Me cogió mi maestro en un viaje

Me cogió mi maestro en un viaje.

Me cogió mi maestro en un viaje

Lunes 07:00 horas. Sonaba un verso de la canción “god is a woman” en mi despertador. Con mucho sueño aun y después de una jornada de trabajo de doce horas en el restaurante el día de ayer, traté de silenciar el despertador sacando mi mano de las sábanas que evitaban que la luz de la mañana me despertará aún más.

Por fin pude apagar el despertador y de mala gana salí de la cama, me mire al espejo que daba al costado de mi cama y el reflejo que me regresaba no era muy alentador, mi pelo largo y teñido estaba enmarañado y apenas y se me veía la mitad de mi rostro, me quedé mirándome fijamente pensando en si realmente valía la pena despertar tan temprano para realizar mis investigaciones de tesis.

A pesar de que soy de las mejores de mi clase y me pude graduar por promedio, tuve la loca idea de presentar mi tesis como cualquier otro universitario, sin embargo, de haber sabido que tendría que realizarla aun estando en vacaciones escolares la habría pensado dos veces.

Desde temprano el calor empezaba sentirse por lo que me puse en marcha y me metí a la bañera. El agua fría fue bien recibida por mi cuerpo ya que me agradaba e inmediatamente mis pezones comenzaron a endurecerse por el agua fría. Después de la ducha y envuelta en mi toalla me dirigí a la cocina a preparar un poco de café y el desayuno que llevaría a la universidad.

Mientras se preparaba todo me fui a cambiar. Para las clases y en este caso para las investigaciones no voy tan arreglada así que solo me metí unos jeans y una blusa, acompañada de ropa interior cómoda, unos zapatos y deje mi pelo suelto. Tome mi desayuno y bajé por las escaleras del edificio donde vivo directo a la universidad.

El trayecto a la universidad fue tranquilo, como queda cerca de donde vivo llego en 15 minutos si me voy en bicicleta, llegue al laboratorio de investigación y por suerte mi maestro de tesis aun no llegaba. Fui prendiendo equipos y limpiando las mesas que desde el viernes pasado había acumulado un poco de polvo. Después de terminar aproveche para desayunar y navegar un poco por mi IG.

Al cabo de una hora llego mi maestro, a pesar de que es un tipo serio y estricto esta vez lo parecía aún más. –Buenos días maestro –lo salude toda linda yo, sin embargo no me prestó atención y se fue directo a su oficina.

Había pasado media hora desde que llego y me estaba desesperando –“De saber que me tendría aquí esperando habría dormido una hora más” –pensé –“pero ya verá” –así que me dirigí hasta su oficina y llamé a la puerta tres veces sin recibir respuesta por lo que decidí entrar.

Ya dentro pude verlo de espalda hablando por teléfono, por su tono de voz parece que estaba discutiendo con alguien –No puedes hacerme esto Marina, ya habíamos hecho planes… “silencio” –La reservación no se puede cancelar y cambiarla sería más caro de lo que gasté… “silencio” –Como que es primero tu trabajo y luego lo nuestro, no… ¡espera! ¡ Marina!

Después de escucharlo me quedé parada en la puerta sin decir nada, me sentía apenada por haber entrado sin permiso y haber presenciado todo eso. Desee que la tierra me tragara y me escupiera en otro lado.

–¡ Susana! ¿Qué haces ahí parada?

–Hola profesor, venía a hablar con usted para ver qué haríamos hoy de la tesis

–¿Escuchaste todo esto?

–Si una disculpa, no sabía que…

–¡Debiste haber esperado afuera!

–Lo siento, no era mi intención molestarlo.

–Ya da igual. Por hoy no haremos nada, no estoy de humor para trabajar en tu tesis, regresa la próxima semana.

–Pero maestro, ya tenemos el tiempo…

–Por favor Susana, no estoy de humor déjame solo. –Y sin más salí de su oficina, tomé mis cosas y me dirigí hacia mi departamento.

Mientras viajaba en mi bicicleta no podía sacarme de la cabeza lo que había pasado en la oficina, el profesor siempre ha sido serio muy querido por todos sus alumnos, a mí siempre me ha ayudado en su materia y ahora lo hace con mi tesis, sin embargo, esta vez después de terminar esa llamada pude verlo triste y molesto por primera vez.

El resto del día lo gaste limpiando mi departamento y preparando postres que veía en un viejo libro de recetas. Por la tarde dormí unas cuantas horas para poder aguantar el turno nocturno en el bar.

Por ser lunes, había poca afluencia de personas consumiendo, parecía que sería una noche tranquila y eso significaba poder salir temprano. Alrededor de la media noche se sentó un hombre de mediana edad en la barra, pidió una botella de tequila y pidió que se la dejaran. No le tome mucha importancia, a esa hora es muy común ver ese tipo de personas en el bar.

Siendo ya media noche, ya quedaban dos personas en una de las mesas y el tipo de la botella de tequila seguía sentado en la barra del bar, apenas y le había bajado de su contenido a la botella, de pronto voltea hacia donde me encuentro y pude ver que se trataba de mi profesor de tesis.

–Maestro, buenas noches. No había notado que era usted.

– Susana, ¿eres tú? Vaya, no sabía que trabajabas aquí –me decía mientras me miraba de arriba abajo.

–Nadie de la universidad sabe que trabajo aquí, hasta ahora.

–Ya veo… que pena que me veas en esta situación… me tengo que ir, con permiso. –Al ver que se levantaba lo detuve.

–Maestro, no se ve bien, espéreme cinco minutos en lo que termino mi turno y lo acompaño a su auto.

Mientras caminábamos juntos pude notar que me veía de reojo, el ambiente de los dos era algo tenso y para evitar eso le pregunte si se encontraba mejor a como estaba en la mañana. Se detuvo un momento antes de llegar a su auto y me miró a los ojos.

–Me siento bien, solo que estoy algo triste y molesto. Tenía planes con alguien para viajar de vacaciones este viernes y me canceló por otros planes que tenía ella. –me decía algo molesto aun. –Siento haberte despachado así esta mañana, no era mi intención. –No se preocupe maestro, entiendo. –Sentí un poco de lastima por su situación y por mi mente cruzó la loca idea de pedirle que yo lo podía acompañar.

–Barbará sé que esto te sonará extraño y más viniendo de mí que soy tu maestro pero estaba pensando si ¿te gustaría ser mi acompañante estas vacaciones? –Me le quedé viendo sorprendía, parecía como si me acabara de leer el pensamiento.

-Esto es raro, lo sé, se podría malinterpretar la relación que tenemos de maestro-alumna pero…

–Esta bien acepto ir con usted –Le contesté.

–Muchas gracias Susana.

–No se preocupe, por ahora no somos más que dos conocidos.

–Tienes razón, esa relación es en la universidad, aquí afuera es otra cosa. Nunca me equivoque contigo, tienes una capacidad de razonamiento mejor que muchos en tu clase, por eso eres mi mejor alumna.

–Jajaja, está inventándolo ¿verdad? –Reímos los dos y cuando ya estaba despidiéndome me dijo que me subiera a su auto, que él me llevaría a mi casa.

En el camino seguimos platicando de cosas de la universidad y otras cosas sin sentido. Al llegar mi departamento nos despedimos – Susana el vuelo sale el viernes de esta semana a la 13 horas, ¿te parece que nos veamos haya? –Me decía ya algo mareado –Claro, ahí nos vemos maestro. –Cerré la puerta de su auto y subí hasta mi departamento.

Los días siguiente los aproveche para pedir mis días de vacaciones en el restaurante y dejar lista mi casa, nos iríamos unos cuantos días, sin embargo, me gusta dejar todo listo para evitar problemas futuros.

Al llegar el día viernes desperté más temprano de lo habitual, estaba emocionada pero a la vez sentía algo de nervosismo. Era la primera vez en muchos años que viajaba de vacaciones y esta vez no lo haría con la familia de mi tía si no con mi maestro.

Después de todas las experiencias que he vivido con hombres de su edad, presentía que algo pasaría entre los dos y ese presentimiento se resumía en que posiblemente tendríamos sexo. No era mi intención tener que proponerlo pero se cómo son los hombres así que mejor irse preparada.

Tomé mi maleta vacía y fui depositando en ella diferentes autitos para cada ocasión, jeans, blusas, shorts y un vestido por si acaso, las prendas íntimas fue un reto, quería llevar prendas que fueran sexys pero que no dieran el mensaje de que tenía pensado tener sexo. Al final opte por dos pares de cacheteros negros y un par de brasier del mismo color. También eché mi bikini rosa por si decidíamos ir a la alberca. El resto de la mañana lo utilicé para terminar algunos pendientes y para las 13 horas ya estaba en el aeropuerto.

Mientras esperaba a que llegara mi maestro fui al baño a maquillarme un poco, por suerte el espejo del retocador era amplio así que aproveche para sacarme unas selfies, para viajar use un outfit clásico de mí, jeans negro acompañados de una blusa a cuadros de color negro, mis botas clásicas de color negro y mi pelo suelto. No era normal en mí arreglarme y tratar de verme bien para alguien, pero esta ocasión si quería dar una buena impresión.

Al volver a la sala de espera pude ver que mi maestro ya se encontraba ahí por lo que me acerque hasta donde se encontraba y lo salude. –Hola maestro, por fin ha llegado. –Le dije mientras le jalaba su camisa por detrás. –Hola, Susana … –me miró completamente antes de terminar su saludo. –vaya, que hermosa te vez –decía mientras yo me sentía algo tímida acomodaba un mechón de mi cabello –Gracias maestro. –Vamos no me sigas diciendo maestro, llámame por mi nombre. –Está bien Adrián.

La declaración de equipaje fue rápida y el vuelo en el avión fue muy amena, mi maestro y yo platicamos poco ya que el viaje llevaría unas horas por lo que aprovechamos para dormir. Eran las 18 horas cuando el avión aterrizó y me despertó al momento de tocar la pista. Como Adrián ya había hecho reservaciones inmediatamente llegamos al hotel donde nos hospedaríamos.

Mientras bajaban nuestro equipaje Adrián fue a la recepción por la llave de la habitación, ahí es donde caí en cuenta que no había pensado si me quedaría en el mismo cuarto que él o si rentaría otro para mí. – Susana –Me gritó desde el otro lado del lobby haciéndome señas de que lo siguiera.

Ya en el elevador y aprovechado que solo estábamos los dos le pregunte –Ma… digo, Adrián … ¿Dónde me voy a quedar yo? – Adrián me miró con cara de incrédulo –Conmigo Susana, recuerda que ya tenía reservada la habitación. –era de esperarse pero tenía que preguntarlo. –Sé que te puede resultar incómodo pero de igual manera pregunte si había cuartos disponibles pero en la recepción me dijeron que están todos ocupados.

Al salir del elevador nos dirigimos hasta la habitación y al entrar pude ver que había reservado de las mejores. –Vaya, que enorme es –decía con tono de asombro –Claro que lo es Susana, no por nada invertí mis ahorros en estas vacaciones.

La habitación, si se podía llamar así, era del tamaño de mi departamento tenía su baño, cocina y una cama King size, tenía televisor, refrigerador, entre otras cosas más. Pero lo que más me gustó fue la vista directa al mar, como era verano el sol apenas se estaba ocultando dándonos una vista del atardecer hermosa.

Mientras Adrián bajaba al restaurant del hotel yo me quede para acomodar mis maletas y tomar una ducha. Al entrar al baño pude ver una tina blanca lo cual me encantó ya que tenía muchas ganas de relajarme después del viaje.

Tomé mi pijama, mi toalla y me metí a la bañera, mientras esperaba que se llenará me fui desvistiendo, el baño contaba con un espejo anatómico completo por lo que dure parte del tiempo del llenado de la tina viendo mi cuerpo.

Cuando al fin estuvo llena me metí y comencé a relajarme. Tenía mucho tiempo que no me acostaba en una tina como esta así que cerré mis ojos y comencé a divagar, de pronto mi mente me llevo a un vago recuerdo, la vez en que mi maestro de deporte me folló en los baños de la universidad, a pesar de no ser un lindo recuerdo comencé a pensar en el momento en que comencé a masturbarme debido a que había quedado súper prendida.

Instintivamente metí mi mano al agua y lentamente fui llevándola hasta mi entre pierna, en el momento en que mis dedos tocaron los pliegues de mis labios, sentí una excitación deliciosa. Tenía varias semanas sin tener sexo, el trabajo, la escuela y la tesis acaparaban gran parte de mi tiempo. –No puede ser que haya dejado tanto tiempo sin poder darme algo de placer –Pensé.

Con mis dos dedos fui tocando ligeramente el interior de mi vulva, los pequeños toques ocasionaban que mi cuerpo se fuera excitando poco a poco haciendo que mi respiración fuera más rápida. En mi mente fui recordando momentos que viví con varios hombres con los que había estado cuando de pronto la imagen de mi maestro Adrián apareció en ella. Justo en ese momento mis dedos tocaron mi clítoris e inmediatamente comencé a torturarlo.

La excitación fue haciéndose más aguda con forme imaginaba a mi maestro tomándome en esa bañera, el movimiento en círculos sobre el pequeño botón que ya estaba más duro reafirmo el momento de lujuria que estaba viviendo. Comencé a gemir para tratar de aliviar la excitación que se desbordaba en mí y –umm… ahh… umm… -lo estaba disfrutando.

Fui aumentando la tortura sobre mi clítoris y con los dedos de mi otra mano comencé a penetrarme. Tuve que sacar mis piernas del interior de la bañera para quedar abierta de piernas. El agua me llegaba hasta el cuello y los espasmos que salían de mi entre pierna recorrían todo mi cuerpo húmedo haciendo que mi espalda se arqueara y dejara escapar varios gemidos intensos.

Mi mano no daba tregua a mi pequeño clítoris que ya estaba más duro que mis pezones, mi excitación estaba a tope y en cualquier momento terminaría en un intenso orgasmo. En mi mente imaginaba a mi maestro fallándome, no es que lo deseará pero sentía algo de morbo pensar que pasaríamos estos días los dos juntos.

Estaba lista, podía sentir como el orgasmo comenzaba a invadir todo mi cuerpo cuando de pronto tocaron a la puerta –Susana ¿estás ahí? –Inmediatamente abrí los ojos y salí de la fantasía en la que me encontraba sumergida, sin embargo, comencé a sentir un intenso orgasmo y llevándome mi mano a la boca evité dejar escapar un gemido – ¿ Susana? ¿Está todo bien? Contéstame. –Me decía del otro lado de la puerta. No podía contestarle ya que si lo hacía escucharía mis gemidos. – ¡ Susana! Me estas preocupando voy a entrar –estaba a punto de contestarle cuando un segundo orgasmo llego de repente –Genial, lo que faltaba –alcancé a pensar.

Pude ver como la perilla de la puerta giraba lentamente, aguante lo más que pude el segundo orgasmo y grité – ¡NOOO! ¡ESTOY…BIEN!… EN UN… MMM… MOMENTO SALGO. –Alcancé a contestarle –Esta bien, traje cena, no tardes que se enfría. –escuchaba mientras escuchaba que se alejaba de la puerta.

Los espasmos por los orgasmos comenzaron a disminuir y poco a poco fui volviendo a estar tranquila. Por la posición en la que estaba hace unos momentos mis piernas se entumieron por lo que me tomó un poco de tiempo en poder ponerme de pie, finalice mi baño y me puse mi pijama para salir a cenar con Adrián.

En la cocina Adrián preparaba la mesa para cenar ambos, puso dos copas de vino y nos pusimos a cenar, hablábamos de lo que haríamos el día de mañana, al parecer iríamos a visitar la ciudad y para pasado mañana tenía pensado llevarme a una de las cascadas que hay en la región. Al terminar de cenar limpiamos un poco y nos fuimos a la cama.

Debo decir que me sentía algo nerviosa mintiéndome a la cama con mi maestro de tesis, nunca me había pasado con otro hombre. –Supongo que se debe a que nos conocemos un poco más –pensé. Adrián apago la luz y se acostó del lado derecho de la cama mientras que yo ocupaba el otro extremo.

Me quedé dormida a los pocos minutos de lo cansada que me sentía, sin embargo, alrededor de las 3:00 am mi maestro me despertó y no porque quisiera decirme algo, sus ronquidos rompieron el liviano sueño que tengo por las noches. Durante 15 minutos estuve esperando a que se callará pero no aminoraba su ronques.

Salí de debajo de mis sabanas y volteé a verlo, gracias a la poca luz que entraba por la ventana pude ver que se encontraba dormido boca arriba. Recordé que mi abuelo tenía el mismo problema y su esposa lo ponía de lado para que dejara de roncar. Así que me dispuse a hacer lo mismo, solo que al ser más grande que yo (187 cm) y tener una anatomía algo robusta se me dificultaba moverlo y más porque no quería despertarlo.

Después de tratar varias veces término acomodándose el solo inconscientemente, sin embargo, quede atrapada entre sus brazos. –lo que faltaba, ahora como se zafo de esta. –pensé.

Por más que lo intenté no pude quitármelo de encima – Marina … ven Marina … -Escuche que murmuraba en sueños y de pronto puso su mano en mi pierna y comenzó a acaríciame. Yo por mi parte seguía tratando de quitarme de ahí pero entre más me movía más me apretujaba hacia él.

De pronto su mano paso de acariciar mi pierna a acariciar uno de mis pechos. Por encima de mi pijama mi maestro Adrián comenzó a acariciar y apretujar mi pecho, lo hacía de una manera delicada y lenta como cuidando de no lastimarme. Mi asombro ante tal acción fue inminente y lo primero que pensé fue que se quería pasar de listo (típico de nosotras las mujeres cuando alguien se le va la mano). Sin embargo, mi Adrián seguía profundamente dormido y entre suspiro escuchaba que nombraba a Marina. –De seguro está soñando con ella –Pensé –y por eso me está agarrando los pechos. –Sin poder salir de su abrazo no me quedo de otra más que esperar a que me soltara en un momento u otro.

Por otro lado, con el tiempo, sus caricias hacia mi zona blanda fueron siendo más agresivas y comenzaba a apretar mi pecho más fuerte haciendo que me lastimara. Como respuesta a ese cambio de caricia mi cuerpo comenzó a sentirse un poco excitado, a pesar de todo, mis pechos son muy sensibles y cuando me masturbo siempre me los acaricio para poder excitarme más rápido.

De pronto Adrián comenzó a acomodarse quedando pegado a mí, podía sentir su pecho desnudo junto a mi espalda y al estar un poco descubierta mi pijama de atrás pude sentir sus vellos rizados, sin embargo no fue lo único que pude llegar a sentir. Su entre pierna había quedado justamente a nivel de mi culito y pude sentir lo abultado de su pene. –Oh por… cerré mis ojos imaginado el tamaño que debía de tener al sentirlo.

Poco a poco mi situación se fue tornando más comprometida, sentía un calor acogedor y no sabía si se debía al calor de nuestros cuerpos o que poco a poco me fui excitando por las caricias en mi pecho.

Adrián de pronto decidió ir mas haya en su sueño con Marina y aprovechando su control sobre mí pudo meter su mano por debajo de la remera de mi pijama y acariciar mis ambos pechos de manera directa. Cuando quise reaccionar y detenerlo él ya estaba acariciando mis pezones con sus dedos. La delicadeza con la que los acariciaba y aprovechándose de su sensibilidad hicieron que inmediatamente me quedara inmóvil y cerrando mis ojos me entregué ante las sensaciones que ocasionaban en mí. –tiene una mano bastante grande como para poder estar jugando con mis pezones –pensé. Poco a poco mis pezones pasaron de estar completamente lisos a estar completamente erectos. –No puede ser, si continua con esto terminare excitada de nuevo –Pensé. Y esta vez sería mucho más rápido ya que en la ducha no pude sacarme toda la excitación que tenía acumulada debido a que mi maestro me interrumpió.

Adrián comenzó a pellizcar y a jalar mis pezones de manera más agresiva haciendo que me doliera un poco, pero era más la excitación que liberaba que el dolor en sí. Poco a poco me fui excitando y como muestra de ello era que mi conchita comenzaba a mojarse. Ahora si sabía que el calor se debía a lo caliente que me estaba poniendo mi maestro y cuando pensé que no se podía poner peor pude sentir como el bulto de su entrepierna comenzaba a levantarse. –No puede ser –Pensé.

Sentía como lentamente su pene se ponía erecto y presionaba la parte media de mi culito. –Que situación tan embarazosa me tenía que pasar esta noche –pensé. Adrián comenzaba a moverse más y de vez en cuando me empujaba con su pelvis –De seguro ya se está follando a esa tal Marina en su sueño –nuestras excitaciones eran notables y a pesar de que era mi maestro, un hombre de alrededor de 50 años, no dejaba de pensar en que podría terminar follándome en estas vacaciones.

Al sentir su pene completamente excitado no me quede con las ganas y con mi mano pude tocarlo por encima del bóxer – ¡Que firme está! –Estaba tocando la punta de semejante lanza –si esta cosa me llegara a penetrar quien sabe cómo terminaría –obviamente si lo sabía, no sería la primera vez que un maduro mete su verga en mi sapito y hace estragos en ella.

Sentía como emanaba la calentura de su pene a través del bóxer y eso me gustaba (muy en el fondo de mí). Por lo general quienes me conocen piensan que soy algo tímida por mi forma de ser y presentarme a los demás, incluso he llegado a escuchar lo que piensan algunos de mis compañero de clase de mí.

<< Susana es una matada en clases>> <> <>.

Si supieran la cantidad de hombres que me han cogido y vieran como tengo al maestro Adrián en estos momentos empezarían a hacer fila para salir conmigo. –De pronto Adrián saco su mano de debajo de mi remera para meterla debajo del pantalón de mi pijama. Tal movimiento me sacó de golpe de mis pensamientos y para cuando quise reaccionar los dedos de Adrián ya estaban abriéndose paso por el interior de mi conchita.

Sus dedos se deslizaban fácilmente dentro debido a la humedad que había producido sus caricias en mis pezones. Podía sentir como mi vagina se abría al ser  penetrada por esos dedos gruesos. –ummm… aahhh… -mis gemidos no se hicieron esperar, me estaba excitando mucho más rápido que hace unos momentos.

La situación era de lo más morbosa y eso me excitaba más, estaba siendo estimulada por la mano de mi mentor. Sentía la dureza de su pene en mí colita y su mano me penetraba por enfrente.

Rápidamente mi conchita se inundó por la constante penetración, sin embargo, en un súbito cambio sus dedos dejaron de penetrar mi intimidad para torturar mi clítoris que a estas alturas estaba más que expuesto.

Con movimientos circulares en sentido de las agujas del reloj, mi maestro comenzó a estimularme y rápidamente los espasmos producto de aquel movimiento comenzaron a invadir todo mi cuerpo. –ummm… ummm,,,, ahh… mmm…inútilmente trataba de sacar la mano de Adrián pero los espasmos eran demasiado intensos y hacia que perdiera mis fuerzas.

Estaba muy caliente, sentía que en cualquier momento tendría un orgasmo. Adrián alternaba sus movimientos después de estimular mi clítoris un rato cambiaba a penetrarme con sus dedos y después a estimular mi clítoris de nuevo. –Que jugada tan sucia –Pensé mientras dejaba escapar un leve gemido. –De seguro mi maestro la debe estar gozándola… no creo que siga dormido –Traté de girarme para ver si lo podía ver pero no pude. De pronto sus dedos pararon de estimularme y su pelvis dejo de presionar mis nalgas. –¡Se está despertando! –pensé. Pero siguió completamente inmóvil. Comencé a sentir su respiración mi cuello y los pequeños bellos de su barba tocando la piel de mi espalda. Eso me puso más caliente y enseguida siguió torturándome.

Me tenía ya así desde hace 15 minutos (aunque a mí me parecían más). Pude haber tenido un orgasmo hace un tiempo atrás pero me contuve, lo estaba aguantando. Estaba disfrutándolo, tenía ya tiempo sin estar con alguien y el morbo de que fuera mi maestro quien me tenía tan caliente era un plus.

Esperando poder sentir más adentro sus dedos abrí mis piernas para poderle dar más facilidad de estimularme, inmediatamente comenzó a penetrarme más rápido –ahhh… aahhh… ahhh… -gemía sin importarme si los despertaba. Con mi mano libre comencé a apretarme los pechos y a pellizcarme los pezones –oh si… eso es… que delicioso. – Adrián siguió frotando mi clítoris frenéticamente y de pronto –¡No puedo más! –Tomé una de las almohadas que estaba cerca y la mordí con todas mis ganas a la vez que un orgasmo intenso hacia estallar mi conchita. Los espasmos hacían que me retorciera de placer pero como pude trate de no hacerlo, sentía como me venía a chorros –aaahhh… ¡no puede ser! –Mientras mi maestro seguía estimulando mi clítoris un segundo orgasmo llego de golpe –aahh… ahhh… ahhhh… -gemia mientras presionaba la almohada sobre mi rostro.

Sentía como mi vagina estaba inundada por mis juguitos, Adrián por otro lado había parado de torturarme pero sus dedos seguían dentro de mi vagina. Conforme las sensaciones iban desapareciendo mi cuerpo volvía a la normalidad, mi respiración seguía algo agitada pero poco a poco fui recobrando mis fuerzas. Como pude saque la mano de mi maestro de debajo de mi pijama y el roce de sus dedos al hacerlo ocasiono que un ligero espasmo me atravesara la espalda. –Quedé muy sensible –pensé.

Ya una vez libre del abrazo de Adrián salí de la cama y me dirigí hacia el baño, podía sentir como la humedad de hace algunos momentos escurría por mis piernas dejando unas pequeñas gotas en el piso del cuarto.

Al llegar al baño lo primero que hice fue sacarme el pantalón y mi panty, cuando la revise esta estaba completamente empapada y mi pantalón apenas y se sentía húmedo.

Inmediatamente revise mi conchita y pude notar que aún seguía muy sensible debido a que cuando separé mis labios con mis dedos un pequeño espasmo me hizo temblar.

Mi vagina estaba enrojecida por fuerte penetración de los dedos de Adrián, mis labios aún continuaban hinchados y ligeros residuos de mis juguitos seguían saliendo de ella. Cuando toque mi clítoris aún se sentía hinchado y sensible por lo que mejor decidí lavarme y regresar a la cama.

Me puse mi pantalón y dejé mi panty en el uno de los cestos de ropa, cuando salí a la habitación Adrián seguía dormido y roncando como minutos antes de que me follara con sus dedos. Me metí debajo de las sabanas y ya más relajada conseguí dormir para empezar con las vacaciones que Adrián y yo tendríamos.

Por la mañana unos golpes en la puerta me despertaron –Servicio a la habitación –gritaba una mujer desde afuera. –Hoy no, aún seguimos dormidos –le respondí. Mientras la mujer de limpieza seguía su camino, la luz diurna alcanzaba a entrar por los pliegues de la cortina iluminando un poco la habitación. Me dolía la cabeza signo de que había dormido bastante. Tomé mi celular de la mesa de dormir que estaba a un lado y mire la hora. Eran alrededor de las 10 am, seguí revisando mi celular e inmediatamente comenzaron a llegar notificaciones  y mensajes. Uno de ellos de Adrián.

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Después de terminar de leer el mensaje caí en cuenta que estaba sola en la cama, de pronto volvieron a mi mente los recuerdos de lo sucedido anoche con Adrián e inmediatamente me invadió un calor en todo mi cuerpo. –Me pregunto si realmente recordará o sabrá todo lo que me hizo anoche –me dije a mi misma.

Al salir de la cama lo primero que hice fue revisar mi maleta, la coloque encima de la cama y la abrí. Inmediatamente pude ver el presente de mi maestro, un bikini de dos piezas de color negro y debajo de este una nota que decía << Espero que sea de tu agrado>>.

Inmediatamente comencé a desnudarme, tomé el bikini y me lo puse. Mientras caminaba al espejo me iba acomodando el brasier, viéndome en el espejo vi que me quedaba de maravilla, mis piernas tonificadas por el ejercicio resaltaban mi figura y el brasier de apena y tapaba toda la circunferencia de mis pechos. Inmediatamente comencé a sacarme fotos y las que más me gustaron las publique en mi red social.

Antes de salir tome una ducha rápida para limpiar los restos de excitación que habían quedado en mi cuerpo, me puse el bikini y encima de este me puse una blusa Holgada semitransparente que dejaba ver un poco mi brasier del bikini, un short de mezclilla, tenis blancos y mis gafas de sol.

Al salir del cuarto me dirigí a buscar a mi maestro en la alberca, debo decir que estaba un poco nerviosa por lo que había pasado anoche y el no saber si sabía todo lo que me había hecho me ponía mal.

Cuando llegué había muy poca gente, en su mayoría eran meseros que iban y venían con bebidas. Al fondo pude localizar a mi maestro acostado en una pequeña estancia con un colchón y cojines. Al llegar, lo salude y me quite los zapatos para ponerme a su lado. –veo que te tomó más tiempo despertar Susana –me dijo con una sonrisa en su boca. –La verdad si, maestro, el día de ayer fue agotador. –Le contesté haciéndome la inocente. –¿Viste mi regalo? ¿Te ha gustado? –Claro es muy bonito –y abriendo un poco mi blusa le deje ver un poco mis pechos cubiertos por el top negro. –Ya veo, te ves hermosa esta mañana. Tu no lo sabes pero uno de mis pasatiempos es la fotografía, y aprovechando que te vez radiante hoy me gustaría pedirte que fuera mis modelo para unas fotografías. ¿Te gustaría? –a lo que le respondí que sí.

Inmediatamente saco su cámara y poniéndose de pie me pidió que así recostada en la cama posara para él. No lo hice esperar y conforme tomaba una pose el me lanzaba su disparo.

Debo admitir que me excitaba sentirme deseada por mi maestro y sin que él me lo pidiera me empecé a quitar la ropa para mostrarle como me quedaba el bikini. Cuando quede completamente semidesnuda pude notar como los meseros al otro lado de la alberca me veían y como uno le hacía señas a sus demás compañero para que vinieran a verme por otro lado mi maestro seguía tomándome fotos de todos los ángulos posibles. Lentamente fui caminando hacia el bode de la alberca y recostándome pose para que me tomara más fotos y que el hermoso paisaje detrás de mí resaltara mi figura.

Después de la sesión fuimos a comer para después ir de paseo por el lago de la ciudad. Recorrimos varios senderos para llegar a la cima de un acantilado del cual se podía ver todo el lago y el rio que lo conectaba. Al igual que en la alberca Adrián saco su cámara y me pidió que posara para él, sin embargo, después de unas cuantas fotografías me pidió que descubriera un poco mi hombro esto para dejar ver un poco mis pechos.

Después bajamos el acantilado para llegar a un pequeño muelle donde nos esperaba un bote. Al subirlo continuamos el recorrido y seguimos disfrutando de la naturaleza. Mientras el bote seguía su recorrido yo me dispuse a seguir observando el paisaje pero Adrián seguía empecinado conmigo y de vez en cuando escuchaba el sonido de su cámara.

Al llegar a una de las cascadas del lugar voltee a ver a mi maestro y al quererlo invitar a bajar del boto pude notar que estaba sumergido viendo las fotos en su cámara, se le notaba un poco nervioso y miraba como se remojaba los labios constantemente por lo que inmediatamente supe que le gustaba verme.

Así que aprovechándome del momento me saque el pantalón y la blusa y quedando únicamente en el bikini que me regalo baje del bote y me dirigí hacia la cascada.

El suelo al ser de piedra estaba frio y resbaloso por lo que tenía cuidado de donde pisaba, la brisa del agua al caer y chocar con la piedra levantaba una pequeña bruma que poco a poco iba remojando mi cuerpo. Cuando llegue al punto donde el agua caía me metí sin pensarla dos veces, el agua estaba fría pero deliciosa al voltear al bote pude ver como Adrián y el barquero me observan atónitos, al saber del deseo que producía en mi maestro levante un poco mi pierna para resaltar mi culito, lleve mis manos a la cabeza y volteándolo a ver le regale una mirada sexy. Al ver que empezaba a tomar fotografías me voltee y en un rato más regrese hasta el bote para seguir con el recorrido. El resto de la tarde la seguimos pasando bien, esta vez ya no sacó su cámara para nada y platicamos de muchas cosas, sin embargo, podía notar como de repente se me acercaba un poco o de vez en cuando su mano buscaba la mía mientras caminábamos cosa que no me molestaba pero sabía que lo tenía hechizado.

Era ya de noche cuando volvimos al hotel, aun traía el bikini de esta mañana pero con los paseos del día se me seco solo, sin embargo, me sentía incomoda por el agua de la cascada así que mientras mi maestro se dirigía al bar a beber algo yo subí hasta nuestra habitación para tomar una ducha.

Al entrar a la habitación todo estaba ordenado y limpio, incluso las sabanas. De camino al baño fui dejando mi ropa tirada en el piso e inmediatamente abrí el agua caliente de la regadera y me dispuse a tomar un buen baño. Mientras limpiaba mi cuerpo no podía dejar de pensar en lo que Adrián había hecho en mí mientras dormía y a su vez en la cara que puso cuando me vio debajo de la cascada.

Poco a poco fui llevando mis dedos a mi conchita pero en el instante en que toque mi clítoris paré –No puedo hacerlo, no ahora –me dije a mi misma. Por lo pronto llene de nuevo la tina con agua caliente y me relaje un rato.

Cuando salí de la ducha me envolví en mi toalla, sequé mi cabello y me puse una mascarilla para el rostro, mientras esperaba a que hiciera efecto me puse a escuchar música y a revisar mis redes sociales. Al cabo de media hora enjuagué mi rostro y me disponía a cambiarme, sin embargo, al salir por mi ropa me encentré con mi maestro parado en la puerta viéndome envuelta en mi toalla.

–Maestro, lo siento que pena –le grite mientras me regresaba al baño –No lo escuché entrar.

–No… no te preocupes Susana, debí avisar –Su voz se escuchaba algo lenta y parecía que estaba ebrio. De pronto escuché un golpe fuerte y sin pensarla salí de mi escondite.

Cuando mire a donde había estado mi maestro este ya no se encontraba ahí pero pude ver como sus pies sobresalían por un lado de la barra de la cocina, estaba en el piso, por lo que inmediatamente corrí para ayudarlo.

Al llegar hasta donde estaba me agache para ver como estaba, afortunadamente estaba consiente pero se había golpeado la cabeza y estaba sangrando. Como pude lo levanté y con un poco de ayuda de él lo senté en el borde de la cama.

–lo siento Susana, tropecé con la barra queriendo alcanzar mi cámara –me decía mientras le limpiaba la herida con un poco de algodón con alcohol.

–y para que quería alcanzar la cámara –le pregunte sabiendo lo que me respondería.

–Quería tomarte una foto más, así como estas –me decía mientras me miraba a los ojos. –Te vez tan hermosa aun después de ducharte -Decía mientras ponía sus manos en mi cadera.

–Le agradezco que me considere hermosa, pero esta ebrio, debió de recostarse antes de andar… –Sin esperarlo, Adrián tiro de mi toalla dejándome completamente desnuda frente a él.

–¡ma…estro! ¿qué hace? –dando un paso hacia atrás tapé mis pechos y mi conchita con mis manos. Sin embargo, Adrián reaccionó rápido y poniendo su mano en mi parte baja de la espalda me empujó hacia él.

–Cielos, eres una diosa Barbarita, que sexy te miras tapándote –Tomándome de mis muñecas trató de evitar que siguiera cubriéndome pero al no poder se incorporó de la cama y con un movimiento rápido me tiró sobre ella. Inmediatamente trate de patearlo pero Adrián fue más hábil y esquivo mis dos intentos de golpearlo, rápidamente inmovilizo mi piernas tomándome de los tobillos y usando su fuerza me abrió completamente de piernas dejando expuesto mi coño ante él, sin poder hacer nada, Adrián comenzó a devorarlo sin tregua alguna.

Su lengua comenzó a recorrer y humedecer cada parte de mi conchita por lo que inmediatamente comencé a sentir los espasmos en mi espalda. Conforme Adrián colonizaba cada parte de mi coño con su lengua poco a poco iba perdiendo fuerzas en mis piernas por lo que deje de intentar de golpearlo.

Su lengua entraba y salía de mi interior y podía sentir como trataba de encontrar mi clítoris al hacer presión con la punta de su lengua en cada parte de mi panocha.

Mi excitación no se hizo esperar y a los pocos minutos de haber comenzado a devorar mi coño este ya estaba húmedo y yo bastante excitada.

Podía escuchar la respiración agitada de mi maestro al tratar de tomar un poco de aire mientras disfrutaba de mi intimidad, dejando de poner resistencia lo ayude un poco levantando un poco mi pelvis para que pudiera disfrutar más, sus manos dejaron de sujetar mis tobillos para pasar a acariciar mi vientre y mis nalgas.

–ahh… ahh… umm…umm… –pronto comencé a gemir ante el placer que la lengua de Adrián generaba en mí.

Por mi parte comencé a jugar con mis pechos y tocar mis pezones con mi mano mientras que con la otra presionaba la cabeza de mi maestro sobre mi conchita para sentir mucho más placer.

Inmediatamente Adrián comenzó a rosar mi clítoris con su lengua haciendo que unos ligeros espasmos le indicaran la zona que debía estimular. Una vez que la ubicó, sin dar tregua, comenzó a estimular el pequeño frijol que era mi clítoris, poco a poco fue poniéndose más y más duro y por lo mismo el placer fue más delicioso.

–¡espera! No tan rápido… ummm… ummm… ¡coño! Ummm… -podía sentir como mis juguitos comenzaban a emanar de mi coño y estos bajaban y humedecían la entrada de mi culito. Estaba a punto de alcanzar un orgasmo cuando de pronto tomé la cabeza de Adrián y la separé de mi coño.

–¡espere maestro! Aun no quiero terminar. –Abierta de piernas quede recostada sobre la cama, con la respiración agitada y tratando de aguantar un orgasmo que estaba a punto de salir.

Cuando ya estuve más tranquila lleve mis dedos hasta mi coñito y sentí la calidez de mis fluidos aun saliendo de mi interior. Adrián por otro lado me miraba fijamente, su mirada reflejaba su lujuria y las ganas de seguir disfrutando de mí. Cuando nuestras miradas se cruzaron no pude más que regresarle una sonrisa atrevida como la que le di cuando estaba debajo de la cascada. Sabía que este momento pasaría y estaba lista para ser tomada por mi maestro.

–Maestro, ¿Qué le pareció mi conchita?

–Esta deliciosa… así como tu Barbarita. –Inmediatamente comenzó a sacarse la ropa hasta quedar únicamente en la playera. Físicamente mi maestro no era muy atractivo, era alto eso sí, llegando a medir los 185 cm, comparado con mis 160 cm, para mí era bastante alto.

Sus piernas así como su abdomen estaban cubiertos por una ligera mata gruesa de vellos de color negro, sus brazos son fuertes y se marcaban cuando hacia fuerza para tenerme abierta de piernas, pero mi impresión fue más al ver el tamaño de su verga. Era un pene circuncidado de más o menos 15 cm de largo y algo grueso dejando ver una cabeza húmeda rosada y su más evidente excitación por tenerme a su merced.

–Eres increíble Susana … nunca pensé que fuera a conocerte de esta manera. Y pensar que creí que eras una santa. Nunca creí que tuvieras un cuerpecito tan hermoso y rico. –me decía mientras se agarraba la verga y se masturbaba para tenerla erecta.

–Hay ciertas cosas que no sabe de mí maestro.

–Eso lo entiendo amor, pero ¡por Dios! Tienes un cuerpecito increíble, tus piernas se ven tan deliciosas, tus pechos… mmm… ¡son perfectos! Me encanta la coloración rosada de tus pezones amor. Y ni que decir de tu carita, es una carita inocente que cuando te pones caliente produce mucho morbo.

Debo decir que me sentí alagada después de escucharlo decir eso de mí. Al verlo parado frente a mí y con su verga excitada rápidamente baje de la cama y tomando una de las almohadas me dirigí hacia él, tiré la almohada a sus pies y me puse de rodillas frente él.

Su verga quedaba al mismo nivel de mi cara, con mi mano la tome desde su base y comencé a masturbarlo lentamente. Su piel se sentía caliente y áspera por las venas que se saltaban por lo erecta que estaba. Mirándolo hacia arriba le regale una sonrisa y de un solo bocado comencé a devorar su pedazo.

Comencé mamando la verga de mi maestro lentamente, mientras lo hacia lo miraba fijamente a los ojos, su verga salía y entraba lentamente de mi boca y cada vez que lo hacía pequeñas gotas de saliva salpicaban la almohada sobre la que me encontraba de rodillas. Rápidamente Adrián cerró sus ojos y comenzó a gemir de placer, por mi parte al saber lo que le estaba provocando a mi maestro de vez en cuando introducía todo su pene en mi boca hasta sentir su punta en mi garganta. Eso le agradaba y mientras él jugaba con mi cabello yo seguía mamando su fierro caliente.

Mientras más rápido se la mamaba a Adrián más fuertes y profundos eran sus gemidos, sin embargo, al sentirse demasiado excitado por el ritmo en que lo estaba llevando, decidió tomar cartas en el asunto.

Con su mano derecha tomo mi cabello y poniendo un poco de fuerza rompió el ritmo que tenía sobre su verga para el llevar su propio ritmo por lo que me puso a mamar verga más rápido, su fierro entraba y salía de mi boca cubierto por la saliva que empezaba a producir y de vez en cuando este me ensartaba al fondo su pene dejándolo un momento en mi garganta.

Obviamente al atragantarme y no poder respirar trataba de sacármela lo más pronto posible pero Adrián me tenía con tal fuerza que me era imposible liberarme de su tortura. Cuando por fin me sacaba su verga esta brillaba por la saliva que sacaba de mí y pequeños hilos de saliva quedaban uniendo mis labios con la punta de su verga.

–Quien lo diría que con esa carita de princesa eres una excelente mamadora pequeña Susana. –Me decía.

–Se ve que tienes practica mamando o ¿es natural en ti preciosa? –Yo solo sonreí ante lo que decía, pero la verdad mi experiencia mamando verga es muy poca, supongo que fue de herencia.

Adrián tomo su verga con su otra mano y dándome unos golpes con ella en la cara me apremio para que siguiera chupándola.

Al poco rato de seguir con mis mamadas Adrián decidió que era tiempo de dar el segundo paso. Así que tirándome del pelo me hizo incorporarme seguidamente comenzó a tocar todo mi cuerpo con sus manos y sin esperarlo me dio un beso largo en mi boca. Pude sentir el sabor a alcohol de su boca cuando su lengua entraba en la mía buscando rosar mi lengua. El sabor era horrible y me sentí mareada por un instante, por lo cual caí recostada sobre la cama y no supe si Adrián me empujo o yo tropecé por el mareo.

Al estar completamente desnuda, mi maestro me tomó nuevamente de las piernas solamente que esta vez no me opuse y hasta yo misma las abrí para él. Tomando su verga erecta y circuncidada la coloco en la entrada de mi conchita para lentamente empujarla dentro de mí.

El placer que sentí fue inmediato y al estar húmeda aun su verga se deslizó sin tener ningún obstáculo rosando las paredes de mi vagina –“Donde me la meta toda me va a partir” –pensé. Al sentir que su pelvis chocaba con la mía me di cuenta que me la había metido toda –No puedo creer que mi concha aguante tanto –me dije sorprendida. Aunque no era ninguna novedad, después de haber sido follada por vergas del mismo tamaño o más gordas mi vagina se ha adaptado para aguantar semejantes falos.

–Ahaahh… aahh… mmmm… -lentamente Adrián comenzó a follarme y mis gemidos no se hicieron esperar, sentía delicioso al sentir como mi maestro me follaba en la cama donde habíamos dormido hace una noche.

Por su parte él me tenía bien agarrada de mi cintura para que con cada embestida su verga entrara hasta el fondo de mí provocándome unos espasmos que recorrían toda mi espalda.

De pronto al verme disfrutando el momento puso su mano en uno de mis pechos y aparentándolo con fuerza comenzó a embestirme más rápido –Aahh… ummm… -el placer que sentí fue delicioso y con mis manos libres trate de agarrarme de algo mientras mi cuerpo se retorcía por el placer fugas que Adrián generaba en mí.

Inmediatamente Adrián soltó mi pecho para ver cómo estos se movían con el vaivén de sus embestidas ocasionando que su verga se tensara más y su penetración fuera más firme.

Al escucharme gemir cada vez más fuerte bajó su velocidad para evitar que me llegara el orgasmo y en esa ocasión sus estocadas fueron lentas, sin embargo, sacaba su verga completamente de mí para después metérmela de golpe cosa que me lastimaba y a la vez me daba un placer explosivo.

–Que deliciosa estas Susana, te encanta mi verga ¿verdad? Preciosa. –Inmediatamente levantó un poco mi pelvis para comenzar a follarme más rápido. –Aaahh…. Aaaahh… aaahhhh –el ruido de nuestras pelvis al chocar era opacado por los gemidos de placer de ambos, mis piernas al estar completamente abiertas permitían que mi conchita pudiera tragarse completamente la verga de Adrián y por consiguiente esta se estaba empapando más y más por los juguitos que producía. Mis pechos por otra parte se movían libremente por las embestidas que recibía por lo que con mis manos las apretaba y pellizcaba mis pezones.

-umm… aahh… aaaagg…. Aahaa… u..uumm ahh…De pronto su mano enorme se cerró sobre mi cuello y apretando mi garganta comenzó a penetrarme con más fuerza y velocidad.

Inmediatamente lleve mi mano hasta su mano para tratar de quitármela pero me tenía bien sujeta y entre el placer que generaban sus embestidas profundas poco pude hacer.

Mis gemidos se fueron ahogando lentamente por la falta de aire y cuando ya sentía que me desmayaba mi maestro me liberó y pude tomar una gran bocanada de aire. Inmediatamente sus embestidas fueron más lentas por lo que sonreí al ver cómo me trataba.

–No puedo creer lo deliciosa que estas Susana … -Me decía mientras se reponía de la follada que me estaba dando.

–Pensar que pude haberte tenido muchas veces así y apenas hasta ahora me doy cuenta de tu potencial. –Yo solo lo veía y le sonreía mientras que con mis manos recorría mis pechos para mantener mis pezones erectos.

–Tus gemidos me tienen la verga completamente erecta, tenía mucho tiempo que no gozaba de una erección así… sin tener que recurrir a la pastilla. –Estaba a punto de decirle algo cuando sus estocadas me silenciaron y lo único que salió de mi boca eran gemidos de nuevo.

–Eres toda una putita y lo sabes. –Lentamente sus penetraciones fueron aumentando de velocidad

–Esta mañana te veías bien sexy mi amor…. Ummm que deliciosa te veías con el bikini que te regalé –Al terminar su frase me embistió con fuerza haciendo que del dolor cerrara los ojos para poder aguantarlo.

–Bien que te encanta que te vean… eres una zorra a la que le encanta que la vean ¿verdad? –El dolor rápidamente desapareció y en su lugar un placer delicioso empezó a inundar todo mi cuerpo.

–Y esa foto que te tomé debajo de la cascada… uff… hasta el barquero me pidió que se la pasara. –Eso último que me dijo me excitó más, saber que había logrado mi objetivo me puso más caliente.

Inmediatamente después de decirme eso último comenzó a remeter contra mí. La velocidad con la que me estaba dando me volvió a excitar de golpe, sus estocadas eran profundas y pude ver como su polla era devorada completamente por mí conchita, que además estaba completamente roja por el trato que recibía.

–Aaahhh… Susana … que putita eres…. Uufff… uummm… -Bufaba mi maestro mientras me tenía con las piernas abiertas.

De pronto sentí como su verga se ponía más dura y chocaba con mi cervix, lo que ocasionó que varios espasmos subieran por mis piernas y las adormecieran.

–aaaghhh…. Aahhh… ma..es..tro… me esta… lasti.. aahhh. –Puse mi mano sobre su abdomen para tratar de detenerlo, pero estaba decidido a penetrar la entrada de mi cérvix.

-aahh… Barbarita… creo que me voy a corr… –Aun no terminaba su frase cuando pude sentir el semen caliente de mi maestro golpeando la entrada de mi útero y llenando el interior de mi vagina.

Los gemidos de mi maestro resonaron por toda la habitación a la vez que se corría dentro de mí, su verga lentamente se fue poniendo flácida dentro de mí pero en ningún momento me dejaba de sujetar las piernas.

–Que deliciosa corrida me diste pequeña alumna, ¿te gustó complacer a tu maestro verdad? –me decía al mismo tiempo que sacaba su verga.

–Tenía una semana sin correrme, tenía las bolas llenas. –mientras yo aún recostada y reponiéndome de la cogida que me había dado me lleve mis dedos a mi vagina.

Al introducir mis dedos pude sentir lo caliente e inundada que estaba por el semen de mi maestro y como el mismo empezaba a brotar de mi interior para pasar por mi colita y mojar las sabanas de la cama.

Al sacar mis dedos estaban cubiertos completamente de la semilla de Adrián y mientras él me veía lleve mis dedos hasta mi boca y probé el sabor de su leche tibia.

A pesar de que su sabor era amargo me los tragué para después incorporarme y limpiar los restos de semen que habían quedado en la verga de mi maestro.

Al sentir mis labios y mi lengua recorriendo su ahora flácido miembro, sintió leves espasmos debido a su cabeza había quedado sensible.

–Eres una alumna fantástica Susana, nunca pensé de lo que eras capaz de realizar al tener sexo, bien dicen que las niñas serias son las más calientes. –yo solo le sonreí mientras me dirigía al baño a tomar una segunda ducha.

Era nuestro tercer de vacaciones en el hotel, una noche antes mi maestro me había follado como nadie lo había hecho y lo mejor de todo es que lo disfrute al máximo.

Cuando desperté Adrián ya no estaba en la cama, “de seguro fue a desayunar” –Pensé. Yo aún estaba enredada en las sabanas de la cama y la luz del día se asomaba por la ventana.

Para este día no teníamos planeado nada, después de todo lo que hicimos ayer no nos pusimos de acuerdo para ver qué haríamos este día.

Con toda la flojera del mundo me levante y me dirigí a tomar una ducha con agua fría. Mientras enjabonaba mi cuerpo podía sentir como mis bellos se erizaban por el agua fría, mis pezones lentamente se fueron poniendo duritos por lo mismo y al llegar a la parte de mi conchita, pude sentir un leve dolor. –“Es de esperarse” –pensé. Después de la cogida que me dio Adrián anoche.

Cuando salí de la ducha comencé a ver que me pondría para salir, sin batallar mucho tome unos shorts cortos una blusa y debajo otro bikini de color negro que ya tenía desde el año pasado.

Al bajar al restaurante del hotel me encontré con mi maestro desayunando, al verme su sonrisa se formó de oreja a oreja y yo sabiendo a que se debía tal expresión sonreí bajando la mirada y acomodando un mechón de cabello por detrás de mi oreja.

–Buenos días Susana, ¿cómo amaneciste?

–Muy bien maestro, dormí muy bien después de… –viendo para los lados para que nadie me escuchara –Después de tener relaciones con usted.

–Ya veo, yo también dormí muy bien, tenía tiempo sin coger así –me contestó.

Cuando llego el mesero ordené algo y seguimos con nuestra plática.

–Para este día tengo planeado llevarte de paseo por la costa ¿Qué te parece?

–Me parece bien, algún lugar en especial.

–Así es preciosa, iremos a una playa virgen a nadar y disfrutar del día. Así que espero que vengas preparada.

–Claro que sí. –Y sin que se lo esperara, me saque la blusa quedando únicamente en el top del bikini ocasionando que a más de uno se le fuera la mirada hacia nuestra mesa.

Después de desayunar fuimos a comprar varios refrigerios para pasar el día y ya casi siendo medio día nos dirigimos hacia los muelles. En el lugar había una gran cantidad de botes y veleros amarrados, casi no había turistas ya que en estas fechas casi no había afluencia de personas viajando.

Al llegar al muelle donde se encontraba el bote en el que saldríamos pude ver a una persona conocida, se trataba del barquero del día de ayer, al vernos nos saludó con ímpetu y emocionado por tenernos de vuelta usando sus servicios.

–Veo que les gustó el paseo de ayer.

–Claro que si Joaquín, Susana disfruto las cascadas de ayer. –Al recordar el momento de la foto de ayer los tres reímos y pude entender por qué Joaquín lo hizo también.

Antes de zarpar, el barquero nos ayudó a subir las cosas al bote para después explicarnos lo que haríamos y darnos un breve recorrido por el nuevo bote que ahora tenía. Sin embargo, empezaba a notar algo raro en el ambiente, de vez en cuando caché a Joaquín viéndome fijamente y pude notar que mi maestro y él hablaban de algo pero no podía escuchar de que.

Al cabo de quince minutos de haber llegado comenzamos nuestro viaje por la costa. Al entrar a mar abierto el agua estaba algo picada por lo que el bote se movía bastante.

–Voy a bajar a cambiarme Susana, en un momento regreso. – Adrián entro al camarote y se perdió, dejándome con Joaquín en la cubierta.

Al no tener nada de qué hablar tome mi teléfono y comencé a tomarme fotos

– Susana puedes venir. –escuche que me hablaba Joaquín. –Preciosa, necesito que te pongas en la proa un momento, necesito que el bote este nivelado en lo que regresa su esposo a cubierta. –De mala gana me dirigí hacia enfrente del bote y me recosté en la cubierta.

Aprovechando que tenía los lentes para sol veía a Joaquín de reojo y no dude en que solo me dijo que me pusiera aquí para estarme viendo todo el rato.

–Por cierto, Adrián no es mi esposo. –le contesté.

– ¿De verdad? Una disculpa señorita, creí que lo eran ya que así lo parecen. Y si no son pareja, ¿Qué son? –me preguntó. Sin decir más, me volteé viendo al mar y fingí no haberlo escuchado, no esperaba una pregunta así de parte de él y me daba pena decirle que era mi maestro.

El bote seguía su curso ya por mar abierto y se movía mucho debido al oleaje que había, tuve que agarrarme bien de uno de los barandales para evitar caerme al agua. –Cuidado señorita, no querrá caerse en estas aguas… Según los pescadores locales, esta ruta está llena de tiburones en esta época del agua… sería una tristeza que semejante mujer como usted fuera el bocado de un animal como ese. –Después de terminar pude notar que se le reflejaba una sonrisa en su rostro, por lo que me imagine que me intentaba asustar.

Al cabo de unos minutos mi maestro salió del camarote vestido con una guayabera, unos shorts, sus sandalias y un sombrero playero. Al moverse tanto el bote no me podía mover de mi lugar pero veía como Adrián y Joaquín platicaban en voz baja y tiraban miradas hacia donde me encontraba.

No me agradaba mucho Joaquín y que mi maestro hablara con el mucho menos. El viaje continuo por 15 minutos más has que llegamos a una ensenada donde el agua estaba más tranquila. Sin que el bote se moviera tanto me puse de pie y me dirigí hacia Adrián, emocionada le pregunte si se metería a nadar conmigo.

–lo siento Susana, pero no sé nadar, así que te toca a ti sola –De mala gana me quite el short que traía puesto quedando únicamente en bikini y me di tire al mar. El agua estaba cristalina y se podía ver la arena del fondo, había peses y corales, era un lugar hermoso.

Después de media hora de estar nadando volví a subir al bote con Adrián, él estaba sentado bajo la sombra por lo que me dirigí hacia donde estaba.

–El agua esta deliciosa –le decía mientras me secaba el cuerpo con una toalla. –Debería de entrar a ver la diversidad de peses que hay en el lugar. –Estoy bien así Susana, además… la única diversidad que quiero ver eres tú. –Sin esperarlo me tomó de la cintura y me jaló hacia él para inmediatamente darme un beso en la boca.

Debo decir que me sorprendió tal acción, pero le correspondí besándolo igual. Mientras nos besábamos sentía sus manos deslizándose por mi cuerpo aun húmedo

–Tus labios saben a sal. –Es normal… estaba nadando en el mar. –le respondí. De pronto sentí que sus manos desataban los cordones de mi bikini pero cuando quise reaccionar Adrián ya me lo había quitado dejándome completamente desnuda.

–¡¿Qué haces?! –Le pregunte extrañada por tal acción.

–Desnudarte para follarte.

–Pero el barquero… nos vera.

–No te preocupes, él está abajo tomando una siesta.

–No creo que sea buena… –sin dejarme terminar mi frase, Adrián empezó a frotar mi entre pierna con sus dedos logrando callar mis objeciones.

–No creo que… aaahh… –al querer detenerlo una vez más, mi maestro me logró silenciar esta vez penetrándome con dos de sus dedos.

–No es justo aún no estaba húmeda. –le recrimine mientras cerraba mis ojos y me dejaba llevar por el placer que estaba naciendo en mi conchita.

Rápidamente mi maestro comenzó a penetrarme más rápido y con su pulgar estimulaba mi pequeño botón que con cada roce se ponía más duro.

–No tan rápido maestro no quiero correrme aun. –le decía mientras me aguantaba las ganas de dejar escapar un orgasmo.

La estimulación que generaba en mí era increíble y en un acto de tratar de parar el orgasmo puse mis pechos en la cara de mi maestro, sin embargo, aprovecho su cercanía para mamar uno de mis pezones por lo que el place aumento más y sin poderme resistir deje salir el orgasmo.

Sentía como mi humedad inundaba rápidamente mi conchita y resbalaba por mis piernas hasta llegar a la cubierta del bote, trate de gemir lo más despacio posible tratando de no despertar al barquero.

Inmediatamente mi maestro se puse de pie y me llevo hacia una mesa cercana, sabía lo que seguía así que sin que me lo pidiera me recosté encima de la mesa y abrí mis piernas para dejarlo entrar en mí, sin embargo, sus planes eran otros y colocándose del otro lado de la mesa se sacó su verga para que comenzarme a penetrar por la boca.

Al estar recostada boca arriba sobre la mesa batalle un poco para acostumbrarme a mamar su verga, aun así no batalle mucho para acostumbrarme y rápidamente comenzó a penetrar mi boca.

Sentía la firmeza y calidez de su miembro al entrar y salir de mi boca y como este se humedecía con mi saliva.

–oh si Barbarita, que buena eres mamando –decía mi maestro mientras de reojo podía ver su cara de excitación por tremenda mamada que le hacía.

Al ser los únicos en la ensenada solo se escuchaba los sonidos guturales de la penetración en mi boca y a lo lejos el mar al chocar con las rocas de la bahía. El movimiento del bote era leve pero aun así tuve que agarrarme de las orillas de la mesa para evitar caerme. Por otro lado mi maestro de vez en cuando sacaba su miembro húmedo de mi boca para después pasarlo por mi rostro lo que ocasiono un momento cómico entre ambos.

Al poco tiempo de estarme follando sentía que el ritmo en las penetraciones iban disminuyendo y note que mi maestro no estaba concentrado. De pronto sentí que algo me tomó de mis tobillos y cuando quise ver de qué se trataba Adrián me penetro profundamente haciendo que diera arcadas al sentir su miembro en mi garganta.

–tranquila Susana, es solo nuestro amigo Ignacio que decidió unírsenos. –me decía Adrián mientras trataba de respirar.

–que buena vista tengo de ti pequeña Susana … mmm… sí que le haces honor a tu nombre –me decía el barquero mientras que con sus manos aun en mis tobillos inmovilizaba mis intentos de patearlo.

–No la vayas a lastimar demasiado Joaquín… recuerda lo que paso la última vez.

–No te aseguro nada Adrián, esta hembra esta deliciosa… tengo unas ganas enormes de reventarla después de todas las fotos que me mandaste de ella anoche.

Después de escucharlos hablar trate en vano de resistirme, al tener la verga de Adrián en mi garganta me faltaba el aire por lo que poco a poco mis fuerzas se fueron menguando.

–Veo que la dejaste bien mojada Adrián… que delicia ver su panocha bien encharcada… lista para recibir mi verga. –después de escuchar su palabras Joaquín me abrió de piernas completamente dejando mi conchita abierta y expuesta, sin siquiera soltarme colocó la punta de su verga en la entrada de mi vagina y lentamente la fue introduciendo.

–¡mmmmm! –solo alcance a gemir al sentir como su verga me penetraba y se abría paso en mi interior.

–Que estrecha estas Barbarita… mmmm… pensé que Adrián te habría dejado más abierta… mmmm que delicia… tenía tiempo sin meterle la verga a una hembra tan estrecha.

Mientras me penetraba y escuchaba lo que me decía no pude evitar recordar las veces en que Matías me penetraba con su verga gorda y morena y me decía lo estrecha que era para él. Supuse que después de haber probado semejante verga de Matías no habría otra que se le comparará hasta que el barquero puso la suya dentro de mí.

De pronto sentí como la verga de Joaquín chocó con algo dentro de mí y dejó de avanzar.

–Veo que es todo lo que te entra pequeña –me decía el barquero. –y aun te faltaron unos cuantos centímetros.

Al mismo tiempo en que hablaba Joaquín, mi maestro retiraba su verga de mi boca permitiéndome respirar y a la vez derramando una cantidad considerable de saliva. Sin darme tiempo de recuperarme, el barquero comenzó a follarme lentamente, su verga se deslizaba con dificultad por mi interior a pesar de que me encontraba bien lubricada al momento de meterme su verga.

–Que rápido te secaste Barbarita… si apenas empecé a follarte… tal vez si te follo más fuerte te mojes más… ¿ehh? Se ve que  eres de las que les gusta que las follen fuerte… ¿verdad que si?

De pronto Joaquín aumento la velocidad de sus estocadas y justo antes de chocar con la parte más profunda de mi conchita me la metío con fuerza haciéndome sentir un dolor intenso.

–¡aahh! ¡aahh! ¡aahh! Noo… por favor… no tan fuerte… ¡aahh! ¡aahh! ¡aahh! –le suplicaba débilmente después de recibir varias estocadas seguidas.

–Suplica putita… me encantas cuando chillas al sentir mi verga penetrándote… ummm…

Mientras Joaquín me follaba mi maestro había preparado su cámara para grabar y fotografiar la cogida que me estaba dando su compañero. Aun con su  verga parada, Adrián aprovechaba para golpear mi rostro con su miembro cada  vez que pasaba frente a mí.

Poco a poco el dolor en mi vagina se fue transformando en placer y pase de chillar de dolor a gemir de placer, mi conchita por su parte hizo su trabajo y a  los pocos minutos de empezar sufrir los estragos de Joaquín empezó a lubricar permitiendo que el fierro del barquero se deslizara con mayor facilidad.

–Que delicioso gimes putita. –En ese instante Joaquín comenzó a follarme rápidamente ocasionando que mi excitación aumentara y los espasmos de placer recorrieran todo mi cuerpo.

Tuve que agarrarme de las orillas de la mesa para evitar caerme de las fuertes estocadas que estaba recibiendo por parte de mi barquero –mmm… mmm… aaahh… ummm… ahhh. –mis pechos se movían de un lado a otro con cada embestida que recibía.

De pronto un bote llego hacia donde estábamos y un par de hombres se emparejaron con nosotros. Al verme tendida sobre la mesa y recibiendo tremenda cogida uno de ellos grito. –La vas a matar perro. –para después explotar en tremenda risotada.

En eso apareció otro individuo y le pregunto a Adrián si era alguna clase de puta y si podían unirse a la orgia. Pero Adrián no les permitió seguirme viendo, sin embargo, comenzaron a insistir por lo que Joaquín saco su verga y tomándome del cabello me llevó bajo cubierta.

Adolorida y entumida de mis piernas pude ponerme de pie con dificultad. Ya abajo el barquero me tiro sobre un colchón viejo, al caer boca abajo trate de levantarme rápidamente pero Joaquín, adivinando lo que haría se colocó detrás de mí poniendo su mano sobre mi espalda.

El colchón además de ser viejo olía horrible, una combinación a sal de mar, sudor y sexo penetraban mis fosas nasales ocasionándome leves arcadas.

–Bien dicen que en cuatro todas se ven nalgonas y tú no eres la excepción Susana . –En ese momento sentí como hundía su cara en mi culito y con su lengua recorría todo mi interior, de pronto sentí como detenía la punta de su lengua en la entrada de mi hoyito y enérgicamente comenzó a realizar círculos haciendo que mi espalda se arqueara.

Nunca antes alguien había hecho eso en mí y a pesar de lo asqueroso que puede ser sentí unos espasmos deliciosos. Aun no terminaba de recuperarme cuando de pronto sentí como introducía uno  de sus dedos en mi culito

–¡Espera, no hagas eso! –le suplique nada más sentirlo dentro de mí. Pero fue inútil mi suplica y metiendo un segundo dedo comenzó a penetrarme rápidamente

–¡Ahhhh! ¡Ahhhh! Mmm… nooo… ¡por favor! ¡Me estas lastimando!

–Cállate estúpida. –Dándome una fuerte nalgada intento callarme

–¡De pérdida lubrícame si me vas a penetrar el culo! –Le grite mientras enterraba las uñas en el colchón muido.

De pronto sentí como metía sus dedos dentro de mi vagina intentando sacar mis juguitos que aun emanaban de mi interior para después depositarlos en su falo erecto y así poderme dar por el culo.

-Eres deliciosa Susana –inmediatamente me la volvió a meter por el culo pero esta vez ya no me dolió tanto gracias a que su verga estaba lubricada por mis  juguitos.

Teniéndome aun en cuatro, el barquero me tomo por las nalgas y comenzó a embestirme fuerte, su verga salía entrababa completamente por mi culo, en el camarote se escuchaba únicamente mis gemidos y el choque de mis nalgas con la pelvis de Joaquín.

-Tienes un culito delicioso… es tan estrecho que siento delicioso como te entra y te sale. –me decía mientras aumentaba la velocidad con la que me embestía.

Después de follarme por un tiempo el culo Joaquín salió de mi interior y dándome vuelta sobre la cama me tomó de las piernas para después abrirme completamente.

–Adrián dice que tienes una panocha muy dulce –me dijo viéndome con una mirada atrevida y lasciva. Sin resistirme mucho deje que probara mi interior dejándole mis pernas abiertas y mi conchita completamente expuesta.

Lentamente tal cual como arañas sus manos se dirigieron a mi vagina y con sus dedos empezó a separar mis labios vaginales. –tienes un color demasiado rico Barbarita, tenía tiempo sin ver una vagina tan rosita. Inmediatamente sentí como su lengua recorría la parte interna de mis labios intentando tomar los pocos juguitos que aun salían de mí.

– Adrián tiene razón… tienes un sabor muy delicioso –sin decir más hundió su cabeza y comenzó a devorar mi cochito.  El frenesí de su lengua y los pequeños bellos de su barba picando mi interior ocasionaron que mi temperatura fuera en aumento y el placer inundara mi cuerpo de nuevo.

Era delicioso, a pesar de que no deseaba a ese hombre me excite y comencé a gemir sin contenerme. Mis pezones se habían puesto duros de nuevo y mi cuerpo se retorcía de placer en ese colchón asqueroso.

–No pares por favor… le decía entre gemidos al sentir que su lengua bajaba el ritmo. Inmediatamente su lengua retomo la fuerza con la que me empezó a dar placer al principio, sentía  comen se movía por todos lados y cuando pasaba por mi clítoris sentía los espasmos deliciosos que me hacían venir. –Ahí… ahí… uuumm… umm.. mmm. –le  decía cada vez que me estimulaba el clítoris.

De pronto su lengua comenzó a estimular únicamente mi pequeño botón y los espasmo comenzaron a hacer que mi espalda se arqueara. –sii… sii… mmm… mmm… aahh… sii… estaba súper excitada y mojada, no sabía si era por mi o por la saliva de Joaquín pero sin poder aguantar más tres orgasmos deliciosos me hicieron gemir y gritar de placer por al menos veinte segundos pero que para mí fueron eternos por su parte el barquero se atragantaba con toda la miel que emanaba de mí.

Cuando me tranquilice mire a Joaquín listo para penetrarme una vez más pero fue interrumpido por Adrián que lo necesitaba arriba en cubierta, cuando desaparecieron los dos me quedé tirada en la cama exhausta y bien complacida hasta quedarme profundamente dormida.