedos mojados de tocarla. Con mucha vergüenza vio como Roberto olía sus dedos mojados por los abundantes flujos y los comenzaba a lamer. Se estremeció. Iba a decirle que nunca nadie le besara esa zona pero no tuvo tiempo. Sintió el aliento de aquel señor y un gemido se escapó de su garganta cuando aquella lengua lamió su vagina. Sus piernas temblaron. Deseaba gritar, gemir, chillar…Aquella boca lamía cada pliegue .Succionaba sus labios vaginales, su clítoris. Sentía descargas eléctricas en su coño, su clítoris iba a estallar de placer….Lo tenía increíblemente hinchado, sensible… Roberto deseó mamar aquel clítoris y lo rodeó con sus labios. Comenzó a mamar de él y Gemma gritó…Nunca había sentido algo parecido. Se corrió durante largos segundos en los que su cuerpo sentía espasmos de placer. Sus piernas temblaban y apenas podía mantenerse en pie, se dejó caer arrodillada junto a Roberto y lo abrazó agradecida, sorprendida. Roberto estaba maravillado. Se ruborizaba al pensar que el coño de esa muchacha era el más delicioso que jamás había tocado o saboreado. Gemma se abrazaba a él fuerte. Se besaron con una pasión similar a la de una pareja de enamorados que llevan meses sin verse. Gemma estaba descontrolada. Aún sentía su vagina palpitar del orgasmo que había tenido. Acarició el pecho desnudo de Roberto. Nunca había visto un hombre con tanto vello en el pecho. Su vello era muy suave, totalmente canoso. Eso la hizo ser consciente estaba siendo infiel a su novio con un señor 46 años mayor que ella. Se estremeció al sentir que nunca se había excitado tanto y tenía que ser con un hombre así de mayor. Al bajar la mirada vio el bulto bajo el pijama. Estaba totalmente excitado. Sintió curiosidad por cómo sería. La semana anterior había sentido aquel sexo pegado a su vagina, aquel sexo la había penetrado. Bajó la mano nerviosa y acarició el estómago de Roberto. Su mano agarró la goma de la cintura del pijama y se lo bajó avergonzada. Ante ella apareció aquel sexo. Estaba totalmente hinchado. Lo miró con curiosidad. Se fijó que el glande estaba muy oscuro y era más grueso que el tronco del pene. Las venas se marcaban mucho. Le atraía mirarlo. Era un sexo feo pero le atraía mucho. No pudo evitar rodearlo con su mano y acariciarlo. Le excitaba masturbar a Roberto. Este gemía. Aquella muchacha le excitaba mucho. Deseaba volver a sentir su polla entrando en el coño de esa joven. Deseaba tenerla de nuevo desnuda en su cama. Aquella joven lo estaba masturbando y le daba placer. Miraba el rostro de aquella muchacha , lo masturbaba y no dejaba de mirar su polla. Pensó que sentiría como él, Él tampoco podía dejar de mirarle el coño a aquella joven. Gemma se dejó desnudar pues deseaba volver a abrazarse a ese hombre totalmente desnuda. Roberto le acariciaba los pechos. Cada roce en sus pezones le hacía gemir. Miró como los tenía y se sorprendió pues estaban muy oscuros y grandes. Roberto la cogió en brazos y la llevó a su cama. Estaban desnudos por completo. Él se maravillaba mirando el cuerpo desnudo de Gemma. Ella miraba excitada el cuerpo desnudo de Roberto. Se besaron y abrazaron. Se acariciaban los rostros observándose. Al abrazarse el sexo de Roberto rozaba el coño de la muchacha. Se estremecían al sentirse tanto. Gemma sentía la boca de Roberto chupando sus pezones y ella movía sus caderas frotando su vagina contra aquel sexo de señor.

Roberto se puso sobre ella y la contemplaba. Su polla acariciaba el coño de aquella muchacha. Lo excitaba muchísimo…

– Eres casi una niña pero me gustas Gemma …

– Tu eres un señor mayor pero me gusta estar contigo

– Sientes como me excitas? – le decía frotando su sexo hinchado contra su clítoris

– Si lo siento Roberto – Gemma lo abrazó y levantó sus caderas para frotar su vagina en el sexo de Roberto – Tú sientes como me excitas a mi?

– SIII mi niña – Roberto sintió aquella vagina totalmente empapada – mi polla y tu coño se desean…

– Siii….

La polla de Roberto abrió con delicadeza la vagina de Gemma y enseguida fue resbalando hasta penetrar hasta lo más hondo de esta. Gemma temblaba de placer. Aquel sexo feo de señor mayor le volvía loca de placer, la hacía sentirse totalmente llena. Ella le pedía que la penetrara fuerte,rápido. Cuando aquel hombre se movía despacio ella le rogaba que lo hiciera fuerte. Sabía cómo volverla loca. Al moverse despacio conseguía que ella levantara las caderas y se moviera descontrolada buscando la penetración intensa. Era como si lo follara desde abajo. El al ver esa desesperación de la muchacha se moría de morbo y de deseo.

– Que deseas mi niña?

– Muévase rápido por favor, penetrame fuerte

– Que te folle fuerte quieres decir?  – Roberto estaba fuera de sí por el morbo y el deseo

– Siii…- Gemma lo reconoció con verguenza

– Dímelo cariño, pídemelo…

– Fólleme fuerte por favor!!!  – Gemma se ruborizó al decirlo

Gemma al decir esto comenzó a correrse en los brazos de ese hombre. Roberto al escuchar esas palabras y sentir que la joven se estaba corriendo, comenzó a penetrarla fuerte y profundo. Él no tardaría en correrse también. Gemma sentía aquel sexo totalmente hinchado, tenso. Se movía dentro de ella muy rápido y fuerte. Sentía que la iba a hacer correrse de nuevo. Gemma lo abrazó y comenzó a besarlo en la boca. Roberto comenzó a gemir y su polla estalló en un orgasmo intenso. Gemma al sentir que Roberto eyaculaba dentro de ella comenzó a correrse de nuevo. Se corrieron juntos, sus cuerpos temblaban. Se abrazaron excitados…Se besaron.

– Puedo quedarme a dormir aqui? – ella deseaba dormirse en los brazos de ese señor.

– Claro que puedes cariño…- besándola le guiñó un ojo – pero quiero que sepas que me encanta despertar y hacer el amor…

– A mi también…- le dijo ella sonrojándose….

Gemma apoyó su cara en el pecho desnudo de Roberto y se durmió. Roberto la abrazó y la miraba. Es preciosa, pensó. Se durmió deseando que pasara rápido el tiempo y llegara la hora de despertar y volver a hacerle el amor.

Gemma se despertó al sentir la claridad colándose por las rendijas de la persiana. Estaba desubicada, se preguntaba donde estaba. Notó que estaba abrazada a alguien, abrió los ojos y la primera sensación que tuvo fue de vergüenza. La persona a la que estaba abrazada no era Pedro, su novio. Roberto … Recordó la noche anterior. Salió con sus amigas. Recordó que algo le habia empujado a ir a casa de ese señor. Había hecho el amor con ese hombre otra vez. Se ruborizó al sentir que estaba totalmente desnuda abrazada a él. La sábana había caido y bajó la vista por el estómago de ese hombre. Vio que él tambien estaba totalmente desnudo. Miro hacia la cara de él y vio que aún dormía. Su curiosidad la llevó a dirigir de nuevo su mirada hacia abajo. Bajo el ombligo reposaba el sexo de Roberto. Lo obervó detenidamente.Se preguntaba porque siendo así feo la atraía tanto. La piel no llegaba a cubrir el glande. Solo había visto a su novio desnudo y no podía evitar compararlos. Aquel glande era grueso,mas que el tronco del sexo. Le llamaba la atencion su color amoratado. A lo largo del tronco se marcaban mucho las venas. Le sorprendió que casi no tenía vellos, pensaba que eso de afeitarselos era solo cosa de la gente joven. Observó sus testículos. Eran grandes, estaban cubiertos de vellos cortos. Eran vellos canosos como los que tenía en la cabeza y pecho. Sintió esa sensación de nuevo por su cuerpo. No se reconocía ni a ella misma. Miró si seguía durmiendo y con muchos nervios acercó su mano. Pasó la yema del dedo índice por aquel tronco, recorrió con el dedo el camino que seguían las venas. Su dedo rozó los testículos y nerviosa abrió la mano y la puso en ellos. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al acoger con delicadeza los testículos de Roberto con su mano. Los acarició con cuidado como dándoles un masaje. Gemma enseguida sintió que aquel contacto la había hecho mojarse. No entendía que le pasaba con ese señor. Su vagina nunca se había mojado tan facilmente. Recordó la noche anterior… Roberto la habia lamido y besado entre las piernas. Nadie le había chupado entre las piernas y Roberto lo había hecho sin ni siquiera ella pedírselo.Al recordarlo sintió una sacudida electrica en su clítoris. Notaba sus muslos húmedos. Su sensible rajita estaba derramando su deseo por ellos. Instintivamente adelantó sus caderas para unirse a la pierna de Roberto. Tenía vergüenza de despertarlo y se movió frotándose despacio. La excitaba acariciar de esa manera a Roberto. Sorprendida sintió que aquel sexo comenzaba a moverse. Miró la cara de Roberto. Sus ojos cerrados le indicaban que estaba provocándole una erección aún estando dormido. Se maravilló por ello. Con mucho cuidado de no despertarlo puso su mano sobre el pene. Deseaba sentirlo crecer. El tacto de su mano lo hizo crecer rápidamente, en pocos segundos se había hinchado totalmente. En su mano sentía como aquel sexo palpitaba bajo su mano. Gemma ni era consciente que cada vez se frotaba mas rápido contra el muslo de Roberto. Estaba muy excitada. Su mano agarró con delicadeza y comenzó a masturbar aquella polla que tantas sensaciones le producía. Estaba descontrolada por las sensaciones, su corazón latía muy fuerte.

Roberto se despertó y sintió aquella caricia en sus testiculos. Recordó que aquella muchacha le habia pedido quedarse a dormir con él. Comprendió que se había despertado antes que él y la curiosidad la había llevado a explorar su cuerpo. Sentía la respiración agitada de la muchacha en su pecho. Sintió como la muchacha se movía contra él. Deseó abrazarla muy fuerte y hacerle el amor enseguida , cuando sintió que Gemma pegaba su coñito a su pierna. En su muslo sintió lo mojada que estaba. Aquel sexo joven casi quemaba contra su pierna. Decidió hacerse el dormido y que la joven se sintiera libre para hacer lo que deseara. Roberto sintiendo aquella caricia en sus testículos, y como se frotaba contra él, no pudo evitar comenzar a excitarse. Estaba totalmente duro cuando sintió que su joven amante comenzaba a masturbarlo.

Gemma masturbaba aquel sexo y muy excitada apoyó su cara en el estómago de él. Deseaba mirar de cerca aquel pene mientras lo acariciaba. Se notaba totalmente mojada. Sus pezones muy endurecidos. Le fascinó tener tan cerca de su cara aquel sexo tan hinchado y grande. Pudo sentir el olor de hombre excitado que emanaba. Estaba muy nerviosa. Deseó hacer algo que nunca había hecho. Gemma cerró los ojos y sin dejar de acariciar aquel pene bajó su cara hasta el muslo de aquel señor. Gimió al sentir como aquel glande excitado le rozo la boca. Deseaba hacerlo…..

Roberto sintió como Gemma bajaba su cabeza y se apoyaba en su muslo. Aquella muchacha lo masturbaba con verdadera pasión. Su corazón latía con muchisima fuerza. De pronto sintió que su glande rozaba los labios de esa niña. La escuchó gemir. El no quería que lo descubriera despierto. No quería que la muchacha se avergonzara y detuviera aquello. Se volvió loco de deseo y morbo al sentir que esa joven estaba masturbándolo contra su boca. Se frotaba los labios con su polla. La pasaba por su cara. La muchacha gemía contra sus testículos, contra su glande hinchado. Sentía que como siguiera así lo iba a hacer correrse enseguida. Roberto gimió de placer al sentir que Gemma se la metía en la boca y lo chupaba. Aquella joven lo estaba volviendo loco. No era una mamada propiamente dicho pero lo estaba enloqueciendo. Gemma tenía el glande por completo dentro de la boca y su lengua se enroscaba en el. Mientras su mano lo masturbaba con rapidez y deseo… Roberto gemía muy excitado…Miraba las nalgas desnudas de la muchacha, podía ver su coñito desde atrás asomar entre ellas…Deseó volver a lamer entre las piernas de ella. La giró hacia él de todo y la ayudó a subirse. La niña no dejaba de masturbarle y lamer su glande inflamado. Roberto contempló maravillado aquella vagina y separandole los labios con los dedos comenzó a mamarselo como si del mas suculento manjar se tratara. Gemma gimió excitada al sentir la boca de aquel señor por segunda vez en su vagina. Roberto sintió el gemido de Gemma en su polla. La lengua de aquella niña lo volvía loco. Gemma muy excitada aumentó el ritmo de su mano…

– Me vas a hacer correr pequeña, no sigas por favor…

Al escuchar eso, Gemma se estremeció. Comenzó a mover mas rápido la mano y ahora también sus labios chupaban aquel glande que tanto le gustaba su sabor. Roberto comenzó a temblar y sintió su polla estallar….Gimió de placer contra el coño de aquella niña. Se estaba corriendo en la boca de la muchacha. Gemma descontrolada comenzó a frotarse contra la cara de Roberto. Se masturbaba contra su rostro. Roberto sentía aquel coño suave frotarse contra su boca, contra sus mejillas, sus ojos. Lo estaba empapando….Rozó su nariz y pudo oler el aroma embriagador de aquel sexo de niña excitada. Sintió como manaba de él muchisimo flujo y la sintió gemir. No pudo aguantar más con su polla en la boca pero no importaba, Roberto había eyaculado en la boca de Gemma. La niña seguía corriéndose contra su cara, sus piernas temblaban mucho. Sintió que la boca de la joven se aferraba a su ingle y gemía….Habían tenido un orgasmo intenso. Se mantuvieron unos instantes en esa postura. Gemma con sus piernas abiertas y su sexo en la cara de Roberto. Él tumbado debajo de ella, la cara de Gemma en su muslo y sentía la respiración de la muchacha como una suave caricia en su polla…

Gemma se sintió feliz. Pensó que era una sensación muy intensa alcanzar el orgasmo al mismo tiempo que la otra persona, con Pedro nunca le había pasado. Podía sentir en su vagina el placer que le había dado aquel señor con su boca. Se quedó mirando aquel pene. Lo había chupado. Era la primera vez que besaba y lamía una polla. Sintió el sabor de la leche de aquel hombre. Se ruborizó al darse cuenta que le había permitido eyacular en su boca. Se ruborizó al pensar que se había tragado aquel semen. Se ruborizó al sentir que aquella polla fea sabía bien….

Sonó el teléfono. En la mesilla de noche había un reloj-despertador y vió la hora. Eran las doce de la mañana. Se levantó corriendo a coger el teléfono. Era su madre.

– Mamá voy ahora mismo para casa, me quedé a dormir en casa de Lucía – Gemma se giró y miró a Roberto que la observaba con admiración, Gemma le sonrió entre halagada y ruborizada.

Roberto la miraba mientras hablaba con su madre. Era una criatura hermosa. Destilaba sensualidad por cada poro de su piel. No podía evitar mirar entre las piernas de aquella muchacha. Aquel coño era el más hermoso que jamás había visto. Era un sexo precioso y a su vez cargado de morbo por lo carnoso y abultado que era. Se fijó en su color rosado. Gemma se avergonzó al estar hablando con su madre y sentir que Roberto la estaba mirando entre las piernas. Sonrió ruborizada y se cubrió con una camiseta. Sintió la mano de Roberto que estirándose sujetó la camiseta y se la retiró con ternura. Se estremeció al sentir que su vagina atraía tanto a ese señor. Se despidió de su madre y colgó. Se quedó de pie al borde la cama mirando a Roberto. Él acercó su mano y le cogió entre las piernas.

– Tanto le gusta mi vagina? – le dijo con la voz entrecortada. Aquella mano le hacía sentir placer.

– Es el coño mas precioso y delicado que conocí nunca –  aquella mano grande estaba abierta cubriendo todo el coño de la niña y comenzó a abrirla y cerrarla como apretándoselo – pero quien de verdad me gusta eres tu pequeña.

Roberto se sorprendió a sí mismo diciendo esas palabras. Gemma miró el sexo de Roberto y vio que crecía. Acercó su mano y lo agarró comenzando a moverlo. Le fascinaba masturbarlo.

– Te gusta mi polla? – Roberto también hablaba entrecortadamente por la excitación que sentía.

– Es fea….- La joven miraba aquel pene totalmente hinchado mientras lo pajeaba- …pero me encanta… – se ruborizó al reconocerle lo que sentía.

– Estas empapada pequeña…- sentía su mano totalmente mojada por los flujos de aquella joven.

Gemma se sonrojó y se subió a la cama. Se puso sobre él. Al ser bastante más pequeña de estatura dejó su vagina apoyada en el estómago de él. Deseaba besarlo. Se fundieron en un profundo beso,acariciando sus lenguas entre sí. Roberto sintió como la joven se deslizó hacia abajo. Aquel coño rozó su polla. Gemma apoyó su cara en su pecho…

– Y usted está muy excitado también…- al moverse un poco aquella polla resbaló entre los pliegues de su vagina penetrándola.. Gimieron…

Gemma comenzó a moverse sobre él. Aquella muchacha se movía con deseo y ansia. Se volvió loco de deseo al verla incorporarse y observar sus pechos endurecidos. La joven apoyaba sus manos en su pecho y se movía. Sentían una excitación descontrolada. Gemían, jadeaban. Roberto la sentía muy excitada y eso lo hacía excitarse más aún. Aquella muchacha buscaba su orgasmo con anhelo. El cuerpo de aquella niña se tensaba y jadeaba al tener aquellos pequeños orgasmos cabalgándolo. Gemma apoyó su cara y sus tetas sobre él y comenzó a subir y bajar sus caderas con rapidez. Nunca lo habían follado con esa desesperación, con esas ansias. Lo iba a hacer correrse en breves segundos. Roberto llevó sus manos a las caderas de la niña para ralentizar sus movimientos y prolongar aquello pero ya había superado el punto de no retorno. Se iba a correr y comenzó a moverse también él empujando hacia arriba fuerte. Se estaban follando el uno al otro a la vez… Gemma sintió aquel primer chorro contra su útero y comenzó a orgasmar en los brazos de Roberto. Él sintió sus testículos vaciarse de nuevo en aquel coño maravilloso. Temblaron…Se abrazaron fuerte….

Gemma se abrazaba a Roberto con fuerza. Este sintió que la boquita de aquella muchacha le besaba el pecho.

– Tengo que irme, mis padres me esperan – mientras hablaba iba llenando de besos pequeños su pecho, su estómago, su vientre. La boca de aquella muchacha besó su sexo…- Mañana vengo y estamos juntos, vale?

– Si pequeña, ven cuando quieras…- Roberto le contestó deseando que llegara el momento de volver a tenerla en sus brazos.

La observó vestirse. Un sin fin de pensamientos se agolpaban en su cabeza. Era tan solo una niña y lo estaba volviendo loco. La miró la rajita justo antes de que ella la ocultara con su braguita. Pensó que nunca había saboreado un coño tan dulce. Aún sentía en su polla su suavidad y su calor. Deseaba hacer el amor con esa criatura a todas horas. Miró su cara y ella sonreía. Su rostro era muy infantil y Roberto se sintió culpable de estar sintiendo esas cosas por ella. Gemma se puso la cazadora y él la acompañó hasta la puerta.

– Hasta mañana Roberto – Gemma se puso de puntillas y besó los labios de Roberto. La vió caminar hasta el ascensor.

Cerró la puerta de casa y se dirigió a la ventana. Vió como aquella muchacha se alejaba caminando alegre. Aún le costaba comprender porque aquella preciosa chiquilla le hacía caso pudiendo tener a cualquier hombre que quisiera. Recordó que además ella tenía novio. Se preguntó donde estaría ahora aquel muchacho. Se preguntó que sentiría ese niño si se enterara que su novia se había acostado con otro hombre y encima muchísimo mayor que ella. Roberto se sintió una mala persona, un egoista…Una lágrima resbaló por su mejilla. Se la secó avergonzado. Hacía mucho tiempo que no lloraba…

Gemma llegó a casa y sus padres la esperaban. Ella les explicó que Lucía se había encontrado mal y la había acompañado. Se quedaran dormidas por eso no los había avisado.Sus padres se miraban entre ellos. Gemma tenía toda la confianza de sus padres gracias a que siempre había sido una hija muy responsable. Su madre le dijo que se fuera a dar una ducha que ellos saldrían a dar un paseo antes de comer.

Se desnudó frente al espejo del baño y miró su cuerpo.Aún tenía los pezones endurecidos y oscuros por la excitación de lo sucedido hacía una hora. Se sonrojó y sonrió al recordar a Roberto. Como flashes que acudían a su mente recordó lo mucho que le había gustado besar aquel sexo maduro. Recordó su sabor, su calor al introducirlo en la boca… Gemma sintió una especie de corriente en su vagina y pasó su dedo por ella.De nuevo se le había mojado totalmente al recordar a ese señor y su pene feo pero que tanto la atraía. Su mano comenzó a masturbar su sexo todavía sensible. Al hacerlo pensó que aquel señor le había besado y lamido entre las piernas dos veces. Por la manera que la lamía, sabía que a ese hombre le encantaba su sabor íntimo…Se corrió entre temblores. Gimió contra su brazo por miedo a ser descubierta…

Habían terminado de comer y sonó el teléfono de Gemma , era Pedro. Le pidió que fuera por su casa que estarían solos. Ella aceptó. Al colgar se quedó pensativa. Se había dado cuenta que deseaba ver a su novio pero que lo de estar solos en casa no le había hecho ninguna ilusión. Otras veces era distinto. Antes los dos deseaban encontrar el momento de estar solos y hacer el amor.

Gemma llegó a casa de su novio a las siete y él ya la esperaba con impaciencia. Hablaron un poco sentados en el sofá. Enseguida Pedro le dijo con picardía de ir a su cuarto.

– Vale , vamos – Gemma le respondió sin demasiado interés

Un vez en el cuarto Pedro la besó con pasión, Gemma lo abrazó. Le quería muchísimo. Se sintió rara pues deseaba que su cuerpo reaccionara a las caricias de su novio, como hacía cuando estaba con ese hombre. Pedro acariciaba sus pechos y le iba desnudando y Gemma sentía que su vagina no reaccionaba igual que con Roberto. Su novio la desnudó por completo y se desvistió también él. Hicieron el amor… Gemma lo abrazó al terminar y se quedó en silencio. Pensaba que con su novio sentía placer pero con Roberto sentía cosas que jamás había imaginado. No se había atrevido a pedirle a su novio que le besara entre las piernas, le daba igual, Roberto se lo haría sin ni siquiera pedírselo. De reojo observó el sexo del muchacho. Había deseado besárselo , sentía curiosidad por cómo sería, si sabría igual que el de ese señor. Pero no lo hizo, quizás su novio pensaría que era demasiado atrevida por hacerlo.Contempló aquel sexo desnudo. Lo comparó mentalmente con el de Roberto. Se ruborizó al pensar que el pene de aquel hombre maduro era feo pero le atraía mucho más que el de su novio.

Al dia siguiente Gemma se sentía nerviosa pensando que por la tarde iba a estar con Roberto. En la facultad se encontró con Marta y esta le propuso ir de compras.

– Tengo que hacer unos recados – le dijo Gemma sonrojándose – no podré ir.

– Unos recados? – Marta al verla sonrojarse sintió curiosidad- Quedaste con Pedro?

– No, no…- Gemma nerviosa no sabía que decir.

– Uy, entonces? – Marta le guiñó un hijo – …cuéntame pillina.

– No es nada Marta. Ya hablaremos, vale?

Marta vió alejarse a su amiga Gemma y se quedó intrigada pensando que era lo que iba a hacer su amiga esa tarde. Al preguntárselo había actuado de una manera muy extraña y no era habitual en su amiga Gemma.

Por la tarde Gemma estaba muy nerviosa. Cogió un autobús para ir a casa de Roberto. Varios chicos la miraron al pasar a su lado. Llevaba un vestido blanco que le quedaba perfecto. Se sentía algo excitada y su cabeza solo pedía que nadie le notara su estado. Roberto leía sentado en el sofá del salón. Miraba el reloj cada poco tiempo. Acaso aquella muchacha se había arrepentido y ya no iría a su casa?, se preguntaba asi mismo. El sonido del telefonillo rompió el silencio. Se puso nervioso. Ni siquiera preguntó quien era y abrió el portal. Escuchó el ruido del ascensor y abrió la puerta de casa. Allí estaba ella.La muchacha que en poco mas de una semana había cambiado su vida. La miró caminar hacia él. Roberto la contempló detenidamente, aquel vestido blanco le quedaba perfecto. De nuevo pensó que era una muchacha preciosa. Se entristeció. Ella al acercarse vió el rostro de aquel señor y se dió cuenta que algo no iba bien. La cara de Gemma que unos segundos antes era de alegría, cambió al verlo a él.

– Hola Roberto, que sucede ? – le preguntó algo asustada.

– Pasa Gemma , tenemos que hablar.

Fueron andando hasta el salón, ella mirándolo y esperando que le dijera que ocurría. Roberto le señaló el sillón y ella se sentó. Él se sentó en el sofá frente a ella. La miró con tristeza durante unos segundos de silencio.Su voz rompió el silencio…

– Gemma antes de nada quiero decirte que eres lo mas bonito que me ha pasado en muchos años. Eres una muchacha adorable y tierna. Me cuesta decirte esto pero me siento mal porque pienso que estamos haciendo algo que no debemos.

– Pero….- Gemma intentó hablar pero él le pidió que le escuchara…

– Tu eres una muchacha joven, casi una niña…Me siento mal porque yo soy un hombre mayor y debo tener los pies en el suelo. Gemma…tu tienes a tu novio. Os quereis y debeis ser felices….- Roberto apenas podía seguir hablando.

– Pensaba que te gustaba…Yo deseo estar con usted. Deseo estar en sus brazos – Gemma pensaba lo que Roberto le había dicho y sabía que tenía razón. Ella quería mucho a Pedro.

– Gemma por mas que me duela, no puede ser pequeña. Es por tu bien

Roberto la vió levantarse y la vió entrar en el baño. Desde el sofá intentó escuchar por si estaba llorando. Al poco rato escuchó el pestillo del baño y se abrió la puerta. Al verla su corazón se agitó nerviosamente. Aquella muchacha apareció ante él con tan solo la braga puesta. Se había quitado el vestido. Se acercó a él. Roberto intentaba no mirarla, aunque no podía evitar mirar fugazmente los pechos de aquella niña.

– Gemma por favor, no puede ser…

– Dejeme estar con usted por favor – Gemma intentó abrazarlo y Roberto evitó abrazarla.

– No pequeña, es por tu bien…

Gemma se bajó un poco la braga, dejando a la vista su vagina desnuda.

– Pensaba que te gustaba – Roberto no pudo evitar mirarle el coño. Se sentía sin fuerzas para luchar contra su deseo pero tenía que resistir.

La muchacha aprovechó aquel momento para sujetar la mano de aquel señor y la llevó entre sus piernas. Roberto se estremeció al volver a sentir aquel sexo carnoso y tierno en su mano. El silencio solo roto por la respiración de los dos se adueñó del salón. Se miraron sin decir nada. Gemma emitió un gemido al sentir como su vagina se empapaba totalmente. Roberto sentía la suavidad de aquel coño en su mano. Sentía que desprendía muchísimo calor. Sintió su mano mojada…

– Le gusta mi vagina?

– Es la más suave y bonita que vi nunca pequeña – Roberto ya no podía luchar contra ella y empezó a mover la mano muy suave acariciándola – Pequeña, esto no puede ser…

– Cállese…- Gemma apoyó su cara en el pecho de Roberto y comenzó a desabrocharle la camisa – mi vagina desea sus caricias….

Él la comenzó a masturbar. En los anteriores encuentros había sentido que esa muchacha se mojaba muchísimo pero esta vez era mucho más. Su mano grande acariciaba aquel coño suave y sentía su mano totalmente mojada. Gemma gemía contra su pecho. Su boca entreabierta no era capaz de contener la saliva y ésta resbalaba por su barbilla hasta caer en el pecho velludo de Roberto. Sintiéndola tan mojada no pudo evitar recordar lo mucho que le gustaba el sabor de los flujos de aquella jovencita. La joven gemía mientras era masturbada por Roberto. El sintió que le sacaba la camisa y la mano de aquella niña comenzó a acariciar su estómago. Su mano era pequeña, suave. Su corazón se aceleró mucho más cuando la mano de Gemma bajó y comenzó a acariciarle la polla por encima del pantalón. Estaba totalmente excitado.

La muchacha separó las piernas. La enloquecía sentir la mano de aquel hombre entre ellas. Deseó acariciarlo también ella a él. Después de acariciarlo por encima del pantalón solo pensaba que deseaba volver a ver aquel sexo de Roberto. Deseaba tenerlo en su mano, masturbarlo con sus manos. Se ruborizó al sentir que deseaba lamerlo y chuparlo por segunda vez…Le desabrochó el pantalón y se lo bajó. Le bajó también el slip y vió de nuevo aquel sexo que tanto le atraía. Nunca encontraba la explicación de que aquel sexo feo le gustara tanto. Lo agarró con su mano y comenzó a moverlo de arriba abajo. Había masturbado muchas veces a su novio pero no sentía lo mismo. Al comenzar a masturbar a ese señor sintió como si en su vagina se hubiera abierto algo y comenzara a derramar su flujo aún en mayor cantidad. Roberto notó que aquel coño se derramaba de placer al agarrar su polla.

– Te gusta mi polla, verdad? – le preguntó excitado.

– Cállese….- le avergonzaba contestarle

– A mi tu coño me encanta mi niña – Roberto se sorprendió diciendo esas palabras.

La cogió en brazos y la sentó en el sofá. Se arrodilló en el suelo y le separó las piernas. Contempló maravillado aquel coño. No tenía ni un solo vello. Era hermoso, tierno…. Gemma veía a aquel señor mirándole entre las piernas. El rostro de aquel hombre le indicaba que le gustaba mucho mirarla ahí. Le miraba y sus dedos comenzaron a tocarla cada pliegue de su rajita. Ella sentía placer. Roberto le pidió que subiera los pies al sofá y ella lo hizo. El le pidió que echara su espalda para atrás. Al hacerlo su culo se levantó un poco. Se creyó morir de vergüenza al sentir que en esa postura aquel señor también le estaría mirando su agujero más íntimo…su ano.

Roberto no le había pedido que se sentara así con la intención de observarle también el ano. Seguía contemplando aquel coño y acariciándolo, cuando al echarse para atrás lo vió. Se sintió avergonzado al darse cuenta que sin dejar de acariciar aquella rajita, no podía evitar mirar entre las nalgas de la pequeña. Entre ellas asomaba lleno de timidez aquel ano. Roberto se puso muy nervioso. Nunca había imaginado que le pudiera ejercer tanta atracción el mirar esa zona de una mujer. Siguió acariciando aquella vagina con ternura y fue cuando vió a aquel agujerito tímido moverse. Rozó de nuevo el clítoris de la muchacha y su ano se contrajo. Una inmensa sensación de ternura hacia aquella zona se apoderó de Roberto. Gemma tenía los ojos cerrados por la timidez de sentir que ese señor le estaba mirando su agujerito. Cuando le rozaba con sus dedos el clítoris sentía que entre sus nalgas el culito se contraía por el placer. Roberto le comenzó a rozar el clítoris más seguido y sentía las manos de ese hombre separándole un poco las nalgas. Abrió un poco los ojos para ver qué sucedía y observó que Roberto miraba extasiado su agujerito. Gemma vio que Roberto acercaba la cabeza entre sus piernas y deseaba sentir de nuevo los besos de ese hombre en su coñito. Le producía una inmensa sensación de placer sentir que ese hombre no sentía ningún tipo de asco por lamerla. Muchas veces pensaba que su novio si lo sentía y por eso nunca la lamía. En ese momento fue cuando lo sintió. Su cuerpo se agitó totalmente al sentir que Roberto había comenzado a darle besos pequeños pero muy seguidos… Gemma se sonrojó al notar que los labios de ese señor estaban dándole besos en el ano. Fue una sensación indescriptible para esa muchacha. Se sonrojó totalmente e intentó apartarse por la timidez.

– Pequeña es precioso…- Roberto le dijo esas palabras con tanta sinceridad que Gemma dejó de intentar apartarse- me encanta ….

– De verdad? – ella se sintió desconcertada, nunca había imaginado algo así.

– Si mi niña, es delicioso y tierno….- mientras Roberto le hablaba no dejaba de darle besos en el ano..

La muchacha se estremeció. Con sorpresa y reparo sintió que aquellos besos le daban placer. Sentía como su culito se movía por las sensaciones. Se abría y cerraba. Sentía espasmos en su culito. Los dedos de Roberto comenzaron a masturbarle el coño. Gemma comenzó a temblar, sentía que se iba a correr. El placer que sentía en su ano era tan fuerte que la muchacha no sabía distinguir si se iba a correr su vagina o era su otro agujerito. Sintió la lengua de Roberto lamer entre sus nalgas y no pudo evitar que su agujerito se relajara y fue cuando notó aquel calor de la lengua penetrarla. Se comenzó a correr intensamente y miró. Se quedó asombrada al comprobar que Roberto no la estaba masturbando el coño. La había hecho correrse lamiéndole el ano. La muchacha se quedó temblorosa, avergonzada. Roberto la miró y se dió cuenta de lo que sentía y la abrazó fuerte. Le acariciaba el pelo y él también pensaba en lo ocurrido. Nunca había besado a una mujer ahi y con Gemma no solo la había besado sino que la había lamido y saboreado y le había encantado hacerlo…

Gemma aún temblaba de placer cuando se sentó sobre él y lo besó en la boca. Roberto estaba totalmente excitado y ella acercó su vagina a aquel sexo hinchado. Deseaba hacer el amor como la primera vez que estuvieran juntos. Besándolo,  comenzó a frotarse contra él. Era una sensación de muchísimo placer frotar su coño contra esa polla. Roberto acariciaba sus pechos endurecidos y la muchacha gemía excitada. El glande resbaló entre sus labios y lo sintió justo en la entrada de su vagina. Se miraron y se volvieron a besar. Roberto estirando el brazo apagó la luz. No quería que aquella muchacha mirara su cara. Se quedó totalmente a oscuras el salón y Gemma se dejó caer sobre él. El sexo de Roberto la penetró con muchísima facilidad, estaba mojadisima. Se sintió totalmente llena y gimió fuerte. Comenzaron a moverse excitados. Gemma le estaba haciendo el amor a ese señor. Roberto se movía y le hacía el amor a esa muchacha. Se hacían el amor al mismo tiempo. Sus bocas se buscaban con desesperación. Deseaban grabar en sus mentes para toda la vida aquellos besos y aquellas sensaciones. Pegaron sus caras y sus bocas. Gemían excitados. Sus rostros comenzaron a humedecerse.. Se besaban apasionadamente. Sus lágrimas se mezclaban con sus salivas en las bocas de ambos. Gemma comenzó a moverse muy rápido. Roberto empujaba con fuerza hasta el fondo de aquel coño. Lloraban, gemían….Un intenso orgasmo les atravesó desde los pies a las cabezas. Sus cuerpos descontrolados se abrazaron temblorosos…

Llevaban cinco minutos abrazados en silencio cuando el teléfono de Gemma sonó. Ella no quería romper aquel abrazo y no hacía ademán de contestar.

– Tienes que contestar pequeña…- Roberto cogió el móvil de Gemma de encima de la mesa y se lo ofreció.

– Hola…- era su novio. Gemma contestó nerviosa…..- vale. Que me esperas en el centro?…estoy en…vine a comprar una cosa…- Gemma no sabía qué decirle…- te llamo yo en un rato y quedamos….Yo también te quiero …- colgó y se volvió a abrazar a Roberto …

– Tienes que irte mi niña… – su voz delataba la tristeza de Roberto

– Lo se Roberto …- Gemma se levantó del sofá- Puedo dejar la luz apagada?

– Claro….- una lágrima rodó por la mejilla de ese hombre.

Gemma fue al baño y se vistió. La braguita estaba en el salón pero en la oscuridad no lograría encontrarla. Decidió dejársela como recuerdo de esos días que habían pasado juntos. Era un regalo para ese señor que tanto le había enseñado en apenas una semana y poco. Gemma lloraba al acercarse a Roberto. Le dio un beso en la mejilla y la sintió húmeda. Un impulso la llevó a besarlo en los labios. Roberto la escuchó caminar lentamente hacia la puerta. Gemma abrió la puerta de la casa y antes de cerrarla escuchó la voz de Roberto llamándola.

– Gemma!!!…- la muchacha se detuvo en la puerta –  se feliz por favor..

– Tu también Roberto.

Desconsolada echó a correr y bajó por las escaleras. Le dolía el corazón pensando que nunca más volvería a ver a ese hombre. Lo odiaba por alejarla de él. Sabía que tenía razón en todo lo que le dijo. Lo odiaba…Lo quería. Era la muestra de amor mas grande que nadie había hecho por ella. Roberto solo deseaba que fuera feliz.

Roberto escondido detrás de la cortina la vio alejarse corriendo. Él también lloraba….Encendió la luz y vió allí la braguita de Gemma. Se le encogió el corazón. Cogiendola del suelo la acarició. Aún permanecía el calor de Gemma en aquella prenda íntima. Instintivamente la olió y sus lágrimas se mezclaron con la humedad de los flujos de la muchacha….

…Fueron de los peores dias de su vida para Roberto. Paseaba durante muchas horas y se daba cuenta que prácticamente todo el tiempo su mente estaba en aquella muchacha. Caminaba y recordaba cada minuto que había estado junto a ella. Revivía mentalmente aquella noche en que la había conocido. La sensación indescriptible que se adueñó de él cuando la desnudó por primera vez. . Sabía perfectamente que nunca volvería a acariciar un sexo como el de Gemma. Miró al cielo y dio gracias por haberle dado ese regalo. Su rostro cambió mostrando rabia, enfado. Maldijo en alto por no tener cuarenta años menos y no poder estar con ella. Cuando llegaba a casa la sentía vacía.

Gemma quedaba con sus amigas y con su novio por las tardes, necesitaba distraerse y no pensar en ese señor. Se sentía triste. Cuando estaba a solas con su novio lo abrazaba y sentía que era muy distinto abrazarlo a él que a Roberto. Amaba a Pedro pero no podía evitar esa sensación de tristeza. Cuando estaban solos en casa hacían el amor y nunca sentía lo mismo que con Roberto. Muchas veces deseaba sentirse de nuevo besada entre las piernas pero no se atrevía a pedírselo.

Como cada noche Roberto se tumbó en la cama y pensó en la muchacha. Recordó el intenso momento en que subiendo las piernas al sofá, habían quedado expuestos a su mirada el coño y el ano de Gemma. Se excitó al recordar como aquel tímido agujero se contraía y dilataba por el placer que su boca le producía, Roberto se bajó el pantalón y comenzó a masturbarse. Alargando el brazo abrió el cajón de la mesilla de noche y metiendo la mano sintió la suavidad de aquella tela. Sin dejar de acariciarse acercó la prenda a su cara y olió con profundidad. El olor íntimo del coño de Gemma acarició su nariz y penetró en su cuerpo. Se corrió al instante. Aún con la respiración agitada miró la braguita y se acarició la cara con ella. Desde el día de la despedida de Gemma se había tenido que masturbar todas las noches pensando en ella. Sus ojos se humedecieron y no pudo evitar que las lágrimas resbalaran por sus mejillas…

Gemma había terminado de ducharse y sonó el teléfono. Era Pedro que como cada día la llamaba para desearle buenas noches. Hablaron un rato y colgaron. Gemma como todas las noches desde aquella triste tarde se quitó las bragas y se tendió en la cama. Separó las piernas y sus manos separaron sus nalgas. Se avergonzó al sentir placer cuando su dedo acarició su ano. Su vagina se mojaba muchísimo al recordar y ella humedecía su dedo con el flujo. Aquellos movimientos circulares sobre su agujerito del culo le producían un inmenso placer. Poco a poco este se relajaba y Gemma lo sentía abrirse despacio. El orgasmo la sacudía con intensidad cuando su dedo entraba un poco. Gemma se ponía triste al pensar que nunca sería capaz de vivir esas sensaciones con nadie. Ni loca podría pedírselo a su novio.

Pasaban las semanas y Roberto se desesperaba. Desde hacía unos días una idea rondaba su cabeza pero la verguenza  le impedía dar ese paso. Aquella tarde leyendo el periódico vió aquel anuncio y sin pensarlo dos veces decidió llamar. Le había dicho que llegaría en media hora o así.  Estaba nervioso. En sus sesenta y cuatro años de vida jamás había estado con una prostituta. Cuando llegó la observó detenidamente y la cara aniñada de aquella muchacha le recordó a Gemma. Vestía de manera muy sensual pero sin llegar a delatar su profesión. Se extrañó que una jovencita como aquella se dedicara a eso. Apenas se dirigieron la palabra. Una vez en el salón aquella joven comenzó a desnudarse provocativamente delante de Roberto y una vez desnuda lo abrazó. Él muy nervioso le acarició la espalda. La joven buscó su boca pero él sólo deseaba una cosa y se lo pidió.

– Por favor, siéntate en el sofá – su voz entrecortada delataba su nerviosismo.

Aquella joven se sentó obedeciendole y vió como aquel hombre se arrodillaba delante de ella. Aquel señor sujetó con delicadeza su pie y lo subió al sofá. Inmediatamente hizo lo mismo con el otro pie. Con aquella postura sentía que aquel viejo le estaba mirando con atención su coño y su ano. Cerró los ojos al notar como las manos de aquel señor le separaban las nalgas. Pensó que había dado con el típico cliente que deseaba realizarle sexo anal. En silencio rogó que aquel hombre fuera delicado al hacerselo. Roberto observó detenidamente el coño y ano de aquella joven. Tenía un sexo hermoso, delicado, rosado, apenas coronado por un triangulito de vellos rubios. Se fijó en su ano también hermoso y lo acarició con la yema de su dedo índice. La muchacha se estremeció al sentir la ternura de aquella caricia en lugar tan íntimo. Muchos hombres la habían realizado sexo anal pero ninguno la había tocado ahí de manera tan tierna. Sorprendida sintió que aquel viejo la estaba excitando. Roberto miraba fijamente aquel agujerito tan delicado y acercó su cara a él. Besó aquel ano delicadamente y se sintió tremendamente extraño. Separó su boca de él y lo volvió a observar. No entendía lo que le pasaba. Llevaba semanas deseando poder volver a vivir eso. Encima el ano de aquella muchacha era tremendamente hermoso, la muchacha mostraba su agrado por lo que le hacía, en cambio él no fue capaz de seguir.

– Gracias por ser tan dulce  – Roberto se levantó y buscó su cartera y sacó un billete de cien euros – toma, no he debido llamarte, lo siento…

– He hecho algo mal? – le preguntó la joven confundida.

– No, no te preocupes. Eres adorable. Soy yo que no puedo seguir con esto.

La muchacha se vistió y antes de irse le dio un beso en la mejilla a Roberto.

– Gracias por ser asi de tierno

Roberto la miró marchar y se maldijo por no poder olvidar a su Gemma.

En esos momentos al otro lado de la ciudad Gemma estaba abrazada a su novio. Tenían la casa para ellos solos.Pedro la besaba y ella se sentía feliz de estar con él pero se sentía muy confundida.Desde que había conocido a Roberto su cuerpo no reaccionaba de la misma manera con Pedro. Era como si fueran dos cuerpos totalmente opuestos. Con Roberto su cuerpo se excitaba mucho, hasta se avergonzaba de pensar como su vagina se mojaba con tan solo pensar en aquel señor. Con su novio necesitaba de muchas caricias y besos para que su sexo reaccionara . Con Roberto alcanzaba orgasmos intensos que llegaban a asustarla por placeres tan desconocidos. Con Pedro sentía placer simplemente…

Gemma recordaba a Roberto y desabrochó la camisa de su chico y apoyó su cara en el pecho desnudo de él. Deseó que su novio tuviera un pecho lleno de vellos como Roberto.Besó aquel pecho y descendió con su boca lentamente. Llevaba semanas deseando volver a hacer una cosa y ahora solo podría hacerlo con su novio. Desabrochó el pantalón y lo bajó. Pedro estaba excitado. Con su novio nunca había hecho aquello pero necesitaba hacerlo. Bajó su slip y vió el pene de su chico. Estaba erecto. Recordó el sexo de Roberto, su boca deseaba volver a sentirse penetrada por él pero sabía que aquello no podía ser. Roberto la había apartado de su vida. Tenía que ser el sexo de Pedro el que suplantara el de Roberto. Su boca besó el excitado miembro y Pedro gimió. La miró sorprendido. Su novia nunca le había besado la polla. Los labios de su chica rodearon el glande y comenzó a chupársela…

Gemma enseguida retiró su boca del sexo de su novio. Lo rodeó con su mano y comenzó a masturbarlo. Mientras lo hacía no pudo evitar pensar que era distinto chuparle el sexo a Roberto. Sorprendida se dio cuenta que aún siendo mucho más feo el sexo de aquel señor, le gustaba mucho más su sabor y le producía sensaciones mucho más intensas, sentirlo frotar su lengua. Mientras lo masturbaba ella separó sus piernas , permitiéndole a su chico observar su vagina desnuda. Gemma ansiaba volver a sentir que alguien se la besaba. Pedro comenzó a acariciarsela. Se masturbaban mutuamente. Gemma gimió. Se avergonzó al darse cuenta que por momentos cerraba los ojos y pensaba que era la mano de Roberto la que la estaba acariciando su sexo. Deseó volver a sentir su vagina atrapada en su boca…

– Te gusta? – entre gemidos logró pronunciar aquella pregunta a su novio.

– Lo que cariño?

– Mi coño… – haciendo un esfuerzo logró superar su vergüenza.

– Supongo que es como todos, no?

Aquellas palabras de su novio cayeron como un jarro de agua fría en ella. Para Roberto su vagina era según él, la más suave y bonita y ahora su novio decía que sería como cualquier otro sexo de otra chica. Gemma sintió rabia y lo comenzó a masturbar más deprisa. Quería hacerlo correrse y marcharse a su casa. Enseguida consiguió su propósito y se vistió deprisa. Al llegar a casa se encerró en su cuarto y se masturbó. En todo momento pensaba en Roberto Roberto. Sus intensos orgasmos fueron disimulados tapando su cara con la almohada. Se quedó relajada y comenzó a llorar. Amaba a su novio pero se dió cuenta que nunca podría ser feliz sexualmente con él.

Mientras Gemma se dormía llorando, Roberto se desnudaba por completo y tumbandose en la cama abrió el cajón donde guardaba aquella prenda. Al sentir el tacto de la tela en su mano su sexo se hinchó hasta alcanzar una tremenda erección. Se sorprendió al darse cuenta que acercando la braguita a su cara, comenzó a olerla como otras veces , pero esta vez lo hacía por la zona de atrás. Olió con deseo la zona de la prenda que había estado en contacto con el ano de aquella muchacha. La excitación de ese acto lo empujó a mover la mano que agarraba su polla con mucha rapidez. Se corrió recordando el ano de Gemma en su boca…Durante unos minutos y aún jadeante por el orgasmo pensó en Gemma. Comprendió que era inútil intentar olvidarla.

Gemma y Pedro se divertían con sus amigos y amigas. El chico notaba como algo distante a su novia desde la última tarde que estuvieran solos en su casa. Habían decidido salir esa noche a bailar a la discoteca. Pedro bebía con sus amigos y Gemma bailaba cerca. Las chicas de la pandilla solían estar más cerca de la pista de baile pues les gustaba divertirse bailando.

Roberto salió de casa como cada madrugada a caminar por la ciudad. Miró el reloj y eran las tres de la mañana. A esa hora sabía que sería complicado pasar por delante de la discoteca cercana a su casa , pues era la hora que comenzaban a llegar todos los jóvenes. Observó que había una larga cola para acceder a las instalaciones del local. No pudo evitar recordar a Gemma. Instintivamente la buscó con su mirada entre toda aquella gente. Suspiró. Parecen ganado, pensó mientras dejaba atrás el local y seguía caminando hacia el centro de la ciudad.

Gemma mientras bailaba miraba a su novio. Estaba bebiendo mucho esa noche. Sintió calor y decidió ir al baño a refrescarse la cara. Al pasar por delante de la puerta de salida sintió una extraña fuerza que la empujaba a salir de la discoteca. En la calle pensó en Roberto y sintió su cuerpo estremecerse. Ni siquiera pensaba lo que estaba haciendo cuando comenzó a caminar hacia la misma dirección que aquella noche que se había emborrachado. Cada paso que daba su cuerpo era invadido por un intenso cosquilleo. Vió el portal y se avergonzó. Sus manos temblaban al acercarse al portero electrónico. No fue capaz de pulsar el botón. No soportaba la idea de ser rechazada por ese señor. Se sentó en el portal sin saber qué hacer.

Roberto caminaba de regreso a casa. De nuevo ese tramo delante de la discoteca lo hacía sentirse enojado. Maldecía a aquella juventud ruidosa. Su mirada volvió a buscar a Gemma entre la multitud. Pensó que quizás estaría dentro. La imaginó bailando, riendo con sus amigas. Estaría bebiendo como aquella noche que la conoció? Se preguntaba para sí mismo. La mayoría de los jóvenes que estaban fuera habían salido a fumar. En la cola de acceso al local había apenas cinco personas. Se detuvo pensativo y se puso en la cola. Enseguida se encontró en medio de aquella multitud ruidosa. Pensó que la mayoría estaban borrachos. Los jóvenes lo empujaban y estuvo tentado de dar media vuelta e irse para su casa. Como pudo se dirigió hacia una de las barras del local. Estaba bastante llena de gente. Roberto buscaba con la mirada. Había jovencitas de la edad de Gemma bailando. A su lado en la barra un grupo de muchachos bebían y reían…Se sintió un estúpido en medio de aquellos jóvenes. Muchos lo miraban como un bicho raro. Allí no pintaba nada, o quizás sí?…

Había estado media hora sentada en el portal y decidió regresar a la discoteca. Sus amigas y su novio estarían preocupados por ella. No le fue difícil entrar porque casi no había gente sacando entradas. Fue hacia la barra donde estaba Pedro y desde lo lejos lo vio riendo con sus amigos. Sintió rabia de no verlo preocupado por ella. Gemma se acercaba hacia ellos y sus amigas la vieron, le hacían gestos de que fuera a bailar con ellas. Cuando apenas le faltaban unos metros para llegar donde ellas, Marta vio que Gemma cambiaba su cara. Esta miraba hacia donde estaba Pedro. Allí estaba el novio de su amiga y los amigos, había un señor muy mayor de espaldas a su lado…

Gemma sintió sus piernas debilitarse cuando vio que detrás de su novio había un señor de pelo blanco. Su corazón comenzó a latir desbocado y mientras se acercaba ese señor se giró quedando frente a frente. Era Roberto …

Roberto se giró y de frente la vió a escasos cinco metros. Se sintió un adolescente al comprobar que se ponía nervioso. Allí estaba ella. La muchacha que lo había hecho volver a sentir la emoción de encontrarse con un ser amado. Allí estaba esa muchacha que lo había vuelto a hacer sentir erecciones intensas como un adolescente con solo pensar en ella, con solo rozarlo. Pedro la miró y se sorprendió al ver la cara de su novia. En su cara después de muchos meses había vuelto a reflejarse la felicidad. Desconcertado se dió cuenta que esa cara de felicidad no era por él. Su novia miraba más allá de donde él se encontraba. Girándose vio que Gemma miraba a ese señor mayor que llevaba un rato allí detrás de ellos. Pedro pensó que era imposible. Gemma mostraba felicidad por mirar a ese señor. Roberto apartó a aquel muchacho para poder acercarse a ella. La tenía a un metro escaso y le acarició la cara. Gemma se estremeció al sentir de nuevo aquellas manos en su piel.

– Gemma, perdóname cariño – su voz era temblorosa.

– Roberto …. – Gemma se abrazó a él con fuerza, apoyando su cara en su pecho- ..no tengo nada que perdonarle. Lléveme a su casa por favor….

Roberto sintió su corazón sobrecogido de emoción. Sintió una erección intensa con solo sentir el abrazo de esa muchacha. Gemma sintió sus pezones endurecerse totalmente como piedras. Sintió su vagina derramarse de deseo sobre la braguita al sentirse de nuevo abrazada a ese señor….

Pedro no supo ni pudo reaccionar. La cara de su novia cuando miraba a ese señor se lo había dicho todo. Se sintió bloqueado cuando vió como se abrazaba a ese hombre.

– Lo siento….- fue lo único que Gemma le pudo decir a su novio antes de verla girar y marcharse de la mano de ese señor que podría ser su abuelo…

Marta que había presenciado toda la escena estupefacta , se quedó asombrada. Nunca había visto esa cara de felicidad en su amiga…

….Salieron de la discoteca cogidos de la mano. Todo el mundo los miraba sorprendidos. Los chicos miraban con envidia a ese señor que llevaba agarrado a esa chica que como ellos decían , estaba buenísima. Las chicas miraban sorprendidas a Gemma al ver a una muchacha de aproximadamente su edad, irse agarrada de un señor tan mayor. Ellos no decían nada. Sus dedos se entrelazaron con fuerza. Gemma miraba de reojo a Roberto, estaba feliz e increíblemente nerviosa de pensar que en unos minutos estaría de nuevo en casa de ese señor. Volverían a estar solos sin que nadie pudiera juzgarlos por lo que hacían. Roberto miraba a Gemma y le sonrió.

– Te echaba de menos mi niña, no soportaba mas estar sin ti – Gemma lo miró y apoyó su cabeza en el pecho de Roberto – perdóname .

– No me eches mas de tu vida por favor

– No Gemma. Nunca más te alejaré de mi

Llegaron al portal y Roberto lo abrió. Nada más cerrarse la puerta tras ellos y al sentirse libres de las miradas de la gente se abrazaron con fuerza y sus bocas se buscaron. Eran besos llenos de pasión, deseo, desesperación…. Gemma no pudo resistir sin desabrochar los primeros botones de la camisa de Roberto y apoyar su cara en el pecho de él. Suspiró al sentir de nuevo su cara acariciada por los suaves vellos del pecho de él. Roberto acariciaba el cabello de la muchacha y sintió la cálida boca de la joven besar su pezón. Nunca una mujer se había aferrado con esa desesperación a su pezón varonil que gracias a sus besos se había endurecido. Roberto en su estómago sentía los pechos de Gemma que pujaban por sentirse liberados de la opresión del camisón. La erección de ese hombre no pasó desapercibida para la muchacha. Roberto gimió al sentir la mano de Gemma acariciar su pantalón abultado.Le excitaba muchísimo sentir a aquella joven tan entregada a él. Nunca la había sentido asi. Miró hacia la puerta cuando Gemma se arrodilló y le comenzó a desabrochar el pantalón. Enseguida le deslizó el boxer dejando al descubierto su polla excitada. Gemma miraba su sexo totalmente hinchado y suspiró. Lo comenzó a masturbar con deseo y morbo. Observaba fascinada el glande totalmente hinchado, estaba amoratado, brillaba por las gotas de líquido preseminal que Gemma al masturbarlo esparcía por toda la polla. Gemma ni se reconocía a ella misma, estaba totalmente excitada y entregada al sexo de aquel señor. Un deseo nunca sentido se adueñó de la joven y acercó su cara y sorprendida comenzó a oler aquel miembro que tanto le gustaba. Su olor la hizo gemir. Estaba oliendo sexualmente a un hombre. Olió de nuevo profundamente. Sentía ese olor de hombre excitado acariciar su ser. Roberto se estremeció de morbo al sentir que esa muchacha lo estaba oliendo íntimamente. Su polla se tensó gracias al morbo que sentía. Los labios de Gemma rodearon el glande excitado y comenzó a mamarlo. Roberto gimió. Como no se detuviera , aquella joven lo iba a hacer correrse enseguida. Las manos de aquel señor acariciaban su cabeza mientras lo besaba y chupaba su sexo. Gemma saboreaba aquel sexo con verdadera pasión. Mamandolo sentía placer. Gemma gemía. Intentó detenerla cuando sintió que estaba a punto de alcanzar el orgasmo. Gemma se opuso y no permitió que la apartara. Sintió las manos de aquella muchacha masajear sus testículos y la boca se movía con mas rapidez. Las piernas de Roberto comenzaron a temblar y las manos que hacía unos segundos la intentaban apartar, ahora la apretaban contra él. Aquel señor comenzó a eyacular en su boca. Gemma al sentir aquellos chorros de semen en su boca notó en su coño un pequeño orgasmo. Era feliz sintiendo a ese hombre correrse en su boca. Se miraron con una mezcla de verguenza y amor. Gemma por haberse comportado con tanto descaro, Roberto por sentir que esa muchacha lo hacia perder los papeles y le hacía sentirse de nuevo un adolescente. La ayudó a ponerse de pie y acarició su cara. Se besaron apasionadamente…

– Pequeña, es una locura pero te quiero…- le dijo Roberto a la muchacha.

– Yo también te quiero Roberto ….

Roberto la abrazó y la muchacha se estremeció. Nadie había conseguido nunca hacerla sentir así. Se notaba excitadísima y sonrojada le pidió que fueran para su casa. El agarró su mano y la llevó hacia el ascensor.

Entraron en la casa abrazados, besándose con deseo. Todo el deseo acumulado durante ese tiempo separados florecía. Por fin estaban juntos y podrían dar rienda suelta a sus deseos. Gemma no sabía como decirle a Roberto lo que deseaba. Le daba mucha vergüenza. Roberto deseaba hacer de nuevo una cosa pero tampoco sabía como decírselo por el mismo motivo.

– Me gustaría hacer una cosa…- Gemma hablaba con mucha timidez

– Que deseas cariño?

– Cierra los ojos por favor…vale?

– Vale. Pequeña yo también deseo hacer una cosa pero tengo que confesarte que me da reparo decírtelo.

– Que deseas hacer ?

– Primero tu. Después te lo digo, vale?

– Vale. Cierra los ojos….

Roberto cerró los ojos… Gemma nerviosa se desnudó totalmente. Miró el sofá y se acercó y se sentó.

– Puedes abrirlos….

Abrió los ojos y se quedó maravillado ante lo que estaba observando. En el sofá estaba Gemma sentada. Por culpa de la vergüenza que sentía se había tapado la cara con un cojín. La contempló fascinado. Era la imagen mas morbosa y bella que había visto nunca. Gemma estaba sentada en el sofá. Tenía los pies subidos y las piernas separadas. Como aquella otra vez, con esa postura , su vagina y su ano quedaban expuestos a la mirada de ese hombre. Roberto se acercó al sofá y se arrodilló.

– Que deseas mi niña? Hazmelo saber, no tengas reparo conmigo.

Roberto se estremeció al ver como la muchacha llevaba sus manos a sus nalgas y las separaba con timidez. Entre ellas apareció lentamente aquel  maravilloso agujerito que tanto le atraía. Gemma le estaba indicando lo que deseaba. Él miró entre las nalgas de la muchacha y con mucha delicadeza pasó la yema del dedo por el. Gemma se estremeció y sintió su vagina mojarse totalmente.

– Es precioso cariño…. – asombrada sintió que Roberto estaba muy cerca de su ano ,pues al hablarle sentía su aliento acariciandolo – …y sabes cual era mi deseo?

– Dime…. – Gemma hablaba tapada su cara con el cojín.

– Este…. – sin darle tiempo a esperarlo, Roberto le besó el ano con delicadeza-  …deseaba volver a tener tu ano en mi boca,  pequeña.

Gemma gimió al notar como ese señor comenzaba a darle besos y pasar la lengua entre las nalgas. Su agujerito se dilataba y contraía de placer. Gemma se estremeció al notar como ese hombre sentía tanto deseo de besar su ano. Aquella lengua muy mojada y suave hacía que su ano se abriera y cerraba. Sintió vergüenza al sentir que la introducía un poco. Su pudor le hacía querer apartarlo pero el placer que le hacía sentir era aún más grande y sólo deseaba dejar que ese hombre hiciera lo que deseara. Sintió aquella boca chuparla y se estremeció. De su vagina manaba abundante flujo. Roberto la iba a hacer tener un orgasmo con solo besar y lamer su agujerito. Gimió excitada. Roberto sintió las manos de la muchacha acariciar su cabeza y notó que lo apretaba contra ella. Comenzó a correrse entre gemidos. Su ano durante el orgasmo se dilataba mucho y enseguida se cerraba totalmente atrapando su lengua en él. Roberto alcanzó una erección que jamás había sentido y levantándose besó la boca de Gemma y la abrazó. Gimieron al sentir sus sexos rozarse. Gemma se abrazó a Roberto y lo miró con amor.

– Roberto hazme el amor, por favor…- deseaba sentir que ese hombre le hacía el amor.

– Si Gemma, te deseo cariño…

Enseguida la polla de Roberto se abrió paso entre los labios del coño de Gemma. Su gran cantidad de flujo permitió que su sexo resbalara perfectamente. Ella lo miró excitada. Se sintió totalmente llena por ese hombre. Roberto la miraba y se estremecía de placer y amor. La besaba con dulzura y amor mientras sus manos acariciaban con deseo sus pechos totalmente excitados. Gemma sintió mucha vergüenza de pedírselo. Lo miró y él supo que quería decirle algo.

– Que te pasa cariño, que deseas…

– No nada…- no era capaz de pedirle aquello que tanta curiosidad le daba – me dejas ponerme encima tuyo?

– Claro cariño…

Gemma se puso sobre él. Apoyaba su cara en el pecho de Roberto. Este se sorprendió al sentir que la muchacha comenzaba a frotarse contra él, pero esta vez no era como el primer dia. Esta vez estaba sintiendo que Gemma estaba frotando su ano contra su polla. Roberto gimió por el morbo de sentir aquello. Gemma se quedó quieta. Su polla se hinchó totalmente al sentir en su glande como el ano de la muchacha se contraía y dilataba. Gemma lo miró avergonzada…

– Te quiero Roberto –  Gemma cerró los ojos y se movió un poco sobre él.

– Yo también te quiero mi niña…- un gemido escapó de la garganta de ese hombre cuando sintió que su glande resbalaba un poco en el virginal agujerito de su pequeña.

Estaba inmóvil, su excitación era total cuando comenzó a sentir como el ano de Gemma succionaba su polla. Aquel agujerito estaba abriéndose para acoger en su interior su polla. Nunca había realizado sexo anal. Aquel acoplamiento duró varios minutos. Era Gemma la que poco a poco iba dejándose penetrar el ano. Roberto sentía que no tardaría en correrse. Nunca había imaginado que pudiera ser tan suave y cálido el interior del culo. Gemma gimió al notar que el sexo de Roberto estaba por completo dentro de ella. Se quedó quieta…Lo miró y vio la cara de placer en Roberto.

– Te gusta mi culito? – Le preguntó

– Es el mas suave y bonito que vi nunca pequeña.

– Nunca hice esto con nadie…

– Yo tampoco mi niña…

– Le gusta?

– Me encanta!!!

– Hazle el amor a mi culito por favor…..

Roberto se volvió loco de deseo al escuchar esas palabras y comenzó a moverse. Primero despacio y al ver como Gemma gemía fue aumentando el ritmo. Al aumentar el ritmo sentía que la muchacha gemía más. Sus caderas se movían penetrando cada vez más fuerte y rápido el ano de esa joven. Ella gemía cada vez más. Su cuerpo vibraba de placer. Gemma se incorporó y apoyó sus manos en el pecho de Roberto. Gimió excitado al sentir que Gemma comenzaba a moverse sobre él. Aquella muchacha estaba enloquecida por el placer. Sus nalgas subían y bajaban. Lo iba a hacer correrse. Se miraron. Los dos veían en el rostro del otro que el orgasmo le estaba alcanzando. Se corrieron juntos abrazados…

Estuvieron toda la noche haciendo el amor. Gemma no quería irse de la casa de Roberto al dia siguiente. Él la convenció que tenía que irse y la pasaría a buscar después de comer para ir a pasear juntos. Se ducharon juntos. Gemma miraba sorprendida como Roberto se excitaba de nuevo al enjabonarle los pechos y la vagina. Lo masturbó bajo el agua. Roberto la masturbó a ella. Sentían que nunca habían deseado de esa manera a nadie.

Paseaban por la playa de la mano. Mucha gente pensaba que eran un abuelo y su nieta. A veces Gemma lo besaba y quien los veía se mostraban sorprendidos. En la cara de ambos se reflejaba el amor. Roberto era la envidia de muchos hombres que pasaban y miraban a Gemma. Muchas mujeres miraban con extrañeza a Gemma y sentían curiosidad…

Gemma miraba a Roberto y sonriéndose se besaban sin importarles lo que hablara la gente.

Habían pasado tres meses y Carla decidiera llamar a Gemma. Ésta le contó todo. Carla alucinaba con lo que le que su amiga le decía. Le había contado que estaba enamorada de ese señor que viera en la discoteca. Carla con mucha curiosidad le había preguntado que como era eso de estar con un señor tan mayor. Incluso se había atrevido a preguntarle si en la cama era mejor que con uno joven. Gemma muy avergonzada se lo dijo…

– Es distinto, a mi me gusta mucho mas…

Esa fuera la contestación de su amiga.

Roberto y Gemma como todas las noches hacían el amor en el piso mientras Carla se acostaba. Carla pensaba en todo lo que le había dicho Gemma. La verdad la había notado muy feliz y enamorada. Carla se desnudó…Por primera vez en su vida se masturbó imaginándose en brazos de un señor mayor. Se avergonzó al sentir que había sentido mucho morbo. Su orgasmo fue intenso. La curiosidad se adueñó de Carla….[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]