Mi conversión en puta de damita linda a zorra fácil

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Mi conversión en puta de damita linda a zorra fácil

Les contare una pequeña historia, de como disfruto que me adulen, que me digan hermosa, atractiva, sexy, que me inviten a bailar o a salir, que me vean con morbo, lujuria, perversidad, más cuando son miradas lascivas, grotescas, miradas que te algunas las llenan de incomodidad, pues a mi me llenan de morbosidad y ponen a temblar mis piernas, mi vientre se pone frio y nervioso y mi delicada entrepierna húmeda dejando la marca en mi ropa interior.

Sobre todo, mi nerviosismo crece cuando parte de mi cuerpo esta al descubierto, como usar faldas diminutas, tops dejando a la vista mis hombros y mi vientre plano, cuando tengo recogido mi pelo dejando a la vista mi cuello delgado y fino.

Al ir a la playa se presenta uno de mis mayores placeres, poder ir a donde sea en bikini, diminutos, aunque no mucho, bikinis estilo tanga, colocando aquellos tirantes por encima de mi cadera, a veces los nudos bien atados para evitar accidentes, la parte de atrás, donde esta mi colita de tamaño mediana se encuentra la tela del bikini metiéndose entre mis nalguitas, ligeramente evitando verse obsceno para mi edad.

Por enfrente cubre mi entrepierna depilada, dejando una marca redonda por encima de mi rajita, apenas cubriéndola, protegiéndola de la arena, del agua y de los dedos de uno que otro curioso.

Mientras estamos en el jate, ya saben aquellos que se alquilan para aparentar unas vacaciones increíbles, mi novio divirtiéndose, nadando o en una mota de agua, yo tenia a mi macho, de piel oscura y sudorosa poniéndome su mirada en mis pequeños pechos o en mi colita.

Me encanta como me observa, sentada en la parte de enfrente, sintiendo el aire fresco, el olor a mar, la brisa tocando mi cara suave, acariciando mi piel blanca, mis amigas tomando fotos y bebiendo.

Extremadamente provocativa me ponía, dejando que me viera como quisiera, en ocasiones mientras nos tomábamos fotos, poniéndome de rodillas paraba de mas mi colita, subiendo los tirantes de mi bikini rosa, dejando que se metiera la parte de atrás mas entre mis nalguitas.

En cierto momento quedamos el y yo solos, platicando por donde se maneja el bote, contándome de algunas anécdotas, viéndome mis pechos, todos distraídos, tomando el sol por parte de mis amigas ya algo ebrias, los novios en la moto de agua y uno mas entre las chicas poniéndoles el bronceador.

Observaba como frotaba sus manos en aquellos culos enormes de ellas, creo falto poco para que las cogiera en esa parte del bote. Mientras yo jugaba con mi macho, mi mirada provocadora, inocente, pero jugando con mi pelo, tocando mi cuello y pasando mis manos entre mis pechos.

Al confrontarlo y preguntarle que le gustaba de mí, fue lo mas caliente que había sentido en ese momento, me abrí ligeramente de piernas, mis manos las lleve atrás de mi cabeza, me deje llevar y fue cuando me empezó a tocar.

Puso sus manos toscas y rasposas en mis hombros, bajando mis brazos, bajando los tirantes de mi sostén rosado, no me lo desabrocho solo me lo bajo para sacarme mis pechos, me recargue en el respaldo de la silla, él se sentó frente a mí, teníamos que aparentar de cierta forma. Me decía que hacer, algo que me empezó a excitar, veía de lejos a mis amigas que no se levantaran, su amigo se acerco y me observo, abrí más mis piernas, haciendo un lado el bikini mostrándoles mi rajita, rosada, blanca, estrecha y húmeda por la emoción del momento.

Empecé a masturbarme, quería desnudarme, dejar que me cogieran, que colocaran mis piernitas encima de sus hombros, sin embargo, tuve que parar. Vistiéndome rápidamente, dejando una ligera marca húmeda en el bikini, pero la noche seria larga y les había avisado donde iríamos sugiriéndome como escaparme y dejarme coger por aquellos monstruos del sexo.

Regresando al hotel, después de comer empezaría lo que seria una noche larga e inolvidable para mí. Sería algo única porque las chicas y los chicos pasarían el lugar en lugares diferentes, algo que me encanto, les rogué a mis amigas para escaparme y que me cubrieran logrando que aceptaran, pero a cambio de un favor por igual.

Tendrían sexo en sus cuartos, ocultando su lado lésbico de sus novios, pero con la condición de dejarme coger cuando ellas me lo pidan. Eso es otra historia, pero obvio accedí, me puse un vestido blanco transparente, muy estilo vestido de playa que lleva bordados y fácilmente se observa el bikini aunque para complacer a mis machos me puse lencería blanca, una tanga blanca con olan de encaje, grueso, no se observaba mi triangulito por atrás, así como iba el olan salía la pequeña tira que iba entre mis nalguitas, cubriendo mi pequeña rajita, un sostén del mismo conjunto, dejando el encaje por los lados de las copas y el vestido apenas debajo de mi colita. Unos tacones de aguja descubiertos, maquillada y perfumada.

Sali del hotel, caminando unas calles, sintiendo las miradas que me gustan cuando pasaron por mí, en un carro viejo, sucio, por cierto, iba manejando otro tipo, amigos de ellos, los dos se sentaron a conmigo en la parte de atrás, ambos acariciaban mis piernas, se excitaron con mi perfume y como iba arreglada, me subieron mis piernitas encima de las suyas y acariciaban mis muslos desde mi rodilla hasta mi entrepierna.

Sin tocar mi rajita, estaba húmeda, apretaba sus miembros por encima de su ropa y eso me calentaba muchísimo, sintiendo sus tamaños increíbles, fuimos como un mirador, me pidieron bajar y empezamos a tomar.

Me grababan mientras bailaba, bailaba sensual, perverso, provocativo, con dos cervezas algo que no suelo tomar, por cierto, me había quitado el vestido, realmente no había problema porque no me cubría nada.

Retocaba muy seguido mis labios con brillo labial, besaba a cada uno, dejaba que me manosearan, dejaba que metieran mano en donde quisieran, no me negaba a nada, solo me negué a dejar de tomar.

No se lo tomaron muy bien, querían dejarme ahí botada, pero con mirada mas provocadora, me aleje dos pasos, dejando la cerveza en el piso, me levante, me desabroche mi sostén, quitándomelo, arrojándolo al interior del coche, me baje mi tanga, haciendo lo mismo, flexione mis piernas, abriéndolas, mostrándoles mi rajita con el brillo de la noche, encima justo encima quedo de aquella cerveza medio llena, donde empecé a orinarme.

Cayendo poco en encima y dentro de la botella acabe, preguntándoles si me la tomo o se las daba, el mas grande la tomo y se la tomo de un sorbo.

Lo bese apasionadamente, como si fuera mi novio, me aleje, camine hacia el carro, coloque mis manos en el techo del carro justo donde estaba la puerta abierta, pare mi culo que se ve exquisito, dejando una pierna estirada y otra flexionada, con una voz inocente y lujuriosa les preguntaba si iban a dejar a esta perlita solita o iban a cogérsela durante la noche dentro del carro.

Me metí al carro, puse una pierna encima del respaldo del asiento del copiloto y la otra encima del respaldo del asiento de atrás. Por turnos me empezaron a coger, colocando mis piernas encima de sus hombros, a veces una estirada y la otra flexionada o mejor tomando mis muslos haciéndolos más atrás y metiéndomela con fuerza y mucha destreza.

Fue increíble, me manejaron como quisieron, me sacaron del auto sentándome en una piedra, no dejaba de orinarme mientras ellos me orinaban y me obligaban a chupárselas.

Tomaban mas y mas ganas le daban, me tenían abiertas de piernas, me salpicaban justo en mi entrepierna, mientras me metía una verga en la boca, cerraba los ojos, lamia entre sus bolas, lamia desde la base a la punta, la metía en mi boca, jugaba con mi lengua a su alrededor, la sacaba y la metía, al fondo, lo mas profundo llegan incluso hasta la base. Me entraba toda, toda esa carne, me entraba, me corría de lo excitada.

Justo antes de empezar con el sexo anal, cuando apenas podía pararme, me iban a poner contra el cofre del carro, pedí que me embriagaran, no quería sentir dolor de mi primer anal, quería despertar sin saber que había pasado en las últimas horas después de entregarme a ellos.

Me inundaron de cerveza, no logre poner inconsciente, pero si sentía las veces que me arrimaban sus miembros en mi colita, tomaron fotos y grabaron, me humillaron por las fotos y videos que me dejaron ver al día siguiente.

La verdad estaba irreconocible, me encanto esa noche, me encanto acabar humillada, estaba viendo aquellos videos mientras seguía desnuda entre mis machos, me puse mi ropa como pude y entre al hotel.

Esa fue una aventura que me animo hacer mas cosas y me encanto el sentirme así de usada y humillada.

debo decirles que me han llegado a la mente varios momentos donde han salido mis fetiches, mi pasión por el sexo y sexo rudo. Eh tenido esta fantasía siempre que voy a hoteles, sobre todo aquellos fuera de la ciudad, descuidados y donde se deben escuchar mis gritos a mas no poder.

Suelo gritar mucho cuando estoy excitada, sodomizada por mi hombre u hombres, empujándome aquellos miembros con toda su fuerza, abriendo mis piernas delgadas, levantándolas, doblándolas, abriéndomelas por la fuerza de sus manos toscas y rasposas, dejando la marca de sus manos sucias por mi blanca piel.

Con mi novio me cohíbo demasiado, desde usar pantaletas nada sensuales a pedirle nunca llevarme a hoteles, pero aquellos hombres que me tratan como una más, que al intentar tener a una jovencita en sus camas hacen de todo, volviéndome una puta, les pido ir a los hoteles más vulgares, donde siempre van las putas.

Mi hermosa historia comienza con un hombre de 58 años, aquel hombre siempre me había observado con mucho morbo, siendo conserje de la escuela, no dejaba pasar la oportunidad para verme, saborearme y más cuando empezaba a provocarlo.

Cielos, era excitante verlo, más cuando llevaba faldas, se saboreaba mis piernas, hasta que un día llegue más lejos. Al baño que suelo ir y este sujeto suele limpiar espere hasta que lo cerro para limpiarlo, dejando un letrero y casi al cerrar la puerta le pedí con una cara mimosa que me dejara ir ya que se encontraba retirado el baño más cercano.

Siendo horario de clase, me anime a provocarlo, al entrar le pedí que cerrara la puerta, deje mi bolso en los lavamanos, camine hasta el fondo lentamente, moviendo mi colita de un lado a otro, levantando mi ajustado vestido hasta debajo justo debajo de mi colita pequeña y redondita.

El se quedo viéndome, me empezaba a mojar, por desgracia llevaba una pantaleta rosa, nada sexy, el vestido era de flores, sin mangas y debajo llevaba un bra blanco. Nada especial, pero con mi figura y mi belleza era suficiente para provocarlo, vería su bulto crecer.

Le cuestione si le gustaba observarme, porque sabía que lo hacía, él me decía que estaba riquísima, que tenia un cuerpo divino y que se la jalaba pensando en mí.

Me puso a mil, me tocaba mi entrepierna cada que hablaba, le pedía que se quedara a cierta distancia y que siguiera hablando de lo que pensaba de mí, deje de ponerle atención y me excitaba más, el vestido lo había subido más, llegando por encima de mi pantaleta, me puse de cuclillas abriendo las piernas y masajeando esa parte tan sensible que tengo, le pedí sacarse su miembro le di mi botín derecho y le pedí que se corriera dentro de él.

Mientras se masturbaba con furia, con demencia lo empezaba a besar, seguía jalándosela mientras besaba su asquerosa boca con sabor a cigarro, me prendía demasiado, lo tomaba de los cachetes y lo besaba con más juria.

Se corrió, estaba agotado, me coloqué el botín, estaba repleto, sentía el semen entre mis dedos, en mi planta, antes de que limpiara la mano, lamí su mano con sensualidad, metiendo sus dedos en mi boquita, bajándome mi pantaleta para utilizarla y limpiar su miembro, lo hice despacio, con cuidado, sentada en el piso, limpiándola como sirvienta.

Él se quedó mudo acabe, fui a la taza del baño más cercana, abrí mis piernas y empecé a orinar, sin dejarlo de ver, le pedí papel y me limpié guardando el papel en su bolsillo. Le di un ultimo beso, anote mi numero en su celular y le pedí que me llevara a un hotel de paso fuera de la ciudad.

Los días continuaron, agendamos el sábado de esa semana, me arregle como debía ser, unas medias con liguero, llegándome al vientre, medias con encaje, tacón alto, blanco con negro el conjunto de lencería, arreglada como siempre, llenando de condones mi bolso, mi pelo planchado, me coloque un abrigo negro y salí a verlo.

El uber no dejaba de verme, se saboreaba mi cuerpo, sentía su mirada, sentía sus labios como se los relamía pensando en mi cuerpo, me baje justo en el carro de aquel hombre, lo vi camine sensual, entre y lo bese. Un beso profundo sin nada de ropa extra se dio cuenta y abrió ligeramente el abrigo observando la lencería, mi perfume inundo el carro, dio marcha adelante y en todo el camino dejaba que tocara mi rajita por encima de la tela, mojándome completamente, pero lo que me excito fue llegar al hotel.

Descuidado, la alberca sucia, un autohotel, una lona cubriendo la puerta para guardar el carro, un cuarto que se veía completamente sencillo, al bajarme el hombre le entrego la llave, me observaba, se deleitaba, no lo dejaba de ver cuando desamarre el abrigo, lo abrí lentamente, los dos hombres me observaban, el bolso lo deje adentro del carro junto a los condones.

Dentro de mi quería regresar al auto y tomarlos, pero mi cuerpo se empezó a saborear la leche dentro de mí, sería la primera vez en sentir lo caliente del semen dentro de mi ser.

Al quitarme el abrigo y sentir el viento en mi piel, se me erizaba, lo avente adentro del carro, con sensualidad tome la llave, acaricie la entrepierna del gerente con mi mano, invitándolo a que se uniera, el viejo intendente me volteo a ver, lo bese, lo manosee por encima de su pantalón, abrí la puerta, vuelvo a verlos antes de entrar.

Mi cuerpo estaba nervioso, mi entrepierna húmeda, la tanga que usaba era de color negra, en sus lados tenia blanco el encaje, la parte negra de enfrente era ligeramente transparente, con lo húmeda de mi piel se podía marcar mi rajita, me recargo en el marco de la puerta, abriendo mis piernas, tocando justo en mi rajita, el gerente cierra la cortina del estacionamiento, el intendente observa el bolso con los condones y cuando intenta ir por ellos, le digo que no.

Con voz suave y seductora, poniendo una carita de inocente, voz aguda, nerviosa, le pido que los deje. Me observa sabiendo que lo que quiero es sentir la lechita, se acercan a mí, me empiezo a retirar hacia el interior, cierran la puerta, mi nerviosismo alcanza el clímax, no hay vuelta atrás, debo salir de ese lugar y lo hare estando bien cogida. S

e van desnudando rápidamente, me pongo de rodillas encima de la cama, observa como se desnudan, mientras me toco los pechos, mi culo, mi rajita, mi cuello, mis labios y cualquier parte de mi cuerpo.

El gerente mas vicioso, toma su cinturón, me toma de las manos, las coloca por detrás de mí, sin decir nada lo observo, intento besarlo, pero me lo niega, cuando logra atarme, me toma del cuello, me empieza a oler, el cuello, los pechos, mi vientre, mi entrepierna, el otro hombre hace lo mismo, los dos se saborean a su presa, me pone mas nerviosa, me tocan con delicadeza y con seguridad. Con cada caricia me pone mas nerviosa y excitada, empezando a gemir, me cubren los ojos con una corbata, en ese momento que me siguen tocando y olfateando empiezo a gemir de forma abrupta.

Mi rajita chorrea en mayor cantidad, hago movimientos de cintura imaginando que monto una verga, escucho una navaja, siento el frio del metal recorriendo mi cuerpo, empezando a cortar la tela, dejándome solo con mis medias. Estando desnuda empezaría lo mas salvaje, algo que mi cuerpo jamás olvidaría, me desata las manos, me apoyo con los codos estando en posición de 4, me nalguean con fuerza, mientras recibo insultos, tenia bien abierta mi rajita, sentía escurrir mis fluidos, mi culito cerrado por no ser tan experimentada en el sexo anal, me jalan del pelo para nalguearme aún más fuerte.

Con gritos más ensordecedores que pudieran imaginar, exclamaba, gritaba, suplicaba que mas fuerte, el cuarto se silencio por la verga que entraba a mi boca, con fuerza y sin permiso, tomando mi carita angelical, fijándola para que aquel hombre con furia la violara. Una tras otra, entraba y salía, con velocidad, me mojaba, me excitaba, me encantaba, al punto de perder mi poca cordura, justo cuando sentía las manos del hombre por detrás tomar mi pequeña cintura, sintiendo la punta de su verga en mi rajita y penetrándola.

Mi boca cachorreaba de saliva y semen, mi rajita fluía cochorros de líquidos, cada vez más, era maravilloso el sexo en aquel momento, me voltearon, colocando mi cabeza en la orilla, se cambiaron de posición, respiraba, me alzan las piernas las abre lo mas que puede, no pude contenerme y me sale un chorro de mi vagina, el se excita, me da palmadas en mi rajita, palmadas fuertes, en serie, que logran sacar mas fluidos, mis gemidos eran intensos, me toman de la cara y ahora boca arriba me introducen una verga. Me golpea mis pequeñas tetas, cada vez que me la mete en la boca soy abofeteada en la cara o en mis tetas, mis manos aprietan su peludo culo del hombre, el otro me dobla las piernas para meterme su verga.

No importaba que ocurrencia hicieran, yo me estaba dejando, sentía el semen entrar en mi vagina o en mi boca, mas tarde en mi ano, nunca me dejaron quitarme la corbata de los ojos, me seguían cogiendo, incluso haciéndome doble penetración. Ya estando mas cansados me montaba en sus vergas y como podía movía mis caderas, provocando a que se corrieran dentro de mí.

A mitad de la noche me quite la corbata, me observaban mientras estaba acostada en la cama, escuchaba sus frases obscenas, diciéndome lo guarra que era, el gerente me veía con desprecio, me veía con asco, yo insultada por su posición, por su forma de hablarme me acerque como gatita, tomando su miembro y chupándolo. Llegando a lamer su culo, el solo decía repitiendo lo asquerosa que era y yo con más placer metía mi lengua en su culo, cuando termine, me pidió que hiciera lo mismo con el otro y así fue.

Me sentía tan humillada que no decía nada, no hablaba, solo actuaba, me coloque mi abrigo, dejando mi ropa interior en el cuarto, me llevo a mi casa, en la escuela me seguía observando y varias veces repetí mi acto, dándole mi zapata para que se corriera, dejándome observar mientras orinaba, pero en vez de limpiarle la verga con mi pantaleta, lo hacia con mi boca, siendo observada en una ocasión.

Debo decirles que algo que me gusta mucho es sentir mi piel a través de mis medias, acariciar mis muslos con mis uñas, aparte aprovecho las medias para no usar ropa interior y observar mi pequeña colita respingona, transparentando el blanco de mi piel, dejando mi rajita cerradita y mi piel muy sensible a cualquier caricia. Suelo llegar a casa, quitarme mi vestido o falda, dependiendo, quedar semidesnuda únicamente con unas medias hasta la cadera, unos tacones altos, ya sean rojos, negros, rosas, blancos, dependiendo del momento. Conservando el maquillaje, retocándome un poco más, incluso volviéndome a poner perfume, cremas corporales, labial y en ocasiones collares. Me gusta usar un collar de perlas, levantándome mi cabello con una coleta y para finalizar acerco una silla a mi espejo.

Frente al espejo, me encuentro observándome, viendo mi mirada tierna, inocente, un poco seria por el morbo de ver mi cuerpo desnudo, bueno semidesnudo, abriendo mis piernas lentamente, acariciando mis pezones con la punta de mis uñas. Caricias suaves, lentas, en círculos, esperando a que se paren, mirándolos, cada uno, levantando mi mirada seductora, con la boca un poco abierta, el rojo de mi labial inunda mis labios ligeramente gruesos. Mas por la apariencia del labial, mis piernas totalmente abiertas, enderezo mi espalda inclinándome a mi reflejo, repito mi nombre, repito lo bella que me veo, agregando que soy una puta, una guarra.

Acaricio mi cara, bajando mis manos por mi cuello, por mis pechos, aprieto mi cuello con una mano mientras con el otro aprieto mi pecho, gimiendo, con un tono bajo, moviendo mi cadera muy ligeramente, de adelante hacia atrás, empezando a sentir un ligero fluido de mi rajita. Mis manos llegan a mis rodillas, despacio, muy despacio recorren mis muslos, haciendo círculos o rectas dirigiéndose a mi entrepierna y alejándose. Siendo muy meticulosa, con calma me toco, me toco como quiero en ese momento, me toco con la delicadeza que merece mi cuerpo, con el erotismo que me prende. Me empiezo a decir, me hablo a mi misma, me cuento con lujo y detalle lo rico que es montar una verga, gruesa, venosa, peluda en sus bolas, abriendo la boca, cerrando mis ojos recordando cuando me empiezo a meter unas ricas bolas peludas en mi boquita fina, apretando mis muslos muy cerca de mi entrepierna, apretándolas hasta sacar un fluido más constante.

Mis gemidos son mas constantes, fuertes, mis movimientos de cadera son mas acelerados sin llegar hacer muy veloces, únicamente son mas notorios, el ruido empieza a salir de mi cuarto, por mi puerta, por mi ventana, un gemido fuerte alerta a un trabajador, un jardinero, humilde pero fuerte y robusto por tener un cuerpo trabajado. Siendo mas atrevida, observo de reojo mi puerta, esperando que se asome, hago los movimientos mas notorios, no me excita tanto el tocarme sino el hecho de ser observada. Lo veo mirando por un espacio pequeño de mi puerta, me detengo, viendo hacia mi reflejo, soltando una pregunta al aire, una pregunta que invita a entrar, a disfrutar de más cerca, provocando que, entre aquel hombre, sudando, acalorado, cerrando la puerta con seguro.

Mi precioso cuarto, con mi aroma particular a perfume, es opacado por su fuerte aroma, entrando me levanta de la silla, lo observo con mi mirada inocente, me suelta una cachetada que logra sacar mi cara de puta, mi cara de sumisa. Mi ser, mi hermoso ser empieza a lubricar por mi rajita, cerradita, rosada, depilada, suave y con aroma de inocencia, poco a poco lo voy desnudando, quitándole todo, todo, acostándolo en mi cama, observando su miembro sobre su vientre, su cuerpo, trabajado, fuerte, moreno, me estaba excitando.

Me quito mis tacones, me acerco a sus pies, empezando a lamer su planta, sus dedos me los meto uno por un en mi boca, en el otro pie, lo olfateo con mucha provocación, besándolo con cariño. Empiezo a encaminarme hacia arriba, pasando mi lengua, pasándola varias veces por sus muslos, solito abre sus piernas, agarro su vergota, para levantarla y lamer sus bolotas, por debajo, dejando mi labial en toda su entrepierna cercan a su culo, con aroma fuerte, muy fuerte, me transforma me introduzco, me excita más, mucho más, meto mi cabeza al punto que el se levanta, doblando mas las piernas mejorando mi alcance, estaba extasiada, no paraba, seguía y seguía hasta dejar mis labios sin el tono rojo del labial.

Con cansancio, mi cuerpo empieza a ceder, monto su cuerpo, mi rajita esta por el largo de su vergota, el con cara burlona aprecia la vista, cuando intento besarlo, me abofetea, me jala el pelo, hacia atrás y me dice que no quiere besar unos labios a sabor a mierda. Me excita tanto, empiezo a frotar mi rajita por el largo de su verga, se lubrica lo suficiente como para que moje su vergota, me vuelvo loca que me rompe mi media, me levanta, me pone su vergota en mi rajita y me baja de golpe. Empiezo a moverme con locura, con mucha velocidad, cansándome, el se da cuenta, me agarra, me voltea, acostándome, el colchón se sume, huelo su apestoso sudor en mi almohada, mis piernas quedan justo por sus codos mientras sus manos me llegan a un lado de mi carita, con fuerza me empieza a penetrar.

Fuerte, muy fuerte, grito del placer, me sigue negando mis besos, eso me calienta mas de la medida, mis frases, mis deseos de que me de mas duro no hacen tanto eco en su locura por cogerse a la hija de su jefe. Empiezo a llorar, suplicando que me dejara, que me había equivocada, justo en eso le menciono a mi amado novio, suplicando que mi novio no se entere, que mi novio no me trata así, que mi amado novio es muy especial. Como chispa a pólvora se enciendo, me voltea colocándome en cuatro, me pone un pie en mi cabeza, parando mi culo, suplico con una locura descomunal, llorando, dejando mi rímel en mis sabanas, pataleando, cielos, apenas vi su cara y era de un demonio.

Me abre mi culo, escupe en el y de maravilla me penetra en mi ano, una verga monumental entrando por un espacio estrecho, después de hacerlo con cuidado, vuelve a esa locura, levantando su pie de mi cabeza, tomándome de la cadera, toda doblada, mi cabeza llegando hasta la cabecera, mis piernitas casi las endereza, mis pies casi llegando a mi cabeza, estaba controladísima, me bombeaba con furia, lloraba mas para calentarlo y eso funcionaba, diría de más. Me cogió tan rico, quede adolorida, muy adolorida, orinada por mi nerviosismo, incluso sacando un poco material fecal de mi colita, me dejo acostada boca abajo, mis piernas colgando de la cama, mi cola sucia y rota como mi rajita.

Me acabo por romper las medias, me levanto la cara, no podía ni gesticular nada, viéndolo, me escupió, una gran cantidad de saliva me callo en mi carita, me levanto de mi coleta o lo que quedaba de ella, abrió mi boca y sin avisar se orino dentro de ella, me azota a la cama, se viste y burlándose de mi me insulta de forma brutal.

Desde ahí me entregue a él, por esa cogida, sobre todo quedo extasiado de mi habilidad por darle besos negros en su enorme culo.