Me cojo a mi hermanastro y lo disfruto como loca
Me cojo a mi hermanastro y lo disfruto como loca
Me cojo a mi hermanastro y lo disfruto como loca
Vanessa se había independizado de sus padres a la edad de veintidós años, yéndose a vivir con su actual pareja, Josué, un joven diez años mayor que ella. No obstante, acostumbraba a pasar casi todos los días por la casa de sus padres, disponiendo aún de una llave de la vivienda de los mismos.
El padre de Vanessa había fallecido repentinamente cuando la joven apenas tenía seis años, y su madre posteriormente contrajo matrimonio con otro hombre. Fruto de estas segundas nupcias de su madre, nació un varón, al que pusieron el nombre de Sergi, aunque luego todos lo conocían por “Sergito”. Pese a ser su hermanastro, Vanessa siempre lo trató como su hermano, llevándose bastante bien desde los primeros momentos.
A medida que su hermanastro fue creciendo y fortaleciéndose, se destacó pronto como buen deportista, jugando en un equipo federado de baloncesto del pueblo, favorecido por su extraordinaria altura, que superaba con creces 1.85 metros. Esa altura, le permitió que adquiriera una forma física y corpulencia superior a sus compañeros de colegio.
Por otro lado, su cabello casi rubio, sus ojos azules, le otorgaban al jovenzuelo un gran parecido, que no pasaba desapercibido entre las propias compañeras y amigos de colegio. Al alcanzar la edad de dieseis años, se había transformado en un chaval bien fortalecido, fornido, anchas espaldas y sumamente atractivo. Pese a su juventud, era un auténtico galán.
Vanessa pese a la edad que poseía su hermanastro, siempre acostumbrada hacerle bromas, y cuando llegaba a casa continuaba peleándose con el mismo, lanzándose almohadas y otros objetos, como cuando era pequeño, en forma siempre bastante cariñosa. Tanto que estaba acostumbraba a entrar con naturalidad en la propia habitación del joven.
Aunque nunca le mostró mucha atención, Vanessa en alguna ocasión, había visto a su hermanastro en calzoncillos, habiendo detectado un enorme bulto en el mismo, pero nunca la prestó mayor interés. No obstante, era consciente de que algunas amigas le habían comentado que, corría el rumor de que su hermanastro parecía tener un gran paquete.
Pero ello tenía su relación con Josué, y nunca pensó en nada morboso con su propio hermanastro. Además, tampoco se lo hubiera imaginado. Tenía unos padres bastante rígidos y sumamente religiosos. Había tenido una broca con los mismos, ya que nunca aceptaron el que se pusiera a vivir con Josué sin casarse.
Un buen día, Vanessa acudió a una fiesta cumpleaños de una amiga, a la que igualmente acudió Sergito, ya que era conocida de ambos. La joven acudió sin su pareja, dado que solo estaban invitados los amigos. La fiesta se celebró en una finca particular, donde comieron y bebieron hasta bien tarde la noche. Sus padres, le habían encomendado encarecidamente que vigilará y cuidará de su hermanastro.
A la fiesta acudió igualmente una prima de Samantha, llamada Claudia que tenía veintidós años. Esta era hija de un hermano del padre de Samantha, y era conocida por ser bastante liberal, pero no obstante, mantenía buena sintonía con ella.
La fiesta de cumpleaños se celebró con normalidad, donde no faltó la bebida, e incluso algunas amigas se fumaron un porro. Sergito, era muy joven y no estaba acostumbrado a la bebida, ya que sus padres se lo tenían prácticamente prohibido. Pero ese día, se pasó un poco, tomando algunas bebidas alcohólicas, que mezclo a espaldas de su hermanastra. Eso fue un coctel molotov que dejó al joven totalmente ebrio. Circunstancia que también ocurrió con otros jóvenes de su misma edad.
Cuando Vanessa se dio cuenta, montó en colera contra el mismo. Mucho más, cuando comprobó que apenas podía levantarse. Ante esta circunstancia, Vanessa decidió marchar antes de lo previsto, ya que se puso nerviosa al ver a su hermano en esa lid.
La joven agradeció que sus padres estuvieran de viaje, ya que de lo contrario era consciente de la buena reprimenda que se hubiera llevado. Como tenía dificultades para poder llevarlo hasta el coche, su prima Claudia se prestó acompañarla. Aquella le resultó de gran ayuda, dado que sola no pudo meterlo en el vehículo. El joven pese a contar con dieciséis años, era bastante corpulento y mucho más alto que ella. Claudia viendo que su prima iba a tener dificultades para poder introducirlo en la vivienda, quedó en acompañarla, quedando que luego regresaría a la fiesta.
Vanessa le fue explicando a su prima Claudia la circunstancia de que sus padres no iban a estar, ya que habían marchado en un viaje del Inserso, y que había sido una distracción tremenda por su parte. -¡tampoco tienes porque mortificarte!. Es un joven, y necesita probar de todo. ¡Ya viste que todos los de su edad quedaron igual!
-Ya. Pero si mi padrastro se entera y mi propia madre “me crucifican”.
Al llegar a la casa, Claudia le ayudo, logrando introducirlo, como bien pudieron, hasta dejarlo sobre su cama. Samantha, no le gustaba mucho las arrancadas y bromas de su prima, que tenía fama de ser bastante liberal y sobre todo algo lanzada. Tras dejar a Lusito sobre la cama, comprobaran que éste tenía los pantalones bastante húmedos, desconociendo si había orinado o se había vertido bebida en los mismos.
Al ver que Vanessa no hacia amagos de retirarle el pantalón a su hermanastro, Claudia le dijo: ¿no pensarás dejar a tu hermano así, con los pantalones todos mojados? ¿Qué dirán tus padres?
-Ya. Pero, Claudia …no se… ¿seguro que mi hermano se enfadará cuando se vea que le hemos retirado los pantalones? Ya. Le conoces. ¡Es bastante tímido para estas cosas! No quiero tener un disgusto luego.
– ¿Pues no creo que sea decente dejarlo con la ropa puesta de esa forma? Le contestó Claudia, que parecía tener bastante interés en ver al hermano de su prima en pelotas.
Vanessa miró a su hermanastro, y en el fondo reconoció que tenía razón su prima. Pero estaba indecisa. Tanto insistió aquella, que se convenció que era lo procedente. Con la ayuda de su prima lograron desabrochar el pantalón del joven, para luego retirárselo, quedando el mismo con el slip de color grisáceo que lleva puesto. Claudia se quedó observando el tremendo bulto que formaba la prenda interior del joven, y morbosamente se dirigió hacia su prima, diciéndole: ¿te has fijado? ¡Vamos a tener que retirarle también el slip!
-¿qué dices?. ¿estás loca? ¿pretendes dejarlo desnudo? – le contestó Vanessa ante la pretensión de su prima.
En el fondo deducía que aquella, lo que pretendía era contemplar los genitales de su hermanastro. Sabía que si luego se enteraba su hermano se la iba a ganar. Conocía que su prima era bien lanzada y luego podía publicarlo. No quería tener más problemas.
-¿Pero no ves que los tiene igualmente mojados? ¡Anda tenemos que retirárselo! Le comento Claudia decidida a dejar al joven en pelotas. La prima había quedado en marcharse, pero un morbo especial le entro, al ver al joven en cueros. Ello le llevó a retrasar su marcha. ¡quería ver la verga del joven!
– Claudia. ¿No pretenderás que desnudemos a mi hermano? Le contestó agitada y nerviosa Samantha. ¡Se que luego de enfadará mucho! No quiero tener problemas.
Claudia miró a su prima, con una cara de morbosidad total y le dijo: ¡venga Samantha. ¿sabes que nadie se va a enterar? Ni siquiera él. ¿Te has dado cuenta como esta? ¡esta tan bebido, que no recordará nada!
Vanessa le recriminó diciéndole: Joder Claudia. ¿Te conozco? ¿Tú lo que deseas es ver los genitales de mi hermanastro? ¡Que cabrona eres…!
Claudia, se sonrió, y miró con mayor morbosidad a Samantha, contestándole: ¿No me digas que no sientes curiosidad por ver el instrumento que calza tu hermano entre sus piernas? ¿Has visto el bulto? ¡Seguro que es cierto los rumores!
-¿De qué rumores hablas?- le preguntó Samantha, pese a que tenía conocimiento de las habladurías.
-Venga. ¿No te hagas la inocente? ¡Es voz populis, que tu hermano calza un buen paquete! Los compañeros del equipo de baloncesto se han encargado de difundirlo.
Vanessa sin saber porque, percibió que igualmente le entró un cosquilleo en su vagina, con las palabras de su amiga. Era cierto, que conocía ese comentario, pero nunca se había preocupado de comprobar las dimensiones del pene de su hermanastro. La realidad es que igualmente había tomado bastante, y se encontraba algo lanzada.
Observó el cuerpo de su hermano totalmente indefenso, allí, echado en la cama, desnudo y únicamente con su slip. Pensó en lo que le decía su prima, e igualmente ansió comprobar las dimensiones del pene de su hermanastro. ¡aquella era una ocasión inmejorable! Pero… no debía. ¡Y menos delante de su prima!
Claudia al ver que su prima no se decidía, tomo la iniciativa, y tomando el slip de Lusito, se los retiró, apareciendo de inmediato el aparato genital del joven. Ambas quedaron como petrificadas. Ante ellas, apareció una enorme verga, que pese a estar en reposo, disponía de unas medidas fuera de lo normal.
-¡Joder Vanessa!… ¿te has fijado? Terminó exclamando Claudia. Tenían razón sus compañeros de baloncesto. ¡Tu hermanastro calza un buen paquete! Y, ¿eso que aún está en reposo? ¿No quiero imaginarme las medidas cuanto esté a pleno rendimiento?
Vanessa quedo tan impresionada como su propia amiga. No se esperaba que su querido hermanito, dispusiera de una herramienta de aquellas características. Apenas pudo reaccionar.
Y eso que aún tenía dieciséis años. Pero disponía de un aparato muy superior al de un verdadero adulto. Miró con mayor detenimiento, constatando que se trataba de un tremendo falo, rugoso, aún en estado de reposo, pero que manifestaba disponer de un grosor y longitud bastante diferente al normal.
Claudia, agitada y excitada ante la contemplación de los genitales del hermanastro de su prima, al comprobar pasividad de la misma, fue más osada, y sin decir nada a Samantha, tomó el pene del joven en su mano, sopesando aquel pedazo de carne, por primera vez.
Miró hacia Samantha, agitada, mostrándole el falo, diciendo: ¿te has fijado los gruesa y larga que es? “Me muero de ganas por verla a pleno rendimiento”. ¿Esto no me lo pierdo por nada del mundo?
-¿estas loca?. ¿Qué pretendes hacer? Le comentó Samantha, conociendo lo lanzada que era su prima. No quería ni imaginar que quería hacer.
Sin embargo, no contaba con la decisión de Claudia, que sin prestar atención a su prima comenzó a masajear el pene de Sergi, pasando la mano a lo largo y ancho de los genitales, para terminar apretando entre sus manos el pene, realizando luego algunas acciones de masturbación.
Pese a que el joven, seguía sin percatarse de nada, dado su estado de embriaguez, ambas mujeres comenzaron a comprobar como aquel instrumento comenzó a cobrar vida. El vástago de Lusito respondió a las caricas de la joven, comenzado a endurecerse, creciendo poco a poco, adquiriendo una dureza que Claudia percibió en su mano.
-¿Joder Vanessa, te has fijado como va creciendo?. -le comentó excitada Claudia, mostrándosele a su prima la daga de Sergito, que ya disponía de una buena erección.
Vanessa se quedó sin habla. Trago saliva, agitada, nerviosa. Comprobar cómo se iba poniendo la tremenda tranca de su hermanastro, sin poder evitarlo, percibió que había logrado mojar su la tanga.
Su agitación y sorpresa aumentó, al comprobar atónita, como su lanzada prima, sin comentario alguno, hizo algo que alucinó a Samantha: acercó su boca, y comenzó a engullir parte de aquel sable. ¡No se lo podía creer, su propia prima, le estaba mamando la polla a su hermanastro delante de ella!
No supo que le paso, pero no se atrevió a recriminarla. Se quedó atan agitada, que solo pudo contemplar anonadada como, ante el calor y caliente boca de su prima, el vástago de Sergito comenzó a erectarse, elevándose sobre su cuerpo, hacia arriba, como si de un auténtico misil se tratara.
Las proporciones que fue adquiriendo el pene de Sergito eran magníficas, aunque, lo que más le sorprendía era el extremo grosor. Era una escena de las más morbosas.
Claudia, dio la impresión de saber lo que hacía, y tener practica en ello. Lascivamente, aquella acercó su lengua a los testículos del joven, lamiéndolos, e incluso metiéndoselos en su boca, exclamando: ¡Joder, vaya testículos que tiene este semental!
La prima exhibió el falo del joven, bastante erecto, mostrándoselo a Vanessa como un auténtico trofeo: ¿te has fijado? ¡jamás había visto algo semejante! Al tiempo que, sonriendo morbosamente, le dirigió una mirada diciendo: ¿si no fuera porque es tu hermanastro y, que estas tu delante, ¡ahora mismo probaría a metérmela!
-¿Tu estas loca Claudia?. ¿Qué es mi hermano? Le contesto asustada Vanessa ante la pretensión de su prima. Conocía a su prima, y tenía fama de ser superlanzada. En ningún momento dudo que fuera capaz de subirse sobre su hermano y meterse aquel falo. Por ello, le dijo asustada: ¡Ni se te ocurra! ¡Si mis padres llegan a enterarse no me quieren más en casa!
Ja ja. …vale vale…no te pongas así….ja ja…
En ese momento sonó el móvil de Claudia. Vanessa dio un respiro cuando supo que las amigas de la fiesta, llamaban a su prima, para indicarle que se iba a una discoteca a terminar la noche. Vanessa se excusó ante su prima, indicándole, que, al no estar sus padres en casa, no podía dejar a su hermano solo en aquel estado. ¡compréndelo! ¿Y si le pasa algo? ¡Está bastante tomado!
Claudia se pasó la mano por los labios, como retirándose el líquido preseminal del pene del joven Lusito. Luego, tras echarle una mirada al joven, decidió marcharse. Antes de abandonar la vivienda, se giró hacia su prima, y le comentó sonriendo: ¿Oye no intentaras aprovecharte de tu hermanito ahora que te quedas a solas con el? Aunque, joder Vanessa … si fuera mi hermano, “me lo fallaría seguro”. “No tendría el menor reparo”.
-¡que loca eres!. ¿Cómo se te ocurre tal cosa? ¡Anda ve y diviértete! Le contestó Samantha, sonriendo, pero enrojeciendo, ante la manifestación de su prima.
Claudia marchó, y Vanessa volvió junto a su hermano. Al llegar a la habitación comprobó que Lusito continuaba totalmente desnudo sobre la cama. Pero, su mayor sorpresa fue comprobar que su pene, continuaba con la misma erección con la que lo había dejado su prima. Ya sola en la habitación con Sergito, comprobó más detenidamente la tremenda verga.
No solo era de unas dimensiones bastante más grandes que las de su propia pareja, sino que, además, era más gruesa, con unas venas que resaltaban en su recorrido, y que la mostraban como un pene robusto y proporcionado. Era una joven ardiente sexualmente, y esa circunstancia no pasó desapercibida, notando la extrema humedad de su tanga.
Constatar la tremenda erección de su hermanastro, no pudo evitar que Vanessa percibiera de nuevo un cosquilleo en su entrepierna. Agitada, y, en un intento de olvidarse de ello, decidió tapar el pene bajo las sábanas, dejando completamente desnudo como estaba a su hermano. Sin embargo, se sorprendió al comprobar el bulto que sobresalía bajo las sábanas.
Sin poder evitarlo se sonrió. Esa visión le vivió a mojar su prenda interior. Llevaba algunos días sin follar con su pareja, y la visión del falo del joven hermanastro, como emergía levantando la sabana, la dejó bastante caliente. Nerviosa marchó a la cocina a beber algo. Pero no podía olvidar aquella imagen. Recordó el sable de su hermanastro, y sus pensamientos, le llevaron a volver hacer comparaciones con el de su novio. ¡Ni comparación!
Se sentó un momento en la TV para ver si podía distraerse. No pasaron unos minutos, antes de que escuchara gemir a su hermano. Recordó que había dejado la puerta del dormitorio abierta por si le ocurría algo.
Alterada, se acercó para ver que le pasaba. Al entrar de nuevo en la habitación se quedó perpleja. Su hermanastro, aun inconsciente por los efectos del alcohol, había retirado la sabana que lo cubría, mostrándose nuevamente desnudo. Su sorpresa fue comprobar, incrédula, como su hermanastro se estaba tocando el pene con una de sus manos.
Inconscientemente, le pregunto: -Oh Sergito, ¿Qué te ocurre?… Joder hermanito. ¿Hoy las has cogida buena? Intento decirle algo, sin preguntarle qué es lo que hacía. No sabía si realmente estaba lucido o no.
Viendo que su hermano también se tocaba los testículos, la terminó de agitar. Joder con su hermanito. Algo excitada se atrevió a susurrarle: ¿Qué te ocurre? ¿te pican los testículos? Aquel no le contestó. No supo si seguía bajo los efectos del alcohol o se estaba haciendo. Pero, se sorprendió al ver como el joven continúo tocándose los testículos. Eso la alteró.
La agitación de Vanessa se incrementó. Casi inconscientemente hizo algo que no esperaba: acercó su mano, pasándola por primera vez por los hermosos huevos del hermanastro.
Constató admirada las dimensiones de estos. No podía afirmarlo, pero le pareció que disponían de una buena carga de semen. Un nuevo estremecimiento la invadió. Un nuevo gemido de su hermano, le hizo mirar hacia el mismo, viendo como el joven, volvía a tomar el pene en su mano. Parecía un acto inconsciente, pero causaba una gran agitación en Samantha. Era sumamente morboso contemplar aquel joven hermanito, tocándose su pene ante su propia hermana.
Vanessa comenzó a ponerse nerviosa. Notaba que, las acciones de su hermanastro, la estaba excitando. Algo que no pensaba que pudiera ocurrir. Era su propio hermano. Por otro lado, le dio pena de su hermano, pensando, “que, quizás Sergito estuviera sufriendo con esa tremenda excitación”.
Se sintió igualmente culpable. Era consciente de que su prima era la que le había ocasionado aquella tremenda erección. Sin saber porque, se vio tomando en su mano aquel pedazo de sable, por primera vez. Un nuevo estremecimiento la envolvió. Comprobó como palpitaba en su mano aquel falo. Era una sensación inimaginable. Retiró la mano, nerviosa, pero tras unos momentos, volvió a tomarla de nuevo.
Le dio la impresión de que aquel sable estaba caliente, “que ardía”. Al ver las enormes venas que rodeaban el vástago, el cual parecía haberse hinchado, le llevó a pasar su mano por toda la polla del hermano, haciendo subir y bajar su mano por ella. Su excitación aumento al comprobar cómo, el tremendo sable volvió a responder a sus caricias, endureciéndose, y creciendo con sus caricias.
Vanessa pensó: ¡quizás si continuo así termine por eyacular! Y, ¡eso le permita descansar! En el fondo estaba preocupada, ya que el pene del joven parecía desprender fuego. E, inocentemente, pensó que, haciéndolo descargar, posiblemente le bajara aquella calentura.
Continuó masajeando el pene, percatándose como en un momento dado, acabó por descapullarse. Sus ojos se abrieron como platos. Su vista contempló el enorme glande reluciente, con signos manifiestos de abundante líquido preseminal. Recordó al momento la boca de su prima mamándole la polla a su hermanito. Notó como su braga se mojó mucho más.
Percibió de nuevo un cosquilleo en su coño. Pensó en decidirse y mamar la polla de su hermanito imitando a su prima. Pero se retuvo. ¿Y si se entera de esto? ¿Y si se despierta?
Esas preocupaciones la tenían retenida. Pero, ansiaba olvidarse de todo y saborear el sable de su hermanastro. Total, estaban solos. No creía que su hermanastro fuera a recordar la escena. Su agitación, y su tremenda calentura, la llevaron por fin a decidirse. Decidió olvidarse de sus prejuicios. Se dijo: ¡Esta tan ebrio que, “seguro que nunca se enterará de esto”!.
¡Por otro lado, estamos solos en casa! ¡Joder no tendré otra oportunidad! Oh hermanito. ¡Eres un cabronazo! ¡Me has puesto excitada como nunca!
Con cautela, acercó sus labios y comenzó a lamer el prepucio de aquella preciosa verga. Al principio con bastante miedo. Luego, acercó más su boca, hasta lamer toda la verga de arriba abajo, enjugándola entre sus labios; envolviéndola con su lengua, para terminar, subiendo hasta el glande.
Miró aquel tremendo glande, brillante por la lubricación, y, sin pensarlo más, abrió su boca y engulló una parte de aquel tremendo falo. No pudo meterse más de la mitad, pero era suficiente. Estas acciones le hicieron terminar de mojar más su ya húmeda braga. Precia que chorreaba.
Miro hacia el espejo de la habitación y visualizó su cuerpo. Allí se encontraba ella, parada al borde de la cama, con la polla de su hermano en su boca. ¡Le estaba haciendo una felación a su propio hermanito! Saco el pene de su boca, viendo cómo se hallaba embadurnaba por su saliva. Ver reflejados ambos cuerpos en el espejo, más caliente la puso.
¡Oh si… sigue así…! Escucho de pronto, la voz de su hermano. ¡Se quedó petrificada! Su hermano le había hablado. Joder, parecía estar despierto. Sin embargo, lo toco, le llamó, hasta convencerse de que había sido un lapsus. Aquel, parecía continuar sin percatarse de nada. Miró hacia el espejo, y observó, que se hallaba agachada, mamando la verga de su hermano, y que podía vislumbrarse sus braguitas. Llevaba una falda bastante corta donde podía constatarse sus hermosos mulos, e incluso sus posaderas. Se noto lujuriosa.
Samantha, pese a sus 25 años, era una joven igualmente bastante apuesta, algo rellenita, más bien baja, bastante inferior a la altura de su hermanastro, ya que apenas pasaba unos centímetros de la medida de 1.65 metros. No obstante, era una joven bastante apetecible. Se encontraba sumamente caliente con lo que le estaba haciendo al hermanastro. Consciente de que estaba sola, que sus padres no volverían hasta dos días después, y que, Lusito tampoco se iba a enterar, su morbo se incrementó.
Tomo su mano, y mirando hacia el espejo la comenzó a pasar por encima de su raja, aún sin retirarse la braga. Tras unos minutos así, se atrevió a retirársela, quedándose desnuda de medio abajo. Luego morbosamente tiró la prenda sobre la cama. Observó su entrepierna en el espejo. Tenía su vagina con unos labios vaginales no muy pronunciados, con abundante vello rodeando la misma, en forma de triangulo. Se abrió los labios vaginales con sus dedos, hasta localizar el interior de su raja. Observó su hueco. Pensó es demasiado estrecho. Miró la tranca de su hermano. No le entraría.
Decidió subirse a la cama, y recostarse junto a su hermano. Medio desnuda de medio abajo, sin bragas, se situado al lado de su hermano, y continuó masajeándole el pene. Alternó el masaje al falo, con un masaje a los testículos del joven, constatando como la verga del joven se ponía cada vez más rígida. Se encontraba tan cachonda, que, viendo la indefensión de su hermanastro, y el endurecimiento de su verga, pensó en pasar los labios de su coño por aquella verga. Solo pasarla por encima, y embadurnar la polla con los fluidos de su coño. Era una completa locura incestuosa, pero ¡estaba sola, y nadie se iba a enterar!
Tomo la decisión y se fue situando, con sus piernas abiertas, a ambos lados de las caderas de su hermanastro, sentándose sobre el mismo a horcajadas. Observó la verga de su hermanito, inhiesta, enfilada hacia arriba, cual se hallaba justamente delante de ella, muy cerca de su entrepierna. Decidió acercar su vagina al encuentro con el pene de su hermanastro.
Su excitación se incrementó. Inigualable. Se notaba bien lubricada por los abundantes jugos emitidos. Con nerviosismo, acercó los labios vaginales al contacto con el enorme glande. Solo pasarla por encima, se dijo. Un calambrazo recorrió de su cuerpo al contacto con aquel sable. Se detuvo. ¡Era consciente de que era una temeridad lo que estaba haciendo! Recordó las palabras de su prima: “vas a aprovechar para follarte a tu hermano”.
Solo pretendía pasar sus labios vaginales por el pene de su hermano. No obstante, pensó en que debía tener cuidado, ya que notaba el líquido preseminal que manaba del glande, y en su caso debía haberle colocado un condón. Tampoco se protegía. Por eso no podía permitir el contacto con los fluidos de su hermanastro, y menos, introducir aquella verga en su coño. Solo deseaba satisfacer su morbo: solo sentir el contacto del glande con su raja.
Decidió volver hacerlo. Tomó el pene de su hermanastro, y lo colocó esta vez en horizontal, echado sobre el vientre del joven. Eso evitaba el contacto con el glande.
Pero podía sentir la polla de su hermano en contacto con su vagina. No se lo pensó más. Descendió hasta que los labios de su vagina entraron en contacto directo con el falo de Sergito, arropando el tremendo sable. Un nuevo calambrazo recorrió todo su cuerpo. Verificó que sus labios vaginales abarcaron el enorme sable, como si lo abrazaran. En ese momento, percibió el intenso calor del pene de su hermanito, pero también la dureza de aquel trozo de carne.
Agitada, no se quedó en ello. Decidió continuar un poco más. Ideó moverse de adelante hacia atrás, y de atrás hacia delante, deslizando su vagina, por encima del pene del joven, utilizando éste como si fuera un verdadero rail. Las sensaciones que le produjeron esta acción le hicieron soltar abundantes fluidos que mojaron el pene Sergito. Vanessa cada vez se sentía más caliente y morbosa. Dedujo que si continuaba de ese modo pronto se correría.
Pero, se quedó sorprendida al escuchar gemir a su hermano. Eran verdaderos gemidos, como si hubiera despertando de su letargo etílico. La joven de detuvo. Miró a su hermanastro, que parecía continuar sin abrir aún los ojos. Cuando pensó que había sido una alucinación, escuchó que entrecortadamente, el joven la susurraba, débilmente, casi imperceptiblemente: oh si….¡ métetela toda!… vamos… “cabálgame” …
¡ Vanessa se quedó sin palabras! ¿Estaba despierto su hermano o hablaba desde el subconsciente? ¡Joder, le está pidiendo que lo cabalgara! ¡que se la introdujera en su coño! Eso no era lo que había pensado. Y tampoco debía hacerlo. Joder, y menos a pelo. Por otro lado, era su hermanastro. ¡Aquello era incesto!
¿Era realmente la voz de su hermano? Quiso confirmar lo que realmente había escuchado. Por tal motivo, ante de continuar, decidió recostarse un poco sobre el cuerpo de su hermanastro, acercando su oído a la boca de aquel y, le pregunto: ¿Que deseas?. ..¿dime nene, que quieres que te haga… Sergito?
¡Oh .. me duele! … exclamo el joven, señalando su verga. Vanessa se agito. Estaba claro que era la voz inconfundible de su hermanastro. Estaba despierto. Y ella en aquella posición. Pero no abría los ojos. Me duele. volvió a escuchar la voz de Sergito. Estaba claro que su hermano tenía su pene a reventar, y que por eso le dolía.
Pero, ¿Cómo hacer para que se le bajara aquel dolor? Para bajar aquella hinchazón, tenía que extraerle su semen. Pero, ¿no estaría pretendiendo que le extrajera su semen, montándolo? ¡Eso no estaba previsto!
Mas agitada volvió a preguntarle: ¿quieres que te saque la leche? –
Siiiii…… Me duele… ¡métetela ya…! le contestó el joven, casi trabándosele la lengua.
Vanessa se terminó de agitar. La pretensión de Sergito no dejaba lugar a dudas, y resultó inconfundible para Samantha. ¡su hermano le pedía que se subiera sobre él y se introdujera su polla, para extraerle la leche!
La agitación de la joven fue tremenda. Quedo dubitativa. ¡Su hermanastro, aún en letargo, o no, quería que le montara y le sacara la leche! Aún sentada sobre la polla de su hermano, en aquella posición abrazando con sus labios la tranca del joven, palpó nuevamente los testículos del joven, volviendo a verificar que hallaban repletos.
Era evidente que Lusito debía tener una buena carga de semen acumulada en aquellas dos grandes bolas, que lo mantenían tremendamente caliente.
Vanessa estaba en una encrucijada, no sabía si decidirse a montar la tranca de su hermanito o no, como aquel le pedía. En el fondo, “ansiaba hacerlo”, es más, “lo deseaba”. Su coño le estaba pidiendo a gritos dejar entrar el falo. Pero ella se reprimía de forma cautelosa. Tenía miedo a las consecuencias. ¡No estaba protegida! Por otro lado, temía que le dañara su vagina, dada las dimensiones del vástago de su querido hermanito. Y, hacerlo así, seminconsciente, era como aprovecharse del joven.
Pero su excitación no daba más, estaba supercaliente. Nuevamente escuchó la voz de su hermanito: métetela… métetela ya……. Nerviosa, pero caliente como una autentica loba en celo, esa nueva partición de su joven hermano, la terminó por decidirse. Se dijo: ¡lo intentaré, aunque solo sea un momento! Al menos, para sentir como se siente una barrena como esa dentro de mi vagina. ¡oh Dios que locura voy hacer! ¡espero que no se enteren mis padres de esto!
Tomo el pene de Lusito, lo colocó en vertical, viendo que se hallaba de nuevo como un verdadero mástil. Se incorporó, izándose y situándose hasta colocarse encima de la polla de su hermanastro. Justo en la trayectoria del tremendo falo. Pensó que quizás no era buen idea. No obstante, comenzó a descender, acercando sus labios vaginales al contacto con el prepucio, embadurnándolo primero durante unos momentos con sus abundantes jugos vaginales. Le pareció una locura. Aquel era un tremendo falo.
Descendió un poco más, comprobando como sus labios vaginales se abrieron, abrigando la cabeza del falo del joven. El enorme grosor del glande y la dureza de la verga, abrieron la raja, aún sin penetrarla. Su vagina se iba a tener que dilatar al máximo para permitir el paso de aquel cipote, pensó. ¿Oh, Sergito … como la tienes?… ¡joder, no debó hacerlo! ¡La tienes bien grande! ¿Oh nene…me vas a abrir toda…?
No podía volverse atrás. Por ello, continuó descendiendo, viendo como las paredes de su vagina se extendían, dilatándose lo suficiente para dejar paso a la primera porción de aquel nabo. Resopló. Se sentía muy abierta. ¡Aquel falo la iba a reventar! Notó un gran dolor ante el intento de la cabeza de aquel pene de meterse en su vagina. Ella era muy estrecha. Aun así, decidió forzar, y descender otro poco. Mayor dolor. Pensó en sacársela. Se estaba revolviendo de dolor ante la entrada de la rugosidad y dimensiones de aquel falo. Si dejaba entrar toda, la terminaría reventando.
Con sus manos, intentaba evitarlo, apoyándose en los muslos de su hermano. Era consciente de que si aflojaba su cuerpo se la clavaría toda. Nunca había sentido una sensación similar. Aquel falo abría su coño como nunca jamás lo habían hecho. Las paredes de su vagina parecían que iban a reventar, pese a notar que ante la presión aquella cedían y comenzaban a dilatar. Le costaba dilatarse más de lo normal. Le dolía, aunque, la sensación era electrizante. Decidió realizar unos movimientos con su cuerpo de subir y bajar, teniendo como eje el falo de su hermanastro, intentando que entrara solamente lo justo.
Después de unos minutos haciendo subir y bajar su cuerpo, clavándose y desclavándose por momentos una parte de aquel enorme sable, escuchó la voz de su hermano, que le susurraba de nuevo: toda…. clávatela toda… ..
-¡oh cabronazo!. Joder Sergito …. ¿Lo que quieres es abrirme completamente? Le contesto Samantha, totalmente cachonda, y pensando que su hermano era consciente de lo que estaba ocurriendo.
-por favor … métela más…. escucho, que le rogaba su hermano. La verga que tenía dentro de su coño le comenzaba a dar unos calambrazos intensos. No podía más, estaba como ida. Pero, comprobó con agitación, como su coño comenzó a adaptarse a las medidas de aquel cipote. Le dolía menos, y comenzaba a sentir gozo. Se fijó en la cara de su hermano, era como de sufrimiento. ¡Tenía que desahogar a su hermanito! Resopló, tomo fuerzas y aprovechado uno de los movimientos de bajada, se dejó caer, ensartándose otra buena parte del pene. Oh me revientas ooooo cabronazo…. ¡Me abresss!
-mas mass… masss- oyó exclamar a su hermano. El cabronazo pedía que se la clavara toda. Pero ella sentía que la estaba abriendo. Oh… joder me va a terminar de abrir….
Métela toda… Escucho de nuevo a su hermanastro. ¡que cabronazo!
Su cuerpo se revolucionó. Sentía como aquel sable abría su coño como jamás se lo habían abierto. Por otro lado, los ruegos de su hermanastro, la estaban transformando. Sin poder contenerse más, decidió dejarse caer, incrustándose la totalidad del tremendo falo. Un alarido de dolor resurgió en su garganta cuando sitió como aquel falo se abría paso hasta el fondo: Ohh que grande…. oh que dolor… Oh Sergito… oh nene…. cabronazo me la he metido hasta el mismo fondo. Ohh…. me rompes ohh
Vanessa con una de sus manos, comprobó que tenía incrustado totalmente el falo de su hermanito en el coño. ¡Hasta los mismos huevos! Se sentía llena, abierta, empalada, y hasta parecía tener dificultades para respirar. ¡Jamás se había sentido tan clavada!
Tras esos primeros momentos, se tranquilizó. Sabía que debía hacer tiempo a que su coño se dilatara. La polla de su hermanastro la llenaba completamente. Nada que ver con el pene de su pareja. ¡Se sentía empalada! ¡Era una sensación única! Observó la cara de su hermano. Le pareció que su hermano comenzaba a despertar. ¡Oh cabronazo! ¿así me querías tener?, le dijo, sin saber si le escuchaba o no.
Percibía el calor de la tranca de su hermano en su vagina, su dureza, hasta la propia rugosidad de las venas que circundaban aquel fabuloso vástago. Comenzó a moverse, iniciando los intentos de subir y bajar, hasta que poco a poco, se vio cabalgando a su hermano.
Comenzó a gustarle, por lo que pronto incremento esos movimientos. Miró hacia el espejo, y se vio cabalgando la enorme verga del macho de su hermanastro. Se impulsaba con las propias piernas hacia arriba, para luego aflojar y dejarse caer, volviendo a enterrarse el pene, una y otra vez. Aquello empezaba a gustarle tanto, que hasta se olvidó de que lo estaba haciendo sin protección. Debía sacársela, ¡pero se estaba tan bien con aquella tranca dentro!
-oh cabronazo. Joder nene que polla tienes… o como me llenas….
Vanessa , entre jadeos aceleró el ritmo de su cabalgada, apretando sus músculos vaginales para oprimir la verga del hermanastro dentro de ella, intentando estrujarla, haciendo que el gozo se duplicara.
En un momento dado, la misma se dio cuenta que no podía más, “se iba a correr”. Necesitaba aquel orgasmo. Aunque dudaba al ver como se iba hinchando más y más el pene de su hermanastro dentro de ella. Sabía perfectamente lo que aquello anunciaba: ¡su hermanito también estaba a punto de correrse! ¡Tenía que salir, no podía permitir que se corriera dentro!
Pese a que su conciencia le indicaba que debía salirse, su corazón y su tremenda excitación, ansiaban lo contrario. La rugosidad del sable de su hermano, le producían unas contracciones que le llevaron a una mayor excitación.
No podía más, se iba terminar corriendo. Su orgasmo ya estaba en marcha. Su cuerpo comenzó a convulsionarse. Al propio tiempo, notó como el pene de Sergito se infló dentro de su vagina: ¡su hermano también estaba a punto de lanzar su semen! ¡que locura! ¡Tengo que salirme!
-Oh joder no puedo dejarlo ahora. ¡Me tengo que correr! – se dijo para sus adentros.
Oh Sergito aguanta…nene no te corras aún. Oh joder ya me viene … ooo
Presa de auténtica locura sexual, se olvidó de todo, e intensifico su cabalgada. Subió y bajó, sacándose una gran parte del nabo para luego volver a clavárselo en su totalidad, hasta los mismos huevos. Ya le venía. Se dejó caer, dejando su vagina en contacto con la pelvis de su hermano, con la verga de aquel totalmente incrustada dentro de ella. Excitada, comenzó a realizar movimientos con las paredes de su vagina como si pretendiera estrangular el falo de su hermanastro, en un afán de dar rienda suelta a su deseo de correrse.
Mientras lo hacía, observó la cara de su hermano, que por momentos abría los ojos. Eso más la agito. No pudo más y noto que se vaciaba. Entró en un orgasmo que le hizo vibrar todo su cuerpo, profiriendo grandes alaridos de triunfo, convulsionándose sin parar, como si estuviera enloquecida. Sus movimientos parecían querer arrancar la polla a su hermanito, mientras no paraba de gritar.: Oh me vengo oo …siii hermanito… ooo sii oh cabronazo que bien… ooo
En el mismo momento en que se estaba viniendo, percibió como el cuerpo de su hermano se contrajo. No le dio tiempo a más. Al instante sintió la primera lechada dentro de su vagina. Su cuerpo se estremeció al sentir el caliente semen del hermanastro. Aquel líquido, parecía quemarle. ¡ Sergito se estaba viniendo dentro de ella. ¡Y ella sin protección!!
-oh Lusito… te estas viniendo dentro …oooo joder…. Noo…
Pese a todo, sin poder contenerse, y viendo que ya nada importaba, decidió gozar y disfrutar de aquel fastuoso polvo. Aumento e intensificó su propio orgasmo, mientras sentía como su hermano se vaciaba dentro de su vagina. Su sorpresa aún no había hecho más que empezar. Quedó sorprendida al comprobar, como el falo de su hermano no paraba de escupir semen una y otra vez.
Sergito se estaba deslechando dentro de ella. La eyaculación del joven parecía no tener fin. Era como una manguera que no paraba de soltar lastre. Sentía claramente el fluir el semen varonil, caliente, espeso, dentro de su panocha. ¡su hermano la estaba regando como nunca! ¡la iba a llenar la concha!
-oh Lusito. …Oh..me vas a llenar…oh nene .. No paras…… te estas corriendo muchooo… ¡Y yo sin protección!
En ese momento sintió las manos de su hermano apretarla por su trasero. La tremenda corrida, parecía haber recuperado el agotamiento etílico del hermanastro. Por primera vez sintió las manos de su hermano posarse y agarrarla por sus caderas, atrayéndola hacia él, mientras ambos se venían en el mismo orgasmo.
-oh si… me vengo… Vanessa oooo….escucho la voz débil de su hermanastro.
Cuando acabó, ella quedó como aletargada, viéndose obligada a recostarse sobre el cuerpo de su hermano, acercando su cara a la del mismo, quedando sobre él, juntos, abrazados, aún con el vástago de su hermano dentro de su cueva.
Percibió como su hermano abrió un poco los ojos. En ese momento, se dio cuenta que su hermanastro era consciente de quien lo cabalgaba: sabía que era propia hermanita. Oh, Sergito. ¡Te ha corrido mucho dentro de mí!
El joven no le respondió. Simplemente se quedó dormido tras correrse. Ese momento de lucidez pareció haber desaparecido.
Vanessa se retiró, desclavándose, comprobando como resumía semen de su abierto coño. El pene de su hermano había bajado su erección, aunque, aún le parecía enorme. Se recostó a su lado. Volvió a mirar su panocha completamente abierta y con restos de semen. ¡Su hermano le había echado el mejor polvo de toda su vida! Y, ¡encima la había llenado completamente!
Nadie iba a venir. Estaban solos, por lo que decidió quedarse a dormir con su hermanito en la misma cama. Se deprendió del vestido que llevaba y se quitó igualmente el sostén, quedando en pelotas junto a su hermanito. Luego, ambos desnudos, se pegó al cuerpo del mismo, y con el calor de ambos se dejó dormir. Durmieron casi toda la noche, abrazados uno junto al otro.
En la mañana, al despertarse Vanessa, observó cómo su hermano estaba aún durmiendo, completamente desnudo ante ella. La luz del día que entraba por la ventana iluminaba toda la habitación.
En ese momento, se percató que Sergito abrió sus ojos, y la miró como sorprendido, exclamando: ¿ Vanessa … que haces aquí? Y, al ver que se encontraba totalmente desnudo, añadió: ¿Quién me ha desnudado? Luego observó el cuerpo desnudo de su hermana. Se agito, viendo como su vástago comenzó a endurecerse.
Ella le miró a la cara y le contesto: ¿de verdad no te acuerdas de nada? ¿no te acuerdas de la borrachera que cogiste?
-Pero ¿quién me desnudo? ¿te has quedado toda la noche aquí? Le preguntó el joven algo incrédulo. Luego observó a un lado de la cama las bragas tiradas de su hermana, y su ropa. Se fijó, por primera vez en los preciosos pechos de la misma, bajando la mirada para comprobar el pubis y los vellos de la entrepierna de su hermana. La miró a los ojos y consternado le preguntó: ¿Qué ocurrió anoche Samantha? ¿no me digas que…?
-¿No te acuerdas de que me pediste que te cabalgara?. Tenías ese monstruo a punto de reventar. ¡me pediste que te sacara la leche! Le contesto ¡Joder nene… ¡estabas a reventar!
Vanessa, que se acercó a la cara de su hermanito, y morbosamente le pregunto: ¿De verdad no te acuerdas de que me suplicaste que te sacara toda la leche?
El joven se mantenía incrédulo, pero la visión del cuerpo desnudo de su hermanita, y lo que le estaba comentando, lo comenzaron a excitar. Su verga comenzó increparse, creciendo sin remedio. Vanessa se percató de ello, le sonrió, diciéndole: ¡que cabronazo! ¿no me digas que se te está volviendo a poner dura? ¿no pretenderás volver a follarte a tu hermanastra?
El joven no tuvo tiempo de pensar mucho, ya que Vanessa acercó su boca, comenzó a lamer el lóbulo de la oreja de su hermano lascivamente, revoloteando alrededor de su conducto auditivo. ¡Eres un cabronazo! ¡Te has follado a tu propia hermana! Le decía, sin pasar de lamer a su hermanito, para luego seguir acercando su lengua hasta depositarla sobre los labios de su hermanito.
Aquel abrió la boca y sus lenguas se entrelazaron. Vanessa, al propio tiempo alargó su mano y atrapó de nuevo el pene envarado del mismo: ¡Oh joder como estas de nuevo! ¿no me digas que te quieres volver a follar a tu hermanita? ¿de verdad me quieres clavar ese cipote otra vez?
El joven no le respondió. Se limitó a abrazarla, comenzando a revolcarse en la cama. A partir de ese momento fue Sergito el que llevó la voz cantante. Con su enorme corpulencia, acarició a su hermanastra, pasando su mano por el cuerpo desnudo de aquella, tocando cada parte de su cuerpo. Se encontraba ensimismando con la anatomía de su hermanita. Jamás había pensado una situación igual.
Sergito, tenía poca experiencia en el sexo. De hecho, era su primera penetración. Algunas amigas de su edad, le habían llegado a palpar su pene, y al verlo, se asustaron desistiendo de continuar adelante. En ese momento, tenía delante de él, en su misma cama, a su hermanastra totalmente desnuda, que le tocaba su pene.
La miró fijamente y le dijo: ¡Oh hermanita, …no pensé que fueras tan hermosa! Al tiempo que comenzó a besar los pechos de la hermana, haciéndola gemir y suspirar, mientras su mano se fue a la entrepierna de aquella, alcanzando por primera vez la ranura de la vagina de Samantha.
-Oh Sergito…. ¿De verdad te gusto? Oh nene no me toques ahí …¡ que atrevido!
Vanessa se notaba nuevamente caliente. Los besos y chupeteos de su hermano sobre sus pechos la pusieron en órbita. Al sentir los grandes dedos de aquel pasando por la ranura de su vagina, su agitación fue en aumento. Pronto su excitación se intensificó cuanto observó cómo su hermanito, la puso boca arriba, para seguir besando su cuerpo, descendiendo por su vientre, bajando por el ombligo, pelvis, tomando la dirección a su panocha. Su hermano se estaba acercando a su vagina. ¿no pretendería comerle su coño? ¡No se había lavado!
Lusito abrió los labios vaginales de su hermana, y contempló restos de unas manchas blanquecinas. Al mirar a su hermana, aquella le sacó de sus dudas: Son los restos de la abundante corrida que me echaste anoche. ¡Cabronazo me llenaste el coño! ¡Aún me queda semen dentro! ¡Joder…no me he aseado! Para… no te atrevas a comerse ahí…así noo…
Mientras hablaba dirigió su mano hacia el falo de Sergito, que ya estaba endurecido y a pleno rendimiento, para terminar, alcanzando los testículos. ¡Se quedó alucinada al ver que volvían a estar llenos! El semental de su hermanito se había repuesto durante la noche, y volvía a tener una buena carga de semen en sus pelotas. ¡No puede ser! ¡Los vuelves a tener cargados!
Sergito tomo la iniciativa. Ya que no quería que le comiera el coño, le abrió las piernas, observó el maravilloso coño y acercó su nabo. ¡ Vanessa se estremeció! Su hermanito se la iba a follar. Iba a sentir de nuevo aquella enorme verga en su vagina. Y, se la iba a follar de nuevo a pelo. Pero, lo necesitaba. Necesitaba volver a sentir aquel sable en su coño.
Lusito presionó, entrando una buena parte de su verga dentro de la vagina. Oh despacio…. Oh nene .. ¡Que las sigues teniendo bien grande! ¡oh cabronazo, vuelves a follarte a tu hermana!
Para el joven era una sensación alucinante. Era la primera vez que sentía estar dentro de una mujer. Notaba unos calambrazos tremendos, al paso su pene accediendo al coño de su hermanita. Eso endurecía más su verga. Percibió la estrechez de la vagina, pero necesitaba clavarla totalmente. Aprovechando su gran fuerza y corpulencia, de un vigoroso golpe de riñones, le terminó clavando la totalidad de su verga. Vanessa emitió un grito de dolor, al ver cómo su vagina era atravesada literalmente por aquel sable: oooh para…oo… ¡joder como estas!… oh Sergito …siento que me llenas.
-Uf hermanita. ¡Que buen coño tienes! Eres estrechita, pero me encanta. Le dijo el joven excitado, al ver que había clavado la totalidad de su pene dentro del coño de la hermana. Se quedó parado unos momentos. Luego, instintivamente comenzó a realizar los movimientos de bombeo, entrando y saliendo del coño de su hermana. Percibía como iba abriendo la panocha de aquella totalmente.
Vanessa por su parte, se notaba nuevamente asfixiada. Aquel sable, era tan grande, que la atravesaba toda. Era como una barrena ardiendo dentro de su cueva. Percibí claramente las contracciones de la tranca de su hermano. Y esa sensación se incrementó, cuando sintió las arremetidas que le propinaba Lusito. El falo de su hermano le llegaba hasta la misma matriz. Se notaba totalmente abierta y llena por aquel pedazo de carne.
-Oh nene. ¡Qué gran polla tienes! No sabía que estuvieras tan bien dotado.Le dijo agitada. Pero me tienes muy abierta… parece que me quieras reventar.
Sergito, la continuó penetrando, contestándole: -¡Ni yo que estuvieras tan buena hermanita!. Uf Vanessa me gustas…. Me gusta meterte mi polla. … me encanta… uhmm Le contestó el joven, mientras se relamía del gusto al estar follando a su querida hermanita.
-oh si sigue así… anda, ¡haz que me vuelva a correr!… vamos hermanito… clávame toda esa polla … revienta a tu hermanita…ooo siiii oh joder sigue asi…exclamo com0 enloquecida Vanessa al ver que se acercaba de nuevo su orgasmo.
Ante la petición de su hermanastra, Sergito decidió poner toda la carne en el asador. Comenzó a perforar el coño de la misma con todas sus ganas. Su gran corpulencia física, unido al tremendo vástago que tenía entre sus piernas, hicieron que la joven Vanessa comenzara a estremecerse con cada penetración. La verga del joven entraba y salía del coñito de su hermana como una autentica perforadora.
Todo el cuerpo de Vanessa comenzó a vibrar a medida que sentía cada arremetida. Sentir la potencia del joven hermano, y como la atravesaba, fue suficiente para alcanzar el codiciado orgasmo.
-oh si … me vengo…. Me vengo otra vez.. exclamó Samantha, presa de auténtica excitación sexual. Se contrajo, retorciéndose sobre su propio cuerpo, mientras el falo de su hermano la clavaba una y otra vez. Se vino en un orgasmo que se dilató más de lo habitual, transformándose en pequeños orgasmos sucesivos, corriéndose como nunca. Oh Sergito me matas…. Oooo si… otra vez oooo
La joven mientras se venía, una y otra vez, observó la cara de su hermanito. Se percató de que el joven estaba a punto de venirse. Sabia como se había corrido la noche anterior, y no debía volver a correr el riesgo de que depositara su semen dentro de ella. Pero, Sergito le estaba dando tanto placer, que le dio pena cortarlo.
Lo miró a la cara y le pregunto: ¿Oh nene… pretendes correrte dentro del coño de tu hermanita? Lo veo en tus ojos cabronazo. ¿deseas llenar de nuevo a tu hermana? Oh nene “me vas a terminando embarazando”. Oh…joder…. ¡que esperas… hazlo vamos… llena a tu hermana!
-¿De verdad quieres que me corra dentro? Le preguntó Sergito agitado y sin esperarse aquella respuesta. No esperaba que le pidiera que se corriera dentro.
-No debo. No estoy protegida. Joder… ¡pero quiero volver a sentir tu semen caliente dentro de mi concha! Vamos Sergito … lléname como anoche. ¡llena el coño de tu hermana!
Aquello le sonó a trompetas de júbilo. Se iba a correr por primera vez dentro de una mujer. Notó como se hinchó aún mas su verga. Como una autentico semental, comenzó a venirse dentro del coño de su hermanastra, lanzando lechada tras lechada, inundando la vagina de Vanessa …. Oh si hermanita… ahí te va… oh.. te voy a llenar ese coño. ooo siiiii
-Oh te siento Vanessa… oh si me llenas… siento como me llenas…
Sergito se estuvo viniendo dentro de su hermana hasta que no emergió mas semen de su tranca. La sensación era tan intensa, que se acercó a su hermanita, aún con el pene en el coño de aquella, y la beso ardientemente en los labios.
Cuando se desacoplaron, Vanessa observó su vagina, verificando que sus labios vaginales se hallaban algo enrojecidos e inflamados, y fluía de su interior algunas gotas de semen. Se dio cuenta que su hermanito había eyaculado dentro de ella, con mayor intensidad y más copiosamente que la noche anterior.
Decidieron volver a recostarse juntos en la cama, para descansar un momento, antes de levantarse a desayunar.
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