Sexo con el jardinero, siendo yo una jovencita.
Sexo con el jardinero, siendo yo una jovencita.
Sexo con el jardinero, siendo yo una jovencita
Me llamo Bere. Soy de Michoacán, México. Soy morenita de cabello y ojos negros, mido 1.60, de facciones muy finitas en la cara que me hacen ver más chica. Siempre he sido delgada, de niña era muy flaquita y ahora que tengo 23 soy delgada y acinturada. No tengo senos grandes, pero si buen culito paradito y redondo para compensar.
En una ocasión cuando tenía 18 años mi mama decidió traer a un jardinero para arreglar las jardineras de nuestra casa. No eran muy grandes, pero les faltaba mantenimiento y una amiga de mi mama le recomendó un señor que hacia jardinería en su casa.
Yo ya llevaba un par de semanas sin tener verga dentro de mi así que ya estaba muy caliente y deseosa. Cuando vi llegar al señor inmediatamente supe que tenía que tener su leche.
Era un señor de 45 años de nombre Roberto, casado con un par de hijos. Media como 1.75, era fornido como musculoso, pero al mismo tiempo gordito, moreno de tanto trabajar en el sol y con una cara muy seria que parecía enojado todo el tiempo.
El problema era encontrar como quedarme sola con él. Afortunadamente no tardó mucho en pasar.
Mientras mi mama estaba dentro de la casa haciendo otras cosas yo aproveche para salir a calentar al señor Roberto. No fue difícil. Me puse una blusa que me quedaba floja de mangas cortas, obvio sin nada abajo, y un short blanco cortito que casi parecían calzones. Sali al patio donde él estaba y lo salude.
Cuando volteo a verme no hizo ninguna cara de reacción, pero si me miro callado durante unos segundos antes de devolverme el saludo. Le ofrecí agua, pero él dijo que no, que estaba bien, y regresé a mi cuarto. Durante un momento me desesperé porque no sabía cómo podía hacer algo con mi mama ahí pero entonces tuve suerte.
Mi mama fue con el jardinero y le dijo que quería poner ciertas plantas en esas jardineras y el señor Roberto le dijo que tendría que traerlas del vivero para poder dejar todo listo. Mi mama decidió ir y dijo que no tardaría más de una hora en lo que escogía que quería y todo.
Yo me emocione de saber que me iba a quedar sola con el así que espere a que se fuera mi mamay en cuanto pude salí de mi cuarto a hablar con él.
-Oye te puedo ayudar con la jardinera? ¿me gusta hacer esas cosas? – Le dije. El me vio y con una leve sonrisa me y dijo: -si quieres ayúdame un rato pues. –
Roberto estaba hincado frente a la jardinera apoyando su cuerpo sobre sus talones entonces aproveche para ponerme frente a él y utilizar su bulto como mi silla. Se sobre salto un poco por la confianza con la que me acomode sobre el pero no le molesto para nada.
-Ponte los guantes para que no te ensucies. – Me dijo mientras se los quitaba de las manos y me los ponía. Empezó a decirme que hacer y yo me hacia la tonta parando mi culito y tallándolo sobre su bulto. Mientras el fingía que me daba instrucciones puso su mano por «accidente» por dentro de mis muslos y ahí la dejo un momento. Como vio que yo me movía para que su mano entrara más decidió tomar la iniciativa. Tomo la parte interna de mi muslo casi a la altura de mi puchito y como los shorts eran muy cortitos podía meter un dedo fácilmente a mi rajita. Acerco su mano y comenzó a meter el pulgar y a sentir mis labiecitos. Yo comenzó a respirar más agitada y sonreía mucho para que el viera que me gustaba.
Roberto ya había notado que estaba bastante húmeda y caliente pero no hacia ninguna expresión, seguía fingiendo que me daba instrucciones sobre la jardinera, pero yo sentía todo su dedo pulgar bajando y subiendo sobre mi rajita bien mojada. Ya no podía con la calentura y decidí arriesgarme.
– ¿Te puedo chupar la pija? – Le dije un poco desesperada ya.
-A poco si mamita? – Me contesto viéndome con una sonrisa. -Si se siente que estas bien caliente ¿ya te falta verga? –
Me gusto que de repente ya me tenía confianza porque se dio cuenta de que zorrita soy.
-Hace cuanto que no te dan pija mamita? – Pregunto Roberto mientras me acariciaba la panochita arriba del short.
-Desde hace como dos semanas- Le conteste poniendo cara como triste.
-Ah pues ya te falta. Vamos a tu cuarto. – Nos levantamos dejamos los guantes y las cosas de jardinería y entramos en mi cuarto. Una vez adentro cambio bastante su actitud, pero eso me gusto.
-Mira, zorrita, no tenemos mucho tiempo así que a lo que vamos. Mi vieja no me afloja hace un mes así que me voy a desquitar contigo y como se ve que eres bien puta voy a desquitar con todo. –
Yo le sonreí, me quite rápido la ropa y me hinque. Pero el rápido me agarro del brazo y me acostó boca arriba en la cama. Se desabrocho el pantalón y lo bajo con todo y calzones hasta la mitad de sus muslos. Salió su verga dura ya media unos 16 cm, pero de buen grosor como me gustan. Me agarro de las piernas, me jalo a la orilla de la cama y le escupió a mi rajita. Acomodo su verga en la entrada y me la dejo ir de golpe.
Me salió un gemido que casi parecido grito, pero por lo mojada que estaba de tan caliente no fue tan doloroso. Además, ya tenía práctica.
Comenzó de inmediato a bombear a velocidad como si estuviera urgido. Yo solo gozaba con cada metida que me daba.
-Toma puta! ¡Toma! ¿Querías verga piche mocosa piruja? aquí esta tu verga… si te entro como si nada pinche zorra. –
Me excitaba de sobre manera que empezara a hablarme así.
-Si papi soy tu putita! ¡Viólame duro! ¡Úsame como quieras! – Le decía mientras me daba más duro y rápido.
-Como me prende que te encante la verga zorra! ¡Si eres una putita bien entrenada! – Me decía Roberto mientras abusaba de mi rajita como quería.
Estuvo no más de 10 minutos dándome duro. Yo solo pude arquear la espalda hacia arriba cuando tuve un fuerte orgasmo y cerré los ojos. El noto me estaba viniendo y le dio aún más duro. Se prendió tanto de verme en mi orgasmo que comenzó a venirse el también. Me saco rápido la verga de la panchita, me levanto del brazo, y me cinco enfrente de él.
-Abre la boca perrita! ¡Ábrela bien! ¡Ahí te va tu leche puta! – Abrí la boca mientras él se masturbaba y justo cuando se vino me la metió hasta el fondo casi hasta la garganta y comenzó a aventar todos sus chorros de leche caliente. Era muchísima deliciosa leche amarguita y calientita directa en mi garganta. Si se veía que llevaba un mes sin coger por todo lo que salió y yo la tragaba toda. Sostenía con fuerza mi cabeza contra su verga hasta el fondo de mi garganta para que no fuera a dejar de tragar leche. Yo casi no podía respirar, pero no quería dejar que nada se me fuera así que aguante como pude. Cuando por fin me soltó me la saque tosiendo y agarrando aire.
-A ver voltea. – Me dijo mientras yo seguía incida y cuando voltee me empezó a restregar su verga babosa de mi saliva y mis juguitos por toda la cara. Después se agacho un poco y me metió dos dedos de golpe en mi rajita. Hice una respiración de golpe como sorpresa y él se sacó los dos dedos, se los llevó a la boca, y los chupo como dulce.
-Gracias por el desquite. – Me dijo y subió sus pantalones y salió a seguir trabajando en la jardinera. Me quede tumbada un momento reponiéndome de todo y cuando escuche que mi mama volvió me levante y me metí al baño para acomodarme como si nada hubiera pasado. Roberto termino su trabajo y se fue.




