Seducida por el jefe de mi esposo.
Seducida por el jefe de mi esposo
Seducida por el jefe de mi esposo
Las lluvias atípicas de ese año, habían ocasionado el derrumbe de un cerro y la destrucción de la carretera que comunica con el municipio, sin embargo para algunos hombres del pueblo, eso significaba que podría haber una oportunidad de trabajo, entre ellos estaba mi esposo.
Al tercer día del derrumbe, llego a la comunidad un grupo de ingenieros, después de un encuentro con el presidente municipal, se escucho el sonido local del pueblo, llamando a quienes desearan trabajar durante la reconstrucción de la carretera.
Mi esposo fue de inmediato, yo me sentía feliz, pues las carencias eran evidentes, y cuando menos pasaríamos algunas semanas en mejores condiciones, pues en la comunidad solo hay trabajo de campo y en temporadas.
Cuando mi esposo regreso a casa, se miraba muy feliz, le escuche con atención y lo que me dijo me dio mas alegría.
Tengo el trabajo, pero hay algo mas Mariana… el ingeniero que esta a cargo de la obra, quiere que le rente la cabaña de la colina, le dije que tengo que hacer algunos arreglos, y me dio dinero para hacerlo, el llegara el lunes con algunas cosas, así que tenemos el resto de la semana para arreglar la cabaña.
La cabaña de la que mi esposo hablaba, se trataba de nuestro primer hogar, una pequeña cabañita que se encuentra en lo mas alto de nuestras tierras, la cual habíamos dejado cuando mi esposo construyo la casita donde ahora vivimos y que se encuentra a unos 300 metros de la cabaña.
Cuando terminamos de arreglar la cabaña, sentimos nostalgia por los momentos que pasamos ahí, quizá cuando el ingeniero se marchara, recordaríamos nuestras primeras noches de amor.
En ese momento, estaba lejos de imaginar lo que estaba por ocurrir, si… nuevamente pasaría noches de placer, pero no con mi esposo, seria con el ingeniero, quien termino por seducirme y enseñarme a disfrutar de cosas que jamás había experimentado.
El día lunes por la mañana, una camioneta se detuvo frente a nuestra propiedad, un hombre alto y entrado en años, descendió me miro y con una sonrisa cautivadora, pregunto por mi esposo.
¡Buenos días! ¡Busco a Arturo soy el ingeniero Joel! ¿Eres su hermanita?
Buenos días ingeniero, Joel esta en la cabaña, y no… no soy su hermanita, soy su esposa.
¡Que pena, señora! Le ofrezco una disculpa, voy a donde Arturo, ¡que tenga buen día!
Visiblemente apenado se alejo caminando hacia la cabaña, después de casi una hora los mire regresar a ambos.
Mire ingeniero, le presento a Mariana mi esposa.
Es un gusto señora, y bueno… pues aprovechando la ocasión, ¿podría hacer el aseo de la cabaña? Claro le pagare un sueldo por semana.
No dude en aceptar la oferta, sin saber lo que ya planeaba el ingeniero Joel.
En la camioneta, traía una cama, un sillón viejo, y una meza de madera, después de llevarlos a la cabaña, ambos se fueron a la obra, y no llegarían hasta entrada la noche.
La primer semana paso sin ningún incidente, cuando el ingeniero pasaba por mi esposo, yo me dirigía a limpiar la cabaña, pero al siguiente lunes sucedió algo inesperado, mientras cambiaba las sabanas de la cama, cayeron al piso unas revistas, la curiosidad me despertó y mire la revista, en ella había mujeres y hombres desnudos teniendo relaciones.
Había algunas escenas que me parecían ilógicas, por ejemplo donde dos hombres penetraban a una mujer, o donde le chupaban su vulva a la chica, ingenua pensaba que no se podía hacer tales cosas.
Deje las revistas en una caja de cartón y decidí olvidar el asunto, no mencione a mi esposo nada de lo ocurrido.
Al siguiente día, nuevamente encontré otras revistas, estas eran mas explicitas en cuanto a posiciones, pero lo que mas me atraía sin duda era mirar como les chupaban las vulvas a las chicas, me estaba obsesionando con esas imágenes, pero pese a todo, jamás paso por mi mente que el ingeniero dejara las revistas a propósito.
El día miércoles, amaneció haciendo un calor atípico, apenas estaba saliendo el sol, pero ya se sentía el bochorno, me fui a la cabaña e hice la limpieza, esta vez no hubo revistas… pero esa misma tarde, miraría algo que me dejaría por varios días sin poder apartar de mi mente esa imagen.
Mire con curiosidad cuando llegaron por la tarde y se detenían frente a la casa, algo que no habían echo antes, mi esposo bajo y se dirigió a mi con las siguientes palabras.
¡ Mariana! Te llama el ingeniero.
Dígame ingeniero.
Mariana, quiero pedirte que pases por mi ropa mas tarde, me gustaría que la lavaras mañana, ¿podrás hacerlo?
Si, yo paso mas tarde por ella ingeniero… después de acordar el precio se marcho y entre a la casa con mi esposo, le serví la cena y después se recostó en la cama, mientras yo me dirigía por la ropa del ingeniero.
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Tenía la costumbre de caminar con los pies descalzos, y como había crecido el pasto, era difícil que se escucharan mis pasos, a eso atribuí el haber sorprendido al ingeniero en tan bochornosa situación.
La cabaña al igual que nuestra casa, solo esta rodeada por una barda de piedras sobrepuestas, y fue justo cuando traspase la barda que me tope de frente con el ingeniero, quien estaba parado en la puerta, completamente desnudo y sosteniendo su verga en la mano derecha, mientras orinaba.
Sentí que mi rostro enrojecía por la sorpresa, en cambio el ingeniero actuando con total naturalidad me sorprendió con sus palabras.
¡Vamos Mariana pasa! ¿O es que nunca has visto a un hombre desnudo que no sea tu esposo?
No respondí una sola palabra, me quede ahí de pie, mientras el sacudía su verga y entraba a la cabaña, para enseguida regresar con una maleta de ropa, la cual me entrego, el tenerlo ahí frente de mi completamente desnudo, me hizo alejarme de prisa, sin decir una sola palabra.
Al regresar a casa, trate de controlar mi turbación, fingí que no pasaba nada, el calor que sentía me hizo ir a darme un baño con agua fría, y después fui a la cama, trate de convencer a Arturo para que hiciéramos el amor, pero estaba muy cansado y casi de inmediato se quedo dormido.
Yo daba vueltas en la cama sin lograr conciliar el sueño, las imágenes del ingeniero pasaban como una película en mi mente una y otra ves, logrando inquietarme, mentalmente compare el tamaño de su verga con la de Arturo, no podía haber comparación, mientras Arturo la tiene delgada y cortita, el ingeniero la tiene larga y gruesa, y además la mire que es curveada.
Mi ingenuidad me hacían creer que solo había sido algo accidental, así que trate de olvidar el asunto, y continué con mis labores cotidianas, sin pensar mas en el asunto, afortunadamente los días siguientes no se repitió el asunto, pero yo por las noches seguía pensando en el ingeniero, me sentía mal por pecar de pensamiento, pero no podía evitarlo.
Los días pasaron y llego el fin de semana, el sábado por la tarde, mire que el ingeniero regresaba solo en su camioneta, se detuvo frente a la casa, al mirarme parada en la entrada, se bajo y me dijo las siguientes palabras.
Mariana, tu esposo se quedara esta noche en el campamento, me pidió te avisara.
¿Por qué se quedara?
Ah lo que pasa es que llegara un camión con material y el se encargara de recibirlo, le tengo mucha confianza, y bueno al rato ve a la cabaña y podrás hablar con el por el radio… ¿quieres?
¡Gracias ingeniero, si iré mas tarde!
Jamás imagine ni pensé nada malo, sin embargo esa confianza excesiva terminaría por hacerme caer en los brazos del ingeniero, esa misma noche.
La tarde era agradable, un delicioso fresco invadía el ambiente, después de bañarme me puse un vestido rojo el cual me queda por debajo de las rodillas, no puedo decir que soy una mujer con un cuerpo extraordinario, soy muy pequeña de estatura, apenas mido 1.45, mi cuerpo es delgado, soy de piel morena como la mayoría de las personas de mi rumbo.
Mis pechos son medianos, los pezones si son un poco mas grandes de lo normal, eso por que desde que me case, Arturo se ha encargado de hacerlos crecer pues le encanta chuparlos casi a diario.
Cuando estaba por obscurecer camine a la cabaña, mi cabello aun estaba mojado, negro y largo me caía hasta las nalgas, apenas traspase la barda y nuevamente me quede de pie y con la sorpresa en el rostro.
¡Hola Mariana! Pasa enseguida te comunico con Arturo.
Sentí morir de vergüenza, nuevamente le sorprendí completamente desnudo, pero ahora el se aproximo y tomándome de la mano, me llevo al interior de la cabaña.
¡Estas roja Mariana! ¿Qué te sucede? ¿Es por mi desnudez? Vamos tu no te mortifiques, mira aquí esta el radio, habla con Arturo.
Tome el radio y hable con mi esposo, parecía estar bien, el me recomendó cerrara bien la casa por dentro, pero jamás pensó que al estar sola con el ingeniero, pudiera pasar algo, el confiaba mucho en el, mientras seguía la conversación, el ingeniero se acomodo en su viejo sillón, seguía desnudo y no dejaba de mirarme, me sentía incomoda por la situación.
Al despedirme de Arturo, trate de despedirme y salir de inmediato de la cabaña… ¡gracias ingeniero! Ya me voy.
¡Espera Mariana! Quiero platicar un poco contigo, siéntate en la cama.
Sin oponerme obedecí a sus palabras, me senté en la cama tratando de no mirarlo de frente.
¿Te molesta que este desnudo?
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No, solo que… me siento apenada.
El calor de estos rumbos, hacen que la ropa se moje de sudor y creo que es mejor estar así desnudo, ¿puedo decirte algo personal?
Si, dígame le escucho.
Bien te lo diré, pero quiero que me mires mientras hablo, vamos no seas pudorosa.
Veras yo, quede viudo hace un par de años, y paso mucho tiempo en lugares como este pueblo, siempre a solas, sin compañía alguna, pero aquí en este pueblo el calor me hace sentirme mas solo, y me preguntaba… si tu ¿me dejarías mirar tu cuerpo desnudo?
Me quede en silencio, sin saber que responder, pero deseando que continuara hablando.
¿Sabes? Jamás estuve tan cerca de una mujer tan joven y con un color de piel como el tuyo.
¿Cuántos años tienes Mariana?
19.
¿Me dejas mirar tu cuerpo desnudo?
Las palabras se negaban a salir de mi garganta, y fue cuando el aprovecho mi turbación para ponerse de pie y caminar hasta donde yo estaba sentada.
Me tomo de la barbilla y levanto mi rostro.
¿Tienes miedo? ¡Estas temblando Mariana!
Me tomo de la mano y me ayudo a ponerme de pie… me quede en silencio y sin moverme, sus manos bajaron para buscar la orilla del vestido, lo fue subiendo lentamente y lo saco por arriba de mi cuerpo, se aparto y me recorrió con la mirada, se paro tras de mi y soltó el broche de mi sostén, por ultimo se arrodillo y tomando los costados de mis pantaletas las deslizo hacia abajo.
¿Lo ves? ¡No pasa nada! Ahora siéntate en el sillón, platicaremos mientras observo tu cuerpo.
Camine al sillón y me senté, pese a ser un sillón viejo, era muy confortable, parecía que me hundía en el, mi pequeño cuerpo parecía ser tragado por el sillón.
¿Cuánto tiempo llevas casada?
2 años.
Dime algo… ¿te gusta el sexo oral?
¿Oral? O sea ¿con la boca?
Si. Con la boca.
Nunca lo he hecho así.
¿Te gustaría probarlo?
Nuevamente las palabras se negaban a salir.
¿Me dejas enseñarte un poco de sexo oral? Si no te gusta, no lo hacemos. ¿Quieres?
Mariana, te deseo tanto, pero si te incomodo, olvido el asunto, y podrás irte a tu casa.
Algo dentro de mi, no deseaba que ese momento terminara, así que armándome de valor le respondí aun con el pudor visible.
No… no quiero ir a casa, ¡por favor! Perdóneme, me siento una tonta sin saber que responderle… pero si deseo hacerlo.
Mis palabras fueron lo que el esperaba escuchar, se puso de pie y camino para ponerse de rodillas frente de mi.
Tomo mis pies y los llevo a los laterales del sillón, quede abierta, mi concha estaba cubierta por mis vellos púbicos, que debo decir que es mucho vello el que me cubre.
Lo único que se me ocurrió fue cerrar los ojos cuando aproximo su boca a mi conchita, como si fuera de fuego su lengua paso por mi concha y termino rozando ligeramente mi botoncito, sentí una descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo.
No se cuantas ocasiones paso su lengua, pero fueron las suficientes para que hiciera de lado mi pudor y ahora yo misma trataba de abrir mas las piernas, esperando que su lengua lograra entrar en mi concha.
Cuando se aparto de mi lado, me tomo por la cintura y con facilidad me cargo y me sentó en la meza, ahí podía tener mas expuesta mi concha, nuevamente chupo, para ese momento mi cuerpo sudaba igual que el.
Ponte en cuatro patitas Mariana.
Di la vuelta sin poner obstáculo, esta ves su lengua se deslizo por mi ano, la caricia me gusto, pero nuevamente el pudor regreso y le suplique, ¡por favor! ahí no… no lo chupes, por favorrrrrr.
Sin hacer caso, siguió chupando y con la punta de su lengua picaba mi ano, es difícil de describir lo que sentía, pero si puedo decirles que esas caricias, me hicieron gemir algo que jamás había logrado mi esposo.
¿Te gusta?
Siiiiiiii, mucho, no te detengas por favorrrrrrrrrr… a, a, a, a, a, a, a, a, a, es algo muy hermoso lo que me hacesssssssssssss.
Espera por favor… ¡quiero orinar!
Claro.
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Con asombro lo mire caminar tras de mi con una lámpara en la mano.
¡Yo voy sola! Le sugerí.
No, yo quiero mirarte orinar.
Salí y apenas me dio tiempo sentarme y soltar un chorro de orina, la cual corría como rio por la tierra, regrese a su lado y ahora sus palabras me hicieron temblar de deseo.
¿Habías sentido esas ganas de orinar con tu esposo cuando lo hacen?
No… la verdad nunca lo había sentido. ¿No es normal?
Sentirlo si es normal, eso se llama orgasmo, y ahora te lo voy a demostrar, ven ponte de pie aquí junto a la meza y separa las piernas, ¿ya no deseas orinar?
No.
Bien, voy a hacer que tengas un orgasmo mas, sientas lo que sientas, no te detengas, deja salir tus jugos vaginales, disfrútalo mucho.
Dirigió su mano derecha a mi conchita, metió dos dedos mientras que su dedo anular presionaba mi clítoris, inicio a meter y sacar primero con suavidad, y después con rapidez, la fricción en mi clítoris era deliciosa, sentí que las fuerzas abandonaban mis piernas y estuve a punto de caer, pero el me tomo de la cintura con la otra mano, en segundos sentí que caía en un gran abismo, sin poder contenerme deje salir un chorro de liquido vaginal.
¿Te gusto?
Siiiiiiiiii… a, a, a, a, a, a, a, a, dios jamás había sentido algo igual. A, a, a, a, a, a, a, a, a,
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Ahora, es tu turno de darme un poco de placer.
Tomo una almohada y le puso en el piso.
Arrodíllate, ahora tú mamaras mi verga.
¡Pero, nunca lo eh echo! Creo que no podre hacerlo.
Vamos Mariana, cuando le tomes gusto, no querrás dejar de hacerlo.
Me arrodille y abrí mi boca, el dirigió su verga flácida y la metió en mi boca, no me dio asco, por el contrario la suavidad de su piel me hacia sentir algo extraño, parecía de terciopelo, muy suavecita y sin duda acostumbraba a ponerse perfume pues tenia un sabor agradable.
Demasiado tarde me di cuenta que empezaba a cobrar vida y poco a poco crecía llenando mi garganta, sentí miedo de ahogarme pero no quería sacarle, verdaderamente me estaba gustando tenerla dentro de mi boca, por instinto fui haciendo movimientos de entrada y salida, sus venas se estaban hinchando peligrosamente, el gemía dándome a entender que lo estaba disfrutando.
Espera Mariana, sácala por favor.
¿Te lastime?
No amor, por el contrario, jamás me habían mamado de esa forma… pero ahora disfrutemos los dos al mismo tiempo es justo.
Jalo una cobija y la tendió en el piso, se recostó y me pidió me sentara sobre su rostro, le obedecí y ahora el chupaba mi concha una ves mas, comprendí de lo que se trataba, recordé una imagen de las revistas, así que me agache y chupe su linda verga, ambos gozábamos con esa posición, de momentos sacaba su verga de mi boca para gemir pues no podía evitar hacerlo.
Mi concha estaba muy mojada, sentía que mis labios vaginales estaban hinchados al igual que mi clítoris, sus labios lograron hacerlo crecer como nunca lo habían estado, el momento sublime estaba por llegar.
Ahora siéntate sobre mi verga, quiero que te penetres tu solita, demuéstrame que sabes hacer.
Obedecí y cuando estaba por sentarme, tome su verga con mi pequeña mano para ponerla en la entrada de mi concha, la tenía bien erecta, sus venas le palpitaban y parecían a punto de reventar.
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Su verga fue abriendo mis labios vaginales, amoldándose sentí un poco de dolor, sin duda era mucho mas grande y gorda que la de mi esposo, poco a poco me fui sentando hasta lograr tenerla toda dentro de mi, por primera ves me sentí llena, inicie a levantarme suavemente, subía y bajaba, metiendo y sacando, sus manos aprisionaron mis pezones y les daba ligeros pellizcos, ambos gemíamos el éxtasis era mutuo.
Me sorprendí de mirar pasar los minutos y que no terminara, como sucedía con mi esposo. Por el contrario su verga parecía ponerse mas dura.
Después de un rato me pidió me pusiera de pie, cuando salió su verga me asombre estaba embadurnada de un liquido espeso y blanco.
¿Lo estas gozando Mariana?
Si, lo disfruto mucho.
Bien, ahora voy a recostarme en la cama, antes de que subas y te ensartes nuevamente… quiero que chupes mi verga, límpiala con tu boquita y disfruta de la mezcla de nuestros líquidos.
Abrí mi boca y metí la verga dentro, disfrute del sabor agridulce, trague sin pudor alguno el liquido espumoso que había sobre ella, cuando la deje limpiecita, subí y me senté nuevamente solo que esta ocasión, dándole la espalda.
Sin darme tiempo de reaccionar, paso sus largos brazos por mis piernas y se puso de pie, manteniéndome ensartada, sentí sus testículos chocar con mis nalgas, la penetración era mas profunda en esa posición.
Con sus manos me subía y bajaba en un rico vaivén, mis gemidos fueron enloquecedores, a, a, a, a, a, a, a, a, siiiiiiii que ricooooooooo. Diossssssssssssss, a, a, a, a, a, a, a, a,
En una perfecta sincronización, ambos terminamos en un delicioso orgasmo, su leche corría dentro de mí, como lava hirviente.
Con asombro mire como me ponía en el piso y ahora tomaba una de mis piernas, la levanto a todo lo alto y ahora me penetro en esa posición, su verga parecía no estar satisfecha, cobraba vida nuevamente, metía y sacaba con rapidez.
a.a.a.a.a.a.a.a.a.a.a.a lance un gemido, al tiempo que sentí como apenas sacaba su verga de mi concha y yo dejaba salir un torrente de líquidos vaginales, perdí las fuerzas y el me apoyo tomándome en brazos, me abrace de su cuello y salió de la cabaña conmigo en sus brazos.
Lentamente recorrió el camino hasta mi casa, al entrar me recostó en la cama, y se alejo sin decir palabra alguna. No había necesidad de decirlas, desde ese momento yo le pertenecía.
Al siguiente día muy de mañana lo escuche ir a la casa y llevándome mis ropas.
¿Está contenta?
Si.
Mariana, buscare la forma de pasar otras noches juntos, pero claro si tú lo deseas.
Si, lo deseo mucho.
En ese caso, yo te avisare cuando será… pero me gustaría preguntarte algo. La próxima ves, ¿me dejaras cogerte por tu ano?
Solo le respondí con un movimiento de cabeza, no podía negarle nada al hombre que me había hecho sentir una verdadera mujer.
Lentamente hice el recorrido de mi casa a la cabaña, aun me ponía nerviosa al pensar que estaría nuevamente con Román, pero mi cuerpo ya no podría esperar mas, me reclamaba sentir nuevamente las caricias expertas de él.
Me detuve unos segundos antes de entrar al patio de la cabaña, respire profundamente y continué mi camino, como una aparición ahí estaba, de pie en la entrada, igual que la ultima ves que lo vi, completamente desnudo y fumando un cigarrillo.
Los últimos metros que me separaban de el, se me hicieron eternos, al quedar frente a el, no hubo palabras, en verdad no hacia falta decir nada…rodeo mi estrecha cintura y me atrajo hacia su pecho, mientras besaba mi boca con una pasión jamás antes sentida, sus manos soltaron los broches del vestido, el cual cayo al piso, el sostén siguió la misma suerte, y por ultimo se arrodillo y con una lentitud que aumentaba mi excitación: tomo los bordes de mis pantaletas y las deslizó hacia abajo, levante primero un pie y después el otro, para que el pudiera apartar la prenda.
Tomada de la mano me llevo a la cama, donde me recostó boca abajo y puso una almohada bajo mi vientre, mis nalgas quedaron un poco elevadas, con sus manos separo mis piernas.
Sentí un escalofrío cuando la punta de su lengua recorrió mi espalda hacia abajo; ahora sus manos tomaron mis nalgas y trato de abrirlas más, hasta que mi ano quedo expuesto y su lengua toco la entrada virginal, apreté las sabanas con fuerza, mientras mi cuerpo sucumbía a las caricias.
Solo mis débiles gemidos rompían el silencio de la tarde, fueron unos minutos que se prolongaron por una eternidad, el placer que sentía era tan fuerte que olvide que era una mujer casada y que en ese momento me estaba dejando llevar por la debilidad de mi cuerpo.
Por fin escuche sus palabras al mismo tiempo que sin poder evitarlo, de mi garganta escapaba un gemido lleno de excitación.
v Ahahahahahahahaha… ¡que rico se siente!
- Quiero que te relajes y disfrutes al máximo cada instante, cuando sientas que tendrás un orgasmo, no te detengas y deja fluir todos tus líquidos, yo… deseo saborear cada gota de tu néctar.
Lentamente me dio vuelta y ahora quede boca arriba, sin demora su lengua busco mi conchita, se abrió paso en mis labios vaginales y de forma relampagueante paso haciendo que mi cuerpo temblara por la excitación.
Al sentir la puntita de su lengua tocar mi clítoris, trate de cerrar mis piernas, pero hábilmente el tomo mis tobillos y separo mis piernas, su lengua acariciaba haciendo pequeños círculos en mi botoncito, por instinto con mis pequeñas manos tome mis tetas y las estruje, una fuerte sacudida de mi cuerpo anunciaba el primer orgasmo.
v Ah,ah,ah,ah,ah,ah,ah,ah,ah,ah, dios que delicioso es esto.
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Aun mi cuerpo temblaba cuando el se puso de pie, se acomodo en el sillón y encendió un cigarrillo, al escuchar sus palabras me incorpore y fui a su lado a cumplir con mi parte.
- ¿Estas disfrutando Mariana?
v Si…lo disfruto mucho, ¡gracias por tanto placer que me das!
- Ahora, serás tu quien me de un poco de placer a mí, aproxímate y demuéstrame que recuerdas de nuestro primer encuentro.
Al levantarme, no pude evitar que un hilillo de líquidos vaginales escapara y fuera dejando un delgado rastro en el piso, verdaderamente me encontraba al borde del clímax.
Me arrodille y abrí mi boca, el continuaba fumando su cigarrillo, su verga entro e inundo mi garganta, con mucha suavidad metía y sacaba ese trozo de carne y sentía como se ponía mas duro, cuando creí que era el momento…la saque y me di vuelta, de espaldas a el, me acomode en sus piernas y me penetre sentándome, solo lo hice por escasos segundos, los suficientes para sacar su verga completamente embadurnada con mi leche.
Nuevamente me arrodille y me dispuse a disfrutar de algo de lo que mas me había gustado en nuestro primer encuentro, mame con mas pasión me sentía satisfecha de mirar que al igual que yo…el estaba gozando de mi boca, lo mire cerrar los ojos y escuche sus gemidos, atrapando para mi sola esos momentos.
- Espera Mariana, no quiero terminar aun, deja que me reponga un poco.
Haciendo caso omiso a sus palabras, apreté mis labios alrededor de su verga y aumente el mete y saca, esta ocasión estaba dispuesta a que me inundara la garganta con su leche, quería sentir su sabor a plenitud.
El trataba de apartarme empujando mi cabeza, pero yo me aferre con fuerzas a sus piernas y no lo solté hasta que un torrente salió disparado y golpeo el interior de mi boca inundándome con su leche caliente.
Sentí como su verga se hacia pequeña, mientras yo chupaba toda la leche, no deje escapar una sola gota.
Al soltarla de mi boca, lo mire y con una sonrisa llena de sensualidad y picardía le pregunte melosamente.
v ¿Te ha gustado como la mame?
- Por dios Mariana …me haz sacado toda la leche y la has tragado toda… ¡jamás había sentido tanta satisfacción!
Ahora fui yo quien se puso de pie y sirvió 2 copas, tenia mucho tiempo por delante y quería que el se repusiera, en mi mente planeaba despertar su verga y montarlo para demostrarle que sabia aprender muy bien lo que me enseñaban.
Apenas terminamos las copas, le dije que saldría a orinar, a lo que me respondió visiblemente emocionado.
- Espera Mariana, te acompaño…me gusta mirar como orinas.
Camino tras de mi y me miro agacharme, un fuerte torrente de orina salió de mi concha mientras el no perdía detalle.
Regresamos adentro y ahora fue el quien sirvió las copas. Al terminarlas reanudamos el acto sexual, esta ves fue el quien se adelanto a decir.
- Ahora es mi turno de arrancarte un orgasmo, sube a la meza y ponte en la misma posición como cuando orinas.
Subí a la meza y me puse en posición, se paro frente de mi y su boca busco la mía, nos fundimos en un apasionado beso, con el cual comprendí que no solo me estaba dando placer, sentí que igual un sentimiento de amor despertaba en ambos.
Su mano fue bajando lentamente por mi cuerpo, acaricio mis tetas, apretó mis pequeños pezones y se deslizó hacia mi conchita, jugueteo con mis vellos y después sus dedos entraron en mi concha, tocaban cada centímetro de mi interior y nuevamente mi cuerpo subía de temperatura, saco los dedos y ahora con sus yemas aprisionó mi botoncito, suavemente lo apretaba.
Un temblorcillo se apodero de mis piernas y sin dejar de besarme y apretando con un poco mas de fuerza, logro su objetivo en escasos minutos, un torrente de lecha salió y se esparció en la meza e incluso llego a sus rodillas.
Justo en ese momento dejo de besarme y los gemidos escaparon de mi garganta rompiendo el silencio.
v A,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a, estoy enloqueciendo de placerrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. Estaba por bajar de la meza, pero Joel me lo impidió diciendo las siguientes palabras.
- ¡No! Aun no eh terminado, espera un poco mas, así quédate no te muevas.
Mire hacia abajo y vi como se formaba un pequeño charco de liquido que aun escurría de mi conchita, parecía que no terminaría de salir, y en ese momento Joel se sentó en una silla de madera frente de mi y ahora nuevamente dirigió su boca a mi concha.
Pego sus labios a mi concha y metió su lengua, mientras tomaba mis nalgas con sus manos, sin decir nada metió despacio un dedo en mi ano, poco a poco, no sentí dolor o molestia alguno, solo placer.
Era la primera vez que algo entraba en mi ano, quizá la calentura del momento me hizo sentir que era algo sumamente delicioso, cerré los ojos y apreté mis labios al sentir que un orgasmo mas estaba por venir.
v A,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a…yaaaaaaaaaaa, espera voy a tener otro orgasmoooooooooooooooo.
Esta ves fue el quien ignoro mis palabras y se apresuro a sorber mis jugos.
Baje de la meza y caí sin fuerzas en el viejo sillón, Joel sirvió un par de copas mas y yo no puse objeción, esa noche estaba dispuesta a suplicar si era necesario, que me cogiera por el ano.
Después de descansar un rato, fui nuevamente a orinar, el me siguió y me miro hacerlo una ves mas. Ya de regreso mire su verga aun flácida, así que le pedí se sentara en el sillón, pero el me dijo lo siguiente.
- Espera Mariana, aun no tengo fuerzas, yo ya estoy muy viejo para reponerme como yo quisiera, sin embargo…tengo algo que puede servir para calmar tu fuego, mientras termino de reponerme, espera aquí, lo traeré esta en la camioneta.
Lo mire salir mientras yo me acomode en el sillón, el efecto de las copas ya me hacia efecto, me sentí un poco mareada, pero aun lucida. Cuando regreso, traía una caja que más bien parecía un estuche, lo abrió y mire lo que parecía una verga de plástico muy flexible, me miro y me dijo.
- Esto ayudara un poco, ¿quieres probar? Me harías feliz si aceptas.
Solo moví mi cabeza aprobando. El tomo la verga de plástico y la pego en la meza, se quedó fija balanceándose como si tuviese vida propia.
- Ahora sube y penétrate, solo imagina que es una verga real.
Con su ayuda subí a la meza, con los pies sobre la meza, tome con mi mano la verga y la dirigí a la entrada de mi concha, sentí como mis labios vaginales se abrían para dejar paso a esa verga, deje caer mi peso y toda entro hasta quedar solo fuera la base.
Me quede quieta unos segundos, hasta que el me sugirió lo siguiente.
Toma con tus manos tus tetas, acarícialas al tiempo que te mueves, coge a esa rica verga que tienes dentro.
Tome mis tetas y las acaricie, con suavidad mientras inicie a mover mis caderas en círculos, y por momentos me levantaba apenas dejando la punta del juguete dentro de mi concha, poco a poco fui tomando el gusto a esa verga artificial, estaba dura y se acoplaba a la perfección a mi sexo.
Me sorprendió mirar que Joel se apretaba con fuerza su verga, mientras observaba mi concha, con sorpresa mire que su verga revivía y se ponía dura.
Aumente la velocidad de mis movimientos al sentarme y apreté con mas fuerza mis tetas, minutos después deje salir la verga para soltar un chorro de líquidos vaginales, Joel camino y me ayudo a bajar de la meza, para decir lo siguiente.
- Mira como me tienes Mariana, ahora da la vuelta y chupa esa verga.
Apoye mis manos sobre la meza y abrí mi boca para chupar la verga, al tiempo que Joel abría mis piernas y me penetraba estando el tras de mi.
- A, a, a, a, a, a, a, a, a…que rico lo haces Mariana, no sabes cuanto deseaba estar así, es una fantasía que llevo guardada por años, y ahora es como si fuera realidad.
Mientras yo mamaba la verga y el me penetraba, seguí escuchando sus palabras y fui arrastrada por el morbo de la imaginación.
- Siempre soñé con estar así, con una mujer y otro hombre, que mientras yo me la cojo, ella le mame a el su verga, y después cambiar de lugar, a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a, seria algo formidable que esa verga fuera real y no un trozo de plástico.
Me saco su verga al tiempo que me decía que lo siguiera, se acomodo en el sillón y ahora me tomo de la cintura y con facilidad me subió para ayudarme a sentarme sobre el, mientras me penetraba, su verga se abrió paso y la sentí mas gruesa incluso que la semana pasada.
Tomo con sus manos mis tetas y las apretó, mientras hablaba casi en susurros a mi oído, haciéndome llegar a un estado inimaginable de excitación.
- ¿Te imaginas? Estar con dos hombres al mismo tiempo, mientras uno te coge rico, el otro te da a mamar su verga, o mejor aun, mientras tú le mamas la verga a uno, el otro te mama tu rica conchita, y quizá tener las dos vergas al mismo tiempo, una en tu concha y la otra en tu ano.
Cerré mis ojos y deje que mi mente imaginara haciendo lo que el me decía, ya mi cuerpo sudaba estaba en el momento mas excitado de la noche, las siguientes palabras que escuche, me hicieron suplicar algo que ya deseaba.
- ¿Lo harías? ¿Te dejarías coger por dos hombres al mismo tiempo?
v Si…si lo haría si tu me lo pides, soy tuya y puedes hacer conmigo lo que quieras…a, a, a, a, a, a, a, a, a, a… ¡por favor, hazlo por mi ano! Rómpelo, es tuyoooooooooooooooo…a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a.
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- No…aun no es tiempo, cuando decida hacerlo, tiene que ser muy especial. Ahora solo terminemos juntos una ves más, deja que tus jugos salgan no te detengas.
Ahora yo tome la iniciativa, mientras el se quedaba quieto, me moví haciendo círculos como hice en la meza, metía y sacaba dejando sola la puntita de su verga dentro de mi, mientras el continuaba apretando mis tetas y hablando a mi oído.
- ¡Eres una mujer muy caliente! Yo solo no podría satisfacer tus deseos sexuales, por lo que tendría que conseguir quien te coja, si tu vivieras a mi lado, te convertiría en una puta de lujo.
- Probarías muchas vergas, y terminarías disfrutando la situación, ¿te molesta que te llame puta?
v Noooooooooo, jamás me lo habían dicho, pero ahora creo que soy eso una puta, a, a, a, a, a, a, a, a, a, a, no puedo mas, voy a terminar en otro orgasmoooooooooooooooooo.
Las palabras de Román, tenían un efecto místico en mí, sin duda escuchar que me dijera puta, en otras circunstancias me habría molestado, pero ahora, me hacían sentirme eso…una puta, entregada a los placeres más prohibidos que había tenido.
Enterré mis uñas en sus piernas, mientras terminábamos en un acompasado orgasmo, el jadeaba y yo gemía, mientras una y otra ves me levantaba con sus manos para dejarme caer y sentir su verga explotando como un volcán de lava hirviente.
Con pasos vacilantes nos dirigimos a la cama, caímos desfallecidos y el cansancio nos hizo quedar dormidos profundamente, aun estaba obscuro cuando desperté al sentir su boca en mi concha, el deseo regreso a mi cuerpo y después yo fui quien deseaba mamar su verga, nos fundimos en un rico 69, rato después yo tenia un orgasmo mas y el solo se conformaba con el placer que había sentido, no pudo tener una erección mas.
Antes de salir de la cabaña, me dijo que tomara asiento y escuchara lo que tenia que decirme, me senté y puse atención a sus palabras.
- Mariana, en un par de semanas más, terminaremos la obra y tendré que marchar, quizá no volvamos a vernos… sin embargo, existe una alternativa, pero antes de tomar una decisión, quiero que lo pienses detenidamente, y el próximo viernes, me des una respuesta. ¿Estarías dispuesta a irte a vivir conmigo a la ciudad?
Trate de hablar, pero el me lo impidió.
- No…ahora no respondas, solo escucha y piénsalo con calma, si decidieras aceptar irte conmigo, ¿a que estas dispuesta? ¿Me complacerías en todo lo que te pidiera? Ahora, ve a casa y piensa en lo que ha pasado esta noche y ya me darás una respuesta la próxima semana.
Me vestí y Salí de la cabaña, sumida en mis pensamientos, luchando con las buenas costumbres que me habían enseñado, pero pese a todo…estaba dispuesta a dejar todo e irme con el hombre que había dado un giro a mi vida. La fragilidad de mi mente y la debilidad de mi cuerpo, me gritaban que tenía que seguirlo, si era necesario, hasta el fin del mundo.
Los días fueron toda una eternidad, mi nerviosismo era evidente, por momentos temí ser descubierta por mi esposo, y así llego el día que tenia que dar una respuesta a Joel y decidir que rumbo tomaría mi vida, mi esposo se despidió por la mañana repitiendo las palabras que ya sabia que diría.
- Mariana, voy a quedarme una vez mas en la obra, solo será este fin de semana mas, ya estamos terminando la obra y quizá el ingeniero se marche a mediados de la próxima semana, cierra bien la puerta por la noche y mañana nos vemos por la mañana.
Salió y se alejo sin imaginar o sospechar, que los fines de semana el ingeniero me cogía, mientras el cuidaba la bodega de materiales, pase el resto del día muy nerviosa, mirando la vivienda que mi esposo construyo para mi, la decisión estaba tomada.
Caían las primeras sombras de la noche, después de bañarme Salí con el cabello aun mojado, era otra noche calurosa, solo me puse un vestido rojo, el cual me llegaba muy por debajo de las rodillas como la mayoría de mis ropas, debajo no llevaba nada.
Camine con pasos pesados, quizá esa seria la última noche que estaría en brazos de Román.
Ahí estaba de pie y desnudo, un nudo en la garganta amenazaba con hacerme llorar, pero pude controlarme, al estar a su lado me abrazo y beso, como presintiendo mi respuesta.
Cuando estaba por hablar, tapo mi boca con su mano y se apresuro a decir.
- No…no me respondas ahora, primero vamos a disfrutar de nuestros cuerpos y ya al final escuchare tu respuesta.
Su sorpresa fue mayúscula al mirar que solo traía el vestido y debajo no llevaba nada, esta ves me pidió subir al sillón y apoyar mis manos en el respaldo, separo mis piernas y inicio con su lengua a chupar mi ano, sin duda estaba claro que el había descubierto las sensaciones que despertaba chupando mi ano.
Después de unos minutos, me dio la vuelta y ahora mamaba mi concha, esta ocasión sentí que lo hacia con mas pasión, pues en segundos logro hacerme venir, sin importar que lo mojaba con mis jugos, continuo chupando mientras mis gemidos se escuchaban con fuerza.
v A, a, a, a, a, a, a, a, a, a, a, asiiiiiiiiiiiiiiii…no te detengasssssssssssssss. A, a, a, a, a, a, a, a, a, a, a.
Cuando se aparto de mi lado, su verga estaba erecta y apuntando desafiante al techo, me apresure a meterla en mi boca estando el de pie, solo unos minutos después le pedí, me la metiera.
El sabía que es lo que yo deseaba, así que la metió y la saco de inmediato, mis jugos estaban embadurnados en su verga, nuevamente chupe y lentamente la fui dejando limpia, parecía que el tenia prisa por terminar el acto, pues se acomodo en el sillón y me sentó sobre de el, sentí miedo al sentir un poco de brusquedad en sus movimientos, pero lo deje terminar y esta ocasión, solo fue el quien termino inundando mi concha con su leche.
- No puedo mas… ¡por favor dime cual es tu decisión!
Lo mire un tanto con tristeza, pero mis palabras fueron sinceras.
v Yo… ¡no voy a dejar a mi esposo! Creo que no seria justo.
- Imaginaba cual seria tu respuesta, y créeme, me siento orgulloso de que así sea, sin embargo, quiero hacerte una propuesta mas.
- Si yo encuentro una forma de no perjudicar tu relación… ¿aceptarías ir a vivir conmigo?
v No comprendo, ¿Cómo podría ser posible una relación sin dejar a mi esposo?
- Te prometo que así será, solo quiero escuchar que me digas si estas dispuesta a intentarlo.
v Si, estoy dispuesta a intentarlo.
v En ese caso esta noche dejaremos así las cosas, iras a casa y mañana sabrás lo que he planeado.
Tome mi vestido y después de ponérmelo Salí para ir a casa, al día siguiente cuando Arturo llego a casa por la tarde, me dijo algo que me dejo fría por la sorpresa, ahora comprendía el plan de Román, para llevarme a su lado.
- ¡ Mariana! Tenemos que hablar de algo muy importante, ven sentémonos y por favor no me interrumpas… el ingeniero me ofrece ir a una obra que tienen en el norte del país, estaré con otro ingeniero y la paga es buena, solo que hay un problema tengo que ir solo, pero…me ha ofrecido que tu vayas a trabajar a su casa, mientras yo estoy fuera, y a mi regreso pasare por ti. ¿Qué opinas de la oferta?
Guarde silencio unos segundos, pensando que sin duda el ingeniero sabia lo que hacia.
v No se, creo que eres tu quien tiene que decidir, pero quizá seria mejor que yo me quede aquí a cuidar la casa.
La respuesta que le di, fue el empujón para darle aun mas confianza, sin duda el no imaginaba la relación que mantenía con su jefe.
- Mira, el ingeniero tiene razón, tu podrás ganar un poco de dinero y cuando la obra termine ambos regresaremos juntos, además el dice que su esposa es muy buena persona, pero bueno mañana vendrá a platicar con ambos, espero que me apoyes.
Esa noche Arturo me cogió, y mientras lo hacía yo soñaba con lo que me esperaba al lado de Román, Arturo no podía compararse con el, pues apenas tardaba unos cuantos minutos y terminaba inundando mi concha con su leche.
Justo al medio día llego Joel y estaciono la camioneta en la entrada de la casa, después de platicar el asunto, Arturo le dio una respuesta favorable, acordando que el me llevaría a su casa donde me instalaría con su esposa, antes de marcharse se dirigió a Arturo diciendo.
- Arturo, ¿puedes quedarte esta noche en la bodega? Muy temprano llegaran a sacar las herramientas y no quiero que este solo, ah y recuerda, el próximo lunes nos vamos a la capital.
Arturo estaba eufórico, yo igual pero tenía que aparentar mi estado de ánimo, por la tarde apenas se fue…Salí corriendo a la cabaña, mi curiosidad no podía esperar.
Apenas entré Joel me despojo de mis ropas, y mientras me penetraba, me decía que todo estaba arreglado, que en realidad el vivía solo y que una amiga le ayudaría fingiendo ser su esposa.
- Dime Mariana … ¿serás obediente? ¿Me vas a complacer en todo?
v Si, todo lo que me pidas…
- Gracias pequeña, ahora, ve a casa, porque el próximo lunes iniciara una nueva vida para ambos.
Me fui a casa, recordando las palabras de Román, en efecto el día llego y mi vida cambio por completo.
v P.D. en este momento estoy escribiendo el final de esa aventura, no demorare en subir el final, donde narrare como fue mi iniciación en el sexo anal y en encuentros con más de 2 hombres al mismo tiempo y por supuesto, como fue mi primera doble penetración.
Poco después…
La tarde era lluviosa, sin embargo… el calor seguía sintiéndose sofocante, incluso me atrevo a decir, que había aumentado su intensidad. Repentinamente sentí un irrefrenable deseo de despojarme de mis ropas y caminar por el patio de la casa completamente desnuda.
Deseaba sentir la lluvia mojando mi cuerpo desnudo, hacía varias semanas que mi cuerpo reclamaba ser atendido, pero solo podía tocarme yo misma, estaba sola en casa desde dos años atrás cuando mi esposo se fue a los estados unidos.
Ya no pude más, me apresure a desnudarme y después… salí a caminar por el patio, pero quizá por mi estado de excitación, los recuerdos vinieron a mi mente repentinamente, como hipnotizada me dirigí a la entrada de la casa, mire a los lados, el camino estaba desierto como siempre.
Todo mi cuerpo estaba mojado, pero pese a ello… seguía caliente, camine lentamente por la vereda que me lleva a la cabaña distante unos 200 metros de la casa, esa cabaña donde había pasado las mejores noches de mi vida, esa cabaña donde un hombre maduro me había enseñado a disfrutar del placer sexual.
Román… el ingeniero que me había enseñado a mamar una verga, el hombre que me había dado sexo oral. Lo recordaba muy bien, pero solo eso me quedaba… el recuerdo.
Ya empezaba a obscurecer cuando fui de regreso a la casa, la lluvia seguía cayendo, cuando entre a la casa, seque mi cuerpo con la toalla y me recosté en la cama, con mis manos acaricie mi cuerpo, deteniéndome un poco en mis pequeñas tetas, me daba ligeros pellizcos en los pezones.
Introduje mis dedos en mi chocho, yo misma chupaba mis jugos vaginales, cerraba los ojos y recordaba las caricias de Román. Lejos de calmar mi apetito sexual, todo resultaba contraproducente, pasaban los días y mi calentura aumentaba.
Los siguientes días las cosas no cambiaron para nada, por las mañanas me salía al campo, a juntar leña para cocinar, aprovechaba para bañarme en el rio lejano, lugar donde era difícil ser observada, regresaba ya entrada la tarde a casa.
Había tomado por costumbre dormir desnuda, soñando con Román, lo miraba entrar y tomarme en sus fuertes brazos, me llevaba a la cabaña y ahí volvía acogerme. Pero despertaba y me daba cuenta que solo era un sueño más.
La temporada de lluvias pasó y llego el otoño, las hojas de los árboles cubrían las veredas, con la llegada del invierno iniciaban los preparativos de las fiestas decembrinas y también las fiestas patronales del pueblo, yo no acostumbraba divertirme, prefería quedarme en casa, haciendo lo que tanto me gustaba.
Caminar desnuda hasta la cabaña y darme placer con mis manos, fue una tarde cuando el destino me tenía reservada una gran sorpresa, estaba por despojarme de mis ropas para ir a la cabaña, cuando los perros ladraron anunciando que alguien se aproximaba.
Volví a vestirme y salí justo cuando un chiquillo gritaba mi nombre.
–¡ Mariana!
-¿Qué sucede?
–Me manda el señor Damián a buscarte, en la presidencia hay alguien que te busca.
-¿Alguien que me busca? ¿Sabes de quien se trata?
–No sé… es un hombre viejo que dice conocerte.
Mi corazón se aceleró de inmediato, solo podía ser Román, apresuré mis pasos y cuando llegue a la presidencia, mire a un hombre desconocido, alto, quizá un poco más que Román, de piel blanca y ojos azules, su cabello completamente blanco por las canas.
Su sonrisa era atractiva y cautivadora, de apariencia viril. Tímidamente baje la mirada y salude al presidente municipal.
-¡Buenas tardes! ¿Mando llamarme?
_Así es Mariana. Mira… te presento al señor Roberto.
-¡Buenas tardes señor!
__ ¡Hola Mariana! Es un gusto conocerte, bueno… pues yo… soy amigo del ingeniero Román… ¿lo recuerdas?
Levante la mirada y sin poder ocultar la emoción respondí.
-¡Si… claro que lo recuerdo! Él… vivió unos meses en una cabaña de nuestra propiedad.
_Pues bien Mariana, el asunto es que aquí el señor, vino a pasar uso días en el pueblo, preguntaba por tu esposo, pero todos sabemos que aun no regresa de los estados unidos, así que por eso mande llamarte, y bueno, aclarado que si conoces al ingeniero, pues ahora toca a este señor decirte que lo trae por aquí.
__Bueno Mariana. El asunto es… que quiero que me alquiles unos días esa cabaña, ¿sabes? Soy pintor y mi finalidad es pintar algunos paisajes de estos rumbos, ya Joel me dio tantos detalles de este hermoso lugar que no pude perder la oportunidad de venir a comprobarlo yo mismo.
Sentí cierto recelo, pero todo cuanto me decía era verdad, y si Joel lo había enviado, quizá tenía algo que decirme, pero a solas cuando nadie nos escuchara, así que respondí tratando de no parecer demasiado accesible.
-La cabaña está vacía, no tiene nada, no hay cama, no hay absolutamente nada, si le sirve… ¡puede usarla! Usted pague lo que considere adecuado.
Arreglado el asunto, fui de regreso a la casa, caminando al lado de ese hombre atractivo. Me sentía confundida, su atractivo era tal que de inmediato sentí una poderosa atracción hacia él. Hicimos el trayecto en completo silencio, pasamos de largo por la casa, llegamos a la cabaña y le di las llaves.
-Pues aquí es. Yo vivo en la casa que pasamos antes, si necesita algo… ¡puede ir!
__¡Gracias Mariana! Solo me gustaría beber una taza de café caliente por la noche, ahora iré de regreso al pueblo a comprar algunas cosas que me sirvan para dormir.
-Cuando regrese. Pase por la casa y con gusto le daré esa taza de café.
Rápidamente cayó la noche, los ladridos de los perros me avisaron que ya regresaba don Roberto a la cabaña, corrí a la entrada y lo vi caminar por la vereda, venia con un par de muchachos, quienes cargaban algunas cosas que había comprado, una colchoneta y un par de sillas de madera.
Los muchachos se adelantaron mientras Roberto detenía sus pasos frente de mí.
__ ¡Buenas noches Mariana!
-¡Buenas noches!
__Me preguntaba, si podrías llevarme el café a la cabaña, me gustaría charlar un poco contigo, tengo un recado de Joel para ti.
Sus palabras me dieron el ánimo para ir yo misma y llevarle el café, me apresure a encender la estufa y calenté la olla de café, escuche cuando los jóvenes pasaban de regreso hacia el pueblo. Tome la olla y dirigí mis pasos a la cabaña.
Roberto estaba acomodando las cosas que había comprado, me invito a pasar, mientras él acomodaba la colchoneta yo serví el café, después nos sentamos en las sillas y él me dijo lo que Joel me había mandado decir con él.
__ Joel me ha pedido decirte que vendrá a verte en el mes de Enero, claro si tú lo recibes. De hecho… tengo que llamarlo mañana por la mañana para decirle si estás de acuerdo.
No tuve la menor duda, de inmediato le respondí que si deseaba recibirlo, en ese momento no me di cuenta de las miradas de deseo que Roberto me dirigía, no sabía que el mismo Joel lo había enviado para preparar el camino y claro… tampoco sabía que también Joel lo había enviado para que me cogiera.
-Tengo que regresar a casa. Si necesita algo, puede ir por la mañana.
__ ¡Gracias Mariana! Por cierto… tengo algo para ti… ¡es algo que Joel te envía!
Tímidamente tomé la bolsa que me daba y salí para apresurarme a ir a la casa. Cerré la puerta por dentro con seguro, desgarre la bolsa y tome lo que había dentro, era un hermoso vestido color amarillo, no había tenido uno igual, también había unas zapatillas negras y un sobre cerrado.
Deje las zapatillas y el vestido sobre la cama y rasgué el sobre.
_____ ¡Hola Mariana preciosa! No sabes cuánto lamento que no hayas aceptado vivir a mi lado, sin embargo, se que estás sola en casa, se que tu esposo se fue a los estados unidos, hace mucho tiempo pensé en ir a verte, pero no estaba seguro de ser bien recibido.
_____ ¿Recuerdas nuestra última charla? Cuando te dije que serias mi mujer, también te dije que te entregaría a mis amigos, pues yo solo no lograría calmar tu apetito sexual, ¿lo recuerdas? Tú aceptaste, pero aun no sé porque cambiaste de parecer.
_____En fin, el asunto es que Roberto es mi mejor amigo, el sabe lo que pasó entre nosotros, solo voy a esperar su llamada para poder ir a visitarte, sin embargo… no podrá ser pronto, podre hacerlo en Enero, pero aprovechando el momento, espero que estés dispuesta a entregarte a mi gran amigo Roberto.
____El no te pedirá nada que no desees, si estás dispuesta, entonces solo tienes que tomar tu misma la iniciativa y pasar la noche con él. Tú eres una chica inteligente y sabes cómo seducirlo, espero que pasen buenos momentos juntos.
____ ¡Por favor… avísame si puedo visitarte!
Al terminar de leer la carta, no perdí el tiempo, volví a dirigirme a la cabaña tenía que decirle a Roberto que podía decirle que si estaba dispuesta a recibirlo, ¿cómo podía negarme a aceptarlo?
Cuando entre al patio de la cabaña, no me esperaba la sorpresa que me encontraría, Roberto estaba recostado en la colchoneta, completamente desnudo. De inmediato recordé los momentos cuando conocí a Roma, sucedió de la misma forma. Roberto se apresuro a levantarse y me invito a sentarme en la silla.
__ ¡Espero que no te importe verme desnudo! El calor es intenso, estamos en pleno invierno, pero aun así se siente el calor.
Tratando de no verlo de frente, baje la mirada y respondí con cierto pudor.
-Si… es verdad, aquí siempre hace calor, yo… solo vengo a decirle que le diga a Joel que si puede venir a visitarme.
__Mañana mismo le hare la llamada, Mariana … ¿sabes que me ha dicho lo de su relación? ¡Vamos… levanta la cabeza y mírame a los ojos!
-Si… me lo ha dicho en la carta que me ha enviado.
____Entonces. ¿Estás de acuerdo en ser mi mujer?
No pude responderle, volví a bajar la mirada y el aprovecho para aproximarme, tomo mi mano y me hizo tomar su verga. La sentí palpitar, era aun más grande que la de Román, ágilmente tomo la parte baja del vestido y me despojo de él, lo mismo sucedió con mi sostén y con mis pantaletas.
No hubo palabras, rodeo mi cintura atrayéndome hacia él, sus grandes nalgas tomaron mis nalgas y las apretó causándome un poco de dolor, aproximo su boca a mis tetas y las chupo con brusquedad.
Mordisqueaba mis pezones, sentí dolor, pero extrañamente empezó a gustarme su forma brusca de tomarme.
Mis pezones estaban adoloridos e hinchados, jamás los había tenido tan grandes como en ese momento, me recostó en la colchoneta y abrió mis piernas, hundió su cabeza y paso su lengua por mi concha y por mi ano.
Era formidable la forma que lo hacía, su lengua parecía de fuego, de forma magistral lograba meterla en mi concha y cuando pasaba por mi ano me hacia retorcerme de placer.
Todo el deseo que llevaba acumulado salió a flote, no pude evitar gemir como una hembra en celo.
-Ssssiiiiiiiiiiiiiiiiii aaaaaaaaaaaaaa asiiiiiiiiiiiiiiiiiiii mássssssssssssss. Aaaaaaaaaaaaaa. Mmmmm ¡que rico se siente! Aaaaaaaaaa.
Repentinamente me dio la vuelta poniéndome en cuatro patas, separo mis nalgas con sus grandes manos y volvió a chupar mi ano, su lengua lograba entrar unos cuantos centímetros, los suficientes para llevarme al extremo placer.
Aaaaaaaaaa yyyyaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaa yyyaaaaaaaaaa. Cuando se aparto… me di cuenta del tamaño que había alcanzado su hermosa verga, me volvió a dar la vuelta y se acomodo entre mis piernas. Puso en la entrada de mi concha su verga y la fue metiendo despacio.
Todo mi cuerpo estaba bañado en sudor, podía sentir como se abrían mis labios vaginales, sentí dolor, como si esa noche fuera desflorada. Por fin la metió toda, se quedo quieto unos minutos, su sudor resbalaba por su frente cayendo a m pecho.
_____ ¡Ya la tienes toda dentro! ¡Qué rico chocho tienes Mariana! U y… aprietas muy sabroso linda.
Repentinamente comenzó a moverse con rapidez, metía y sacaba, sentí morir de placer, su verga era deliciosa, no tardo mucho en eyacular dentro de mí… sentí su semen inundarme, estaba caliente, parecía lava hirviendo.
Cuando saco su verga, estaba cubierta por mis líquidos espumosos. Se sentó en la silla y señalo su verga al tiempo que decía.
_____Ahora es tu turno, demuéstrame lo que te enseño a hacer Joel.
Me arrodille y abrí la boca, de momento su verga ya estaba perdiendo fuerza, un poco flácida, rápidamente logre meterla todo en mi boca, me gusto el sabor de su semen mezclado con mis jugos vaginales.
Roberto extendió su mano y acaricio mi conchita, metía y sacaba sus dedos, como si fuera otra verga, rápidamente me hizo excitarme más.
_____Si que sabes coger pequeña. Creo que le diré a Joel que venga pronto, me gustaría que te cogiéramos los dos al mismo tiempo, sería fabuloso. Te llenaríamos de leche, te haríamos gritar de placer. Aaaaaaaaa. Siiiiiiiiiiiiiiii que ricoooooooooooooo.
Rápidamente me extrajo su verga de la boca, me empino y me la volvió a meter por el chocho, bombeo con fuerza y siguió diciéndome lo que me harían él y Joel.
_____Seguro que deseas sentir nuestras vergas al mismo tiempo. Imagina tu ano con mi verga y por tu chocho la de Joel, después… mamarias la de alguno, mientras el otro te coge.
En ese momento ya estaba como poseída, no me importaba nada, me desinhibí y grite extasiada de placer.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaa siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii quiero que me cojan los dosssssssssssss. Aaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaa. Quiero ser la mujer de ambos. Aaaaaaaaaaaaaaa.
_____ ¿Estás segura? ¿Harás todo cuanto te pidamos?
-Siiiiiiiiiiiiiii. Todoooooooooooo. Aaaaaaaaaaaaaa.
El momento supremo llego, ambos terminamos de forma sincronizada, nuestros líquidos se mezclaron, al igual que nuestro sudor. Nos quedamos dormidos ahí en la colchoneta. Por la mañana me levante y me dirigí a la casa, no sin antes escuchar lo que Roberto me decía.
______Iré al pueblo a llamar a Joel, le diré que venga cuanto antes, de ser posible mañana mismo. Quiero que vayas a tu casa y te bañes, después… regresas aquí, me esperas desnuda. De ser posible… camina desnuda hasta aquí.
Obedecí todo cuanto me pidió, aun sentía palpitar mi conchita, estaba abierta, mis pezones seguían hinchados, pero no podía negarlo. Había pasado una buena noche. Y si Joel aceptaba venir al pueblo, estaba dispuesta a entregarme a los dos al mismo tiempo.
Lo vi venir de regreso, apenas entro se apresuro a desnudarse, se acomodo en la silla y me pidió arrodillarme.
_______ ¡Quiero que mames mi verga mientras te doy la respuesta de Joel!
Su verga inundo mi garganta, comencé a chupar mientras él me daba la buena noticia y volví a experimentar la excitación de los días pasados.
_____ ¡Lo he convencido! Le conté lo sucedido anoche y acepto venir mañana mismo, así que muy pronto sentirás dos vergas al mismo tiempo.
Ese día me hizo mamar mucho tiempo su verga, pero no me cogió, yo ya estaba muy caliente y esperaba ansiosa la llegada de Joel. Lo cual sucedió al día siguiente… pero esa será una nueva historia.
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